MODAS

La falda de cuadros que conquistó el otoño: el romance tejido en Zara

Cuando calzas una prenda, ella también cuenta una historia.


Esta temporada, esa historia tiene como protagonista a una falda de cuadros que parece salida de un paseo otoñal por las calles empedradas de Edimburgo o de una tarde dorada en París. Zara ha conseguido capturar la esencia del romanticismo moderno en una sola prenda: la falda que promete piernas infinitas y miradas interminables.

El clásico estampado de cuadros —símbolo de elegancia británica y rebeldía contenida— se reinventa una vez más. Pero esta vez, no lo hace desde la sobriedad, sino desde la emoción. En su bajo, un delicado encaje bordea el movimiento, como si cada paso dejara una estela de sutileza. Es ese contraste entre la estructura del tartán y la suavidad del encaje lo que convierte a esta falda en algo más que una tendencia: en un pequeño poema textil.


El largo mini le da un aire juguetón, un guiño de libertad que se siente casi cinematográfico. Y hay algo más: alarga las piernas, estiliza la figura y regala ese efecto de seguridad que solo la ropa con alma puede ofrecer. Las mujeres más bajitas lo saben: no hay truco más poderoso que una prenda que te haga sentir invencible desde el primer vistazo al espejo.


Cada temporada tiene su prenda estrella, pero pocas logran equilibrar tan bien el pasado y el presente. Esta falda lo consigue. Reúne la nostalgia de los uniformes colegiales con la sensualidad del encaje más romántico. Una fusión perfecta entre inocencia y fuerza, entre tradición y deseo.
Está en Zara, todavía disponible en todas las tallas, esperando a quien se atreva a vestirla. Porque no es solo una falda: es una promesa de otoño, un recordatorio de que la moda también puede ser emoción, movimiento y belleza en estado puro.

Diego Revuelta

Crítico de cine

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