18 abril 2024
MUNDO

Teléfonos a secas

Por Lorenzo OliveraPor Lorenzo Olivera
Mi suegra cumplió 82 años y sus hijos tuvieron la peregrina idea de regalarle un celular diabólico lleno de chiches y funciones. Lograron el efecto absolutamente contrario al querido.
Se le descarga, no lo oye, no atiende, atiende pero no habla ella, no llama, necesitaría un niño de 10 años a su lado para que le cumpliera la función de caddy boy.

Tengo un iPhone 6 S plus y es mucho más completo que mi computadora de torre que uso, claro que me leo todos los diarios sin pasar las hojas e interactúo con un pueblo de conocidos, con las limitaciones mías en cuanto a idiomas o manejo de esta computadora formidable con apariencia de celular, claro que cuando algún chorro me lo ve se le hace agua la boca y es demasiado máquina para hablar.
Me tiene harto con todas las claves que me pide, claro que gracias a ellas puedo hacer montones de cosas como de agar cuentas sin ir al banco o de comprarme un libro y empezar a leerlo sin moverme de mi sillón.

Pero la doña lo único que aspiraba era lo que tenía un poco más nuevo, una mera agenda para apretar un botón y hablar con la familia o sus amigas.
Y los fabricantes ni lerdos ni perezosos ya había caído en la cuenta de este problema y este aparatejo lo heredará algún nieto en cualquier momento.
Los celulares clásicos ofrecen una alternativa a los usuarios: simplicidad

No tiene WhatsApp ni Facebook ni Instagram en su celular.
Sin conexión a internet, Danny Groner llama la atención de los pasajeros del transporte público de Nueva York: no porque sepan que su empresa, Shutterstock, está valorada en US$ 1.200 millones y prefiera viajar en subte, sino porque no va con la cabeza metida en su dispositivo móvil.
Groner no es viejo.
Tiene 32 años y es un caso de éxito en Silicon Valley.
Pero cuando se trata de celulares, prefiere un modelo que se conoce como dumbphone, es decir, teléfono básico o teléfono bobo.
“Me paso 13, 14 horas al día frente a una pantalla, eso es suficiente.
No tienen que ser 17 horas”, dijo a la BBC.

Los dumbphones, lejos de hundirse en las ventas (sus hermanos “inteligentes” están tocando techo), están disfrutando de un buen momento.
Y no solo por la publicidad gratuita que han conseguido gracias a que son los preferidos de la actriz Scarlett Johansson o de la editora de la revista Vogue, Anna Vintour, o el actor británico Eddie Redmayne, tres exponentes del grupo refuseniks o disidentes de los smartphones.
Estos móviles (que son solo eso, móviles) están registrando crecimientos interanuales en ventas cercanos al 6% en Japón, un país que siempre se caracterizó por estar a la vanguardia en telefonía.
Según la firma de análisis Strategy Analytics, cada año se venden en el mundo 44 millones de teléfonos básicos, lo que representa un 2% del mercado global. Cifras pequeñas pero significativas.
Existe un activo mercado ávido por teléfonos simples y baratos al que recurren los usuarios como segundo dispositivo con el objetivo de desconectarse del mundo digital moderno.
“El aumento en el uso de los teléfonos (por ejemplo) plegables es una reacción a la sensación de que uno está subordinado a los teléfonos inteligentes.
La adopción de un teléfono plegable es una declaración audaz de que uno tiene el control”, comentó el especialista en ética de la tecnología David Ryan Polgar a BBC.

Nuevos competidores
Algunos fabricantes de teléfonos, como Sony y LG, ya le han dado la espalda a este mercado.
Pero otros, como Microsoft y Samsung, continúan produciendo, cada año, dispositivos dirigidos al mercado de celulares clásicos.
Punkt, con sede en Suiza, apuesta desde 2008 a productos simples.
Su modelo MP01 solo ofrece llamadas.
No tiene pantalla táctil ni cámara ni aplicaciones.
Es un poco más que los célebres StarTAC de Motorola.
No obstante, su precio es de 295 euros.
La empresa justifica este precio por varios motivos: lleva la firma del reputado diseñador británico Jasper Morrison, emplea materiales que le confieren “una gran durabilidad” y no se ha escatimado en costos para los componentes internos.
“El mundo de hoy está absorbido por la tecnología y creo que estamos demasiado distraídos por ella”, aseguró Petter Neby, fundador de Punkt.
Su objetivo es ofrecer una alternativa viable.
“Se trata de utilizar la tecnología para ayudarnos a adoptar buenos hábitos y llevar una vida menos distraídos”, señaló a la prensa.

Hay opciones más económicas. Microsoft, que es propietaria de la marca Nokia, lanzó el año pasado el Nokia 215, que tiene una duración de batería en modo de espera de 29 días.
Además, tiene una cámara de 0,3 megapíxeles, pantalla de 2,4 pulgadas y conectividad 2,5G (ni siquiera es 3G), pero lo más llamativo es su precio: US$ 30.
Nokia tiene otro modelo básico, el 515, cuya batería tiene una duración de 36 días.
Así describe Microsoft al 215: “La excepcional vida de la batería y la impresionante durabilidad son características estándar.
Cuando tienes un Nokia, eres el propietario de un teléfono que está construido para durar”.
Los smartphones, en cambio, se agotan a las pocas horas y son tan livianos que a menudo se escapan de las manos de sus dueños.
Los teléfonos bobos tienen usos más específicos como, por ejemplo, servirles a los niños para que llamen a casa.
También existen teléfonos simples para las personas mayores, como los que fabrica Doro, que dan prioridad a ofrecer botones grandes y a la amplificación del volumen.
Los relojes inteligentes no lograron tener impacto en el mercado; una de las causas es que ofrece casi todo lo mismo que los smartphones

Los fabricantes de tecnología de consumo insistieron en los últimos dos años con que los relojes inteligentes revolucionarían la manera en que las personas interactúan con las máquinas; sin embargo, pese a contener picos de ventas importantes, su popularización está lejos de la protagonizada por el smartphone, que continúa siendo el producto imprescindible de la era digital.
Los smartwatches son considerados dispositivos prácticos, pero al ofrecer las mismas opciones que un celular, no tiene gran impacto en el mercado. Únicamente los servicios de monitorización de la actividad física, que registran datos curiosos e interesantes, han señalado el camino a seguir por este tipo de dispositivos cuyas ventas se las reparten, principalmente, dos empresas, Fitbit y Apple, con su propuesta Apple Watch.
Además de consultar la hora, permiten revisar la distancia recorrida y los pasos andados.
Se puede consultar el correo, recibir alertas de ciertas aplicaciones como el calendario y revisar el correo.
Pero, como publica el portal ABC, se ejecutan a modo de complemento, para realizar simples vistazos rápidos.

En la nota de ABC, se afirma que, según la firma de análisis de mercado, IDC, “la venta de wearables superará los 110 millones de unidades en este 2016, equivalente a un aumento del 38,2% frente a los 72 millones de productos vendidos el año anterior.
Los analistas apuntan a que este crecimiento generará un mayor interés entre los consumidores y, como consecuencia, un descenso de los precios, lo que llevaría a duplicar sus ventas en 2020 (237.1 millones de unidades vendidas). Todo ello gracias al crecimiento de los «smartwatches», que impulsarán su interés en el mercado”.

2 comentarios en «Teléfonos a secas»

  • Es bastante ridiculo pasar al telefono que no tiene nada, es como volver los cachilos lento, sin sonido y sin aire pero sobre gustos…..

  • No podes dar marcha atras, stas loco…..que haces con los tiempos muertos? te moris de aburrimiento…jejejeje

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