19 abril 2024
CRÓNICAS

El jetón

Sí, es ese tipo que a Ud. persona normal le revuelve las tripas.

Usted que hace lo suyo con mucho sacrificio, sudor y esfuerzo, con trasnochadas en silencio, sacando una familia adelante, muy ocupado en hacer las cosas bien y sin esperar el aplauso de nadie, hasta se dio el lujo de comprarse una autito de segunda mano, eso si no chino, porque tiene miedo de perder los pocos pesos que invirtió, en una aventura de aparentar algo más nuevo, con otras líneas y de un día para el otro volver a su anterior vida pedestre. Ud. hace lo suyo y ya está.

El jetón es el que hace la décima parte o menos de lo que Ud. hace y se hace poner un pasa calle en la puerta de la casa multiplicando por mil algún mérito común y corriente que pueda haber tenido.

Algo así como si un bombero se jactase de apagar incendios o un médico de que le recetó aspirinas a un paciente.

Lo de la tapa del libro no es lo suyo.

Por el contrario, el jetón es un mediocre que se aplaude a sí mismo, es su propia claque, silbando en la oscuridad, se da ánimo, jactándose de haber hecho lo que tendría que haber hecho por mera rutina y callado la boca.

Es un tipo que vive engordándose en su propio ego.

El mediocre que mete por delante el apellido y los méritos del tatarabuelo que una vez publicó un artículo sobre la influencia del pie plano en la mortandad de las hormigas cortadoras de Paso del Boniato.

Al jetón le gusta vestirse con ropa ajena, como ser, que cuando para hacer el gol le erró el viandazo a la guinda, le pegó de chiripa con el hueso del tobillo a la pelota, le salió de pura casualidad el tal pase que habilitó al puntero izquierdo y este hizo el gol, cuando perdieron 4 a 1 contra el Rápido Cisterna y le contó a todo el mundo en el barrio, en el boliche, en el taller, durante horas y horas el pase maravilloso, que poco menos que lo había calculado con un teodolito y sacó el tiro calculando el coseno y la tangente de alfa, para que el inútil de ese pobre muchacho se destacara.

Tan inútil era el pobre muchacho que lo ponían de puntero izquierdo y gracias al jetón tuvo su cuarto de hora de gloria.

Claro eso se lo creyó nada más que el jetón, si existió en los hechos y no fue producto exclusivamente en su imaginación.

Ese gol, real o ficticio, lo contará de arriba para abajo, de atrás para adelante, de izquierda a derecho y aburrirá con el tema hasta a los gurisitos de teta.

El jetón es un tipo que sabiendose lo feo que es, está enamorado de sí mismo en un ataque de narcisismo a contrapelo.

Si fuera médico publicaría en los medios que intervino en 1700 emergencias? Y qué?.

No diría que fueron 1700 sin que se le muriera nadie, ni diría en que tiempo las hizo, si es que las hizo y si fue en la puerta del Maciel o el Pasteur o en la del Italiano o del Británico, porque son situaciones muy distintas, la materia prima de un lado viene en distinto estado de conservación que de otro.
Pone un número de veces como si hubiera ido a la Cordillera de los Andes a rescatar los tripulantes de un siniestro o si lo hizo a bordo de una embarcación Ades de salvamentos marítimos.

Cuando se les queda un paciente no dicen se me murió el paciente, sino aplican un eufemismo, el paciente no colaboró.

No colaboró en la kermese de su vida, digo yo.

Ayer tuve que aterrizar a un jetón públicamente y por escrito en los medios, a pesar de haber sido amigo de su abuelo, un gran profesor que redactó un manual enjundioso, hace más de 50 años, único en su época y aún ahora lo sigue siendo, dado que no ha sido superado en Latinoamérica hasta la fecha, porque a nadie le dio el cuero para estudiar el tema.

Gran hombre su abuelo, de una humildad de esa que suelen tener los sabios, con el cual en los atardeceres veraniegos nos juntábamos, entre whisky y whisky a rememorar tiempos históricos e historias de aquellos que ya no estaban y si estaban, hoy ya no están.

El abuelo tenía un pedigrí patricio de un vuelo nada común y le salió un nieto jetón e imbécil.

Es tan fácil descolocar a los jetones, basta con ponerlos en su lugar públicamente, a pesar de la pobre resistencia que pretenden oponer ellos, pero no les da el combustible para lograr pasar desapercibidos, después de haberse trepado en la higuera, la cual para ellos es de ramas sumamente quebradizas y en un santiamén están desparramados en el piso.

En la vida conocí a personas de real valía que jamás hicieron ostentación de lo que no valían, y discretamente trataban de pasar desapercibidas de lo que fueron realmente.

Conocí a muchos hijos de grandes personajes que jamás invocaron su condición de tales, sino que ellos fueron personajes por derecho propio y no por herencia.

Parrado y Canessa salieron solitos de la Cordillera y el resto a la salud y el empuje de Parrado y Canessa.

Algunos que manejan mal el idioma, los llaman héroes de la cordillera, héroes fueron los que organizaron todo, la salida, ir a buscar la salida de ese infierno congelado, organizar a los del equipo que no se desmoralizaran y recuperarlos a los que se salían del orden preestablecido oportunamente.
Hubo héroes y sobrevivientes, cada uno sabe cuál fue su rol, y lo que privó más para que se salvaran fue el espíritu de cuerpo, que le dio la consistencia al equipo.

Muchos pusieron la cabeza en la vida ante la muerte, mucho antes de que ocurriera el accidente, la disciplina, la formación de un equipo para otra batalla distinta, para la que aquellos con tan pocos años de edad estaban formados para vivir y nadie está formado para bancarse un accidente de tal magnitud.

Unos pusieron la mente y otros pusieron el cuerpo, el acatar las órdenes fue fundamental.

Dejar de lado la personal, optar por la colectiva, no entreverar las órdenes con los sentimientos.

Todos sufrieron y se la bancaron, unos por disciplina y otros porque no les quedaba más remedio y el rápido poder de recuperación que tuvieron se debe a la juventud y a la infancia con buena alimentación, salud y educación, al entrenamiento para ese deporte tan duro y a la disciplina que les inculcaron a los muchachos los brothers gringos y los que procedían de otro lugar, tuvieron que adaptarse necesariamente al medio y al régimen que implantaron los líderes.

A los que conocí personalmente nunca les sentí un gesto fuera de lugar, encaraban los peores hechos con una naturalidad como si fuera una cosa de todos los días y para su desgracia para ellos, fue una cosa de todos los 72 días, que les duró muchísimos días más, y hasta el día de hoy la siguen viviendo, por fortuna para ellos, y a la memoria de los que no volvieron.
Qué fácil es marearse siendo un don nadie y como se nota cuando alguien es alguien y actúa sobriamente.

Un jetón ni siquiera hubiera podido empezar ese viaje, porque ya estaba afuera antes de empezar.

Que todo sea para bien…

Un comentario en «El jetón»

  • Esta buenazo el post porque al verlo pienso quien no ha sido un poco en esta vida jeton…

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