Chávez – Maduro

Estoy convencido, totalmente convencido, que al Comandante Chávez, no le corrió por la cabeza que se iba a morir.

Un tipo formado en los paracaidistas venezolanos, que se había bancado un golpe de estado, que no era una carmelita descalza, sino que los paracaidistas son una fuerza de élite preparada para lo peor.

Todavía tengo frescos en mi memoria las salvajadas que hicieron los paracaidistas franceses en la Batalla de Argelia y me traen un retrogusto amargo a la garganta.

Todavía deben de quedar, en nuestro país, algunos descendientes de los miembros de la OAS (Organización Armada Secreta francesa) que emigraron a nuestro litoral norte e hicieron grandes plantaciones de citrus y manzanas.
Los paracaidistas se preparan para caer por la retaguardia enemiga, aerotransportados y sin ayuda de terceros y por sus propios medios limpiarle el campo al avance de sus tropas propias y en su entrenamiento dominan todas las formas de ataque y defensa, siempre a muerte.

Chávez entrenado en ese rigor y comandante de ese tipo de fuerza tenía que tener necesariamente una formación que lo indujera a elegir los mejores para las peores tareas, y una fortaleza mental para afrontar circunstancias límites.
Cuando vio que el tema de su enfermedad estaba peliagudo confió en los médicos cubanos a pesar de que otros médicos con intereses propios y politizados le vaticinaban las atrocidades más grandes y le daban poca vida, pero era hombre formado para tales eventos sea la muerte propia o la ajena.
Chávez tuvo que elegir a un sujeto que le aguantara el gobierno hasta que él volviera.
También tuvo que sopesar que cuando él volviera el sillón estuviera vacío y no ocupado por un tercero.

Eligió a este hombre muy limitado, que en un principio se limitaba a ir a Cuba a ver como estaba Chávez y no ejercía el gobierno como esa figura apócrifa de vicepresidente a dedo y como mandatario del presidente.
Pasaba más en Cuba que en Venezuela como si la propia Venezuela se gobernara sola.
No estoy seguro para nada que Chávez haya muerto en el lugar y fecha indicados oficialmente y eso no cambia el mundo, ni la cosa, simplemente deja latente un cuento de mentiras no aclaradas.

Los médicos embalsamadores españoles fueron vistos antes en Cuba, pero eso no cambia para nada la cosa, simplemente convierte en una parodia todas las ideas y vueltas en torno a que está en Venezuela y está vivo..
Fotografías trucadas a diestra y siniestra a las cuales se prestaron unos cuantos, empezando por una de las hijas del finado, o futuro finado, claro que al marido de una de ellas ya fue nombrado vicepresidente de Venezuela, todo tiene un precio en la vida y en la muerte también.

Viene la elección celebrada a contrapelo con quemazón de votos y hasta la OEA anduvo en la vuelta del segundo recuento de votos cosa que no ocurrió ni ocurrirá, por los votos quemados.

Este hombre Maduro, dicen de origen colombiano, gran repetidor en los años escolares porque la cabecita no le daba, que parece medio lelo, si uno lo mira con un ojo solo, resulta que “habla con los pajaricos”, bueno mejor dicho les chifla y ellos a él también y le traen mensajes de Chávez, de allá arriba donde dice que está.
Lo he visto bailando con unas jóvenes venezolanas y luce más torpe aún.
Venezuela está pasando por una de las crisis más graves de su historia que va de la ausencia de los artículos de primera necesidad y también para limpiarse las necesidades como el papel toilette como ellos le llaman al papel higiénico.
Hoy vi en la prensa venezolana el cuerpo de un hombre muerto por una avalancha desbocada tras un litro de leche.

Los milicianos castristas están en la nueva Venecia latinamericana, pero hasta cuando van a soportar una inflación del treinta y pico por ciento en pocos meses.
Chávez el gran mensajero de petrodólares que mandaba y llevaba valijas a los distintos países amigos del entorno, ya no está y el que está lo sustituye mal y no con la generosidad en que lo hacía el finado.
Tenemos a doña Kristina que meta a darle a la boca con botox y en los comicios del domingo pasado dicen los que saben esas cosas que se le maneó la yegua y que el parto de las elecciones nacionales viene de cadera.

Para cerrar estas líneas me vienen a la memoria unos versos de Campoamor que dicen:
“¡La vida! No es la vida que viviremos:
La vida es el humor, es el recuerdo,
Por eso hay muertos que en el mundo viven,
Y hombres que viven en el mundo muertos”
Campoamor no escribió esto pensando en Chávez ni en Maduro pero le caben como anillo al dedo.