25 abril 2024
MUNDO

Ricos, pobres y los otros

Aunque a Ud. le cueste creerlo 85 ricos acumulan tanto dinero como 3.570 millones de pobres en el mundo.

El 1% más pudiente de los EE UU concentra el 95% del crecimiento, tras la crisis, según Oxfam Intermón.

La brutal, grosera e insultante concentración de los recursos económicos en manos de unos muy pocos supone una dura y fatal amenaza para los sistemas políticos y económicos inclusivos, porque siempre y necesariamente favorece a unos muy pocos sin la mínima consideración de la mayoría.

Para paliar la pobreza es necesario poner coto a la desigualdad. Esta es la conclusión del informe “Gobernar para las élites”.

Apañamiento democrático y desigualdad económica, que publica la ONG Oxfam Intermón.

Dicho trabajo parte de datos objetivos de varias instituciones oficiales e informes internacionales que constatan la “excesiva” concentración de la riqueza mundial en pocas manos.

Datos groseros como que 85 personas acumulan tanta riqueza como los 3.570 millones de seres humanos que forman la mitad más pobre de la población mundial.

La mitad de la riqueza está en manos de apenas el 1% de todo el mundo.
Esto sin contar, que una parte importante de esta riqueza está oculta en paraísos fiscales.

El informe de la organización, que será presentado en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) junto a un clamor para que se adopten compromisos para parar la desigualdad, advierte de que “las élites económicas están secuestrando el poder político para manipular las reglas del juego económico, que socava la democracia”.

“Los inversores se han aprovechado de los rescates”, afirma dicho informe.

El informe va acompañado de datos que marcan con nitidez el aumento de la concentración de riqueza en pocas manos desde 1980 hasta la actualidad.

Como la acumulación y el desfasaje siguen aumentando pese a la gran recesión del año 2008.

En Estados Unidos, por ejemplo, el 1% más rico de la población ha concentrado el 95% del crecimiento posterior a la crisis financiera.

En Europa, los ingresos conjuntos de las 10 personas más ricas superan el coste total de las medidas de estímulo aplicadas en la Unión Europea entre 2008 y 2010 (217.000 millones de euros frente a 200.000).

Oxfam Intermón apoya esta afirmación en una encuesta realizada en España, Brasil, India, Suráfrica, Reino Unido y Estados Unidos, que revela que la mayor parte de la población cree que las leyes están diseñadas para favorecer a los ricos.

La crisis económica, financiera, política y social que padece España tiene buena parte de su origen precisamente en esas dinámicas enfermizas donde el interés público y los procesos democráticos han sido apañados por los intereses de una minoría”.

Entre las políticas diseñadas en los últimos años que favorecen a la minoría de ricos, la organización enumera la desregulación y opacidad financiera, los paraísos fiscales, la reducción de impuestos a las rentas más altas o los recortes de gasto en servicios e inversiones públicas.

El informe comprueba cómo, en el caso de Europa, “las tremendas presiones de los mercados financieros han impulsado drásticas medidas de austeridad que han golpeado a las clases baja y media, mientras los grandes inversores se han aprovechado de los planes de rescate públicos”.

Ante tal cosa, Oxfam Intermón exigirá en el marco del Foro Económico Mundial de Davos a sus asistentes ya sean estos particulares o representantes de Gobiernos, a que adopten compromisos en áreas como los paraísos fiscales en los que no se permita que se utilicen para evadir impuestos; que se hagan públicas las inversiones en empresas y fondos; que respalden sistemas fiscales progresivos; que exijan a sus Gobiernos que los impuestos se destinen a servicios públicos o que si lo son, inviertan en atención sanitaria y en educación, o que las empresas que representan paguen salarios dignos a sus empleados y los países legislen en tal sentido, fortaleciendo atendiendo a dignos umbrales salariales y los pertinentes derechos laborales.

Por si a alguien se le ocurre pensar que los planteamientos de Oxfam Intermón son utópicos, la organización recuerda que “esta peligrosa tendencia” es reversible y que existen ejemplos de ello.

El informe también contempla ejemplos de concentración en países en desarrollo y alude a la superminoritaria élite india, millonarios que en buena parte han forjado sus fortunas en sectores cuyos beneficios dependen del acceso a los servicios básicos; al poder de las élites en Pakistán y su influencia en la manipulación legal; a la desigualdad en África, pese a la abundancia de recursos, o a lo que llama “red mundial de secretos bancarios”, que no son otra cosa que fomentar los paraísos fiscales.

Sin perjuicio de lo expuesto precedentemente tenemos otro problema gravísimo y que pareciera no verse en este mundo de consumismo.

