4 diciembre 2024
PERSONALIDADES

Mujeres visionarias

Conmemorando el día internacional de la mujer corresponde que tratemos la vida de estas cuatro mujeres que dejaron inventos importantísimos aunque poco se conozca sobre ellas

ADA LOVELACE

La hija del poeta Lord Byron es considerada la primera programadora de la historia. Imaginó, en pleno siglo XIX, un mundo en el que máquinas programables serían esenciales para el progreso.

Ella integra un círculo de mujeres que dejaron inventos importantísimos que continúan vigentes en el sector de la tecnología y la informática aunque poco se conozca sobre ellas.

La condesa de Lovelace trabajó con Charles Babbage en su “motor analítico”, un dispositivo informático para el que creó el primer algoritmo de la historia. Tuvo la visión de que un computador sería capaz de realizar millones de tareas diferentes.

GRACE MURRAY (1906-1992)

Fue la primera programadora en manejar la revolucionaria computadora Mark I y desarrolló el lenguaje de programación Cobol. Recibió paradójicamente el título de Hombre del Año en ciencias de la computación en 1969.

HEDY LAMARR (1914-2000)

Mientras rodaba Las chicas de Ziegfeld, esta actriz de Hollywood desarrolló un sistema inalámbrico de guiado de misiles. Era un sistema de radiocontrol capaz de emitir radiofrecuencias que hoy se utiliza en las redes wifi y comunicaciones celulares.
ÁNGELA RUIZ (1895-1975)

Esta española es considerada la precursora de las tabletas y e-books. Creó un libro electrónico que era capaz de iluminarse para leer en la oscuridad, emitir sonidos o hacer zoom sobre las letras o dibujos. La primera versión la patentó en 1949.

Ada Lovelace

Augusta Ada King, Condesa de Lovelace , (nacida Augusta Ada Byron en Londres, 10 de diciembre de 1815 – Londres, 27 de noviembre de 1852), conocida habitualmente como Ada Lovelace, fue una matemática y escritora británica conocida principalmente por su trabajo sobre la máquina calculadora mecánica de uso general de Charles Babbage, la denominada máquina analítica. Entre sus notas sobre la máquina se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores. Dedujo y previó la capacidad de los ordenadores para ir más allá de los simples cálculos de números, mientras que otros, incluido el propio Babbage, se centraron únicamente en estas capacidades.

Su padre fue el conocido poeta George Byron, y su madre, Anne Isabella Noel Byron, poeta y matemática.
Su posición social y su educación la llevó a conocer a científicos importantes como Andrew Crosse, Sir David Brewster, Charles Wheatstone, Michael Faraday y al novelista Charles Dickens, relaciones que aprovechó para llegar más lejos en su educación. Ada Byron se refería a sí misma como una científica poetisa y como analista (y metafísica).

A una edad temprana, su talento matemático la condujo a una relación de amistad prolongada con el matemático inglés Charles Babbage, y concretamente con la obra de Babbage sobre la máquina analítica. Entre 1842 y 1843, tradujo un artículo del ingeniero militar italiano Luigi Menabrea sobre la máquina, que complementó con un amplio conjunto de notas propias, denominadas simplemente Notas. Estas notas contienen lo que se considera como el primer programa de ordenador, esto es, un algoritmo codificado para que una máquina lo procese. Las notas de Lovelace son importantes en la historia de la computación.
Grace Murray Hopper (Nueva York, 9 de diciembre de 1906 – Condado de Arlington, 1 de enero de 1992) fue una científica de la computación y también una militar estadounidense, con grado de contraalmirante, considerada una pionera en el mundo de las ciencias de la computación. Fue la primera programadora que utilizó el Mark I y entre las décadas de los 50 y 60, desarrolló el primer compilador para un lenguaje de programación así como también propició métodos de validación. Era conocida por sus amistades como Amazing Grace.

Hopper estudió en varias escuelas privadas para mujeres, y en 1924 ingresó en Vassar College en Nueva York, donde estudió matemáticas y física, graduándose con honores en 1928. Poco después, obtuvo una beca para cursar una maestría en matemática en la universidad de Yale, donde se graduó en 1930.
Le ofrecieron un puesto como asistente en el departamento de matemática de Vassar College, en donde permaneció hasta 1943. Mientras continuó sus estudios en Yale, donde se doctoró en matemática en 1934.
Así que siguió en Harvard como investigadora junto a Aiken. Desarrolló varias aplicaciones contables para la Mark I, que estaba siendo utilizada por una compañía de seguros.

