20 abril 2024
INSÓLITOS

Asalto de las monjitas

Fue exactamente a la hora de apertura al público de la Sucursal del Banco La Caja Obrera, a las 13:05 del 20 de mayo de 1963, en Avenida Rondeau 1637 esquina Agraciada (hoy, Avenida del Libertador).

Día de otoño, lluvioso, ventoso y sumamente fructífero para los amigos de lo ajeno.

Casualmente no había público a primera hora, cosa que no es habitual, porque por lo general las personas de edad, van bien temprano, no sé si para sacarse el tema de encima (porque es lo único que tienen que hacer) o por miedo a que el Banco se vaya a quedar sin plata (supuesto en solfa, por lo menos en aquellas épocas).

Estaban solamente los empleados o sea un gerente, un jefe, un cajero, dos auxiliares y un portero.

Dicha sucursal manejaba importantes sumas de dinero porque había clientes importantes, como ser firmas industriales y comercios.

En caja en esos momentos había más de medio millón de pesos.

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La configuración del local era simple, despacho gerencial que daba a la oficina en la cual había una cocina improvisada y un baño (ambos ambientes fuera de la vista del público) y mostrador por medio con el sector destinado al ambulatorio del público en general.

Era el formato clásico de banco chico, no como los actuales que son más amigables para la atención al público y todo está a la vista.

A la hora señalada dos monjitas de hábito gris, el que les cubre la cabeza negro, con cofias blancas. Algún testigo las describió como una alta, delgada, con lentes comunes y ojos claros que denotaban que era rubia. La otra baja, gordita, lentes oscuros y cutis blanco. Aparentaban 25 o 30 años, difícil deducir la edad de una monja y en lo que me es personal ni siquiera me hubiera percatado si era rubia, alta, baja, gorda, si hay una monja en la vuelta ni la miro.

Dicen que la más baja venia riéndose y cuchicheando con la otra. Tampoco he visto reírse a una monja, claro que los conventos no son lo mío.
Cuando las monjitas entraron al banco no causaron sorpresa alguna porque La Caja Obrera es un banco vinculado con la Iglesia.

Una se dirigió al despacho del gerente y otra a la oficina, rápidamente sustituyeron los misales y los rosarios por sendos revólveres calibre 38.

Encerraron a los empleados en la cocina y en el baño y sacaron al gerente para que les abriera la caja fuerte, quien prestamente la abrió y $ 406.485.- cambiaron de dueño y se salvaron $ 118.000.- porque nadie habló sobre la existencia de una caja auxiliar al lado de la cocina.

Les llevó consumar el atraco siete minutos. Todo fue normal no hubo golpes, ni resistencias que los motivaran, ni entró un cliente desprevenido, y se retiraron un poco más apuradas de lo que vinieron.

Los conocedores de siempre dijeron que se les notaba formas hombrunas, etc. etc., pero todo con el diario del lunes, nada que hubiera posibilitado evitar el atraco.

La policía llegó en 8 minutos y eso que no existía el 911, acosando a los empleados con preguntas, así como los periodistas tratando de armar su crónica.

La investigación estuvo a cargo del subcomisario de investigaciones Walter Pereyra y del subdirector de investigaciones Guillermo Copello. Se levantó un identi-kit de los asaltantes.

Las monjitas al salir del banco cruzaron Agraciada e ingresaron al edificio sindicado con el No. 1640, al llegar al ascensor un caballero les abrió la puerta y con voz masculina le agradeció la más alta y rajaron por las escaleras aduciendo que estaban apuradas y no se sabe cuando pero salieron por la entrada de garaje del edificio por la calle Galicia 1154.

Ni los hábitos, ni las monjitas, ni el dinero, ni los revólveres, jamás aparecieron.

Fue hasta ese momento el asalto más abultado y novedoso en cuanto a las formas, al procedimiento y la limpieza con que actuaron.

Nadie lo podía creer, pero así fue.

Se decía que el robo fue entregado y que encerraron a los empleados en el único lugar donde no había alarma y la frialdad de los asaltantes demostraba una profesionalidad en su actuar.

No comparto lo de la entrega, eran muy pocos empleados en una sucursal chica y que no hubiera alarma en la cocina improvisada, ni yo la tengo en mi casa y soy bastante maniático con el tema.

Que eran chorros profesionales está en la tapa del libro y si eran o no argentinos, no hay por qué afirmarlo ni negarlo.

Dejaron algunas huellas o se les atribuyeron o las hicieron adrede en el sentido que no tenían visado para salir del país por tener pasaporte español y mexicano y preguntaron en la empresa aeronáutica (como si fueran unos giles de primera) como podían viajar a Rivera y les dijeron por ferrocarril y no por la Onda, que todavía existía.

La policía de Rivera detuvo a un par de malhechores, como también podrían haber detenido a cualquier yunta en Paso del Boniato.

Si eran profesionales lo primero que harían era enterrarse o irse inmediatamente por frontera seca como ser el Chuy que está a 350 kmts. y no Rivera que está a 500 kmts. o Bella Unión que está a 620 kmts. y había que cruzar en balsa.

En el Chuy cruzan la calle y se van hasta Santa Victoria sin presentar documento alguno y en Santa Victoria se van a Pelotas o Porto Alegre de igual forma.

Quedó una psicosis que a cualquiera que moviera una cantidad más o menos importante todos rumoreaban que era una de las monjitas y todavía alguno tiene la fama de haberlo sido.

Una cosa amigo lector: Monja de espaldas es desgracia.

9 comentarios en «Asalto de las monjitas»

  • Que bien que la hicieron y se hablan de algunos empresarios que pudieron se monjitas, pero quien sabe? será pàrte del folklore de las crónicas rojas.

  • Que buena historia yo no la conocía….por lo menos me entero de que antes se afanaban los bancos con revolver en mano y por la ventanilla!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  • Fantástica historia Nikita, en casa siempre se comentó lo del tema del robo de las monjitas.ahora entendí muchos detalles de aquellos sucesos.
    Saludos

  • Ja …es cierto, Quien va a mirar una monja? si es joven, vieja alta o baja! como la pegaron en ese momento! a nadie se le ocurrió disfrasarse de monja para afanar un banco!

  • Me recuerdo del robo de las monjitas, tambien otro robo importante fue en abril de 1970, en la residencia de los Mailhos, donde los Tupas robaron mas de 300.000 dolares en libras esterlinas y oro, aparte de dos paquetes conteniendo los libros de la contabilidad “negra”, los cuales dejaron en la puerta de la casa de un Juez que investigaba a los Mailhos por evacion.

  • en el cerro todos saben quienes fueron las monjitas. tuvieron la suficiente inteligencia para mantener el perfil mas bajo del mundo durante muchos años, y hoy si uno de ellos es un SR empresario de la hoteleria, otros dos,( porque no fueron dos sino tres las monjas) un poco mas humildes con comercios de barrio. Salud Monjitas!

  • Lamentablemente estan muertos hoy, pero no creo que hayan podido ser felices. Sus descendientes son los que disfrutaran del fruto malhabido. Lamento por la gente que deposito honradamente ese dinero. Me gustaria saber si perdieron o pudieron recuperar su dinero. Por ” Las Monjitas” ya estan rindiendo cyentas a Dios.

  • En cada barrio de Montevideo hubo un par de malandras que se decía eran las monjitas. En mi barrio de la niñez, la Curva de Maroñas de decía que eran fulano y mengano, aunque ya murieron, no vamos a buchonear

  • Muchos sabemos de rumofes de quienes fueron… Pero.. Quedará en el chisme del barrio

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