Disfrazando la realidad

O meros barbarismos. Sé que con este artículo voy a lograr que unas cuantas activistas me vituperen mentalmente y si les da la nafta por escrito, alguien puede estar torciendo la realidad en beneficio propio.

Pero hay cosas que empiezan con buenas intenciones o intenciones retorcidas y un grupo pretende imponer sus ideas, gustos o sus costumbres por otro, que lo apoyará con conocimiento de causa o desapercibidamente.

Vamos al principio, me ha pasado varias veces, en que se organiza una comida entre amigos hombres o familiar mixta, nada más lejano de lo comercial, el típico asado nuestro, o sea, tirar algunas achuras a las brasas y nos cae como peludo de regalo un vegetariano, sin noticia previa, o más radical todavía, un vegano y el que se está cocinando las tripas propias frente a las brasas, en esta época se le rompen todos los esquemas, entre otras cosas imprevisibles y después dicen ¿por qué se mama el asador? .

He salido expreso a los súper a comprar brochettes de verduras, cosa que se produce para ese limitado grupo humano o algún enfermo físico y no mental, y como bombero no tengo la menor suerte, porque de esas cosas se producen pocas, cuando se producen y a última hora no hay ni para remedio.

Lo lógico, lo prudente, sería que aquel que es la excepción de lo normal, se traiga su viandita y deje al de la parrilla que está muriéndose de calor con el fuego, luche con lo suyo, o sea los chinchulines, las pamplonas, las mollejas, los chotos, los cantimpalos, los chorizos, los provolones, los riñones a la tela y en un rincón de la parrilla no tenga que luchar con un par de mitades de berenjena, zapallitos de tronco, algún decente morrón, sin echarle ningún gusto porque por lo general los gustos algo animal tienen.

Me paso la película y siempre llego a la misma conclusión, los albañiles y demás obreros que trabajan con el físico, no les da por ser vegetarianos, porque con un montón de horas dándole a la pala o a los baldes o voleando ladrillos al andamio, no tienen tiempo de pensar pavadas y si arman un cigarrillo, que me perdone Vázquez es para darle un respiro al cuerpo, porque el cigarrillo armado es más caro, pero no da la oportunidad de escarbar la tabaquera, que en español no es mala palabra y en portugués- brasileño, es una palabrota, pero nosotros a la tabaquera de goma le llamamos familiarmente “culo de burro”, mientras la escarbamos, acomodamos la hojilla, emparejamos el tabaco, sacamos alguna brizna que sobresale y con unos cuantos lametazos, dejamos un cigarrillo que parecerá una cola de ratón, pero justificó mi descanso, sin que el capataz pueda decirme nada.

Voleando ladrillos al andamio ya la cosa no es lo mismo, porque si yo me meto en esos menesteres, primero tendría que pedir “mano” y dejaría parados a 5 o 6 compañeros esperando.

Me acuerdo de un compañero de Durazno, el Chicho Alonzo, si con “z”, como son los de Durazno y algunos de Paso de los Toros, Tacuarembó, Florida, Sarandí Grande, son muy pocos y el Chicho de muchacho resolvió venirse a Montevideo, para estudiar abogacía y como buen criollo, lo que sabía hacer bien era ensillar el mate y cuando no había más remedio meter el físico con el pico y la pala, para lo que fuera.

Los viejos en campaña, no había a quien recurrir y no hubo más remedio y así fue, agarró para la construcción y como nuevo que era, fue pala, pala y meta pala, al día siguiente estaba como si le hubiera pasado una aplanadora por arriba, se presentó a la obra a trabajar y un veterano también del interior, le dijo “¿Hermano Ud. no arma?

Ahí fue donde aprendió que a pesar del Dr. Vázquez el cuerpo de un peón de la construcción respira mientas se arma un cigarrillo.

El peón de a caballo, lo he visto picar naco y armar chala arriba de un caballo medio bellaco, sin que se le cayera nada y eso que picaba el naco con un pedazo de hoja de sierra de carnicería, afilada del lado de los dientes.

Claro que me contaba el otro día un muchacho que está en eso de la construcción, que hay capataces de empresas que los obligan a fumar armado o traerlo armado a la obra, si quieren fumar, total el cuerpo que no es el de los patrones que lo parta un rayo.

