23 abril 2024
PERSONALIDADES

Progreso

El Progreso, a mi criterio, en cierto sentido muchas veces es tomado por el común de la gente, como un dogma, es decir, como algo que parece bueno.

El Progreso en general y tecnológico siempre es bueno, pero todo va en cómo se lo utiliza.

cocpep_145x170El progreso para poderse estudiar necesita límites, tanto en el espacio como en el tiempo, siendo más importante este último parámetro.
El progreso desde tal momento hasta tal otro.
Por ejemplo el progreso desde la edad media hasta la primera revolución industrial o de la guerra de las trincheras hasta la guerra atómica o las últimas confrontaciones en que el contacto cuerpo a cuerpo no existe.
Pido disculpas por poner el irracional ejemplo de la guerra como un parámetro o un hito entre etapas del progreso. Pero lo que ha impulsado más el progreso tecnológico lo han sido las guerras.

Hoy tenemos el microondas como el fruto de un accidente cuando se manipulaba con lo que llegó a ser el radar. Un investigador estaba manipulando con el generador de la onda sónica y en un compartimento lindero había una bolsa con maíz. Para sorpresa del técnico al retirarse encontró la bolsa llena de palomitas de maíz.

Pasaron 60 años en los países del primer mundo y bastantes años más en los que vivimos y un pequeño accidente, insignificante, dejó al mundo una herramienta de cocina, no fundamental, no imprescindible pero que ayuda en está sociedad que vive pendiente del horario.

La V2 fue precursora de la investigación espacial. Londres sigue existiendo en el mapa, más o menos parecida a lo que era, gracias al silencio con que se manejó el acierto de los bombardeos.
El estudio de los japoneses en la II Guerra de los vientos alisios, también por el silencio de los aciertos no terminaron con todos los montes de California. Los japoneses mandaban globos aerostáticos cargados de bombas incendiarias y éstos después de tantas horas de navegación estallaban y caían las bombas provocando incendios forestales de gran magnitud transformando en cenizas la materia prima para la estructura de aquellos aviones de madera y tela.

Del estudio de los vientos alisios al misil que penetra por una ventana de ventilación de un bunker con una precisión matemática, utilizando todos los medios cibernéticos apropiados para tal fin, que nuestras mentes no técnicas pueden simplificar en cámaras de televisión, información satelital y de la otra e infinidad de otros elementos. Hay miles satélites en órbita transmitiendo y recibiendo información, a un costo sideral.
Con este procesador en que estoy escribiendo este trabajo, llamado anacrónicamente computadora – porque originariamente era para calcular la potencia que se le debía dar a un proyectil para que hiciera blanco en un lugar determinado, yo en realidad no estoy escribiendo, sino que estoy digitalizando elementos de matemática binaria y toda esta combinación de elementos generan una serie de reacciones que hasta me advierte errores dactilográficos e inclusive gramaticales y estos utilizando una máquina o herramienta que antes sus funciones eran muy limitadas y ocupaba el espacio de un galpón grande y hoy es un electrodoméstico más y cada día más pequeño, más rápido, más completo.

En cuanto al lugar hay que tener en cuenta que mientras que hoy casi todos los pueblos del orbe escriben su propia historia en algunas regiones de Australia hay pueblos que viven en la edad de piedra.
El progreso tecnológico dio por tierra la ley de bronce de Malthus, entre otras teoría apocalípticas y espero que así sea y así siga.
Pero el progreso tecnológico no siempre va de la mano con el progreso moral, aunque parezca paradójico.
El hombre hoy por un mal uso o uso inmoderado del progreso tecnológico, tomándolo en cuenta por ejemplo en la medicina, en cierto sentido por sus costos, da lugar a que por sus costos no todos puedan llegar a tener las mismas posibilidades.
Pero este artículo pretende incursionar en lo que me atrevo a calificar en un virus que todo lo penetra y es prácticamente imposible de controlar por lo sutil de su ingreso en nuestro ámbito más intimo, nuestro hogar, donde penetra para quedarse, como por su forma de actuar cala hondo sin que nos demos cuenta hasta que ya es demasiado tarde.
Me refiero a lo que Giovanni Sartori, en “Homo videns” (Ed. Taurus – 1998) encara como el pasaje del “Homo sapiens” al “Homo videns”.
El virus televisivo penetra en nuestras casas de una forma sutil, atacando lo más débil, los niños.

