25 abril 2024
GALERÍAS

El país del peligroso arroz con leche

En estos días va a hacer un año de mi aterrizaje forzoso en el “paisito” y sin embargo todavía no he podido acostumbrarme.

Al estado de las calles; sucias, inseguras y mal iluminadas, niños y jóvenes de distintas edades que siguen pidiendo en las esquinas y semáforos, haciendo malabares o tratando de limpiar vidrios a como dé lugar.

Por Simplementeclau

Una salud que mete miedo y una intranquilidad que hace que muchos de nosotros seamos dignos personajes de una película de “Psicosis III” caminando por las calles mirando para todos lados y desconfiando hasta del heladero.

Todo esto MIDES mediante con sus fabulosos programas de asistencia y equidad, que al parecer hasta ahora, lo único que ha logrado en mi subjetiva opinión, es aumentar considerablemente los vicios de esta población y fomentar la holgazanería cuando el país en época de “bonanza” podría ofrecer por ejemplo, trabajo digno … sí TRABAJO DIGNO!!!

Aunque suene a mala palabra, los pobres también trabajan en otros países del mundo, pero no como empleado público; no, en general los países desarrollados no cobijan a los habitantes incapaces bajo sus alas, sino que se los capacita para que dejen de serlo y puedan tener por ejemplo su propia micro empresa, (otra mala palabra) o para que puedan ingresar en cualquier trabajo del ámbito privado, es decir aumentar su “empleabilidad” (algo realmente soez).

Sí señores, en otros países los impuestos de los contribuyentes son utilizados para este tipo de actividades y para subvencionar a esos micro -emprendedores en sus primeras etapas de actividad (increíblemente sin perpetrarlos mediante onerosos impuestos).
Sin embargo, espero sepan disculpar mi ignorancia, en caso contrario no conozco todavía ningún caso exitoso en el mundo, de algún gobierno que simplemente regale el dinero sin ningún mérito o contrapartida por parte de quien lo recibe y creo que tampoco se ha podido visualizar aún una verdadera utilidad para ese gobierno, más que asegurarse tal vez algún voto más en las próximas elecciones.

Pero todo esto pueden ser simples hipótesis, quizás hasta “tendenciosas” o en algunos casos definitivamente “sediciosas”. Sin embargo, lo que me tiene verdaderamente perpleja (nuevamente desde un punto de vista muy personal) es que dada la antes descripta situación de las calles y el país en general, nuestros gobernantes y dirigentes políticos, piensen en temas de tal importancia y magnitud como la modificación de la canción del ARROZ CON LECHE para dejar de lado asuntos de menor tenor, pero que nos golpean a todos diariamente, como la inflación de precios (suizos) que sufrimos todos en el supermercado y que no tiene ninguna relación con el sueldo (haitiano) que percibimos y que adivino pueden tener algo más de incidencia en la situación de las calles y de la población que vemos pulular diariamente por ellas. Sin mencionar otros temas como la falta de seguridad que nos asalta en cada esquina, una educación e infraestructura paupérrima (más allá de que se ha invertido más que nunca en este rubro) y otros detalles que hacen a nuestra diaria convivencia como orientales del mundo occidental.

Analizando entonces todos estos puntos es cuando a veces me cuestiono, si no será que nuestros gobernantes y dirigentes políticos, sobre todo de algunos sectores, quizás estén subestimando un poco nuestra inteligencia y capacidad de reacción como ciudadanos.
Honestamente quien crea que el cambio en el “Arroz con leche” puede garantizar en alguna medida la equidad entre los sexos, influir de forma notoria en evitar la violencia doméstica o tal vez incidir en la orientación sexual de los niños de nuestro país, debería comenzar por ir a ver a qué están jugando los niños actualmente (en edades escolares).

Les aseguro Señores, esa canción del siglo XIX poco puede incidir actualmente en niños cada vez más afectos al video juegos, internet, celulares y demás avances tecnológicos, que manejan mejor aún que sus padres y maestros.

Créanme Señores que la verdadera influencia radica mucho más en la pantalla de TV de sus casas, que en este hasta ahora inocente canto infantil (que por otra parte hace años que no escucho) pero que probablemente sea el hit del momento en Brazo Oriental.

Más allá de la anécdota puntual, tal vez sería importante plantearse con honestidad hacia dónde vamos con este tipo de políticas y propuestas poco claras y actualizadas del estilo “Arroz con leche”, para sostener a una nueva generación que deberá enfrentarse a desafíos culturales propios de la “sociedad de la información”, pero también a nuevos peligros, dentro de los que se encuentrapor ejemplo el uso de las drogas como la marihuana, que en nuestro país quiere legalizarse e incluso venderse a nivel estatal y que todavía no sabemos cómo vamos a controlar en el caso de los menores (piénsese en el consumo “ilegal” de alcohol y cigarrillo que tienen actualmente los menores de 18 años).

Una sociedad infectada (tal vez también infestada) por avances tecnológicos que no transmiten valores claros ni naturales que lleven a una sana tolerancia sin fomentar una apología de las minorías (que por algo lo son). Donde la familia que hasta ahora ha sido la célula de la sociedad oriental y occidental, pueda sobrevivir a los embates de otras propuestas poco probadas y que no parecen dar tampoco respuestas muy acertadas a las problemáticas actuales.

En fin, “temitas”, si los comparamos con el poderoso “Arroz con leche”.

Como ciudadana y como profesional de la salud, realmente tengo curiosidad en saber quién ha sido la mente preclara que creyó desde su antigüedad (para decirlo de forma delicada), que iba a realizar una especie de “reforma vareliana” con el cambio de la letra del “arroz con leche”, simplemente para contestarle en este mismo tono de ingenuidad, que quizás se le escapó alguna otra variable importante para la aplicación de esta estratégica intervención educativa, como el simple hecho de que los niños ya no aprenden ni cantan estos temas en las escuelas, sino que en el mejor de los casos sencillamente los bajan de “YouTube”.

Creo que tal vez tengamos que revelarle a este grupo interdisciplinario responsable de la modificación de la letra del mencionado himno infantil, que lamentablemente los reyes magos no existen y que no siempre es posible comer perdices si no hay un esfuerzo real en las familias, los gobiernos y la vida diaria de cada ciudadano, por más oriental y valiente que sea.

Al menos eso me enseñaron a mí, una simple “personita” que no es de Brazo Oriental, pero sí sobreviviente del conflictivo, prejuicioso y discriminatorio ARROZ CON LECHE.

2 comentarios en «El país del peligroso arroz con leche»

  • buenas criticas y bien dicho lo de infectada y lo de infestada despues de todo es bien diferente el significado y si alguien no hubiera dejado claro lo que quiso decir x radio y tv pensariamos que una de esas palabras estaba mal escrita…yo me lo creí…alguien no?

  • Creo que todos nos creímos lo de “infestado” sobre todo sabiendo que viene del benemérito Dr. en Filosofía Sr. Presidente, Don José, Pepe Mujica. De ese personaje todo puede esperarse desde “La vieja es peor que el tuerto” hasta cualquier “chorizada”

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