19 abril 2024
GALERÍAS

San Gregorio de Polanco

Cuando el Río Hum era un hilo de agua que cortaba la Banda Oriental de este a oeste dividiéndola en dos mitades, se asentó en sus orillas un depósito de cueros, de Andrés de Polanco, en un paso bastante estrecho que permitía pasar con facilidad a la otra orilla.

También permitía embarcar para poder navegar río abajo llevando los cueros a Paso de los Toros o Mercedes; sin embargo se ha podido determinar que antes ya se habían asentado algunas poblaciones indígenas por la cantidad de restos de boleadoras, cerámicas, vasijas, etc. Al paso se lo conocía como Paso de Polanco y ya el Gral. Artigas lo nombra en algunos partes fechados en los años 1809 y 1810.

Por Iara Bermúdez y Waldemar García

La población fue creciendo asentándose sobre una colina que la preservaba de las crecidas. En 1853 se funda San Gregorio de Río Negro con solares donados por el Gral. Gregorio Suárez y José Cardozo a hijos y viudas de soldados que combatieron en la Guerra Grande, hasta que en 1878 se le cambia la denominación por la que conocemos en la actualidad: San Gregorio de Polanco.

En 1870 se asientan en el lugar 20 familias italianas que se dedican a la agricultura y principios del siglo XX llegan algunas familias sirias y libanesas que se dedicaron principalmente al comercio y familias españolas que se dedicaron a la pesca.

El pueblo se convirtió en un importante centro de servicios que abastecía a una importante zona. En 1945 se construye la represa Gabriel Terra que inunda una vasta zona, destruyendo muchísimas hectáreas de monte nativo, inundando tierras de cultivos, cortando el paso a los peces que año a año desovaban río arriba, truncando la navegación hacia centros más grandes como Paso de los Toros o Mercedes. La mayor parte de la población, que en ese entonces era de cercana a los 5.000 habitantes tuvo que emigrar al perder su medio de subsistencia.

San Gregorio al estar emplazado en una colina no se inundó, pero quedó rodeada de agua al formarse el lago de Rincón del Bonete, formando una especie de península dentro del lago.

Esa península que se formó tiene algo más de 15 km. de playas de arenas blancas y aguas cristalinas. Pero hasta 1966 en que se inauguró la carretera que une San Gregorio con la ruta 5, a pocos km. de Paso de los Toros, fueron 20 años de aislamiento sufridos por los aproximadamente 2.000 habitantes que siguieron viviendo en la, para entonces, ya declarada villa. Con la carretera comienzan a llegar muchos turistas atraídos por la belleza de los paisajes, los maravillosos atardeceres sobre el lago, las limpieza y tranquilidad de sus extensas playas. La prosperidad vuelve al lugar y en 1995 es declarada ciudad.

En 1992 impulsado por el Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana se desarrolla un proyecto que desemboca en la creación de la “Comisión de Amigos del Arte y la Cultura” y el “Museo Abierto de Artes Visuales” de San Gregorio de Polanco inaugurado el 10 de abril de 1993. Es el primer museo al aire libre de América Latina.

Hoy cuenta con más de 70 murales de artistas de varias nacionalidades y numerosas esculturas. Éste museo tiene la particularidad de que al ser al aire libre las obras se van renovando, de forma que los visitantes cuando regresan ven obras diferentes cada vez.

La “Península Dorada” como se ha dado a llamar la zona, cuenta hoy en día con una vasta red de hoteles, campings, restaurantes, boliches nocturnos, que hacen que su población, que actualmente es cercana a los 4.000 habitantes, se triplique en los meses de verano.

Un festival de música organizado por el Rotary Club en los primeros días de enero atrae a numeroso público que llega de todos los rincones del país y de los países vecinos.

Situado a 350 km. de Montevideo, San Gregorio de Polanco es hoy en día el mayor centro turístico del departamento de Tacuarembó. La localidad reúne en pocos km2 todos los encantos que un turista puede pedir: paisajes maravillosos, extensas y limpias playas de arena fina y dorada, aguas cristalinas para gozar del baño, un extenso lago donde practicar gran variedad de deportes náuticos o para pescar, servicios de gran calidad tanto en hotelería como en restaurantes, tranquilidad, actividades culturales, agradables paseos por el entorno boscoso, y un paseo por el Museo a Cielo Abierto de Artes Visuales.

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