18 abril 2024
GALERÍAS

Gustavo Ferrín: Un uruguayo en Angola

Casado, 4 hijos, es abuelo, dedicado al fútbol desde los 6 años, y tiene una trayectoria profesional que lo ha llevado a ser una persona muy destacada en el mundo del deporte.

Gustavo Ferrín, comenzó con 6 años en el Maeso, pasó a jugar en Defensor, donde hizo toda su carrera hasta que con solo 17 años debutó en primera. A los 18 años fue a jugar a España en el Moguer de Huelva y posteriormente a Córdoba. Dónde después de una operación de rodilla tuvo que dejar el fútbol activo. En Argentina vivió 6 años, luego regresó a Uruguay. En el año 1994 comienza el curso de entrenador en el ISEF, luego hace el postgrado de Educación Física, 4 cursos FIFA y muchos cursos más de especialización.

Por Iara Bermúdez y Waldemar García

Hoy con 53 años, es el técnico de la selección de Angola. Después de rechazar algunas ofertas aceptó la oferta de Angola porque según nos cuenta. “…después de haber trabajado con escuelas de fútbol japonesas en Uruguay, haber jugado un ratito en Europa, haber dirigido selecciones americanas, dirigir una selección africana es como la frutilla de la torta”
-Tu vida es de formación constante

-Siempre, desde que empecé a dirigir las divisiones juveniles de Defensor, y pasé a la selección, el pasaje que tuve en la sub-17, en la sub-20, el corto plazo que tuve en la selección mayor. De ahí me voy a Arsenal de Argentina, vengo de Argentina y me voy a Perú, vengo a Defensor, me voy a Perú nuevamente, a la selección juvenil.
He ido a dar charlas al exterior, a la universidad Eloy García, a Honduras, a El Salvador, a Ecuador.

¿Cómo es la vida en el exterior?

A los 18 años me voy solo para España. Me llevó un uruguayo, Julio Cardozo, que jugaba allá, que ya ha fallecido. Yo era muy chico y ellos querían rodearme de afecto, que no me sintiera tan solo y como había problemas con mi pase me quedé en su casa, en Murcia. Cuando se solucionó todo lo mío me fui a Andalucía, a Huelva, y ahí si fue duro. La comunicación no era como la de hoy, yo escribía una carta y hasta los 15 días no obtenía una respuesta. Estuve internado un mes con una operación de rodilla, otra de tibia y peroné y yo no tenía quien me acompañara en ese momento porque iba a revolucionar a toda mi familia aquí. Pasé internado, la gente me ayudó mucho. Me contaban que cuando salí de la anestesia, me quería volver, decía que me quería ir, que quería estar en mi casa.
-¿Y cómo entrenador, como te relacionas con la gente?

-La vida es mucho más difícil porque es más solitaria; si ganas estás solo porque el triunfo es de los jugadores y si pierdes peor todavía, llegas a una habitación y no hay nadie, no hay consuelo porque perdiste y no hay nadie que se acerque para darte ánimo. Cae toda la responsabilidad sobre uno. Pero sabemos que estas son las reglas del juego.

En los puestos en que yo he estado, principalmente a nivel de selección que es en lo que más he trabajado, la calle es dura, no podes salir a la calle, no es fácil manejarse socialmente. A mi me gusta salir a caminar todos los días, pero cuando pierdes en el exterior, como extranjero tienes que tener cuidado, no por miedo a que te agredan sino porque la gente se mete contigo. Así que vivo prácticamente encerrado. Cuando ganamos lo disfruto más, me da una tranquilidad, me da más ánimo para trabajar, pero tampoco salimos. Así que vivimos prácticamente en un hotel, yendo a la Federación cada día y planificando y viajando; con la selección estas continuamente de viaje.

-¿Es la primera vez que vas a un país en que no se habla castellano?

-Sí, nos comunicamos en portugués, es la única barrera que tenemos que no es tan difícil. Esto es una parte de mi vida, es parte del aprendizaje también. Si bien hay otras razones que eran seductoras nunca descuidé la parte de la formación y el aprendizaje con las nuevas experiencias. De alguna manera me da la potestad que si alguna vez se habla del fútbol africano yo puedo humildemente dar una opinión. Esto me seduce mucho porque soy el primer uruguayo que dirige ahí.

-¿Te has adaptado a la comida?

