16 abril 2024
CRÓNICAS

Fotocopia por favor

En épocas remotas y no tan remotas, tuve que empezar a tener unos pesos en el bolsillo y como estudiante me vinculé con la oficina de apuntes del centro de estudiantes de mi carrera.

Como mi vieja para sacarme del fútbol de la calle y las juntas perniciosas, o sea pasarme de la universidad de la calle a la universidad de la cátedra magistral.

Como etapa previa me mandó, en unas vacaciones escolares veraniegas a aprender a escribir a máquina a la academia Pitman, donde había una Sra., que calculo era Srta. y fanática, que enseñaba de la forma que me imagino, en que debería hacerlo, en el supuesto caso de ser la reencarnación, de un sargento de caballería, retirado por malos tratos a los subalternos.

En una clase me pescó escribiendo a máquina de piernas cruzadas, cosa elemental para una persona que tiene dos piernas, y pecado mortal de un aprendedor, en mérito a lo cual, me pegó una relajada de padre y señor nuestro, en los términos “que Ud en su casa debería andar caminando por arriba de las mesas”, etc etc., cuantas secretarias no habrían llegado a nada si hubieran seguido la escuela de esta energúmena. En el cruce de piernas muchas veces está el caché de una buena secretaria.

Ni me corrió por la cabeza contestarle nada, por si se iba a las manos y como ya había hecho un par de meses, simplemente dejé de ir, en mérito a mi integridad física y que ya escribía al tacto, sin la caja de zapatos, que ponía la muy esposa de caballo con perdón de las yeguas, para que no mirara el teclado cuando estaba escribiendo.

Otras vacaciones y de mi propio peculio aprendí, con una viejita encantadora, en una academia, taquigrafía sistema Marty y no se cuánto, un apellido vasco, que era el que se utilizaba en una de las dos cámaras del Poder Legislativo.

Era una norma que se cumplía en casa, siempre apostar a más o sea, cuando saqué libreta de chofer, mi viejo me hizo sacar la profesional, y la tuve a los 18 días de haber cumplido 18 años, porque él pensaba que de esta forma si pasaba cualquier cosa, tenía libreta y si a él le pasaba algo y tenía que salir a yugar, la libreta profesional me abría otra puerta. Desgraciadamente a los 6 meses de tener la libreta el viejo con 59 años no estuvo más.

La taquigrafía la aprendí por las dudas y me sirvió para aprender todas las conjugaciones de los verbos, porque era un sistema mucho más completo que el Greg de la Pitman, donde los verbos se ponían presente, futuro y pasado y el Marty tenía todas las conjugaciones hasta el pluscuamperfecto y los participios pasivos y la gran…

Sudé a la gota gorda pero me aprendí todos los verbos.

Antes de ingresar como estudiante a facultad, me iba a la oficina de apuntes y ayudaba a compaginar, definición mal empleada, porque en imprenta compaginar es armar la página y lo que nosotros llamábamos era juntar una de cada una de las hojas impresas de los apuntes y armar lo que luego de puestas las tapas de cartulina y cosido, sería el libro de apuntes.

Como había aprendido a escribir a máquina siendo un tierno y en el liceo y preparatorios me pasaba los apuntes a máquina, porque era mucho más fácil estudiar, ante una hoja prolijamente escrita, que ante cuadernos llenos de jeroglíficos que ni el pan bendito lo entendía.

Eso me dio una facilidad con la máquina de escribir, que la aproveché toda mi vida y la sigo aprovechando con el PC de la computadora, me complica la vida con la Tablet, porque una cosa es escribir con nueve dedos y otra muy distinta acostumbrado a escribir al tacto hacerlo con un dedo solo.
Una vez jugamos una carrera escribiendo con un veterano que recalentaba los tipos de la máquina, por su velocidad y le gané con 94 palabras por minuto.

Si, no se preocupe amigo, tengo diez dedos en las manos y diez en los pies, como casi todo el mundo, lo que pasa que el pulgar de la mano izquierda no se usa, los dedos índice, medio, anular y meñique de cada mano, 8 en total, son para las distintas teclas de escritura y el pulgar de la derecha es para la barra espaciadora.

Cuando ingresé a facultad, me iba con un grabador a alambre, si aunque Ud no lo crea, tenía un rollo chiquito y uno grande, se imantaba el alambre bien finito y al pasarlo devuelta se sentía la voz del profesor.

Tenía un lote de contras ese grabador de la edad de piedra, primero que pesaba un quintal y segundo que cuando uno iba sacando la versión a máquina, tenía que frenarlo, darle para atrás, volver a arrancar, todo para poder armar una cláusula en la máquina.

