Protestar por si acaso

Ellos protestaban contra los dueños de los animales y yo desde el auto protestaba contra los animales piqueteros

Qué fácil copiamos lo malo de otros lados y ni, por si acaso, se nos ocurre copiar lo bueno.

Un día, pasando por Avenida Italia y un montón de desocupados o mejor dicho mal entretenidos, estaban haciendo un piquete, con un megáfono utilizado alternativamente para hablar y como sirena, unos cuantos a los gritos, batiendo palmas, y agitando carteles contra el mal trato animal, frente a un circo, que estaba instalado, en ese predio cuya titularidad se la atribuyeron al Casmu y también a un comercio de grandes superficies. Dicho terreno a vista de buen cubero tiene más de una hectárea.

Todo ello además por una presunción del maltrato animal, sin comprobación de especie alguna.

Después en un informativo televisivo, que podríamos llamar formato morcilla, porque empiezan con mucha sangre y siguen con bastante más sangre, del día o del día anterior si hubo poca y la estiran con pan rallado, aunque no necesitamos esmerarnos mucho para conseguir dicho elemento en nuestras calles o en nuestra propia casa con asaltantes de por medio.

Vi en pantalla a una movilera, esas jóvenes que están haciendo una pasantía o son recién egresadas de una carrera de periodismo, a la cual el conductor le pedía que le acariciara la trompa al elefante que acompañaba a un señor, presuntamente dueño del circo. El locutor del programa, le insistía a la joven que le acariciara la trompa al elefante, gastando un chiste bastante ordinario, para la muchacha que estaba trabajando, teniendo que aguantar la guarangada y poco respetuoso del público en general, pero su torpeza, no estaba solamente en el cariz del chistecito que pretendía hacer, sino también en que no se dio cuenta de que era una elefanta y mal podría encontrar la novel periodista la segunda trompita que pretendía el presunto informativista, que se festejaba muy feliz de la vida su propio chiste.

Fue tan sutil lo suyo, lo del locutor del informativo, que lo agarró Bendita TV y lo gastó en reiteración y ahí sí que lo festejé una y otra vez.
La movilera preguntaba al dueño que era lo que comía la elefanta y cuántos kilogramos por día, para que el público televisivo pudiera captar lo del buen o mal trato animal con la elefanta.

Habida cuenta de que la elefanta que por su configuración era asiática, estaba a unas cuantas decenas de miles de kilómetros de su tierra originaria y volver le iba a ser un tanto oneroso, al de la cornetita u otro ONG militante y cualquiera con dos dedos de frente rezaría, para que al circo le fuera muy bien, por la salud del amigable paquidermo y demás compañeros bípedos y cuadrúpedos, porque el circo da trabajo a mucha gente directa o indirectamente. Claro que lo del trabajo pareciera que les importa poco a los del piquete. Pensarán que los malabaristas y los de los zancos tienen los semáforos para trabajar.

Si a alguien le interesa en realidad y sin fines de lucro, la defensa de los animales en cautiverio, tendría que hacer un piquete en Villa Dolores, donde se les murió Leo, el primer y único elefante nacido acá, y el padre, la madre –famosa porque el Dr. Vázquez cuando asumió la Intendencia de Montevideo le hizo un tacto a la elefanta porque tenía un cáncer en la vagina- todos chochos, pero la anatomía de la elefanta y la de una mujer de parecido deben tener muy poco, salvo la función. Sin perjuicio de ello no creo que esté en los cometidos del intendente ser oncólogo de la elefanta, pero perdió la paciente y a otra cosa.

Podemos seguir hablando de la jirafa, que le dejaron el alambre de atillo en el fardo de pasto y ella que se alimenta de hojas en ramas muy espinosas, sin pasarle nada, el alambrecito le perforó las tripas y fue boleta.

He visto en las jaulas abiertas, esas que no tienen nada de resguardo y son de tejido de alambre por los cinco lados (no me equivoqué, los cuatro costados y el techo) una bandada de loros amazonia (el famoso loro hablador paraguayo) en pleno invierno, comparado con la temperatura tropical de su hábitat. Son aguantadores, tengo uno desde hace 35 años, pero hace vida de hogar y hasta toma helado de la cuchara en verano.

En el zoológico no vi semillas de girasol, ni un marlo pelado, frutas ni por decreto. Estoy casi seguro que era un decomiso de futuras mascotas de contrabando.

