19 abril 2024
MUNDO

La música y tu cerebro

Además de ser muy agradable, la música tiene una influencia marcada en el sistema nervioso pues afecta el campo de la percepción en las personas que la escuchan.

Puede realizar cambios en las estructuras cerebrales y potenciar habilidades cognitivas en personas de todas las edades. Vamos a enterarnos de cosas que le hace la música a tu cerebro.

Somos lo que escuchamos y que no te quepan dudas de ello. La música dice muchísimo sobre nuestra personalidad, sobre nuestra cosmovisión y especialmente sobre nuestra psicología.

En alguna oportunidad, veremos algunos de los curiosos y complejos procesos cerebrales que se desarrollan en el cerebro de los músicos durante la improvisación.

Más precisamente, ¿qué hay de quienes disfrutamos de esos estilos musicales tan peculiares como el heavy metal en sus tantas formas y expresiones? ¿Existen tantas diferencias como se alardea? ¿Qué sucede con los estereotipos?

Una nueva investigación intenta dilucidar todas estas interrogantes; acompáñame para meternos en la cabeza de un headbanger y conocer algunas curiosidades sobre la psicología de los metaleros…

El estudio

Como aquella vez, comencemos con algo de música…y de la buena.

Metalheads: La influencia de la personalidad y las diferencias individuales en la preferencia por el Heavy Metal es el título bajo el cual, el mes pasado, fueron publicados en APA (American Psychological Association) los resultados del estudio a cargo del psicólogo Viren Swami y un grupo de investigadores de la Universidad de Westminster, en Londres, Inglaterra.

Además de intentar derribar algunos de los fuertes estereotipos que existen hacia los fanáticos de los estilos musicales derivados del metal, de algún modo, el estudio intenta hacer un retrato psicológico de los metaleros, quienes tendrían “una peculiar constelación de rasgos en la personalidad”, de acuerdo al modelo de los cinco grandes y la teoría del rasgo.

Un total de 414 personas participaron en el estudio, 219 mujeres y 195 hombres; todos ellos británicos, quienes se sometieron a una sesión de escucha de 10 pistas musicales de diferentes estilos de metal contemporáneo extremo (desde heavy metal a metalcore, thrash, death, black, etc.), con una escala de 7 puntos que iba de “extremo desagrado” a “extremo agrado”.

Una vez culminaron, los participantes también completaron pruebas del modelo de los cinco grandes de personalidad, el cual revela las actitudes de cada individuo frente a la autoridad y sus máximas figuras, la autoestima, las necesidades de singularidad y la religiosidad.

Los resultados: la individualidad y el rechazo a la autoridad

La evidente coincidencia entre la preferencia musical de los participantes con el modelo de la personalidad de los cinco grandes no fue algo que sorprendiera al señor Swami. Numerosos estudios anteriores han demostrado la fidedigna y fiable asociación entre la personalidad y la subjetividad de los individuos y sus preferencias musicales, pero no en forma específica y detallada. Es decir que hasta entonces, esas preferencias no se habían analizado a niveles tan específicos de acuerdo a subgéneros musicales, como el metal extremo.

Los resultados fueron muy claros y demostraron que las composiciones más extremas, con los riffs de guitarra más “pesados”, de ritmos complejos y tiempos fuera de lo común, con bruscos cambios a pasajes intenso y melódicos, así como cantos caracterizadas por “gritos, chillidos y gruñidos”, eran de más agrado para quienes marcaban un claro pasaje a lo que en psicología se conoce como la apertura a la experiencia. En otros términos, el gusto por estas características musicales coincidía con las actitudes más negativas y de rechazo hacia la autoridad, la baja autoestima, una mayor necesidad de singularidad y un fuerte desapego por la religiosidad. Además, tampoco sorprendió que la mayoría de los participantes bajo estos términos fueran hombres.

Los investigadores resumieron:

“Nuestros resultados confirman informes anteriores sobre el hecho de que la apertura se asocia con una preferencia por el rock pesado y el heavy metal, incluyendo subgéneros “nonmainstream”. En la explicación se ha sugerido que los individuos que puntúan alto en la apertura muestran una preferencia por la intensidad, la variedad, la complejidad y el sector más extremo y menos convencional del heavy metal.