Todo muy bonito, pero si uno se descuidaba el alambre se salía del rollo y se armaba una galleta, como la que se le arma a los pescadores en el reel, cuando son medio chambones al tirar, me refiero a los reels Penn americanos, no esos reels para maricones que tienen devanador.

Cuando se hacía galleta, se perdía lo grabado porque ese alambre no tenía arreglo, aunque a veces uno con muchisimísima suerte y un poquitito de habilidad lograba arreglar el lío, en su defecto clase perdida.

A veces para no tener lío por el alambre maldito lo cortaba y lo ataba porque era muy finito, claro que saltaba cada vez con el nudo y en cualquier momento volvía a hacer galleta.

Se ganaba un peso por cada hoja de cada clase pasada a máquina a renglón por medio, la grabación estaba incluida en ese peso.

A la clase siguiente, lunes, miércoles y viernes, se entregaba la versión de la clase anterior al profesor y se grababa la siguiente.

Pasar una clase llevaba entre tres horas, tres horas y media y cada clase ocupaba una treinta hojas.

Moraleja en números redondos los emolumentos que se sacaban eran unos 90 pesos por semana de grabación y pasado.

Claro que una vez corregidas las clases, se picaban las matrices de mimeógrafo, a dos pesos cincuenta cada una porque había que ser mucho más prolijo.

Claro que como uno tenía flor de entrenamiento con la máquina de escribir se llegaba a pasar cuatro matrices por hora, unos diez pesos la hora, porque era mucho más fácil copiar de papel que andar luchando con las palabras perdidas del grabador, sin contar la hora de grabación que iba gratis.

Después de picadas las matrices se imprimían con el mimeógrafo, al principio era un A.V. Edison Dick, en que había que darle manija todo el tiempo y entintar a mano y distribuirla con un cepillo que tenía el tambor adentro.

Después apareció el Gestetner, que tenía el pomo de tinta adentro y yo usaba un pomo afuera aparte, para no perder tiempo al cambiar la matriz, le echaba un chorro de tinta al tambor y ya arrancaba a full de tinta.

El mimeógrafo largaba unas 100 hojas por minuto, pero tenía dos artes, que me las había estudiado al máximo, primero el mimeógrafo tenía que estar funcionando casi permanentemente, porque mimeógrafo parado no paga flete y un minuto es más de un peso, el tema era estar sacando hojas casi permanentemente y parar lo indispensable, la parada era para cambiar la matriz, cosa que se hacía mucho más rápido con ese chorrito de tinta que yo le agregaba al arrancar, y tenía un regulador de voltaje, que si en vez de tenerlo con 220 wts. lo ponía a 240, en vez de salir 100 hojas por minuto, salían 120 o 130 y al tenerlo muy poco tiempo parado, rendía $ 1,30 por minuto.

Otra treta, cuanto el tiraje eran 350 ejemplares, por la mitad, juntar las hojas y emparejarlas y cuando se cambiaba la matriz ya se se cargaban para la hoja vuelta y el mimeógrafo no paraba.

La últimas en la impresión se emparejaban y se agregaban en la mitad de la impresión de la vuelta de hoja.

Los que eran clavo eran los tirajes de 100 ejemplares.

Eso lo hacía los viernes de tarde y los sábados todo el día.

Los domingos de mañana se compaginaba y se armaban los libros.
O sea que grababa tres veces por semana, porque más de una materia era imposible, picaba cuando estaba todo el material.

No era un trabajo a full, sino que cuanto más rápido lo hiciera más pronto quedaba libre, pero había que hacerlo a responsabilidad porque el profesor controlaba no solamente los borradores de las clases, sino también veía los libros.

Había un solo error inevitable, era cuando la hoja vuelta, o sea la par, había pasado pegada con otra por el mimeógrafo y salía en blanco, cosa que se enteraba el estudiante que había comprado el libro.

El costo, era la mano de obra, más la tinta y el papel y un 20% de utilidad para el Centro de Estudiantes.

A fin de mes salía muy bien unos $ 1.200 o algo más y lo dejé por un empleo de $ 900 con el que hice toda la carrera administrativa y la universitaria aparte y del que estoy jubilado.

Las fotocopiadoras me las tuve que fumar en el empleo, las primeras, había que poner el original y el papel sensible y a bomba manual hacer el vacío y luego ponerle otra hoja sensible, revelarlo y luego ponerlo a secar.

Las fotocopiadoras secas fueron una bendición.

Hoy tengo el scaner incoporado a la impresora de la computadora, es inteligente y lo que copia como fotografía lo pasa a Word y se le puede cambiar el tipo de letra, el tamaño y luego darle el formato que se quiera.
Estamos en un momento en que con los EBooks se podría tener en un solo librito toda la carrera de abogado, de escribano, el costo del librito puede andar en los 120 o 150 dólares y el cargado del mismo vintenes.