No hablemos del lobo marino que se tomó los vientos de la piscina que tienen los otáridos y la policía lo detuvo como pudo en el barrio La Mondiola rumbo a la playa Pocitos. Se que el bicho no tenía documentos e iba desnudo, pero en un acto de piedad, lo hubieran dejado bañarse en las contaminadas aguas del Río de la Plata que le hubiera ido mejor que en el lava patas de aguas verdes (por las baldosas) en que están presos.

Los osos que son de clima frío, los únicos que hay en América del Sur están en Perú (se recomienda no buscar por osos peruanos en el Google, porque creo que a los gays peruanos, les llaman así y tienen sus páginas y nada que ver con los plantígrados) y acá los cocinan en jaulas de la época de don Alejo y doña Dolores, con una superficie de cinco metros por cinco metros y en el medio una pileta con agua, sin siquiera un cubito de hielo.

Llamas, guanacos, bisontes americanos, hubo hipopótamos grandes y dos pequeños del Asia, y me pregunto que habrá sido de ellos.
Montevideo no tiene el monopolio en esos menesteres, en el zoo de Minas se murió el tigre y como quien no quiere la cosa lo tiraron a la basura. A nadie se le ocurrió que estos bichos se embalsaman y en los museos sirven para estudio, máxime que estamos ante una especie en vías de extinción. En el museo de historia natural del I.A.V.A. en mi época había uno.

Los únicos animales que no se mueren en Villa Dolores son unos jabalíes de bronce, a los cuales me subía cuando era niño y todavía están ahí. No sé para que nombré el metal en que están fundidos los bichos, porque en cualquier momento me los lingotean y los venden al kilo.

La elefanta del circo, salvo que lo disimule muy bien, está gorda, le faltan los colmillos como a todos los elefantes en cautiverio.
Los caballos del circo, bien comidos y aparentemente sanos y limpios. Lástima que no podamos decir lo mismo de los caballos de los hurgadores, que arrastran los vasos y el estiércol es algo verde, más parecido a un alga que a bosta.

El caballo en campaña, trabaja una semana y va a campo cuatro o cinco semanas para recuperación y lo único que carga es un jinete. Claro que el dueño sabe perfectamente que el caballo es una herramienta de trabajo y la cuida.
Parece que la exposición de la rural del Prado, también les cayó mal a los muchachos de la cornetita y fueron a piquetear.

No se enteraron de que el Uruguay, gracias a Hernandarias, nació con la ganadería y sobrevivió con la misma mejorada hasta el día de hoy. Sin ganadería y agricultura no existiríamos.
Bueno seríamos vegetarianos y comeríamos pascualina como la que salió en el número pasado de El Reporte, pero y me pregunto yo, así como quien no quiere la cosa, en que planta crecen los huevos y la manteca, que según dicha receta, se le ponen a la mentada comida.

Son genéticamente astronautas, pero no se suben al cohete, porque ya viven al cohete.

Cuanto trabajo da el campo, cuanta mano de obra desde la más humilde hasta la más profesionalizada. Cuando capital se invierte y se reinvierte. Cuánto percibe el Estado por concepto de impuestos de todo tipo, tanto al suelo, como a la producción y a la mano de obra, sueldos, etc. etc. Las exportaciones las dejaremos para otra oportunidad.

Si no se sacan el balde de la cabeza, en cualquier momento alguno se va a lastimar.

Hay otra cosa que produce mucho dinero, o por lo menos lo mueve, y son los festejos de la semana criolla, donde el castigo a los animales es cruel por demás. Habría que suprimir las espuelas, los taleros y que la jineteada fuera a poncho y corcovo y evitar que los animales, después de terminada la semana, marchen para el matadero, sino que vuelvan a su pago y se utilicen como lo que son, excepto los reservados que por bellacos volverán al año siguiente a la mal llamada doma.

Controlar la faena clandestina de caballos, con los medios necesarios, porque algún choricito de caballo robado de algún asentamiento nos debemos haber comido en el estadio o en algún paseo público, donde deberían efectuarse los contralores municipales y policiales a los vendedores de tales productos.

Hay laboratorios que analizan con total precisión y con todas las garantías con qué está hecho un frankfurter, un chorizo, etc. etc.

Todo ello por la salud de nuestro pueblo y porque la patria se hizo a caballo.