18 abril 2024
CRÓNICAS

Desmemoriados

Cuán cierto es el dicho “partir es morir un poco” y si lo pensamos con mentalidad de emigrantes, de los de antes, fines del siglo XIX, las primeras décadas del siglo XX, equivalía a muy probablemente “no te vea nunca más”.

La familia allá y los que se desarraigaban acá. Nada de avión ni mails. Se quemaban las naves porque se había vendido todo lo posible, que no era mucho, para pagar el pasaje, de ahí en más no había marcha atrás.

Los uruguayos en su inmensa mayoría somos, por nuestros padres, abuelos, bisabuelos, descendientes del barco. Las condiciones en que viajaban eran sumamente penosas e iban, al lugar adónde marcaba el pasaje, adónde terminarían ni dios lo sabía.

En muchos casos se salía con destino primario a Cuba o Brasil y el cuasi definitivo río de la Plata.

En Cuba no soportaban el calor –porque no iban de turistas, sino a trabajar en lo más pesado- en Brasil problemas con el idioma y trabajar por ticholos y rapadura y el río de la Plata, que de plata tiene sólo el nombre, era lo más soportable, porque no en vano fue y todavía lo sigue siendo, en gran medida, el estómago del mundo, clima soportable y el trabajo siempre duro.

Pero el tema de esta columna no es la emigración, sino transmitirles algo que me llegó oportunamente, lo asimilé y del que los uruguayos estamos siendo un poco desmemoriados con el personaje.

Tengo presente cuando, en mi tierna infancia, mi viejo escuchaba una audición de radio de relatos históricos a cargo de Monsieur Ferdinand Pontac , – en aquellas radios a válvula con forma exterior de capilla. Dicho nombre era el seudónimo del Dr. Luis Bonavita, historiador batllista. No confundir con su sobrino llamado Luis Pedro Bonavita, amigo de Paco Espínola, ambos coterráneos de origen blanco y que terminaron siendo de los primeros integrantes del Frente Amplio.

Aquella noche hizo la narración de un señor de origen español que estaba sentado en uno de los bancos de la Plaza Independencia en actitud de persona entregada que no podía más con la vida.

Se le aproximó un hombre y se pusieron a hablar surgiendo de la conversación que era un inmigrante que había probado todas las suertes uruguayas y no se ubicó laboralmente.

Parodiando el poema “El Remate”, de Yamandú Rodríguez, como dice el verso “todavía da criollos el tiempo” este buen oriental le prestó dos pesos con cuarenta centésimos, que era lo que costaba el pasaje a Buenos Aires, vapor de la carrera con cena incluida –equivalía a un jornal de un obrero calificado-.

Este préstamo no reintegrable fue la mejor inversión anónima exterior uruguaya en bien de la sociedad.

Pasaron los años y un señor de origen catalán que habíase forjado una buena posición en la Argentina, comenzó a donar escuelas tanto en Montevideo como en el Interior de la República y fue bautizado el “Sembrador de Escuelas”.

Las escuelas lucen su nombre o el de su esposa Dresda Rossi de Roger Ballet o el de República Argentina y otros que se detallarán oportunamente.

Don José Roger Balet nació en Barcelona en 1889. Arribó a Uruguay con 17 años de edad y una gran esperanza pero no se dio y a los 19 años apremiado por la vida del emigrante se fue a Buenos Aires con el préstamo del oriental desconocido. Allí tuvo que desempeñarse en mil y un oficios hasta que, con la suerte que en general acompaña a aquellos que ponen más empeño, sudor y trabajo con inteligencia, en 1915 fundó un bazar en Buenos Aires – Bazar Dos Mundos – que con el decurso del tiempo se transformaría en una cadena de bazares en Argentina y en Montevideo tuvo instaló uno en Sarandi y Bartolomé Mitre.

En Argentina donó cuarenta y ocho escuelas, en Uruguay por lo menos cinco y una en Chile.

Hay en Montevideo, por lo menos dos escuelas con su nombre la No. 224 y no hace muchos años, se le dio su nombre a la escuela No. 94 de 2º. Grado, que estuvo más de cien años sin nombre y fue conocida como la escuela del Barrio Palermo, Durazno 1331, entre Ejido y Yaguarón (hoy, Aquiles Lanza) y se dice que allí fueron alumnos Martha Gularte, Jorginho Gularte, Jaime Ross y Ruben Rada y me consta en lo personal que lo fueron Lágrima Ríos, Víctor Rodríguez Andrade (Maracaná, Peñarol) y su hermana melliza, y para completarla y también en la época de la escuela sin nombre fue alumna mi madre, todos sus hermanos, mis hermanos, yo y un lote de primos.

Asimismo donó escuelas que llevan su nombre en Rivera, en Atlántida, Maldonado (Escuela San Martín), Colonia del Sacramento (Escuela Argentina), Fray Bentos e inclusive hay calles con su nombre en Atlántida, Colonia de Sacramento y hasta un camino en Fray Bentos y creo que en varios lados más.

Cuando hizo la donación de la escuela de Atlántida, año 1941, en principio era de dos salones de material y techo de quincho. En 1954 llegó a tener salones para 5 y 6 año. En 1956 en oportunidad de inaugurar la escuela de Maldonado dijo, confirmando los dichos de Monsieur Ferdinand Pontac que “si los dos pesos de oro” recibidos eran iguales, las escuelas donadas en Uruguay serían iguales y en consecuencia ordenó se demoliera la vieja escuela de Atlántida y se construyera una nueva en el mismo predio (Escuela Juan Antonio Lavalleja).

Volviendo al principio todavía da “catalanes criollos el tiempo”.

7 comentarios en «Desmemoriados»

  • aaaaaa. Ya entendi. El q estaba sentado en el banco de la plaza es el que se hizo millonario en argentina. Vino y puso una escuela para la gente del carnaval…Y hay q recordarlo….

  • Ante que nada hay que pegarle en los dedos al que mandó el boletín, porque hay un error…yo pensé que iba a leer algo sobre Einstein – che, el que sr hizo rico con los porteños no puso una escuela con el nombre del que le presto la guita. por eso nadie los recuerda.

  • Volviendo al copete y comentarios, Einstein decía que había dos cosas infinitas: el universo y otra más, aunque últimamente estaba dudando sobre la veracidad de la primera.

  • Muy buena nota. Me encantó la frase: Este préstamo no reintegrable fue la mejor inversión anónima exterior uruguaya en bien de la sociedad.
    Admirable persona Roger Balet.
    Lamentables y mediocres los comentarios que escribieron.
    Para decir bobadas y no ser capaces de reconocer LA GRANDEZA de este catalán no hubiesen escrito nada. Se ve que ustedes pasaron por la escuela pero la escuela no pasó por ustedes
    Me dan vergüenza

  • Conocí A Roger Balet en la ciudad de Rivera. Una excelente persona , amable y simpático.

  • Que bella historia.Muy amable siempre vi el nombre de Roger Balet pero mi curiosidad nunca me llevo a saber esta preciosa historiaGRACIAS y mil gracias a ese uruguayo anonimo que le dio los 2 pesos seguramente un alma NOBLE de las que ya ni quedan.

  • También la escuela n°99 de Salto fue una donación del señor José, escuela que asistí.

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