26 abril 2024
PERSONALIDADES

La Mujer en la Religión

Este es un trabajo enfocado a un carácter religioso, mostrando como las distintas religiones han estado discriminando al género femenino durante cientos de años, incluso en la actualidad.

Es ampliamente conocido que las mujeres gozan de menos derechos que los hombres en todos los rincones del mundo.

El siglo XXI empieza pues con la clara meta de nivelar esas y otras desigualdades, aun latentes en nuestras sociedades.

Lo que queda claro es que las religiones juegan en estas luchas un papel retrogrado, y promueven el mantenimiento de las más odiosas diferencias de géneros.

La mujer en la Biblia. “Al principio… Dios creó a Adán, le hizo a imagen de Dios.
Los creó varón y mujer” (Génesis 1: 1, 27; 5: 1-2).

Según el registro bíblico, Dios creó a la mujer después de crear al hombre; pero el punto más importante de la creación de la mujer, es que ésta fue creada por causa del varón.

“Dios hizo una mujer y la trajo al hombre, y la hizo de su mismo cuerpo para que la amara.

Cuando Adán supo que había sido tomada de él, dijo: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gen.2:23).

De esto deducimos que, según la biblia, la mujer no fue un invento improvisado y su creación no fue una casualidad: ella era parte del plan de Dios cuando hizo al hombre.

Podemos estar seguros de esto porque sin la mujer Adán no podía reproducirse.

La mujer en la Biblia.

La mujer como objeto.

En el libro de los Jueces, (Antiguo Testamento) podemos leer como durante las guerras libradas por los israelitas, las mujeres de los vencidos son tomadas como botín.

Como si fuesen ganado o sacos de harina. Pero hay más. Las mujeres que se tomaban eran aquellas que fuesen vírgenes, las otras se masacraban.
¿Dar luz a una mujer hace más inmundo un parto?.

Una interesante declaración dada por el dios Jehová sobre la impureza de la mujer después del parto dice claramente que una mujer que haya dado a luz a una niña, dura inmunda por más tiempo, que si hubiese dado luz a un varón.

“Hablo Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé luz a un varón, será inmunda 7 días….

Y si diera luz a una niña, será inmunda dos semanas…”—Levítico 12: 1, 2 & 5
El matrimonio con el hombre a la cabeza. Algunos pastores y sacerdotes en la actualidad predican la “igualdad de condiciones entre los cónyuges”, pero si han de seguir su doctrina de la escritura nos encontramos que la Biblia no apoya la igualdad entre las partes: “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive: pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.”—Romanos 7: 2 “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas…”—1 Pedro 3: 1

Mujeres sin derecho a expresarse. “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.

Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.”—1 Corintios 14: 34 y 35.

Nótese que la epístola a los Corintios (Nuevo Testamento) está dirigida a un público no judío, pues va dirigida a los ciudadanos de la ciudad de Corinto, en Grecia.

Por lo que la disculpa de que el machismo estaba restringido a los pueblos del Medio Oriente, o que sólo era permitido en los tiempos del Viejo Testamento es falsa.

“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión.

Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.”—1 Timoteo 2: 11-15
La evolución de la mujer en la religión.

Budismo.

Este tipo de religión intenta dar a entender una solución espiritual del sufrimiento humano.

Sus enseñanzas fueron transmitidas por Siddharta Gautama más conocido como Buda.

Buda no es un Dios sino un representante, un camino a seguir para alcanzar la paz espiritual.

Buda dejó muy claro que las mujeres podían alcanzar la iluminación al igual que los hombres y las admitió en la orden monástica de aquel entonces como bhikkhunis algo revolucionario en la época.

Sin embargo, Buda se mostraba contrario a incorporar a las mujeres a dicha orden que solo lo permitió después de que Ananda se lo pidiera varias veces con algunos mandatos hacia ellas.

En las escrituras Mahayana figuran ejemplos en los que se manifiestan que la mujer es inferior.

A su vez en dicha obra aparecen algunas narraciones en las que mujeres jóvenes desconciertan a ancianos monjes por no reconocer la importancia de la mujer a la hora de enseñar doctrinas.