-Si, en el hotel tienen todo lo que quieras, desde lo típico africano y hay mucha incidencia de Portugal y de Brasil. Comemos carne brasilera. Pero nos adaptamos muy bien.
-¿Hay algún uruguayo contigo?
-Si el profesor Hugo Rozano es quien trabaja conmigo, vivimos en el mismo hotel. Cuando vayan nuestras familias tendremos una casa para cada uno. Estamos en contacto todo el día, andamos siempre juntos.

-¿Cómo es la relación con la prensa?

-No me preocupo demasiado con lo que dice la prensa, es un tema de opinión, la respeto, no vivo ajeno de lo que dicen, pero tampoco me hago la cabeza. Eso es lo que tiene el fútbol, la gente se prende al fútbol, escuchan la radio, leen diarios y esto pasa en todos lados; hay libertad de opinión, todos quieren un equipo diferente, todos quieren un sistema diferente, todos tienen una idea filosófica diferente. En Angola pasa lo mismo, no estoy pendiente de todo, no soy ajeno pero no estoy pendiente si hablan bien o hablan mal. Es la única manera de estar en esta función.

-Al ser el entrenador de la selección y ser de un país poco conocido para Angola ¿te hacen muchas preguntas sobre nuestro país?
-Sí, preguntan, justamente estuve con gente de Francia en Lisboa y preguntaron sobre las características del país.
Preguntan sobre el país, la cultura, el mate. Nos ven tomar mate y quieren probar.
Donde vaya y soy identificado como uruguayo surgen los nombres de Suarez, Forlán, Cavani, eso es un sello que está asociado a Uruguay.

– ¿Cómo consigues la yerba?

-En la maleta van 3 kilos de ropa, libros y lo demás es yerba, imprescindible.

-A nivel personal: ¿cómo se lleva estar tantos meses separado de la familia?

-Sentir la falta es una mochila que cargas por no poder estar al lado de la familia. Hay momentos que la familia te necesita y si bien uno está en contacto permanente con ellos, no es lo mismo levantar el teléfono e ir a la casa, que levantar el teléfono y simplemente comunicarte telefónicamente o chatear. No es fácil, pierdo todas las reuniones que hacen mis hijos, mis nietos crecen. También me ha pasado cuando eran chicos de llegar y que me rechazaran el primer tiempo porque me desconocían y eso es doloroso. Son cosas que cuando vuelvo estoy pendiente. Que al irme no hablaran y al volver que hablaran un montón, son cambios que sorprende mucho. Ahí te das cuenta que la vida va a pasos agigantados y que estamos en un etapa que empezamos a pensar de otra forma.
Cuando llega la noche es la parte más difícil, hay un vacío grande y ahí tienes que ir adaptándote y acostumbrándote.

-¿Tienes una relación de amistad con los jugadores?

-A veces hacemos catarsis con ellos, pues los futbolistas también tienen alguna dificultad de afectos, algunos están fuera de su país, fuera de sus regiones donde han nacido, entonces muchas veces oficiamos como padre, como un consultor. Creo que el estilo de conducir nuestro está abierto para un relacionamiento mucho más cercano, lo hacemos no por sacar provecho de una situación, lo hacemos porque realmente lo sentimos.
-¿Tu trabajaste mucho con los juveniles no?

-Sí, eso es lo que te da mayor capacidad, te obliga a estar en contacto permanente con los jugadores, ahora la selección mayor te resulta más fácil porque hablas con un adulto. Cuando uno habla con un joven y algunos no tienen a su papá, no tienen a su mamá, otros no conocen a su familia y es difícil, hay que estar muy preparado para tener una conversación con un chico que tiene toda esa problemática. No pasa solo en el fútbol, pasa en cualquier área, pero en el fútbol se da mucho.

-¿El haberlo vivido también te da unas pautas para saber lo que sienten ellos?

-Exactamente, esa es la empatía que uno tiene que tener en estos casos para pensar: que fue lo que más sufrí yo y cuál fue la necesidad que tuve más de recurrir a personas que me alentaran, que me aconsejaran, que me guiaran. Es tu experiencia y con los años empiezas a volcar en los demás lo que has vivido.

-¿Cuál fue el reto más difícil que tuviste que afrontar?