[…] también mostraron que los individuos con actitudes más negativas hacia la autoridad institucional eran más propensos a mostrar una preferencia por las pistas de metal extremo.

En general, esto es consistente con la descripción de los fans de heavy metal como habitar una subcultura de la alienación, que se traduce en una oposición a la autoridad y a la sociedad en general… Es posible, por ejemplo, que el heavy metal pueda evocar imágenes referentes que son inherentemente antiautoritarias o la señal de una rebelión contra la cultura dominante. En este sentido, las personas que tienen actitudes más negativas hacia la autoridad pueden mostrar una preferencia por el metal extremo, precisamente porque expresa su descontento con la autoridad.

Los encuestados que mostraron una mayor preferencia por las pistas de metal en el presente estudio también eran más propensos a tener baja autoestima y una mayor necesidad de la singularidad. En el primer caso, es posible que las personas con autoestima relativamente baja se sientan atraídos por el metal pesado debido a que este estilo de música permite una purga de los sentimientos negativos. La catarsis ofrecida por el metal, a su vez, les ayuda a aumentar la autoestima y promover autoevaluaciones positivas entre los que de otro modo, la baja autoestima podría preponderar.”

“Las personas más cercanas a la apertura a la experiencia tienen una marcada tendencia a sentirse a gusto con las formas más complejas, intensas, interesantes y estimulantes de la música y el metal es sólo una de esas varias formas”, termina señalando Swami.

2. La música y los ruidos de fondo

Cuando somos jóvenes podemos distinguir fácilmente los sonidos que nos llegan a través de los ruidos de fondo. Sin embargo, mientras más envejecemos esta habilidad parece perderse. Los científicos han descubierto que la música ayuda a mantener activo el don de la diferenciación auditiva.

Las personas que estudian música o aquellos que son oyentes asiduos de dicha manifestación artística muestran una gran capacidad para escuchar las ondas sonoras que les llegan a través de los entornos ruidosos.

Está comprobado: la música clásica modifica tus genes y te hace más inteligente

Siempre supimos que la música era buena para la salud. Nos pone de buen humor, reduce la presión sanguínea y hasta mejora la función muscular. Sin embargo, hasta ahora, los científicos no habían podido descubrir cómo exactamente es que la música afecta nuestro cerebro.

El impresionante descubrimiento se produjo en la Universidad de Helsinki a cargo de un grupo de investigadores liderado por Irma Järvelä. Los científicos se disponían a investigar los principios moleculares que conducen los cambios en nuestro cerebro.

Mozart se mete con tus genes

Los científicos descubrieron que la música clásica altera la función de los genes. Escuchar música mejora la actividad de los genes implicados en la secreción y el transporte de la dopamina, la función de sinapsis, el aprendizaje y la memoria.

Concretamente lo que hicieron los investigadores fue separar a los participantes de la investigación entre aquellos que estaban acostumbrados a escuchar música clásica y aquellos que no. Luego todos los participantes escucharon el concierto Nº3 para violín en G-mayor de Mozart.

Los investigadores midieron el perfil transcripcional de todo el perfil de la sangre periférica antes y después de la exposición a la música. Los resultados indicaron que después de la música los participantes con experiencia musical mostraban cambios a nivel genético. En los participantes sin experiencia no se relevaron cambios significativos a nivel genético.

Los cambios producidos fueron de dos tipos. Por un lado, la música clásica impulsó la función de los genes relacionados con la memoria, el aprendizaje y el funcionamiento cerebral en general. Además de un receptor específico que regula el estrés, la depresión y hasta los comportamientos adictivos.

Y por otro lado, y esto quizás sea lo más interesante, redujo o neutralizó la función de los genes relacionados con el envejecimiento cerebral y el deterioro neuronal en general, incluidos los genes relacionados con el Alzheimer, entre otras enfermedades.

Estos descubrimientos contribuyen a la explicación científica de los beneficios de la musicoterapia en el tratamiento de diferentes enfermedades mentales.

3. La música ayuda a que los recuerdos retornen

Por extraordinario que parezca, los estudios indican que la música ayuda a que los recuerdos retornen en personas que tienen la memoria afectada. Pacientes que han vivido traumas importantes que les han hecho perder la capacidad mnémica pueden recuperar muchos de sus recuerdos si se usan terapias musicales.
¿Qué música debería escuchar según mi trabajo?

