18 abril 2024
GALERÍAS

Vuelve Antígona Oriental

Antígona Oriental, la pieza teatral estrenada hace poco más de un año, vuelve a presentarse en el Teatro Solís los días 25 y 26 de junio y los días 28 y 29 de junio en el Teatro Florencio Sánchez.

La obra viene de realizar una gira por Europa entre los meses de febrero y marzo. Se ha presentado en diversas localidades de España y Alemania con gran éxito. Antes había sido representada en Córdoba, Argentina y en varias ciudades de Ecuador y Colombia.

Por Iara Bermúdez y Waldemar García

La obra cuenta la vida de las presas políticas durante la dictadura y está protagonizada por 19 ex presas y los textos son sus propios testimonios. La dirección magistral del director alemán Volker Lösch fusiona el argumento de la tragedia de Antígona con las vivencias de estas mujeres que al igual que aquella se atrevieron a desafiar al Poder y a luchar por la justicia.
El Reporte habló con una de sus protagonistas: Ana Demarco.

Ana Demarco fue detenida en diciembre de 1974, estudiaba magisterio, tenía 22 años y una hija de unos pocos meses. Pasó la mayor parte de su reclusión en Punta de Rieles. Ella fue la primera de las presas que tuvo contacto con Marianella Morena y Volker Lösch y tuvo un papel muy importante como enlace entre el colectivo de presas y los creadores del proyecto.

-¿Qué es Antígona Oriental?

-Es una obra de teatro bastante particular. El director, Volker Lösch, es alemán y vivió en Montevideo durante su infancia. La dramaturga, Marianella Morena, es uruguaya. La temática oscila entre la Grecia antigua y el pasado reciente de Uruguay. Los actores y técnicos también son uruguayos y además hay 19 mujeres sobre el escenario que no tenían ninguna experiencia actoral previa. Son ex presas políticas, exiladas o hijas de presos políticos.

-¿Cómo se llega a conseguir una obra tan bien acabada?

-Increíblemente, se logra con un trabajo muy especial de técnicos, directores, fonoaudióloga, docente de expresión corporal. Convertir muy lentamente a quienes no teníamos experiencia actoral en parte de esta maravilla teatral que ha tenido una repercusión que superó nuestras expectativas.

-¿Cómo fue el contacto con el público en el exterior?

-Fue muy diferente en cada uno de los lugares, y descubrimos que Antígona realmente ha trascendido su época. Toca un conflicto que se mantiene vigente a pesar del tiempo. Y la temática más cercana, la dictadura y el abuso de poder del Estado, es una temática que han vivido prácticamente todos los pueblos. Quienes no se sentían identificados con algún aspecto de la obra se sentían identificados con otros, realmente fue muy emocionante para nosotras sentir tanto cariño expresado desde el público, con aplausos que nos deslumbraron y nos emocionaron.

-¿Qué podrías destacar de la obra?

-Nosotros destacamos el aspecto político. El hecho de reclamar -desde un lugar diferente- el fin de la impunidad, fue la motivación principal que tuvimos muchas compañeras y yo. Apelar al lenguaje artístico tiene un valor que hace que el reclamo tenga otro significado; en la gira por España llegué a Gernika motivada por su pasado, por el sufrimiento de su pueblo, pero el cuadro de Picasso fue el detonante, lo que provocó mi simpatía con ese pueblo, lo que me sensibilizó y me hizo conocer esa realidad. El arte es muy poderoso, puede atravesar la razón, mueve emociones, toma atajos.

-¿Pueden mantener la misma emoción función tras función?

-Sí, aunque no lo creas, la realidad te va dando nuevos motivos de indignación, nuevas motivaciones, cuando destituyeron a la jueza Mariana Motta tuvimos un ensayo, fue previo a esta última gira y en nuestras voces ese día la pasión subió. Para nosotras no es simplemente una actuación, es un motivo de vida. Unimos nuestras manos antes de que suba el telón y tenemos un momento de reflexión, de memoria, de compromiso renovado, luego tratamos de recordar todo lo que hemos aprendido, las indicaciones de nuestro director, las correcciones que nos hacen función tras función.
-¿Cómo fue la gira?

