19 abril 2024
UNIVERSO

NEMESIS: La estrella asesina

La estrella compañera del Sol, es la causante de los ciclos catastróficos ocurridos en nuestra Vía Láctea, según científicos norteamericanos de la Universidad de Princeton.

Los estudios desvelaron que en los ciclos de devastación de la Tierra, Némesis cumpliría un papel protagónico. Y que a su paso, arrastra a gigantescos cuerpos celestes con su campo gravitatorio, como el devastador asteroide para la mayoría de la especies, que cayera en la isla Yucatán en la antigüedad.

La Tierra ha sufrido desde que hay vida en ella episodios de extinciones masivas, como el que terminó con los dinosaurios, y otros anteriores aún mayores, que provocaron la desaparición de más del 90 por ciento de las especies. El astrónomo Richard Müller, de la universidad de California, propuso en 1984 la hipótesis de que la responsable de estos eventos destructivos era una estrella oscura, quizá una enana blanca o marrón, que formaría un sistema binario con el sol en una órbita que la lleva a acercarse más o menos cada 26 millones de años lo bastante como para interferir con la nube de asteroides de Oort, situada en los límites externos del sistema solar, y enviar gracias a su gran fuerza gravitatoria miles de ellos hacia el Sol, con el resultado de que algunos chocan con la Tierra.

Qué es Némesis

Según publicaron entonces en la revista Nature el mismo Müller y los físicos Piet Hut y Mark Davis, ambos de Princeton, Némesis sería una estrella oscura y pequeña con una órbita decenas, centenas o hasta millares de veces más distante que la de Plutón.
Némesis es por ahora hipotética, porque los astrónomos la han buscado pero no la han encontrado, aunque han admitido que si fuera una enana marrón dar con ella sería como encontrar una aguja en un pajar.

Según la hipótesis, cada 26 a 34 millones de años, Némesis pasaría cerca o entraría en la nube de Oort. El efecto sería interferirla con su potente gravedad y lanzar grandes cometas en dirección al Sol. Así se explicaría la periodicidad de las lluvias de cuerpos celestes grandes que impactan la Tierra, el más conocido el que cayó en Yucatán hace 70 millones de años y extinguió los dinosaurios y muchos otros animales y vegetales.

Esta periodicidad fue confirmada por el registro fósil y los estratos geológicos de iridio extraterrestre. Sin embargo, no solo Némesis no ha sido encontrada sino que no se ha registrado el campo gravitatorio ineludiblemente asociado a una estrella, mucho mayor que el de cualquier planeta, por lo que la hipótesis no ha tenido aun suficiente crédito.

Müller dijo que si le dieran un millón de dólares, descubriría a Némesis, que de acuerdo con suposiciones de otros físicos, como Whitmire y Matese, podría ser un pequeño agujero negro. Hace casi 30 años, Némesis, que lleva el nombre de la diosa griega de la venganza o de la justicia retributiva, va y viene por los escenarios científicos, a veces ridiculizada y otras sustentada aunque la consideración que merece oscila entre la desconfianza y la burla.

En octubre de 1999, el astrónomo británico John Murray anunció haber descubierto un noveno planeta estudiando cometas en los márgenes del Sistema Solar. Dijo que su cuerpo celeste giraba alrededor del Sol 1000 veces más alejado que Plutón, pero su descubrimiento no pudo ser verificado. En una de sus reapariciones en el escenario científico, astrónomos norteamericanos estimaron que Némesis, si existe, es una enana marrón. Esta idea se basaba en estudios de Matese sobre las órbitas de ochenta y dos cometas de la nube de Oort, que presentaban elementos extraños pero comunes a todos ellos que sólo se podían explicar por la influencia gravitacional de un objeto varias veces mayor que Júpiter, el planeta más grande del sistema solar. Se trataría de un cuerpo celeste 30.000 veces más lejos del Sol que la Tierra, y que giraría en una órbita en sentido contraria a los demás.

Murray calculó una órbita que se completaría en unos seis millones de años y estimó su distancia al Sol en casi cinco billones de kilómetros. De todos modos, no hay pruebas de que Némesis o lo que sea que nos causa tantos problemas de tanto en tanto exista, aunque los efectos de que llevarían a conjeturar su presencia son reales.

A favor de Némesis

Si bien Némesis tiene muchos científicos en la duda, en la oposición e incluso en la burla, hay algunos argumentos a favor de su existencia:
1) Regularidad en el registro de las extinciones La base de la teoría implica la aceptación de una regularidad en las extinciones masivas producidas en el registro de formas de vida de nuestro planeta. Quienes notaron esto fueron Dave Raup y Jack Sepkoski, dos respetados paleontólogos, cuando reunieron gran cantidad de datos de las extinciones que se detectan en el registro de los seres vivos (estratos de fósiles con enorme contenido de material) y obtuvieron la curva que se observa abajo.

2) Iridio en las capas fósiles Otra evidencia de grandes impactos sobre el planeta es dada por el hallazgo de grandes concentraciones de iridio en las rocas fosilíferas. El iridio no es común en la corteza terrestre, pero sí lo es en los objetos extraterrestres como los cometas. Se han encontrado rastros de iridio en más de veinticinco sitios paleontológicos alrededor del mundo. Está presente en el registro de fines del Cretáceo y principios de la era Terciaria, que marca la época de la extinción de los dinosaurios. En la zona de piedra caliza fosilífera llamada “divisoria K/T” se puede encontrar una capa de arcilla roja que es 600 veces más rica en iridio que las todas rocas adyacentes.

