16 abril 2024
MUNDO

PELODURO (Julio E. Suárez)

Anduvimos últimamente por los “cómics” con la Mujer Maravilla, pero a pesar de la relevancia, nosotros, en la patria de Artigas, tuvimos uno de los pioneros de la tira cómica (entiéndase bien, no la policía femenina de investigaciones cómica), la caricatura que viene a ser una captura de la cara y el humor escrito.

Julio E. Suárez, Peloduro, el Mono, era un oriental, nacido en Salto el 16 de setiembre de 1909 y falleció el 15 de agosto de 1965, a la temprana edad de 53 años.

Vino a Montevideo a estudiar arquitectura y plantó en primer año, no como la mayoría de los estudiantes fracasados, de dicha carrera, que dicen que les falta la carpeta, no a Peloduro lo que le sobraba era carpeta y plantó porque lo de hacer dibujitos de casas o apartamentos, dentro de los cuales después la gente no cabe, ni los muebles tampoco, pero igualmente tienen que vivir ahí, no era lo suyo. Lo digo por experiencia propia, ellos no viven en las casas que dibujan fuera de escala.

Lo suyo era el dibujo, pero el dibujo humorístico y ganar plata, la suficiente para vivir y hasta por ahí nomás.

Un trasplantado del interior a Montevideo, tuvo que salir a buscarla y entre mandaditos y mandados terminó a los 18 años en El Nacional, diario que dirigía ni más ni menos que don Carlos Quijano y pasó a hacer las crónicas parlamentarias.

Julio E. Suárez y Peloduro

En 1931 con el cierre de El Nacional, pasó al diario El Plata donde creó su primera tira cómica “Wing y Roncadera”.

En 1933 en El País apareció la historieta que lo haría famoso Pelo Duro (sic), después con el uso se le junto, luego la tira pasó a El Diario y en 1943 nace la revista, el sueño de la revista propia, que siempre tuvo Peloduro, escrita, dibujada y dirigida por Julio E. Suárez.

Tendríamos que hacer una búsqueda muy profunda para conseguir el elenco que tuvo la primera época de la revista, tanto en lo que respecta a cronistas, como a dibujantes.

A título de ejemplo, porque entre intelectuales y bohemios el cuadro podía cambiar sin previo aviso: Julio César Puppo (El Hachero), el también salteño Arthur N(unes) García (Wimpi), el olimareño Serafín J. García (Simplicio Bobadilla), Carlos Martínez Moreno, Alberto Etchepare (El Ujier Urgido), César M. Rappalini (Rapp), Dionisio Viera (Dhabi), Alfredo Mario Ferreiro y el salvadoreño Toño Salazar (a quien se le ocurrió nada más, ni nada menos, que hacerle una caricatura política a Perón y tuvo que venir a vivir con nosotros y llegar a cónsul del Salvador en Uruguay), entre otros, que además fueron variando en las distintas épocas de la revista. Lo de Toño fue algo así como la cachetada a Evita que le dio Libertad Lamarque, la transformaron en mexicana en un ratito.

La revista tuvo cuatro épocas, o sea, que hablando pronto y ligero se fundió nada más, ni nada menos, que cuatro veces, (en la parte final del artículo él mismo se califica de porfiado) no me enteré que haya dejado clavos, pero si los hubo nadie dijo nada, y cuando sacó la cuarta etapa, prometió que si le iba mal, se comería un chancho con plumas de volver a acaecer tal suceso. En la última revista aparece la fotografía de un puerco a la parrilla debidamente emplumado y en otra la imagen de la misma, el último staff comiéndose el chancho como correspondía a un hombre de palabra, totalmente emplumado.

Lo vi algunas veces, cuando era muchacho chico y él hombre grande, por lo cual puedo afirmar que más, de que me tocara la cabeza como se le hace a un chiquilín para mantener las distancias y nada más y yo tampoco tenía la menor idea de lo que era él.

El vivía en el edificio donde estaba el último Sorocabana, frente a la plaza Cagancha, mi madrina en el tercer piso, Peloduro unos pisos más arriba y la Asociación de la Prensa en el primer piso.

Cuando murió lo velaron en su domicilio y en honor suyo la cantina de la Asociación, funcionaba, para atender las demandas de los amigos que lo querían acompañar con la última y su entierro fue en el Central, en forma sencilla y sin oradores.