-¡Es tan difícil narrar todo lo que vivimos! Cuando en San Sebastián -dónde se realiza una de las ferias de Teatro más importantes del mundo-, subo a un escenario, en un marco increíble, en la sala principal del Teatro Victoria Eugenia y se abre el telón, se apagan las luces de la sala y podés entrever que está totalmente lleno, en ese momento dónde todo se conjuga en presente, yo vuelvo atrás, me encuentro en la sala de tortura, en el más triste de los cuarteles, con la convicción de que ni siquiera voy a sobrevivir y la realidad se hace más luminosa aún, y me maravillo hasta las lágrimas.
Quizás el mejor testimonio de lo que fue la gira nos lo puede dar el escritor, periodista y dramaturgo dominicano Freddy Ginebra que, el 10 de abril, publicó en el periódico “La Lupa sin trabas” el siguiente artículo:

Cuando las palabras se transforman en luz: XIX Feria de Donostia

Reconozco que soy un hombre que vive de prisa. Tengo el síndrome de aquellos que saben que se van a morir y quieren sacarle el jugo a la vida, celebrarla en toda su intensidad y compartirla con los seres que quiere y con las cosas que admira y le apasionan. Sé que hay otra vida, la intuyo, pero mientras llega me siento en la obligación de ser feliz e intentar hacer felices a quienes me rodean. Estoy al borde de mis 70, el siete es un número que ha acompañado mis años y lo considero mágico, misterioso, positivo.
No soy hombre de horóscopos, la Biblia me basta y una que otra oración para entrar en comunicación con Dios. Soy un pecador profesional, lo he dicho siempre, y espero que mi Dios sea un perdonador con un alto grado de comprensión para ver si de este valle de lágrimas doy el salto hasta su divina eternidad; lo sueño.

Fui invitado a una feria de danza y teatro en Donostia, el país vasco. Perdí el avión por averías y estuve dos días considerando que ya no iría, hasta que un milagro se operó y conseguí que me colocaran en otro avión. Llegué con retraso al aeropuerto de la bella y elegante ciudad de San Sebastián. En el aeropuerto me esperaba un señor con mi nombre en un cartel. Cuando me identifiqué de inmediato me dijo:

–Lo están esperando en el teatro, no tenemos tiempo para ir al hotel.
Aunque estaba cansado no dije nada. El auto atravesó la ciudad cortando un frío paisaje donde la noche ya había repartido su oscuridad. Llego. Una bella mujer me ordena que deje mi maleta en la boletería y de inmediato me entran a un palco del imponente teatro Victoria Eugenia. Miro alrededor y reconozco algunos productores con quienes he coincidido en otros festivales. La cortina aun cerrada, aprovecho para disfrutar de este bello espacio teatral inaugurado en 1912, obra del arquitecto Francisco de Urcola. Me impresiona su elegancia y su bóveda decorada con temática costumbrista. Luego me entero de que el famoso festival de cine de San Sebastián hasta 1999 se estuvo celebrando en este lugar y que hoy por hoy es uno de los más activos e importantes de España.
Se abre el telón. Cuento casi treinta mujeres en escena. Me atrevo y pregunto por el nombre de la obra.

–Antígona Oriental–, me dice asombrado quien está a mi lado dudando de mi despiste.

–¿De dónde son?–, agrego–. Es que llego directo del avión.

–Compañía uruguaya–. Respiro.

Un coro impresionante de mujeres me agrede. Bien manejado, alternando las voces, personajes, van declarando sus parlamentos. Mujeres de todas las edades, altas, bajas, rubias, morenas, jóvenes, menos jóvenes. Actrices de todos los calibres. Me impresiona la intensidad con que actúan, rabia quizás, una versión de Antígona muy latinoamericana, donde las actrices narran sus vicisitudes y padecimientos. Me dejo llevar por la emoción de este teatro tan fresco y violento, descarnado y doloroso, mujeres contando sus historias, sus angustias y atropellos, sus humillaciones, encarcelamientos, torturas, muerte de esposos e hijos desaparecidos durante la dictadura entre los años 73 y 85 vividos en su Uruguay. Latinoamérica la misma, azotada por similares ambiciones, hombres enceguecidos por el poder que consideran a sus patrias sus fincas privadas. Me conmuevo pensando en las penurias que también vivimos en nuestra dictadura trujillista, estoy hipnotizado por la fuerza de esta representación que hace que toda la audiencia en un silencio cómplice las escuche.