Esta capa fue encontrada en veinticinco sitios y se ha demostrado que proviene de un mismo origen, midiendo la concentración de otros elementos que acompañan al iridio, tales como renio, oro y platino.La concentración en todos los sitios de estos elementos es tan uniforme que sólo puede explicarse como proveniente del impacto un único asteroide o cometa.

Del estudio de estas concentraciones de elementos, se ha deducido que la cantidad de iridio presente provendría de un asteroide de unos 10 kilómetros de diámetro que se estrelló en la Tierra.
Un impacto de esta magnitud produciría una enorme cantidad de polvo muy fino que se extenderían por la estratósfera, produciendo oscurecimiento y, además y como consecuencia, un fuerte enfriamiento del planeta, condición que crearía un entorno inhabitable para la mayoría de las criaturas de la época.

3) Análisis de los meteoritos Otra línea de evidencia, no relacionada con efectos terrestres, se basa en la exposición a los rayos cósmicos que sufren los meteoritos en el espacio. Se puede determinar si un cuerpo ha estado expuesto a estas radiaciones midiendo la cantidad presente de cierto tipo de isótopos, como el Neón 21. Usando esta medición, se puede saber cuánto tiempo ha estado un meteorito en el Sistema Solar. Y se ha encontrado que los meteoritos creados por impacto de cometas han caído a la Tierra aproximadamente al mismo tiempo que las tres últimas extinciones masivas. Los meteoritos que han sufrido el impacto de un cometa tienen un alto contenido de hierro en forma de chronditas H.

El hierro que contienen proviene del núcleo de asteroides o planetas que han sido golpeados por cometas. Se ha encontrado una correlación entre la presencia de chronditas H y las extinciones masivas.

4) Inversiones del campo magnético Con el descubrimiento del paleomagnetismo, se ha agregado otra prueba a las evidencias que presenta la teoría de Némesis.
Se ha analizado la hipótesis de que, al hacer impacto un cometa en la superficie de la Tierra, las altas temperaturas de la catástrofe evaporan gran cantidad de agua que luego, al producirse el enfriamiento masivo del planeta, se congelan en los polos.
Debido a la conservación del momento angular, esta redistribución de masa es una agitación suficiente como para alterar el campo magnético terrestre.

Se han producido inversiones geomagnéticas doscientos noventa y seis veces, cada aproximadamente treinta millones de años. Lo cual coincide con la teoría de la estrella mortal.

5) Descenso del nivel del mar Otro efecto del congelamiento de grandes masas de agua es el descenso del nivel de los océanos. Se ha demostrado que esto ocurrió en la divisoria K/T.

6) Las estrellas binarias son comunes Más del 50 por ciento de las estrellas de nuestra galaxia son parte de un sistema binario, lo cual ayuda a apoyar la posibilidad de que nuestro Sol posea una estrella compañera, que posiblemente sea una enana marrón.

En contra de Némesis

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Pero si hay argumentos a favor, no faltan en contra: para explicar el enfriamiento del planeta causado por un oscurecimiento puede usarse el aumento periódico del vulcanismo, aunque acá se presentan problemas para explicar la periodicidad de los fenómenos.

Por otra parte, si los cometas se desplazan desde la Nube de Oort al interior del sistema solar se puede deber a causas diferentes de Némesis. El Sistema Solar pasaría a través de nubes gigantes de polvo molecular que podrían producir desplazamientos orbitales. Sin embargo, este tipo de nubes están en un estado demasiado alto de dispersión como para que se produzca una fuerza gravitatoria suficiente. Además, sin que genere más adhesión en los escépticos que Némesis, está la hipótesis del planeta X, que implica la existencia de un disco interior en la nube de Oort, y los cálculos indican que esto no sería posible por problemas de estabilidad.

Otro argumento es el que entiende que los dinosaurios se extinguieron rápido, pero no tanto. Habrían declinado lentamente sin necesidad de catástrofe.
Además, volviendo a la astronomía, la órbita elíptica de Némesis no se mantendría indefinidamente. La estrella compañera, tal lejos del sol, se habría alejado definitivamente hace mucho.

No obstante, Piet Hut publicó una demostración de que Némesis podría mantener su órbita “inestable” otros mil millones de años. En el observatorio Leuschner, de Lafayette, California, Estados Unidos, están buscando a Némesis con un telescopio automático.

No se ha detectado, pero los investigadores no tienen los recursos que necesitan. Otro telescopio, el Large Aperture Synoptic Survey, podría terminar según Müller la discusión de modo de demostrar que existe la estrella o no.

2 comentarios en «NEMESIS: La estrella asesina»

  • Pero la encontraron a la estrella o no la encontraron o es solo una suposición por que por lo visto por mas que sea una enana en algun lado tiene que estar. El sol no debería estar solo eso es cierto pero la tambien se dice que las demas estrellas que complementan el sistema binario no son enanas y oscuras, la mayoria que se conocen brillan. Hasta que no la encuentren es un misterio..

  • Los astrónomos fundamentan muy convencidos de la existencia de Némesis y de los desastres que causa a su alrededor en los viajes. Lo que es poco comprensible es que tenga una elíptica tan pronunciada con respecto a su estrella, debe ser muy pequeña para que la siga gobernando la gravedad del Sol, y hay que ver cual es el ultimo cuerpo gravitatorio que la hace girara para adentro porque capaz que asi es mas facil que la ubiquen esos señores con telescopios que lo único que tienen que hacer es eso

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