Escuchar música en el trabajo, aunque no le está permitido a todo el mundo, es realmente satisfactorio. A uno le puede resultar más fácil concentrarse, le puede parecer que el tiempo pasa más rápido y hasta puede mejorar su productividad.

Sin embargo escoger equívocamente también puede ser contraproducente.

La música es una de las artes más abstractas, completas y excepcionales expresiones artísticas de la humanidad. Sin la música, muchos simplemente no podríamos concebir el día a día, y aunque me animo a realizar esta afirmación con todo tipo de reservas, estoy seguro de que nadie me va a contradecir.

Sabemos que la música tiene efectos de diferente índole en nuestro organismo, tanto a nivel psicológico como emocional y también físico.

La música y el cerebro

Lo cierto es que si, hay evidencia científica de por qué escuchan o hacen música: les da placer. Parece muy simple, pero detrás hay complejo proceso neuronal que implica toda una majestuosa labor en el cerebro, que involucra los sentidos, la memoria, las emociones y muchas otras cosas más.

Pero si entrara en detalle en la compleja cuestión del cerebro y la música, tardaríamos siglos en contestar la pregunta que hoy motiva este artículo. Así que seré lo más breve posible, independientemente a los géneros musicales, al valor estético de la música como obra de arte, los sentidos y sentimientos que esta despierta, y los procesos que pone en funcionamiento dentro de nuestro cerebro, la música nos da placer y si lo quieren a un nivel más técnico: inunda nuestros cerebros de dopamina.

Sabemos que la música también puede provocar otros sentimientos menos positivos y que incluso puede provocar todo lo contrario, pero centrémonos en su aspecto más apreciado, el de darnos placer.

Aunque habrá quienes consideren que la música no debe de analizarse a niveles como este, muchos científicos han estudiado las formas y el funcionamiento de la música y algunos hasta han dado en comparar sus efectos incluso con los de drogas tan fuertes como la cocaína.

La música es capaz de provocar variados e intensos sentimientos de alegría, euforia, relajación, excitación, tranquilidad, terror, angustia o dolor, entre otros. El propio Albert Einstein, quien tocaba el piano y el violín, señalaba que se trataba de “una válvula de escape” y que además, si no se hubiera dedicado a las ciencias se hubiera dedicado a la música.

Pero los beneficios de la música que nos interesan a nosotros son los de la creatividad y la productividad, y saber que determinados estilos musicales, pueden favorecernos o perjudicarnos.

¿Qué tipo de música escuchar de acuerdo a mi trabajo?

En un infográfico publicado poco tiempo atrás por la compañía de insumos electrónicos y equipación de Audio: Sonos the Wireless Hi-Fi System, se presentan los estilos de música que cada uno debería (o no) escuchar de acuerdo a su empleo y al tipo de tarea que realiza en el.

El infográfico se construyó a partir de varias investigaciones, encuestas y comparaciones entre los niveles de productividad de acuerdo a la profesión y el estilo de música que los trabajadores escuchaban mientras realizaban sus correspondientes tareas.

Tu trabajo implica movimiento

Cuando estás de pie todo el día y:

Si trabajas en construcción/carpintería/mecánica, etc., escucha rock clásico, hard rock, heavy metal u otras ramificaciones del metal. La música de estos estilos te mantendrá motivado y con la fuerza necesaria para terminar con la jornada. Pero procura hacerlo a un volumen lo suficientemente alto como para que el ruido de las herramientas no lo opaque. No escuches música clásica, ni barroca, ni ambiental.

Si trabajas en atletismo/deportes/dirigencia deportiva, etc., escucha punk, punk-rock, rap, hip-hop o rock and roll. Necesitarás música que levante tu ánimo y/o el de tus compañeros por lo que puedes hacerlo al volumen que consideres adecuado, tanto con auriculares como en equipos de audio. Jamás trabajes en esto escuchando folk, polka u oldies.