Permaneció en Harvard hasta 1949, cuando Hopper empezó a trabajar en la Eckert – Mauchly Corporation en Filadelfia, que en esos momentos estaban desarrollando las computadoras BINAC y UNIVAC I. Trabajó en esa compañía y en sus sucesoras hasta su retiro en 1971. Allí fue donde Hopper realizó sus mayores contribuciones a la programación moderna. En 1952, desarrolló el primer compilador de la historia, el A-0, y en 1957 realizó el primer compilador para procesamiento de datos que usaba órdenes en inglés, el B-0 (FLOW-MATIC), utilizado principalmente para el cálculo de nóminas.

Tras su experiencia con FLOW-MATIC, Hopper pensó que podía crearse un lenguaje de programación que usara órdenes en inglés y que sirviera para aplicaciones de negocios. Con esta idea, las bases para COBOL habían sido establecidas, y dos años después se creó el comité que diseñó este lenguaje. Aunque Hopper no tuvo un papel preponderante en el desarrollo del lenguaje, fue miembro del comité original para crearlo, y el FLOW-MATIC fue una influencia tan importante en el diseño de COBOL, que Hopper ha pasado a la historia de la informática como su creadora. COBOL fue el primer lenguaje que ofreció una auténtica interfaz a los recursos disponibles en el ordenador, de forma que el programador no tenía que conocer los detalles específicos. Además, los programas desarrollados para una plataforma concreta podían ser ejecutados en un ordenador diferente a aquél en el cual se habían programado sin necesidad de hacer cambios.
Al final de su carrera profesional participó en los comités de estandarización de los lenguajes de programación COBOL y FORTRAN .

Hedy Lamarr

Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr (Viena; 9 de noviembre de 1914n 1 -Orlando; 19 de enero de 2000), fue una actriz e inventora austriaca naturalizada estadounidense. Fue coinventora de la primera versión del espectro ensanchado que permitiría las comunicaciones inalámbricas de larga distancia. Empezó sus estudios de ingeniería a los 16 años, pero tres años más tarde, en 1933, abandonó la ingeniería atraída por su vena artística, y empezó en el teatro berlinés como alumna del director Max Reinhardt.

Así inició su carrera cinematográfica, y pronto sería mundialmente famosa por la secuencia de la película Éxtasis (1933), en la que aparece completamente desnuda, primero al borde de un lago y luego corriendo por la campiña checa. Por dicha escena se la conocería como la primera mujer en la historia del cine que apareciera desnuda en una película comercial.

Atraído por la película, el magnate de la industria armamentística Friedrich Mandl arregló con sus padres un matrimonio de conveniencia y fue prometida en matrimonio en contra de su voluntad. Hedy calificó posteriormente esa época como de auténtica esclavitud.

Su marido –también de origen judío– era proveedor de municiones, de aviones de combate y de sistemas de control de Adolf Hitler y de Benito Mussolini (de quienes era amigo personal), según narra Lamarr en sus memorias. Esas ventas de material militar fueron realizadas durante la ocupación de Abisinia (hoy Etiopía). Tras casarse el 10 de agosto de 1933, él intentó infructuosamente hacerse con todos los ejemplares existentes de la película en la que su esposa aparecía desnuda. Muy celoso, la obligaba a acompañarle en todas las cenas y viajes de negocios. Fue encerrada en casa y sometida a un estricto control. Hedy tuvo que abandonar su incipiente carrera cinematográfica, y cualquier otro tipo de actividad que no fuera la de simple comparsa de Mandl. Ella cuenta que tan solo podía bañarse o desnudarse cuando su marido estaba a su lado, acechándola.

Por otra parte, Hedy había aprovechado su soledad para continuar sus estudios de ingeniería, y utilizar su inteligencia para obtener de los clientes y proveedores de su marido los pormenores de la tecnología armamentística de la época. Dichos conocimientos fueron cedidos por la actriz a las autoridades de los Estados Unidos años más tarde; igualmente algunas reuniones le sirvieron de guía para idear y patentar, en los años 1940, la técnica de conmutación de frecuencias, que le devolvería notoriedad en los últimos años de su vida.