La mujer ocupa un nivel inferior en la organización monástica.
La organización bhikkhuni o monjas budistas se extinguió dentro de la tradición budista antigua.

Nunca se impuso en el Tíbet y actualmente solo pervive en las tradiciones del budismo sino-japonés.

Sin embargo en la comunidad tibetana algunas mujeres se entregaban a la vida monástica.

La mujer budista en los países occidentales la situación es muy diferente en las comunidades budistas occidentales, que en su gran mayoría admiten a hombres y mujeres con las mismas condiciones.

Islamismo

Desde tiempos remotos la mujer ha estado muy infravalorada respecto del hombre.

El hombre domina por completo a la mujer y le obliga a, por ejemplo, taparse cara y cuerpo completo con un velo (burka).

Le obligan a casarse muy jóvenes y por conveniencia con hombre de todas las edades, pagando una dote.

Desde el momento del casamiento la mujer tiene que jurarle fidelidad a su marido incluso después de muerto.

Las consecuencias de no cumplir dichas normas: la muerte por lapidación.
En todo el mundo los sabios y filósofos discutian sobre la mujer en el islam si poseía alma o no, y en caso de tener alma ¿serían humana o animal? y suponiendo que si posee un alma humana, entonces su posición social en cuanto al hombre, ¿sería de esposa o esclava?

Esta situación de la mujer continuo por mucho tiempo, sin que hubiera ningún cambio especifico, hasta el año 1900 la mujer tuvo derecho nulo.
En esta religión se permite que un hombre pueda poseer a tanta mujeres como pueda mantener (Poligamia).

Sin embargo mujer solo puede estar con un hombre aunque tenga que compartirlo con las otras mujeres.

La mujer solo puede salir a la calle con el permiso del marido.
La mujer se ocupa de las tareas del hogar y de sus hijos, no puede estudiar ni trabajar, mientras que el hombre trabaja y administra el dinero de la casa.

Cristianismo

El papel de la mujer en dicha religión.

Aunque poco a poco la mujer ha ido igualándose en derechos al hombre, sigue habiendo algunas diferencias.

Por ejemplo en el ámbito religioso la mujer no realiza un gran papel. Lo explicaremos mejor con un ejemplo: la mujer puede efectuar lecturas del libro sagrado (La Biblia).

Por el contrario no puede oficiar una misa ni realizar un casamiento.
Desde el punto de vista religioso el cristianismo presenta dos corrientes distintas.

Una que ha ido llegando a la igualdad hasta el punto de que la mujer pueda ocupar un papel de liderazgo espiritual.

Aunque otras siguen infravalorando de manera injusta a la mujer.

En La Biblia cuenta que Jesucristo quería que nos amasemos los unos a los otros sin diferencias de sexo o edad.

Así que parece un poco chocante que en el libro sagrado Jesucristo nos dijera que no nos discriminásemos y que sin embargo se discrimina al sexo femenino.

Por ejemplo, la única mujer que fue papa tuvo que esconderse debajo del sobrenombre de Juan VIII, sucediendo a León IV.

(En el próximo número veremos el caso de la Papisa Juana, leyenda o historia)

La mujer en la religión actualmente

A pesar que el rol de la mujer ha ido cambiando y de a poco igualándose con el hombre, existen muchos ámbitos en los que sigue siendo relegada.
Desde el punto de vista religioso, el pueblo judío, presenta cuatro corrientes.

Tres de ellas han ido caminando hacia la igualdad, y permiten que las mujeres, ocupen lugares de liderazgo espiritual, como los hombres llegando a ser Rabinas.

La ortodoxia moderna también ha realizado algunos avances en este sentido.

Una de las grandes creencias que llevan a que la mujer no presida el culto religioso es que si la mujer se para delante del hombre, satanás hará que el hombre se distraiga y no preste atención a la oración, sino a la belleza femenina, si se arrodilla exalta mucho más su atractivo.

Otra creencia es que la voz de la mujer es más suave y dulce que la del hombre, y sería otro motivo de distracción a la oración y a su Dios.
Por lo que las mujeres sólo pueden decir la oración delante de otras mujeres.