-Yo creo que cada año es más difícil porque cada año uno tiene un conocimiento y una trayectoria y le exigen más. Defender a la selección es una responsabilidad grande porque también hay un sentimiento grande. A mí de las cosas más raras que me han pasado fue dirigir a Defensor que es el club en que yo nací y me crié, viví toda mi juventud dentro del club, mi formación como entrenador, hay una mezcla de afecto y cariño, con lo profesional y esas cosas no son fáciles de dominar. Lo que me resultó sumamente difícil fue enfrentar a Uruguay. Si bien era un partido de fútbol y yo mismo me quería convencer de sacar el dramatismo que hay de estar luchando por un evento deportivo contra tu propio país y más habiendo dirigido la selección. Fue incomodo para mí y fue incomodo para mi familia. Fue en el sudamericano de Perú sub 20. Ganamos 2 a 0. Lo peor fue después que terminó el partido, me sentí mucho más incomodo. Pero yo siempre declaré en donde estuve el máximo respeto por la selección, pero jamás renuncie a mis orígenes, me siento uruguayo. Los uruguayos que hemos estado mucho tiempo fuera del país tenemos un sentimiento más fuerte de uruguayos que cualquiera, es como si se nos va agudizando el sentimiento.

-¿Lo mejor que te ha pasado en tu vida deportiva?

-Dirigir la selección uruguaya es el sueño de todos los uruguayos y solo 60 dirigieron la selección y yo estoy dentro de esos 60. Un chiquilín de barrio, de gente humilde, pasar de tener todas esas ilusiones, cuando alcanzaba las pelotas en el Estadio o cuando jugaba en la canchita del Maeso a salir a jugar en el estadio del Liverpool para jugar contra Beckham, Lampard, Ferdinand, me parecía que era un sueño. Pero en ningún momento sentí miedo, me sentí cómodo, me sentí bien, primero porque tenía un grupo de jugadores muy bueno, no sentí el peso de dirigir una selección que era campeona del mundo. Dirigir a Uruguay debe ser de las cosas más difíciles que hay en el mundo. Estoy seguro que es más difícil que dirigir una selección italiana o una selección inglesa. Eso lo he disfrutado, me he dado un lugar, un tiempo, cuando uno va madurando empieza, sin perder la responsabilidad que tiene, a disfrutar. Algunos son tocados por la varita mágica en la vida y tenemos ciertos privilegios que no los tiene cualquier trabajador que sale cada día para llevar el pan para su casa, eso lo valoro mucho. Poder viajar, si bien estamos muchas veces en lugares que no es fácil estar, pero es todo a través del fútbol, de eventos deportivos, de competencias deportivas.

-¿Cuánto ocupa el fútbol en tu vida?

-Yo, cuando estoy solo, me levanto muy temprano, tomo mate, leo, trabajo, planifico, creo cosas, siempre estoy ocupado. Puedo estar 5 ó 6 horas trabajando con la computadora buscando cosas nuevas para hacer. Antes no salía de la rosca del fútbol, terminaba y tenía que seguir haciendo cosas. Ahora vine por 15 días y desde que terminó el último partido empecé a disfrutar el viaje de regreso. Tenía todo el trabajo preparado para que en estos 15 días pudiera ir al fútbol a disfrutar del fútbol sin tener que estar analizando. Fui a sentarme en el Franzini. Tengo la rambla, la gente que ha estado en mi entorno toda la vida. Fui al Saroldi, fui al Estadio, sin apartarme del fútbol pero con una visión más alejada de lo profesional.

Ferrín nos deja una reflexión sobre el éxito y el fracaso.

-Con los que me contratan que son mis patrones siempre he sido claro y preciso con lo que quiero, lo digo antes porque circunstancialmente puedo cambiar si estoy convencido, no por una imposición, por eso siempre dejo claras las cosas antes. Lo que hago no es lo mejor; pero para mí es lo mejor. Soy flexible, soy autocrítico, soy crítico: cuando hay algo que no me gusta lo digo. En el oficio nuestro nos tenemos que ir callados y ocultar cosas pues no es el momento de decirlo y pueden hacer daño y en definitiva el que se lleva todo el daño es el entrenador. Hay un resultado que es estadístico y es ser campeón. Si en un torneo hay 16 equipos, hay 15 fracasos. Yo no creo que haya 15 fracasos. En 16 equipos hay uno que es campeón, que muchas veces no es el mejor. El resultado está en que el patrimonio de un club se fortalezca y cuando el entrenador se vaya quede una huella para seguir un camino que no tenga deterioro para el club, todo lo contrario, que se vaya fortaleciendo. Yo me siento exitoso en la selección de juveniles aunque no fueron campeones del mundo, clasificaron al mundial conmigo, sin los recursos que tienen hoy las selecciones para competir previo al mundial y quedaron casi el 90% de los jugadores que fueron cuartos en el mundial. Para mí eso es éxito. Capaz que el mundo que está en mi entorno lo ve de otra forma y tiene derecho de verlo de otra forma. Por eso digo: ¿cuál es el éxito? ¿Ser campeón del mundo y que después no haya aporte para las selecciones futuras? Es un éxito deportivo que engalana una vitrina y que da prestigio, pero con fines de futuro capaz que no tiene las metas que hay propuestas. Yo sé que estuve en Defensor y mi trabajo vendió por muchísimo dinero. Creo que eso es éxito. El pasaje por las selecciones juveniles: si casi todos los titulares en la selección mayor hoy en día, que ha tenido un logro importante deportivo, estuvieron conmigo cuando fueron jóvenes, siento que hay una pequeñita parte, muy pequeñita, que me corresponde.