Por algo dicen que no hay cuña que la del mismo palo, el asado de aguja (puchero, que le decían las viejas de antes) ya no se come todos los días, sino que solamente los viernes, los demás días los obreros se traen una tortilla al pan en la vianda o un refuerzo de mortadela o algo similar.

Antes un peón hacía la colecta y a las 11 prendía el fuego y echaba a las brasas de tabla de pino curtida con portland que le daba un gustito y un olorcito muy especial al asado de aguja.
Tiene más grasa, por supuesto que sí. ¿Y qué? el obrero de la construcción y el peón de campo no tienen colesterol, ni del malo, ni del bueno, porque la grasa que sea la largan por los poros metiendo físico, con un ratito de descanso.

Ahora eso de vegetariano o vegano, no me corre por la cabeza que pueda ser un tema de los obreros de la construcción o de todos los obreros en general, porque desde el andamio, no tienen tiempo de andar pensando pavadas y cuando se bajan están tan cansados que tampoco.

Los vegetarianos o veganos se pueden dar ese lujo porque nunca pasaron hambre, si!!! digo hambre!!!, acostarse a dormir por la noche y que le chiflen las tripas!!!.

Una hojita de lechuga no satisface, un churrasco mal que bien entretiene el estómago.
Hay muchas cosas en el día de hoy que la gente pierde el tiempo con ellas por ocio, con la excusa de cuidarse.

Leí un artículo muy bueno de Gabriel Pereira en el Observador.

El femicidio, otro tema fabricado, mataron 7 mujeres en lo que va del año contra cuarenta y pico de varones.

Inventaron para conseguir votos una figura jurídica igual al homicidio, con la única diferencia en el género del finado, entiéndame bien, es mujer, no hombre.

Hoy me enteré de una asesina de dos viejitos y su hija, salió de la cárcel después de 14 años y el marido sigue adentro por unos años más.

14 años por tres vidas, para quedárseles con la casa, me parece demasiado poco, si el finado trabajó toda una vida para hacerse la casita y para desposeerlo lo matan y lo entierran en el fondo.

La ley justa eran 30 años de cárcel y 15 años de medidas de seguridad no eliminativas, así maten mujeres, hombres, niños adrede, no por accidente, no por homicidio culposo, sino intencional y con los agravantes del caso.

Hoy matan y a los 8 años están de vuelta en la calle.

Una mujer se quería hacer una aborto y el marido pidió amparo judicial para que no se lo hiciera.

Lo correcto hubiera sido que lo dejaran nacer y que luego lo criara el marido, pero, con estas leyes caza votos, la dueña de la vida del feto, que en definitiva es un proyecto de ser humano completo, es la madre, porque la madre vota y el feto, si no cometen infanticidio que es en resumidas cuentas el verdadero nombre de un aborto, votará después de los 18 años, si la madre ínterin no le impide llegar.

Fenómeno fomentar figuras y nombres nuevos para delitos tan viejos, como el hombre en sociedad y ante el derecho.

Para aparentar que se está cumpliendo con seres desvalidos, inventándole neologismos a crímenes viejos.
El uxoricidio ahora es femicidio cuando están casados, o en concubinato, o tienen relaciones consentidas, o si la conoce de los mandados.

Pero si no la conoce será un homicidio como si le pasa con el auto por arriba pero con intención de matar será un homicidio común y corriente, con los agravantes del caso.

Qué manera de pensar pavadas y dejarlas por escrito como leyes pensadas sanamente, y percibir el tal sueldo, cuando se hicieron con la legislación anterior dejándole los mismos nombres y estableciendo los agravantes del caso, como fue siempre en la vida.

Esto es como Lampedusa, cambiemos todo para que siga estando como está.

No veo que con los cambios de nombres haya mejorado la seguridad de las mujeres ni de los maridos, ni de fetos, ni los niños en general.

La familia, sigue en franco deterioro, fomentándose otro tipo de uniones que van en detrimento de las formas clásicas de la sociedad.

Empezamos con la familia, luego con el clan, luego con la tribu y al final con la sociedad y luego los países y la sociedad de las naciones.

Hoy todo es un mercado persa, está todo absolutamente entreverado y no se le ven salida a la situación.

Llamemos a Lampedusa por favor…

Que todo sea para bien…