El decía que si le querían hacer un homenaje lo hicieran comiendo un asado y tomándose con alegría unas cañas o unas grappas.

También le gustaba el whisky, porque eso era lo que tomaba en la casa de mi madrina y si el director de El Reporte no se enoja, le voy a meter un chivo, Ballantines, que en aquella época no tenía tapón gotero y yo a la sordina y de puro delincuente, le daba un besito y me quemaba hasta los intestinos, lo de la lagrimita que me caía, no la cuento porque estamos entre machos.

En vida, en lo que después fue Teluria, un sótano en Cuareim casi 18 funcionaba la A.I.A.P.E. (Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores) un buen lugar para paparse alguna en una escapadita a la vuelta de la casa.

Estaba analizando el nombre de la Asociación y llego a dos conclusiones, la primera que tendría que haberse llamado Asociación de Intelectuales, porque los artistas, periodistas y escritores, son intelectuales y la segunda es que le pusieron por separado el termino intelectuales para los que no eran nada, que no eran ni artistas, ni periodistas, ni escritores, pero se daban el pisto de pasar como que usaban el disco duro de pensar.

Peloduro fue comunista, pero no de los sectarios, ni dogmáticos, sino una persona abierta a la discusión sin sloganes.

Supe tener un suegro comunista que estaba peleado con el mundo –él inclusive- y con los demás comunistas también y ellos con él por supuesto, y en los concursos los primeros en serrucharle las patas eran sus camaradas. Al que bancaba un poco era a Enrique Rodríguez.

Peloduro era un tipo abierto que se daba con gente de todos los pelos. Alguien puede sospechar que si fuera cerrado hubiera trabajado con don Carlos Quijano desde el Nacional hasta Marcha, con los Ramírez en El Plata, o los Scheck en El País, con los Manini en el Diario o los Pardo Santayana (Santicaten) en La Mañana, hubiera tenido la Secretaría de Redacción del Mundo Uruguayo. El mandadero del Popular le iba a buscar la caricatura para el editorial del día al boliche (escritorio) en que estuviera produciendo o consumiendo.

Con los que nunca trabajó fue con El Día y con Acción, con El Día me imagino claro por qué no, pero con Luis Batlle Berres no entiendo el por qué.

El Debate tampoco contó con él como sus colaboradores, pero los que estaban en dicho diario le dieron material a bocha para sus caricaturas, Eduardo Víctor Haedo (las adoraba y coleccionaba), el Dr. Herrera, el flaco Guadalupe (tan caricaturesco para Peloduro era tomarse una para juntar fuerzas y lo hacía en segundos).

En política internacional, cuando la URSS estaba llevando el peso de la guerra una caricatura muestra a Stalin acodado a un mostrador preguntándole a Churchill y Roosevelt, alejados y tan circunspectos: “Ché, ¿y Uds. no toman nada?

Recuerdo otra de Peloduro tirado en el área penal y el Pulga le dice “Levantate que ya cobró”. La pileta en el área es tan vieja como el fútbol.

Sus personajes Peloduro, el Pulga, la Choronga, la Porota, el Pulguita, el perro y la mosca. Dicen que el perro está inspirado en el perro de Lorenzo y Pepita.

La parte literaria conocida son “los comentarios Internacionales del Pulga” y “El Diccionario del disparate”, joyas de la versión montevideana de la ortografía, según Mario Levrero, traducido con grafía original.

Asimismo fue libretista en la Voz del Aire y en El Espectador ponía “Charlas con Juan Julio” y “Marieta Caramba”.

La producción de Peloduro tanto la gráfica como la literaria se pueden comprar con infinita suerte en la feria de Tristán Narvaja.

Y como cierre, refiriéndose a sus personajes Peloduro decía:

“Unos muñecos que viven y palpitan en los barrios. Me alcanza la satisfacción de reconocerlos a la vuelta de cada esquina montevideana, en esos grupos corales tan característicos en la pesada atmósfera de los bares, en los estaños confidentes o en el tímido paisaje de una callecita.