La mujer dispone de su cuerpo, de forma muy limitada, si se trata de donar un riñón, está en el derecho de hacerlo, pero cuando se trata de un embrión, por ejemplo el derecho está penado.

La mujer en el Budismo

Las civilizaciones antiguas raramente supieron tratar con justicia a la mujer, muchas veces considerada como inferior.

La actitud de Buda, al inicio de su predicación, sigue esa línea, como se puede ver en unos de sus primeros discursos: “Las mujeres son pícaras, llenas de malicia y en ellas es difícil encontrar la verdad”. Hablando a los monjes, afirma que no deben nunca dirigirse a una mujer, ni mirarla, a no ser en caso de necesidad.

Las reglas establecidas inicialmente para su “orden” se referían sólo a los hombres, porque sólo ellos podían hacerse monjes y alcanzar la perfección.
Si una mujer deseara realmente el camino de la salvación, sólo tenía una alternativa: renacer como varón, lo que sería posible en el caso de que se esforzase, en su vida de mujer, por “desarrollar un modo de pensar masculino”.

La actitud de Buda se explica, sobre todo, teniendo como base su doctrina sobre el aniquilamiento del “deseo de vivir”.

La mujer, ligada a la maternidad y al nacimiento, era vista como el obstáculo más grave para la liberación del ciclo de los nuevos nacimientos.
Fácilmente ella podría desviar al hombre de sus mejores propósitos, constituyendo, pues, un gran peligro.

Era preciso mantenerla bien apartada, y, para eso, había que aprender a despreciarla.

Más tarde, esa actitud mejoró.

Una antigua leyenda cuenta que el cambio de debió a la insistencia de la madrina de Buda, apoyada por las razones del discípulo predilecto Ananda, que pedían la fundación de una orden femenina en el monaquismo budista.
Buda consintió, dictando ocho reglas para las comunidades femeninas, lo que significa que también las mujeres podían alcanzar el Nirvana.

La mujer en el Cristianismo

El Cristianismo ha considerado siempre a la mujer inferior al varón, y no digna (por su supuesta “impureza”) de participar en la sociedad al mismo nivel del hombre.

El cristianismo es hijo del judaísmo y ha heredado innumerables tabúes y tradiciones judías.

Por ejemplo: “La mujer que padece un derrame, tratándose de su sangre, permanecerá en su impureza por espacio de siete días.-

“Quien la toque será impuro hasta la tarde-

Todo aquello en que se acueste (la mujer) durante su impureza quedará impuro…” Etc. Etc.

La supuesta “impureza” de la mujer de la tradición judía, entró en la Ley de la Iglesia Católica a través del Decretum Gratiani (1140 DC), una parte vital del Corpus Iuris Canonici (Código Canónico) que tuvo vigencia hasta el 1916.

El Código Canónico promulgado posteriormente en 1917 y que estuvo vigente hasta 1983, contenía los siguientes cánones, basados en la supuesta “impureza ritual” de la mujer: “Las mujeres son la última opción como ministras de bautismo-

Las mujeres no pueden distribuir la sagrada comunión-
Las niñas ni las mujeres pueden ser servidoras del altar-
Sólo hombres pueden recibir el Sacramento del Orden.-
Las mujeres deben cubrir su cabeza con un velo en la Iglesia-
Las mujeres no pueden predicar en la Iglesia –
Las mujeres no pueden leer la Sagrada Escritura en la Iglesia”.
Ahora las cosas están mejor gracias a que los reverendos guardianes del Derecho Canónico en 1983 decidieron que las mujeres podían ser: “Lectoras de las Sagradas Escrituras durante la liturgia.
Servidoras del altar.

Comentadoras durante la Eucaristía.

Predicadoras de la Palabra.

Cantantes y coristas, ya sea solas o como miembros de un coro. Líderes de servicios litúrgicos.

Ministras de bautismo.

Distribuidoras de la Sagrada Comunión”.