Lo caro serían los derechos de autor, pero si el señor del MIDES anda regalando 50 fotocopias por mes en la puerta del liceo Zorrilla, si fuera a todos los estudiantes sería mucho más productivo comprar los derechos de autor para el MEC y en vez de regalar las seudo computadoras del plan Ceibal, unas tablets cargadas con los libros serían muchísimo más baratas y más útiles, sin perjuicio que al año siguiente se pueden renovar los libros.
Si es un regalo demagógico a los del Zorrilla solamente está espantoso.
Lo que no me cierra es que cuando fui al liceo público el primer día de clase me daban una hoja a mimeógrafo, en la cual marcaba los libros que los profesores me decían que necesitaría para todo el año y la presentaba en la biblioteca y marchaba para mi casa con todos los libros.

Pasamos de aquella opulencia a esta miseria y ¿siguen los sueldos de hambre en la enseñanza?

Hoy no sería mucho más sencillo un EBook por estudiante cargado con los libros que solicita la cátedra o el profesor de secundaria, cuyos derechos de autor pertenezcan al MEC, o al CONAE, o a la propia Facultad o Universidad de la República.

Dinero hay, simplemente hay que administrarlo bien, el Rector Arocena se dio el lujo de cambiar las butacas del Paraninfo a un precio de más de U$S 500.- cada una, no podrían haber aguantado las butacas unos años más, porque para algún acto académico o del Pit Cnt-FEUU esas butacas son demasiado.

Otro detalle interesante sería saber quiénes fueron los que tiraron la bomba incendiaria a la Fundación de Cultura Universitaria, porque estudiantes de derecho no fueron y la hinchada de Peñarol no estaba en la vuelta, habrán sido los italianos que como marcharon con los juveniles que vinieron a vengarse de la Fundación?

Hablando en serio Inteligencia, tendría que utilizar la ídem y meter en cana esos grupos disolventes, que andan buscando la oportunidad en el Ministerio del Interior, en la Suprema Corte de Justicia, en la Fundación y mañana en cualquier lado en que se preste la oportunidad, por estar tirante en algo la cosa.

No se necesitan víctimas, victimarios abstenrse.

Los que lucran exageradamente con los locales de fotocopias y algunos profesores que dejan los libros para que los alumnos después vengan a buscar las fotocopias, tendrían que dejar bien claro que los libros que dejan para el fotocopiado son de su autoría porque el derecho de autor, es un derecho de propiedad y puede ser cedido a un Centro de Estudiantes como en mi época, pero si es un libro de un tercero y lo deja en determinado local, se presta s suspicacias.

Los que lucran con el sistema de fotocopias en detrimento de los derechos de autor de los libros deben identificados y sancionados con el peso de la ley y tratar en lo posible de que los que paguen el pato no sean los estudiantes.

¿Qué pasó desde el 2002 hasta ahora con los denunciantes y los denunciados o nadie siguió la cosa?

Porque en el 2002 hubo otra bronca parecida y que pasó;
Es un tema muy complejo, hay muchos intereses, están los dueños de las fotocopiadoras, hay fotocopiadoras arrendadas a la façón, el paquete parece ser bastante grande y saltó la petiza porque el tema está en el Cordón y se ve por proximidad, y ¿en las demás facultades no pasa nada?

¿Y en el interior tampoco?

Los derechos de autor valen en toda la república.

¿Los ciudadanos son todos iguales ante la ley?

¿Fotocopias para todos o fotocopias para naides?

Es un tema nacional que necesita una solución nacional, sin chacras demagógicas en la puerta de ningún liceo que regalen fotocopias.

No me gusta nada lo que está pasando…, que todo sea para bien…

3 comentarios en «Fotocopia por favor»

  • anda devolviendo los lapicitos y los carbonicos porque esoson las pruebas del delito ……ah y eso no termina por esa, porque la dgi te va a revisar a ver si con los lapicitos y los carbonicos no estavas evadiendo iva……….jajajajajajaja ………ha si terminaste la carrera vas a tener que devolver el titulo y capas que el laburo que tenes….
    yo quiero saber que van hacer, porque vienen los examanes, los estudiantes van a reclamar y mas vale que los aprueben a todos…..jajajaja

  • yo fotocopie un par de recetas de comida macrobioticas, que tengo que hacer? las devuelvo¿

  • yo conosco a un sujeto que saca fotocopia de todo, de las facturas, de los recibos, de los tiquet, de los apuntes, cajas y cajas de fotocopias, insoportable..che ustedes que saben, la CI tiene derecho de autor?? poque viste que para sacar credito te piden fotocopia de cedula y ahora me da miedito…

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