En este proyecto que estoy emprendiendo me llaman y dicen que hay que hacer un recambio. Yo explique cómo hago los recambios, no hay que recambiar una cubierta que está pinchada, sacarla, poner una nueva y tirar la otra. El recambio, hay que hacer un trabajo que se fortalezca en el punto de vista metódico para que no haya un resentimiento deportivo. Nosotros en 5 meses bajamos el promedio de 28 años a 22. Creo que empieza a verse que hay una mano que está trabajando, en un futuro, ganando o perdiendo, algo va a quedar.

-En el aspecto personal: ¿tus amigos son del fútbol o son de la niñez o de la adolescencia?

-Mis amigos son los de la infancia. He hecho muy buenos amigos en el fútbol pero con el amigo de la infancia hay una relación especial porque nos conocemos desde chicos. Esa es la única ventaja que hay pero que es una gran ventaja. En el fútbol he conocido muy buena gente pero también en el fútbol hay asperezas porque hay intereses.

-¿Te planteas quedarte en Uruguay?
Yo no me lo planteo, me lo planteé una vez y el proyecto no salió bien. Me dejó la enseñanza de no estar pensando si voy a dirigir en Uruguay o no. Lo que tengo es esto y no sé si mañana voy a tener lo que tengo hoy o no. Porque la Federación determine que me vaya o porque yo me quiera ir. Eso me da una gran libertad de poder decidir las cosas. Yo no me imaginaba estar acá, el fútbol es tan dinámico que mañana puedo estar en otro lugar. No me planteo que voy a hacer en el futuro. Sí sé que voy a vivir acá. No creo que haya un lugar que me seduzca en el mundo que no sea vivir en el Uruguay.

6 comentarios en «Gustavo Ferrín: Un uruguayo en Angola»

  • No les enseñes a jugar a los africanos que despues nos bailan, ya corriendo no los agarramos, donde la sepan mover …fuimos!

  • Que sorpresa!!, me encantó la entrevista y que uds: Iara y Waldemar sean los promotores. Gustavo es una excelente persona, sin duda es un profesional de profundos valores y conocimientos, querido por quienes lo rodean. Un orgullo el haber compartido parte de nuestra infancia y habernos reencontrado en la adultez.
    Coincido con Aldo: enseñales lo necesario, no más sinó después se nos puede complicar jeje.
    Un abrazo Gustavo, lo mejor para vos y tu familia

  • Felicitaciones, qué buen reportaje! Para Gustavo felicitaciones y muchos éxitos, y felicitaciones para Iara y Waldemar también!

  • Gracias a todos, muy linda nota waldemar, agradezco la oportunidad que me conozcan y perdón por no compartir siempre con Uds. Sigan con esas preciosas reuniones de amigos. Un beso a todos. Hasta siempre.

  • q linda nota…te deseo lo mejor papá….sos un ejemplo de padre y de persona te extraño te quiero mucho…tu hija mayor!!!

  • Muy linda nota los felicito , pero me dio un poco de pena por el señor , siempre encerrado por miedo a que le digan cosas , bastante triste debe ser estar lejos de su familia , en verdad me dio la impresion de que se siente solo y no disfruta cuando gana su cuadro pues el festejo es para los jugadores , me parece un poco egoista por parte de los jugadores , el hombre pone todo su ezfuerzo para que ganen pero si asi sucede no lo invitan a festejar el triunfo un poquito egoista no?? bueno de todas maneras muy lindo su articulo muchachos … un beso grande … M B.

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