4 diciembre 2024
INSÓLITOS

Día del maestro son todos los días

Como bien saben mis amigos, lo he escrito en reiteración, soy hijo de maestra, maestra recibida en 1921, una hija de gallegos, a la que habían puesto a aprender de modista, hasta que aparecieron unos hermanos de mi abuela, menos brutos intelectualmente que mi abuelo, y después de decir algún improperio, le dijeron que teniendo siete hijos varones, como iban a poner a aprender un oficio a la hija menor.

Y gracias a esos gallegos buzos de oficio o profesión, mi vieja, no fue una modista más, sino una maestra de prestigio y como en aquellos tiempos también se cocían habas, la medalla de oro, se la dieron a la hija de un inspector que acompañaba a su nena a todos los exámenes y doña Josefina, salió segunda y sin medalla.

Pero mi bronca no viene al caso, porque una medalla se compra o se consigue con malas artes, pero lo que se lleva en el corazón y en el cerebro, no se compra ni se consigue con malos procedimientos, sino con mucho estudio, perseverancia y por qué no valor, dado que con 18 añitos y flaquita y chiquita, le tocó su primer escuela en el Buceo, que en aquel entonces era extramuros, y muchas horas de tranvía mediante iba a enseñarle la “O” como letra redonda, a muchachotes que se ganaban la vida, juntando vidrio en el vaciadero de desechos, basura en general al lado del Cementerio, compitiendo con los cerdos que venían por su comida, para vender los vidrios a la fábrica o como se llamara a la fundición de vidrio que estaba en Rivera y Propios, claro que en aquella época las calles tal vez tuvieran otros nombres, Propios no se llamaba José Batlle y Ordóñez, porque don Pepe estaba gobernando el país de atrás, con un mártir de la democracia su continuador Baltasar Brum como Presidente.

Pero me molestó sobremanera que ningún maestro hubiera escrito algo sobre el tema de felicitaciones y algunos cuantos maestros individualmente bajaron unos avisos de felicitaciones made in usa, y pienso yo, está tan venido a menos el magisterio que no hay una heredera de las Luisi, de las Manrupe, de la Hourticout , la Irureta Goyena, de Aurelia Viera, y estoy dejando de lado a la más grande, la maestra anónima, esa que está en todos lados, en todo momento llueva o truene. Por favor alguien que garrapatee algo que no venga envasado, simplemente usando el corazón y el cerebro y haga una salutación a todos sus colegas, o solamente estamos para las cosas del sindicato y nos olvidamos que magisterio, siempre fue un apostolado.

Caramba y lástima, queridos colegas de mi madre, los felicito en su día, que son todos los días del año y conozco las carencias de ejercer vuestra profesión, porque las mamé de niño en mi casa, recuerdo las broncas paternas cuando le decían “marido de maestra”, término que no quiere decir mantenido, sino que las maestras fueron las primeras mujeres que salieron a trabajar fuera de sus casas a realizar tares no domésticas y aportar un mendrugo de pan a la mesa familiar.

Las maestras son las que en muchos casos sustituyen a la institución familia, tan venida a menos en estos tiempos que vivimos, y se llevan los problemas a casa, como mi vieja se traía a los más limitados, que para ella no era un problema porque los traía de corazón y por vocacion y los sentaba en la mesa del comedor y les daba un regio café con leche con pan y manteca (los bizcochos no entraban porque era un lujo innecesario) y sin percibir un centésimo, ni siquiera como reembolso de sus gastos, seguía dando clase en la mesa grande donde luego serviría la cena un par de horas después.
La cultura no se envasa en whastshapp o en Facebook, la cultura surge de los libros, y el ejemplo lo da el maestro con su conducta y no bajando cómodamente pavadas envasadas en otros países que no tienen nada que ver con nuestra cultura de orientales.

Perdón pero se me fue “la moto” como dicen los muchachos, gracias señores maestros por su actividad en la escuela pública, laica y obligatoria, con la moña azul y la túnica blanca, que nos hace a todos tan iguales.
Gracias y perdónenme queridos maestros.

Que Niquita Nipone disfrute con su familia mientras yo me parto el lomo en el Reporte.

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