Durante su enclaustramiento mantiene una relación sentimental con su asistenta. Dicha relación le permitió obtener la ayuda necesaria para escapar. En una rocambolesca historia de amor, Hedy consigue la infraestructura necesaria para preparar un completo plan de fuga y escapar para siempre de las garras de su marido. Escapando por una ventana del baño de un restaurante, huye en automóvil hasta París, seguida de cerca por los guardaespaldas de su marido, aunque la versión que ella misma cuenta en su autobiografía es algo diferente: Administró un somnífero a su asistenta y pudo salir de su casa disfrazada de esta. De esta manera pudo llegar a la estación de tren y viajar hasta París por este medio.

En 1937 Hedwig escapó al fin de Mandl. Ya en París, consiguió viajar más tranquilamente a Londres (Reino Unido). Allí conoció a Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer (MGM). Vendió sus joyas y huyó a los Estados Unidos, en el mismo barco en que él regresaba, para convencerlo de que la contratara como actriz. Al llegar a tierra, ya tenía un contrato de siete años y un nuevo nombre: Hedy Lamarr.
Así renació, pues volvió de nuevo a su vida como actriz. Había hecho hasta entonces, además de la película checoslovaca Éxtasis, cuatro películas alemanas, además de la citada: Dinero en la calle (1930), La mujer de Lindenau (1931), Las aventuras del señor O. F. (1931) y No necesitamos dinero (1932). Gracias a su fama, le fue posible viajar a Hollywood, donde sería protegida por Louis B. Mayer quien, además, le daría un nuevo nombre inspirado en la actriz Barbara La Marr, antigua amante de Louis, que falleció en trágicas circunstancias.

Fue la primera mujer que en una película simuló un orgasmo en la historia del cine (Éxtasis, 1933).
Tras el estreno de su primer largometraje en los EE. UU., Algiers (1938), junto con Charles Boyer, y bajo contrato con la MGM, empezó a destacar en Hollywood con Lady of the Tropics (1939), y con I Take This Woman (1940). Hedy Lamarr trabajó entre otros con King Vidor (Camarada X, Cenizas de amor), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944), Robert Stevenson (Pasión que redime, 1947) y Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949). No tuvo, sin embargo, demasiado éxito al elegir sus películas en otras ocasiones. De todos modos, estas fueron bastante numerosas, pues hizo unas treinta en su carrera, la mitad de las cuales fueron realizadas hasta 1945. Trabajó en el cine hasta 1958.

Fue también pintora aficionada y coleccionista de arte.

ANGELA RUIZ ROBLES

Ángela Ruiz Robles (Villamanín, 28 de marzo de 1895-Ferrol, 27 de octubre de 1975) fue una maestra, escritora e inventora española, precursora del libro electrónico.

En 1949 desarrolla la primera propuesta de enciclopedia mecánica. Patentada con fecha 7 de diciembre de 1949. En 1962 se realiza un prototipo de la enciclopedia mecánica, construido en el Parque de Artillería de Ferrol (La Coruña), siendo ella misma quien dirigió los trabajos. Desde el 2006, la Enciclopedia formó parte de la Exposición del Museo Pedagógico de Galicia (MUPEGA) en Santiago de Compostela (La Coruña) hasta el 4 de mayo de 2012, que pasó a la Exposición permanente del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de La Coruña.

Abierta, consta de dos partes. En la de la izquierda lleva una serie de abecedarios automáticos, en todos los idiomas: con una ligerísima presión sobre un pulsador se presentan las letras que se deseen, formando palabras, frases, lección o tema y toda clase de escritos. En la parte superior de los abecedarios lleva a la derecha una bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda otra con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios, un plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un estuche para guardar asignaturas.

En la parte de la derecha van las asignaturas, pasando por debajo de una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder leerlos sin luz.

A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan las materias lleva dos bobinas, donde se colocan los libros que se desee leer en cualquier idioma; por un movimiento de los misma van pasando todos los temas, haciendo las paradas que se quieran o queda recogido. Las bobinas son automáticas y puede desplazarse del estuche de la Enciclopedia y extenderse, quedando toda la asignatura a la vista; puede estar sobre una mesa (como los libros actuales) o perpendicular, facilitando comodidad al lector, evitando con ello gran número de esfuerzos intelectuales y físicos. Todas las piezas son recambiables.

Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilísimo manejo. Para autores y editores el coste de sus obras se aminora considerablemente, por no necesitar ni pasta ni encuadernado y queda impresa de una tirada, o cada una de sus parte (si consta de varias), resultando este procedimiento un bien general. Muere en Ferrol (La Coruña) el 27 de octubre de 1975.

Un comentario en «Mujeres visionarias»

  • Que buenoooo por lo menos en un dia al año nos dan todos para adelante..

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