“Estuve presa 8 años… mi hijo nació en la cárcel… A mí me torturaron y me desnudaban todos los días, fui violada y aplicada la picana… Esta marca que llevo en el cuello, es mi recuerdo de una época que jamás podré olvidar… Mi hermano con apenas 20 años lo fueron a buscar una mañana y jamás lo volvimos a ver…”

Se ilumina todo el teatro y desde el techo y en un momento de mucha tensión, cientos de hojas comienzan a caer, llueven sobre el patio de butacas rostros de hijos, maridos, mujeres desaparecidos…

Cae el telón. Al unísono todos nos ponemos de pie. Tengo un nudo en la garganta. El director alemán Volker Lösch sube a escena a recibir los aplausos junto al elenco, no los dejamos marchar, vítores, más ovaciones.
Agotado por la emoción me reúno con algunas de las actrices, me deshago en elogios y entonces lo descubro todo. No son simples actrices las que acabo de presenciar, son las reales víctimas que una vez fueron encarceladas y torturadas las que han hecho esta función. Es un trabajo colectivo donde las víctimas suben a escena y valiéndose de la estructura de Antígona lanzan su grito colectivo al mundo. “Gracias a la catarsis de la palabra les han ayudado a transformar el dolor en otro espacio de sentimiento que no sólo es liberador, sino transformador, es algo muy gratificante cuando se ve, se evidencia y se vive… la oscuridad se convierte en luz”.

Ficha técnica:

Obra: Antígona Oriental – Dirección: Volker Lösch – Dramaturgia: Marianella Morena – Intérpretes: Sofí Espinosa, José Pedro Irisity, Sergio Mautone, Victoria Pereira, Bruno Pereyra, Fernando Amaral, y un coro formado por Anahit Aharonian, América García, Ana Demarco, Cecilia Gil Blanchen, Carmen Maruri, Carmen Vernier, Gloria Telechea, Irma Leites, Laura García-Arroyo, Matilde Coirolo, Micaela Larriera, Mirta Rebagliatte, Nelly Acosta, Nibia López, Susana Castro, Tatiana Taroco y Violeta Mallet. – Escenografía y vestuario: Paula Villalba – Iluminación: Martín Blanchet -Producción. Goethe Institute de Montevideo –

Teatro Solís

25 y 26 de junio a las 20.30 hs.
Entradas ya a la venta al precio de $200
Tarjeta joven, jubilados y Socio Espectacular $150

Teatro Florencio Sánchez
27 y 28 de junio

4 comentarios en «Vuelve Antígona Oriental»

  • Buena entrevista, vamos a tener que ir a ver la obra.

  • ES UNA OBRA QUE NO SE PUEDE DEJAR DE ASISTIR. TODA ELLA ES EXCELENTE!!!!!!!! LAS PROTAGONISTAS PARECEN PROFESIONALES. FELICITACIONES POR DIFUNDIR ESTE TIPO DE EVENTO. POR SUERTE SE TOMO CONCIENCIA DEL VALOR QUE ES Y SE RE ESTRENA. OJALÁ ESTÉ EN CARTELERA EN TODOS LOS DEPARTAMENTOS DEL PAÍS.

  • E X C E L E N T Í S I M O ! , con un SUPER PLUS adicional. ¿Qué otra cosa decir para catalogar este artículo? Felicitaciones muy especiales a ambos creadores y en general a los demás colaboradores de ‘El Reporte’.

  • HAY QUE IR A VERLA. REPORTAJE ,ILUSTRATIVO, EXCELENTE!

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