Rechazo en la UE por el plan de paz de EE.UU. y Rusia
La llave de la paz en Ucrania no la tienen EEUU y Rusia: la paz real llega con la presencia de la Comunidad Europea
En Bruselas, el aire parecía más denso de lo habitual. Era una mañana fría, de esas en las que el silencio en los pasillos de la Unión Europea dice más que cualquier comunicado oficial. Kaja Kallas, la jefa de la diplomacia europea, avanzó entre cámaras y micrófonos con la firmeza de quien carga sobre los hombros una verdad incómoda.
“Tenemos que entender que, en esta guerra, hay un agresor y una víctima”, declaró, mirando a los periodistas como buscando recordarles que, más allá de los mapas y las negociaciones, hay un dolor que no se puede repartir en porcentajes.
La tensión estalló después de que el medio estadounidense Axios revelara un sorprendente giro: Washington y Moscú estarían negociando un plan para poner fin a más de tres años de guerra en Ucrania. Un plan que, para muchos en Europa, no sonaba a paz, sino a imposición.
Según ese proyecto, Kiev debería ceder territorio, recortar a la mitad su ejército y renunciar a su armamento de largo alcance. Condiciones tan duras que, en la práctica, parecían exigir a Ucrania que se arrodillara.
Las reacciones en la capital europea fueron inmediatas. Kallas, visiblemente frustrada, insistió en que nadie había consultado ni a Kiev ni a sus aliados europeos. Como si la paz pudiera decidirse en una mesa donde los principales protagonistas no tenían asiento.
“Rusia podría terminar la guerra ya mismo si dejara de bombardear y matar”, afirmó con un tono que mezclaba indignación y cansancio. “Pero no hemos visto concesiones… ninguna”.
En París, las palabras resonaron igual de fuertes. Jean-Noël Barrot, ministro francés de Asuntos Exteriores, llegó a Bruselas con la convicción escrita en el rostro: la paz no puede ser un disfraz elegante para la capitulación. “Los ucranianos siempre rechazarán cualquier forma de rendición”, aseguró, recordando que Europa defiende una paz “justa” y “duradera”, no un acuerdo que consagre la victoria del más fuerte.
Desde Berlín, la inquietud se transformó en advertencia. Thorsten Frei, jefe de la Cancillería Federal alemana, habló con una franqueza poco habitual. “Da la impresión de que Putin podría obtener por negociación lo que no ha logrado en el campo de batalla”, señaló. Una idea que le resultaba “perturbadora”, casi ofensiva para quienes han visto los sacrificios del ejército ucraniano.
Para Frei, el supuesto plan adolece de algo fundamental: credibilidad. Porque es difícil creer en un acuerdo cuando la realidad del frente desmiente cada día que Moscú esté dispuesta a retroceder un paso.
Así, mientras en Washington y Moscú se hablan de paz; en Bruselas, París y Berlín la palabra suena distinta, más pesada, como si cargara las voces de millones que saben que la paz no puede construirse sobre las ruinas de una rendición disfrazada.

Me pregunto porqué son tan falsos en la OTAN y en la UE, porque a Ucrania no la quieren de lo contrario ya formaría parte de ellos y eso obligaría a atacar directamente a Rusia.