19 abril 2024
CRÓNICAS

EL PIOJO, un canillita

En la Plaza Independencia, casi Juncal, allá por los 60 y algo más, frente a la parada de ómnibus, había dos boliches, El Plaza y La Antequera, y un buen restaurante el Sorrento.

El Sorrento era de los buenos, donde se podía comer bien sin que a uno lo levantaran, era un restaurante para familias, para llevar a la patrona y a los hijos el domingo y no tener que pedir un préstamo bancario o hipotecar la casa.

canillitas2_145x170No era pura pinta, como pasto de sombra, de ese bien verde que no sirve para nada, sino que era como la achicoria, un yuyo que crece en las malas, preferentemente en la seca y saca al ganado de las malas o por lo menos lo aguanta.

Claro que en el hablar, decir que hay flor de “chicoria”, no es sobre la flor celeste de la planta, ni su bulbo y sus hojas comestibles, sino que en la vuelta, no hay un mango partido al medio, que nada anda, que cunde la indigencia, bah… en una palabra la tal mishiadura.

La planta, la achicoria, al igual que la borraja, se come por humanos en ensalada y he comido ravioles caseros con un gusto muy especial, medio amarguito, pero riquísimos, claro que hechos por la vieja.

Uno ve las plantas y hasta parecen espinosas, por tener las hojas como peludas, tanto la borraja como la achicoria.

En Sorrento no había chicoria, se comía excelente, a precios accesibles y sobre todo para nosotros que éramos pinches y por unos pocos pesos nos llevábamos tales platos de comida.

Entrábamos a trabajar en la oficina, en horario estival a las 6:45 a.m. y antes de entrar nos íbamos a tomar un café al bar El Plaza.

En la Plaza Independencia a esa hora se podía y creo que aún se puede ver de todo, absolutamente de todo, porque esos grandes espacios, parece que atrajeran ejemplares de todo tipo, y en especial, seres con severas humedades en la azotea, en el mate que le dicen.

Sigue en pag. 2

Un comentario en «EL PIOJO, un canillita»

  • Los canillitas de antes se sabian toda la vida del barrio y te avisaban cuando habia algun problema hasta gancho para salir con una vecina. Hoy se vende el diario en los supermercados o los lees online, pero las computadoras y las cajeras ven a muchas personas pero no conocen a nadie.

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