Algo anda mal

Cuando en cumplimiento de las leyes nacionales y los tratados internacionales, el gobierno de la época decretó la extradición de unos presuntos etarras a España. Estos vascos tenían un restaurante en Montevideo donde se comía de primera.

Los vascos para el trámite de la extradición los tenían detenidos las autoridades en el Hospital Filtro y cuando se iba a proceder a la llevada de los detenidos al Aeropuerto de Carrasco, se armó una de padre y señor nuestro, con participación de grupos radicales que pretendían que se ignorara la orden judicial.

En lo que podríamos llamar asonada había una radio que trasmitía las órdenes y los hechos en vivo y convocaba a la gente a la resistencia, tuvieron que sacarlos en varias ambulancias en distintas direcciones para evitar que las asaltaran.
Los resultados fueron un muerto, daños materiales múltiples y miguelitos (esas grapas para reventar cubiertas de automotores) desparramadas por todos lados.
De improvisado no hubo nada y asistieron como participantes del evento muchos de los actuales autoridades del actual gobierno y del gobierno anterior cuando jugaban el partido del lado opositor.

Fue una movilización como aquellas que no se veían de tiempos bastante lejanos y dolorosos.

Con el gobierno del Dr. Batlle nos cayeron todas las plagas del Egipto.
La mentira argentina de la no aftosa hasta que se contagió hasta el último rebaño y el semi corralito bancario del 2001, a raíz del cual se creó justificadamente un estado de tensión no común en la gente de nuestro país.

El lío de los bancos, más la aftosa que corría de una punta a la otra del país, los containers con carne faenada congelada que iban a los países compradores y que estos se negaban a recibirlos, ante la duda de si estaba contaminada o no a pesar de que había sido faenada antes de la epidemia y menos a pagarlos.
De la aftosa se tenía que preocupar el gobierno, los estan
cieros, los frigoríficos, los intermediarios internacionales de la carne y nosotros como consumidores.

Del crack bancario y el corralito o semi corralito, era materia para la gente que trabaja con dinero y a los que los agarró con los ahorros en el sistema bancario, los comerciantes, etc.
Pero la gente de Cerro Norte, tanto le daba un corralito como un corralón, porque tengo mis grandes dudas, que alguno de los que participaron de aquella asonada, que deshizo las vidrieras de supermercados lejanos del centro y se levantaron con televisores, botellas de whisky, cigarrillos y otros artículos que paradójicamente llamaremos de primera necesidad.

Son cosas que ocurren cuando hay grupos con un entrenamiento especial, que usan esas camperas con capuchas y piedra a diestra y siniestra.
Cuando aparece la policía, o mejor dicho las fuerzas de choque, desaparecen como por arte de magia, dejando el tendal de cosas destruidas.
La otra semana cuando a Peñarol le fue bien, un dibujito con las iniciales del Club Nacional de Fútbol y un cocktail molotov en la puerta del Palacio Peñarol.
Dejando de esta forma una semilla de discordia entre uruguayos y evitando que se piense que debajo de la piedra hay otro cangrejo.

Siendo hincha de Rampla Juniors sufrí los partidos de Peñarol, porque debajo de la camiseta de todo cuadro uruguayo está la celeste y festejo los goles como el mejor hincha de Peñarol, de Nacional o del Sacachispas Fútbol Club, cosa que me emociona. Grito como el gol de los juveniles en el último minuto del partido con esa pelota metida en el lugar menos pensado del golero adversario, con un nudo en la garganta.
No distingo cuando juego un cuadro uruguayo afuera los colores de las camisetas, los nuestros son celestes y los demás no me importa.

La reacción final de Peñarol me enorgulleció como uruguayo, la furia de no dejarnos vencer, cosa que al final, con el último pitazo tuvimos que aceptar con lágrimas en los ojos.
Algún oligofrénico cuando terminó el partido tiró alguna cañita voladora.
Si tirando una cañita voladora era más feliz allá él.
Pero pareciera que en el centro en la Plaza Fabini, hubieron destrozos en La Pasiva, provocados, dicen, por gente resentida por el partido perdido.

Porque para la forma en que se perdió, no fue derrota o por gente de profesa la misma ideología de los que destrozaron los supermercados del Cerro Norte cuando el Corralito bancario o por los que tiraron el cocktail molotov en el Palacio Peñarol, o por los que siempre con las capuchas y camperas similares hicieron desmanes hace poco, mezclados con los participantes de la marcha del silencio, en las cercanías del Ministerio del Interior utilizando en esa oportunidad un arma lanza proyectiles incendiarios que por suerte no penetró en el local del Ministerio.

Será más de lo mismo, no se estarán utilizando estas excusas para promover violencia por grupos ultra, que quieren que el gobierno sea más ultra o que consideren que el gobierno actual es burgués y capitalista.
Después de la que nos comimos en la época de la dictadura, que pretende esta gente ahora, más palos, más desaparecidos, más muertes inútiles.
De una cosa estoy muy seguro, que no fueron hinchas de Nacional, ni paulistas los que armaron la gresca en el centro.
Dos detenidos son pocos, no vi los desmanes y no puedo cuantificarlos, pero salvo que la prensa se haya vuelto sensacionalista del todo, si dio para dos detenidos los desmanes no fueron tantos o la policía estaba distraída, claro que estuvo en la cosa hasta las cuatro de la mañana, por las dudas.

Estas cosas sabemos cuando empiezan pero nunca sabremos cuando terminan.
De vez en cuando pensar un poco antes de hacer es bueno y a mí también me comprenden las generales de la ley.