“Los llevaré siempre conmigo porque, al fin y al cabo, son mi desahogo de cada día. Cada uno de nosotros tenemos algo que desahogar. Más, precisamos arrancarnos y dar esa emoción que hemos robado. Sobre todo cuando miramos la vida en esa extensión de la fraternidad (es lástima que la palabrita ya suene a Panadería o Mutualista) cuando buscamos comprendernos y explicarlos los unos a los otros y mejor si es en la medida de esta peña grande que hemos formado hoy en la que ustedes tuvieron la paciencia de soportarme. Disimulemos por hoy y posterguemos la definición de estas viñetas de la vida popular que he osado presentarles. De todas maneras, ustedes han querido que yo les contara algo mío. Y lo mío, lo modestamente mío, es eso, una tira cómica y un tema: el pueblo. Y un rincón de ese tema: el ambiente humilde de los barrios, el alma sencilla de sus hombres. En eso estoy. Y en eso sigo, como buen porfiado. JESS”

Peloduro un muchachón que vino de Salto a los 18 años se hizo solo y creó un mundo de fantasía que es tan real como la vida misma.

Cuantos Peloduros se están frustrando por falta de iniciativa en la búsqueda de su por qué ser.
Pensar que todos lo teníamos por un humorista y era tan en serio lo que decía.

5 comentarios en «PELODURO (Julio E. Suárez)»

  • Paaa. distraido me olvide del chiste….que fenómeno diria sandrini. PELODURO era el uno creo de los cómic del pais. Pero en aquel entonces venia mucha cosa de argentina y la fiebre del cómic ya estaba..yo leia a isidoro y paturuzú capaz que por eso la revista no le andaba. jajaja
    Pero en los diarios la pegaba barbaro despues continuo Arotxa otro gran dibujante y no se si no trabajaron juntos. Era temido por su humor en los clasicos y en los debates politicos o en campañas electorales. Los tiempos cambian y ahora se hace tv y radio con gente que parece de caricatura.
    Saludos

  • yo lei alguna cosas era un fenómeno PELODURO

  • Que artista Peloduro pero era un poco bohemio a pesar de sus muchos proyectos y para seguir con la misma ‘jerga’, esta muy bien dibujado en este artículo. La charlas con Juan Julio eran impresionantes reflexiones de la actualidad, recuerdo poco, porque yo era chico, pero se que le pegaba a todo lo que andaba por ahí sin importar el tamaño, de acá o de afuera y en casa lo seguian con la General Electric a lámparas. Le digo a Gerardo para que tenga idea que Arotxa, otro buen caricaturista pero de ahora, tenía un poco más de 7 años cuando fallece Peloduro. Rodolfo si ha dicho más de una vez que admiraba a Peloduro y era una de sus referencia para su trabajo. Tanto es así que Arotxa se inspira en una frase de Peloduro para desafiar con sus caricaturas; ‘la caricatura no es un género para adulones’ . Era con el lente que miraba el mundo este gran artista uruguayo.

  • Estimados amigos: Peloduro era un bohemio a carta cabal y no le ataban prendas con nadie, por algo lo tuvo Quijano en Marcha, porque también Quijano era un orejano. Aroxta muy buen dibujante es de otra época y vinculado casi exclusivamente con El País. Eran otras épocas eran otros hombres. Peloduro era polifacético porque incursionaba tanto en la crónica, como en el libreto radial, como en la caricatura. Para ser bien explícito Peloduro, fue Peloduro y fue único. Como Wimpi, estudiante de medicina, empleado de escribanía y gran libretista, pero con una pléyade de conocimientos brutal. Era de una cultura no común. En cuanto a los comics de la época, el género de Patoruzú o Isidoro Cañones no tienen nada que ver, los que se aproximan más en la época eran Rico Tipo y Don Fulgencio del gran Lino Palacio.
    La seguimos en cualquier momento, para mi es un placer.

  • Es un placer leerlo estimado Lorenzo, porque se nota que sabe de lo que escribe. Aunque entiendo más de los cómic de los 70 como habrá visto, cuando uno se engripaba, y/o se enfermaba del sarampión y la varicela, en la cual nos mañataban forzosamente a una cama, los cómic, era una forma de entretenernos y lograr algo de paz en nuestros mayores. Luego viene la adicción de seguir los capítulos de los cómic preferidos. Supermán y Bátman, por ejemplo, si no me equivoco lo dibujaba un uruguayo que trabajaba en diario el País. Pero en esa época habían otros también muy buenos, e indudablemente tanto Wimpi como Peloduro aunque no tenían tanto marketing en los chicos de mi edad, eran unos fenómenos.
    Saludos

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