La idea que viene a la mente de muchas personas cuando escuchan la palabra esclavitud, es la de compra y venta de personas, su envío desde un continente hacia otro y la abolición de este comercio a comienzos del siglo XIX.

Incluso si no sabemos nada acerca de la Trata de Esclavos, es algo en lo que pensamos como parte de nuestra historia, más que de nuestro presente.

Sin embargo, la realidad es que la esclavitud sigue presente hoy en día.
A millones de mujeres, niños, niñas y hombres de todo el mundo se les obliga a vivir como esclavos.

Si bien a esta explotación a menudo no se le llama esclavitud, las condiciones son las mismas.

A las personas se les vende como a objetos, se les obliga a trabajar por salarios irrisorios o sin salario, y viven a merced de sus “empleadores”.
La esclavitud existe hoy día pese a que está prohibida en la mayoría de los países donde se practica.

También la prohíben la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y la Convención Suplementaria sobre la Abolición de la Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas a la Esclavitud, de 1956.

Hoy hay mujeres de Europa oriental que trabajan en la prostitución en condiciones de servidumbre por deudas, se trafica a niños y a niñas entre estados de África Occidental y en Brasil se obliga a hombres a trabajar como esclavos en haciendas agrícolas.

La esclavitud contemporánea adopta diversas formas y afecta a personas de todas las edades, géneros y razas.

La esclavitud tiene características que la distinguen de otras violaciones de los derechos humanos.

A un esclavo:
Se le obliga a trabajar – mediante amenazas psicológicas o físicas;
Se le convierte en propiedad de un “empleador”, generalmente mediante maltrato físico o mental o mediante amenazas de maltrato;

Se le deshumaniza y se le trata como a una mercancía, o se le compra y vende como a una “pertenencia”;
Se le limita físicamente o se le impone restricciones a su libertad de movimiento.

El trabajo en condiciones de servidumbre afecta a por lo menos 20 millones de personas en todo el mundo.

Las personas se convierten en trabajadores en condiciones de servidumbre cuando aceptan, o se les engaña para que acepten un préstamo que apenas alcanza para cubrir el costo de los medicamentos para un niño enfermo.

Para poder pagar la deuda, se ven obligadas a trabajar durante largas jornadas, siete días por semana, 365 días al año.

Como “pago” por su trabajo, reciben alimentación y resguardo básicos, pero probablemente nunca consigan saldar la deuda, que puede traspasarse a sus familiares a lo largo de muchas generaciones.

El trabajo forzoso se refiere a niños y a niñas que son captados ilegalmente por gobiernos, partidos políticos o individuos particulares y que son obligados a trabajar – generalmente mediante amenazas de violencia u otros castigos.

Las peores formas de trabajo infantil se refieren a niños y niñas que trabajan en condiciones de explotación o de riesgo.

Decenas de miles de niños y de niñas en todo el mundo trabajan en plena dedicación, privados de la educación y de la recreación que son vitales para su desarrollo personal y social.

Se explota a niños y a niñas por su valor comercial mediante la prostitución, la trata y la pornografía.

A menudo se les secuestra, compra o vende, o se les obliga a ingresar al mercado del sexo.

La Trata implica el transporte y/o el comercio de seres humanos, usualmente mujeres o niños y niñas, con fines de lucro, mediante la fuerza o el engaño.

A menudo se engaña o se obliga a mujeres migrantes para que ingresen al trabajo doméstico o a la prostitución.

El matrimonio precoz y el matrimonio forzado afectan a mujeres y muchachas a quienes se casa sin permitirles elegir y a quienes se obliga a llevar vidas de servidumbre que frecuentemente van acompañadas de violencia física.

La esclavitud tradicional o “propiedad personal” implica la compra y venta de personas.

A menudo a estas personas se les secuestra en su hogar, o bien se heredan o se ofrecen como obsequios.

Hay formas más sutiles de encubrir la esclavitud, como ser al trabajador se le paga un sueldo, pero mediante un bono, canjeable en la cantina del lugar de trabajo, cuyo monto siempre es insuficiente para la congrua sustentación del individuo y siempre continua debiendo y no se puede desvincular de la presunta relación laboral, no olvidar que viven (de alguna forma hay que llamarlo) dentro del propio predio donde laboran.

Un comentario en «Ricos, pobres y los otros»

  • Hay gente que sabe trabajar y hay gente que sabe hacer plata por lo general la gente que sabe hacer plata no sabe trabajar y consigue gente que sabe trabajar pero no sabe hacer plata.
    Yo me entiendo…jajajaja

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