18 abril 2024
MUNDO

Arnold – El show debe continuar

Leyendo los cables no se si se fue o lo fueron, pero de una cosa no hay duda que no hay más Arnold, salvo alguna reprise.

En esa máquina devoradora de seres que es la gran industria del espectáculo, tal vez todas las desgracias físicas de Gary Coleman fueron una gran ventaja y virtud para los productores.

Primera de ellas y fundamental, los niños crecen y si les cabe alguna duda en cuanto a la rapidez del crecimiento miren algunos capítulos viejos de “Dos hombres y medio”, y el envejecimiento del tío y del padre, maquillaje mediante, lo van llevando, antes de que les venga el viejazo, en cuanto al hijo sobrino, que a pesar de los pesares, parece que es de raza grande y gorda, no lo dejan niño con nada y si lo cambian, al diablo con todo el esquema y la producción. A esta altura tendría que estarse llamando por lo menos “Dos Hombres y tres cuartos”.

En el caso de Gary Coleman nació con una enfermedad congénita a los riñones causándole una destrucción, autoinmune, de dichos órganos, que por los tratamientos detuvo su crecimiento a una edad muy temprana.

Con tal diagnóstico, los señores productores, pudieron hacer planes a tiempo relativamente largo, porque salvo alguna desgracia no prevista, lo previsible estaba a la vista.

A los 22 meses se supo que tenía los dos uréteres bloqueados y eso mató sus riñones. Hasta los 4 años se alivió a través de dos agujeros que los médicos le hicieron en el estómago y se le pudieron sondas que iban a una bolsa que el niño podía manipular de modo que pareciera que orinaba de parado como todos los varones normales. A los 5 años le hicieron un trasplante de riñón.

Después del trasplante renal fue sometido a esteroides para evitar el rechazo del órgano.

Efectos secundarios: atrofia del crecimiento y se convirtió en el artista que puede interpretar al más joven, al mucho más joven.

Logró un personaje que parecía una criatura angelical de 8 años.

Pero Coleman no era hijo de sus padres, sino que era adoptado y de los tres millones de dólares que ganaba por año no le quedó gran cosa.

Su temperamento o su formación, no lo ayudó a hacer como Macaulay Culkin, que les hizo un juicio a los padres para que perdieran la patria potestad y el manejo y administración de su dinero. No era tan angelito como lo titulaban en las películas, pero se despertó a tiempo o lo despertaron, para que le quedara dinero suficiente de su trabajo infantil.

Claro que una cosa es ser rubio, buena pinta y millonario y muy otra es ser negro, un tanto deforme, enfermo y con un capital que le evaporaron. No es lo mismo y en EEUU peor todavía.

En los últimos diez años los padres de Gary Coleman, Sue y Willie Coleman, tuvieron noticias de su hijo, por la prensa, por los problemas legales que tuvo, su matrimonio y la hospitalización.

Arnold – El show debe continuar

Lo único que tuvo Gary Coleman fue la suerte de haber sobrevivido a una enfermedad espantosa y no supo valorar ese grandísimo don que algunos atribuirán a dios, a la ciencia o a la suerte y llevó una vida peleado con el mundo y todas las maravillas que hicieron los médicos al principio se fue por la borda con la hemorragia cerebral provocada por un golpe producto de un accidente normal o de un accidente provocado.

Hace unos años lo vi en una fotografía atendiendo como cajero una barrera de un estacionamiento. De estrella de la televisión a empleado de un parking.

Gary Coleman no tuvo nada en la vida y vivió mucho a la sombra de Arnold, cosa que tampoco lo gustaba y le provocó algunos problemas, por malas reacciones, cuando le pedían que hiciera algo del personaje.

Le ganó 42 años a la muerte pero si pensamos en la batalla infantil para sobrevivir, la diálisis, los sets, la mala relación familiar, un problema de drogas y un problema penal conyugal, tenía pleno derecho a ser un resentido, por culpas propias y ajenas.

El Gary Coleman que realmente es, es el que nosotros nos formamos a través de la pantalla, creado por los guionistas y libretistas y las salidas reideras, eran para nosotros, porque el chiste no era de él y todavía se lo tenía que aprender y los movimientos se los dirigían terceros. Ese Arnold nos lo creamos nosotros en nuestra imaginación. La industria logró que viéramos y nos creyéramos lo que queríamos ver y creer.

Pensar que era ficción aquella cama marinera en forma de ángulo, de dos pisos, con cómoda incorporada…

Revolviendo el disco duro, más duro que disco, que tengo dentro de la cabeza, de los niños estrellas de Hollywood, son contados los casos en que terminaron bien parados.


El primero fue sin lugar a dudas Jackie Coogan, nacido en 1914, que lo descubrió Charles Chaplin, haciendo el vaudeville con su padre Jackie Coogan Sr y lo contrató para filmar la película conocida en nuestro país como El Pibe en 1921, -un póster de la misma se vende hasta en la feria de Tristán Narvaja-, después lo agarró el cambio del cine mudo al cine sonoro e hizo alguna película que otra, pero sin mucho mérito o éxito. Un hijo resultó actor y su nieto escritor, mientras que el propio Jackie se dedicó, a vivir de glorias pasadas y a las mujeres ligeras y a los caballos lentos.

Creo que en la actuación lo que vale es la superación, pero todos por vueltas de la vida llegan a un techo y no pueden seguir ascendiendo.

A Drew Barrymore con el pedigrí que tiene que viene del cine mudo y del sonoro, por varias ramas y generaciones, arrancó como una gran promesa en E.T. y hoy está filmando una nueva versión de los Ángeles de Charlie, una refritata de bodrios que valieron lo que valieron en su momento por tres caras bonitas, que fueron cinco y nada más.

Se les complica la fama tempranera con la droga, el alcohol, polleras, pantalones, diversas opciones de vida y algún problema penal derivado de esos temas, con la publicidad emergente por tratarse de ellos.

Los que ya no están en carrera pero fueron precoces y luego siguieron triunfando tuvimos a Shirley Temple, Margaret O’Brien, Judy Garland –aunque terminó con drogas y suicidio pero con una gran carrera- y a Elizabeth Taylor.

Los nuevos están en carrera pero muchos ya han tenido tropezones.

Que en paz descanse Arnold, pero el Show debe continuar y la máquina necesita materia prima.

3 comentarios en «Arnold – El show debe continuar»

  • Que vida Che!!! Pero nos hacía reir. Alf anda bien de salud No?

  • No era rubio, blanco, buen mozo…pero era muy simpático. Yo no creo que los directores y los que hacen libretos puedan fabricar cosas de la nada. Gary estaria todo fayado pero alguna pegada con la camara tendria. despues la quedo como maradona, malas juntas, no sabe vivir y se le trermino la pelotita. veremos que le pasa en africa…saldra con el habano a la cancha?????????

  • a mi no me izo reir cuando era chico—————————–menosya grande———————si esa era la mujer————–no estaba mal¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!—————————–yo le sacaba la guita por gil—————————————————-

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