4 octubre 2024
Editorial

Feliz día Papá!!!

Quizás estés leyendo esto y eres de los que les cuesta levantar un teléfono para llamar a tu padre y felicitarlo en su día. Bueno, probablemente en algún momento lo llamarás. Sin embargo; ¿Piensas que tienes todo el tiempo del mundo y que siempre estará allí esperándote? ¿Porqué no lo haces hoy? Otro momento tal vez no encuentres, o podría ser muy tarde.

Alguien dispuso que los segundos domingos de Julio de cada año en el Uruguay, se conmemore el día del padre. ¡Nunca me pregunté por qué!. Tal vez no pueda ser el primer domingo, porque más de uno todavía no cobró. Tampoco pueda ser a partir del tercer domingo, ya la gente pudo haber invertido su dinero en otra cosa. O quizás tenga que ver con los cierres de tarjeta de crédito. Lo cierto es que, no es ni un lunes ni un viernes, ni tampoco una fecha precisa…es el segundo domingo de julio. Y como ocurre con otros ‘DIAS DE’, puede ese ‘día’ quedar renegado a un plano poco afectivo o sentimental, sino mas bien, ‘¿qué tenemos en mente?’, la compra del ‘regalito’.

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Yo creo que el día del padre tiene que existir. Y que aunque ese día sirva para incentivar las ventas de tantas cosas, de todos modos tiene que existir. El fin es recordar a nuestro ser querido, aquella persona con quien primero jugamos y nos dió su amor y cariño. Esa persona que nos ayudó y sin lugar a dudas guió nuestros primeros pasos en la vida. Hoy hay gente, que a esa persona tan solo la puede llevar en su memoria, mientras otros ‘como tú’ la pueden disfrutar en vida.
Llámalo ahora. Olvídate que quizás te quiera dar un consejo que no deseas, o sientas que te quiere rezongar o pienses que se pueda quejar de alguna nana. Esas cosas ocurren a diario con todas las personas que cruzas en tu camino.
Llámalo ahora y ve a visitarlo. No importa si no te alcanza para comprar un regalo, porque probablemente tu padre ya lo sepa o esté en un momento que no le importe algo material. Él te espera a tí. Recuerda que no sabemos que nos depara el destino, ni lo que puede ocurrir a la vuelta de una esquina. No esperes que él ya no esté. Llámalo y ve a visitarlo. Dile lo que sientes, dile que lo recuerda, dile que lo quieres y lo harás el hombre más dichoso del mundo y tú, también lo serás.

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