A pesar de la “generosidad” de sus eminencias, la Jerarquía católica sigue negando el sacerdocio a la mujer con la excusa de que: “Jesús solo tuvo a varones como discípulos; y que la Iglesia no puede hacer otra cosa que imitarlo” ( Ordinatio sacerdotalis, JP II), Argumento que cualquiera puede desmontar pues Jesús no fue cura ni ordenó a nadie y, si leemos el Evangelio con honestidad, veremos que había mujeres en su discipulado que le acompañaron “desde Galilea hasta el pie de la Cruz”.

Esto, sin olvidar que fueron las primeras encargadas de comunicar a los otros discípulos que “el Señor está vivo” es decir, que no las consideró indignas de ser sus portavoces.

Por lo tanto, en pleno siglo XXI, siguen siendo los prejuicios por la supuesta “impureza ritual” de la mujer la que las mantiene discriminadas y sujetas doctrinalmente al varón, sea este marido o capellán de convento de monjas.
Como muestra cabe mencionar la polémica generada por la última visita del Papa a España ante el espectáculo de TV, en la Sagrada Familia de Barcelona, de unas monjitas afanadas en limpiar el aceite derramado por S.S. Benedicto XVI sobre el ara del altar, mientras el Papa y los próceres que lo acompañaban, las contemplaban impasibles desde sus asientos.
Al mismo tiempo que las aconsejaba a realizarse en el hogar además de en el trabajo, sin que este mismo deseo fuese también para los hombres.
Al mismo tiempo que las aconsejaba a realizarse en el hogar además de en el trabajo, sin que este mismo deseo fuese también para los hombres.
¿Será por esta razón por la que la iglesia católica NO ha firmado la Declaración de Derechos Humanos de la ONU?

Por lo menos han tenido la decencia de NO firmarla ya que la igualdad entre varones y mujeres está prohibida por razones difíciles de entender, cuando no totalmente obsoletas.

La mujer en la religión islámica.

La realidad es que el Islam ve a la mujer como una esclava.

A pesar de los esfuerzos del “Islam moderado” por representar y calificar como muertes de honor lo que en realidad son aberraciones, es obvio que el Corán y los Hadiths del profeta Mahoma justifican enteramente el tratamiento inferior de la mujer con respecto al hombre.

En un principio, El Islam se daba por supuesto la igualdad de la mujer con el hombre y se tenía claro que ésta, como persona y ser humano que es, al igual que el hombre, disponía tanto de derechos y libertades como de deberes.

La mujer occidental, por lo general, considera que la mujer musulmana vive reprimida y privada de derechos.

Los medios de comunicación representan a la mujer musulmana totalmente cubierta y dominada por su marido, con un estatus no superior al del esclavo cuando sorprende comprobar el hecho de que durante 1400 años la mujer musulmana ha disfrutado de derechos, que la mujer occidental aún no ha conseguido.

La mujer no poseía ningún derecho sobre la propiedad o la herencia. En asuntos domésticos carecía de derechos sobre sus hijos e incluso sobre sí mismas.

De hecho, podía ser puesta a la venta o abandonada por su marido arbitrariamente.

No tenía opción al divorcio aún siendo víctima de abuso por parte de su marido.

Las mujeres carecían de estatus en la sociedad y no eran respetadas como esposas, madres o hijas.

De hecho, a las hijas se las consideraba inútiles y a menudo se les asesinaba al nacer.

La educación que recibían era escasa o nula y no disfrutaban de voz ni voto en asuntos religiosos, al considerarse su capacidad limitada en el ámbito intelectual y espiritual.

El hiyab (el velo) es un instrumento de protección a la mujer, que le libera de muchos males sociales.

Las mujeres musulmanas disfrutan de los mismos derechos que el hombre y en cierta forma tienen privilegios que los hombres no poseen.

En esta religión, la mujer realiza un papel secundario, porque la tratan y la consideran un sexo débil.

Según esta perspectiva, la mujer es emocional, irracional, impredecible, irresponsable, incapaz de tomar decisiones y afrontar riesgos e indigna de confianza y por tanto, es necesaria de supervisión, la protección y el dominio constante del hombre sobre ella.

La mujer en la religión judía.