Si trabajas atendiendo al público ya sea atendiendo un comercio/bar/tienda de ropa, etc., puedes escuchar prácticamente el estilo de música que se te antoje a ti o el que escojan entre tu y tus compañeros. Puedes escuchar todo tipo de rock (and roll, clásico, indie, etc.) country, folk, dubstep, electrónica, techno, pop, jazz, reggae, etc. Va a depender del tipo de público y de que la música no vaya a disgustar a un cliente. No se recomienda escuchar metal, punk ni rap o hip-hop.

Si estás sobre ruedas y:

Si trabajas sobre 4 ruedas y conduces como taxista/repartidor/transporte, etc., se recomienda escuchar música barroca o clásica, jazz, pop u oldies. También se recomienda hacerlo a un volumen prudente, que permita escuchar el sonido de ambiente, el de la ciudad y los demás coches. No se recomienda escuchar estilos como el metal, pues sumado a la actividad de conducir puede generar cierto estrés.

Si trabajas sobre más de 4 ruedas y recorres distancias largas probablemente no estés leyendo esto pero te recomiendan escuchar música que te mantenga alerta y bien despierto, como rock and roll, rock clásico, techno, industrial, electrónica, dubstep, cualquier estilo dentro del metal o punk. Nunca escuches música ambiental.

El trabajo implica estar quieto en un escritorio

Cuando estás en un escritorio y:

Si tu trabajo implica la creatividad, si eres artista/escritor/músico, etc., se recomienda escuchar música del barroco y música clásica de cualquier época en general, jazz, smooth jazz y música ambiental. Las investigaciones han sugerido que especialmente estos estilos musicales ayudan a incrementar la concentración y la capacidad de concentrarse de las personas. En cuanto a un estilo no recomendable, en este punto no los hay, puedes escuchar lo que quieras.

Si trabajas en la computadora con números/documentos, etc., tampoco tienes restricciones en cuanto a qué estilo de música escuchar pero se recomienda escuchar aquellos que tienen un ritmo constante y repetitivo, como techno, hip-hop o pop. Aunque en menor medida, en este punto también hay quienes reaccionan muy bien escuchando música clásica y barroca, jazz, smooth jazz y polka.

Si trabajas en la computadora como programador, necesitarás escuchar música que te mantenga concentrado y focalizado pero que además te mantenga despierto. Se recomienda escuchar jazz, rock and roll, pop o techno. No se recomienda escuchar ni punk ni metal.

Aún falta realizar muchos estudios que puedan ayudarnos a determinar cuáles sectores del cerebro interactúan con la música, con cada frecuencia, melodía, tonalidad y característica de cada estilo, pero por ahora la evidencia empírica es muy concisa.

En mi trabajo yo escucho música todo el tiempo y según estos estudios no te tengo ninguna restricción, pero en las variadas listas de mi reproductor siempre hay alguna que otra pieza clásica. Principalmente de la época del romanticismo y clasicismo, aunque también me gustan algunos compositores del barroco.
También disfruto mucho de distintos géneros del metal (que tanto tienen que ver con la música clásica) en especial del metal extremo, pero siempre hay espacio para alguna que otra banda de rock progresivo, rock alternativo y un buen disco de jazz. No me gusta el funk ni el punk y seguramente interferirían con mi trabajo.

¿Cómo aprender una lengua usando la música?

Esto no es una casualidad, precisamente usar la música es una de las vías que recomiendan los expertos para aprender una lengua. Se ha comprobado que cantar las letras de un texto ayuda a fijar las palabras y la fonética mucho más que si se leen dichas frases.

¿Qué pasa en el cerebro de un músico al improvisar?

La improvisación musical no es para cualquiera, pero da lugar a sorprendentes momentos de brillantez y si existe algo parecido a hacer magia, es improvisar.

El estudio de Limb: el cerebro y la improvisación musical

No hay mejor manera de encarar esta publicación que escuchando una buena improvisación a la par.

Si eres de los que se quedan atónitos ante aquellos músicos que, improvisando una canción, parecieran sacar todas esas notas de sus instrumentos tan bien distribuidas y prácticamente de la nada, seguramente te has preguntado cómo lo hacen y qué estará pasando en sus cerebros. Pues como te mencionaba, el Dr. Charles Limb, de la Johns Hopkins University de EE.UU., se formuló los mismos cuestionamientos y para resolverlo, se tomó el trabajo de desarrollar un intenso estudio de 10 años de duración, observando la actividad cerebral de músicos de distintos estilos (desde el jazz al hip-hop) al improvisar.