La mujer tiene un papel indispensable e insustituible en la familia judía.
Se le considera en un nivel espiritual superior al hombre por lo que no está ligada a las mismas obligaciones religiosas que el hombre.

Si un hijo nace de un padre no judío y una mujer judía SI se le considera judío pero si nace de padre judío y madre no judía NO se le considera judío.
Así de importante es el rol de la mujer en el judaísmo.

Es la que tiene la responsabilidad de inculcar los valores y las tradiciones a los hijos, que es lo más importante en el judaísmo.

Hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX, la mujer estaba exceptuada de la sinagoga y sus rituales.

Su lugar era la casa y la educación de sus hijos.

No se la contaba para el minyan (grupo de 10 hombres necesario para decir algunas oraciones); no leía del Pentateuco, Tora; no usaba talit (manto ritual), kipa (solideo) ni tefilin (filacterias); no tenía obligación de participar de los servicios religiosos; no recitaba el Kadish de duelo (oración en recuerdo por la muerte de un ser querido).

Mujeres y varones rezaban separados

Con el siglo XX llegan los cambios: las relaciones entre hombres y mujeres se modifican.

El judaísmo ortodoxo no ofrece novedades en su respuesta: la mujer sigue sin participar activamente en el ámbito sinagogal.

En los movimientos llamados liberales (conservador y reformista) comienzan a producirse cambios que sitúan a la mujer en pie de igualdad con el hombre.

Desde sus comienzos el movimiento conservador puso énfasis en el estudio de la historia y la posibilidad de un cambio.

Precisamente las palabras tradición y cambio son parte del lema del movimiento conservador.

La reforma apoya el derecho de interpretación pero rechaza la autoridad de la tradición halájica (ley).

La ortodoxia apoya el principio de la autoridad pero rechaza el derecho de interpretación.

El enfoque conservador es que ambos, la autoridad de la Halajay el derecho de interpretación, son necesarios para un judaísmo viviente.

De acuerdo con este punto de vista, el judaísmo conservador se considera obligado por la tradición judía, pero afirma el derecho a que una asamblea rabínica, que funciona como cuerpo colegiado, pueda interpretar y aplicar la Halaja.

Aun dentro del movimiento conservador no fue fácil para una mujer llegar a ser rabina, ser aceptada en el ámbito sinagogal y todo lo relacionado con él.

El cambio, el nuevo punto de vista, fue y es resistido incluso por muchas mujeres.

En 1920 en algunas sinagogas del movimiento reformista las mujeres comenzaron a dirigir servicios religiosos durante las vacaciones de verano, cuando los rabinos no estaban, en 1922 se celebró en los Estados Unidos la primera ceremonia de Bat Mitzva (la llegada de la mujer a los 12 años y su obligación de cumplir con los preceptos como adulta).

En 1951 el movimiento reconstrucción autorizó a la mujer a leer en público la Tora y a formar parte del mynian (10 personas adultas) y en 1974 el movimiento conservador se le permitió a la mujer actuar como jazanit (cantante religiosa) y por estrecha mayoría el Law Committee del conservadurismo decidió autorizar a la mujer para actuar como testigo en un Beit Din (Corte rabínica para asuntos religiosos).

Hoy, hombres y mujeres reciben la misma educación y a ambos se los estimula a participar en los servicios religiosos.

No obstante, la inserción de la mujer en el ámbito sinagogal no fue ni es un camino fácil de recorrer.

Sin lugar a dudas, ha habido muchos progresos para la mujer judía que quiere participar de los rituales judaicos en el templo.

Pero también persiste cierto resquemor: no todos aceptan que una rabina oficie un casamiento o tenga un púlpito ella sola.

En la actualidad sólo dos comunidades en la Argentina tienen a una mujer al frente de su sinagoga.

En los Estados Unidos no es tema de discusión; se trata de algo aceptado.

2 comentarios en «La Mujer en la Religión»

  • Hay que elegir el mejo?

  • Las religiones son todas salvajes, hasta no hace mucho en la india valia mas una vaca que una mujer.
    ¿dicen que las cosas cambiaron mucho?
    Lo mejor es que van a seguir cambiando.

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