Junto al científico e investigador Allen Braun, del NIH, Limb puso a pruebas de resonancia magnética a numerosos músicos durante la improvisación. Con las imágenes resultantes, los científicos observaron que durante la sesión de jam o improvisación, la actividad cerebral presentaba peculiares cambios, especialmente en las regiones superiores del cerebro y en los centros de inhibición del mismo. Éstos últimos muestran bajas significativas en sus actividades.

Según los científicos, estos estudios permitieron descubrir que la región de la corteza prefrontal dorsolateral del cerebro, una gran región de la parte frontal del mismo, mostró desacelerar sus actividades durante la improvisación. Esta parte del cerebro está fuertemente relacionada con las acciones planificadas y las de autocensura, siendo las mismas que te ayudan a controlarte en numerosas situaciones de la vida, por ejemplo en la elección de las palabras que vas a utilizar en una entrevista de trabajo.
Al bajar la actividad en esta parte del cerebro, sientes menos inhibición. De cierto modo, no estaríamos tan errados si consideramos que la improvisación significa para el músico algo muy parecido a la libertad.

La conexión entre los sueños y la improvisación

Otro detalle no menor es que, sorprendentemente, las mismas partes del cerebro que las resonancias magnéticas registraron como las más activas durante la improvisación, eran muy, pero muy similares a las que se activan mientras uno está soñando. Además de mostrar que las áreas de percepción sensorial del cerebro y las áreas vinculadas a la expresión se activaban con gran intensidad durante la improvisación, las resonancias revelaron que el cerebro de un músico improvisando presenta patrones sumamente similares a los que presenta en estado REM, planteando la posibilidad de establecer justificadas conexiones entre los sueños y la improvisación musical.

El lenguaje de la música

Por otra parte, los investigadores también registraron una mayor actividad en la corteza prefrontal medial del cerebro, que se encuentra en el centro del lóbulo frontal. Curiosamente, esta zona del cerebro siempre se ha relacionado con las actividades que refieren a la personalidad, la subjetividad y la consciencia del ser como individuo. Esta parte del cerebro se activa generalmente cuando estamos transmitiendo nuestra individualidad, como por ejemplo cuando estamos contando una historia muy personal o una anécdota acerca de nosotros. Es la parte del cerebro que trabaja cuando se trata de la autoexpresión.

Cualquier amante del jazz sabrá perfectamente que cada improvisación es única y corresponde a una persona. Es decir que una improvisación sólo suena como cada individuo puede sonar y precisamente ésto es lo que nos deja el estudio del señor Limb. Por todo esto, es muy acertado comparar la música con algo especial que simplemente hemos desarrollado de algún modo, como esa cosa tan peculiar que es, por ejemplo, el lenguaje humano. La música es un tipo de lenguaje.

5. La música y las emociones

Para nadie es noticia que la música nos hace sentirnos más emotivos. Pero los científicos han llegado mucho más allá, ellos han descubierto que los sonidos musicales afectan las ondas cerebrales provocando una mayor sensibilidad ante la realidad con la que estemos interactuando. Incluso, parece ser que tanto los músicos como aquellas personas que han pasado su vida escuchando música tienen una mayor capacidad para percibir las emociones de sus semejantes.

Estas afectaciones de la música en el cuerpo nos sugieren la importancia que dicha expresión artística tiene para la educación de las futuras generaciones. En un planeta cada día más en peligro por las cuestiones sociales y naturales, necesitaremos seres humanos que puedan cuidar de la memoria humana, aprender a comunicarse en todas las lenguas, tener una gran sensibilidad y, sobre todo, ser alegres y optimistas.

La música es sin dudas la mejor de las herramientas para fortalecer nuestros cerebros y nuestro espíritu, algo que la ciencia definitivamente ha confirmado.

Un comentario en «La música y tu cerebro»

  • No hermano el rock ya fue hay que escuchar plenas esa es musica de viejos la plena es mas divertida como Marama, Rombai, Toco por vos….

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