Cuando la Pepsi Cola (empresa que estaba al borde de la quiebra en 1937 y la Coca Cola no la quiso comprar porque pensaron sus autoridades que caía sola) empezó una agresiva campaña para copar el mercado creó aquel slogan de la “Generación Pepsi”, dado que las generaciones anteriores eran “Generaciones Coke”. Durante la II Guerra Mundial a los soldados en los frentes se les daba Coca Cola y cigarrillos Camel y Chesterfield. Esto fomentó el consumo de dicho refresco, – nacido en una botica de Atlanta y cuya fórmula sigue siendo de conocimiento restringido como un secreto de estado – que cuando se pedía un refresco automáticamente surgía la idea de Coca Cola.
La estrategia de Pepsi Cola (véase “La guerra de las Colas” de Roger Enrico – Grupo Editorial norma 1986 6ª reimpresión 1991 – Colombia) fue una jugada millonarísima en materia publicitaria, contrató a Michael Jackson por la friolera de U$S 5:000.000.- en un corto que dura 5 minutos de los cuales Jackson participa 4 segundos y vestido como él baila un pequeño niño de raza negra y comparte una Pepsi. Lo que en principio fue calificado como una locura, lo que hizo fue captar a los niños y crear la Generación Pepsi. En nuestro país actualmente vemos la agresividad de la campaña publicitaria con la sponsorización del los deportes más populares, como medio de ingresar a los hogares.
La otra vez tuve una discusión con gente joven que creían que Papa Noel era una creación de la Coca Cola, por la utilización comercial que se hace de esa imagen.
Lo mismo pasa con las campeonatos mundiales de fútbol.

El objetivo es muy claro. El niño, o sea el futuro hombre. Los padres generalmente consienten y pagan y entre una Pepsi y una Coca, optan por lo que quiere el consumidor niño y este cuando se transforme en consumidor elector ya se sabe como optará en el rubro refrescos.
Fue tal el éxito de la campaña publicitaria que como si se tratara de una estrella de las grandes ligas del baloncesto o del baseball el pase del Presidente ejecutivo de la Pepsi a la Apple -costó a esta última muchísimos millones de dólares (véase “De Pepsi a Apple” John Sculley – Emecé Editores -1989) y éste genio del marketing transformó el procesador (computadora) en un electrodoméstico más.

El niño, tanto en Italia como en EEUU, antes de la edad escolar está en manos de un empleada y frente a una pantalla (video) unas tres o cuatro horas por día y no viendo dibujitos animados todo el tiempo por cierto. Y lo que es más grave las horas de TV cuando empiezan la época estudiantil en vez de disminuir aumenta a seis o siete horas.
Basta una elemental operación aritmética sumando horas de TV, de escolaridad y de sueño para llegar a una conclusión grave. El niño (pequeño “homo sapiens” se va transformando en un pequeño “homo videns”) ya no se maneja por la palabra, la conversación, la lectura, sino que se transforma en un mirador pasivo de imágenes.
En nuestro país no conozco estadísticas al respeto pero no creo que vayamos a la zaga.
Con la llegada del PC electrodoméstico y sus hermanos llamados Tablet, IPhone y todos los celulares que gozan de dicho sistema o parecido, la aparición del inocente teléfono, que saca fotos, videos, e Internet que con la instalación de Wi Fi en los lugares públicos además de escuelas, liceos, bares, ómnibus, mediante la cosa se continua agravando, Internet a igual que la televisión, son grandes aparatos de ventas y de lo genial que sería transmitir cultura hay una deuda con la humanidad muy grande.

La ley de medios no solucionará estos problemas, ni nada que se parezca, ni siquiera los mitigará, hay grandes intereses atrás de este tema.
Está todo tan enlatado, tan dirigido, que sabemos prácticamente al instante los avatares de la azarosa vida de Mónica Lewinsky e ignoramos cual es el proyecto de gobierno que propugna determinado líder de cualquiera de nuestros partidos políticos como programa para las futuras elecciones nacionales.

Qué ha pasado con la compra de diarios y libros y cuando me refiero a libros incluyo también los textos de estudio. Las ventas han bajado en forma radical.
En qué se transformo el periodismo tanto oral como escrito. El escrito en buenas publicaciones, si las comparamos con antaño, se limitan a algunas columnas propias y el resto es transcripción de artículos recibidos de las agencias informativas que llenas los espacios que no ocupa la publicidad. El periodismo oral tenemos que dividirlo en el radial y el televisivo. El radial serio se limita a leernos los titulares de la prensa escrita y sobre algún punto de interés profundizan en el texto y/o interrogan telefónicamente a los interesados.

Sin perjuicio de ello con mi IPad antes de levantarme de la cama, me leí todos los periódicos de mi interés y lo que leen los informativistas ya lo sé.
Ayer tuve necesidad de un libro para una charla, lo tenía en mi casa, pero en mi desordenaba biblioteca no lo encontraba, en menos de cinco minutos lo bajé por internet a mi IPad a un costo de menos de tres dólares.
Si lo hubiera tenido que comprar en las librerías de usado me hubiera costado no menos de 200 o 300 pesos.

Hay otro detalle, mi proveedor de libros por este medio, sabe que soy su consumista cautivo, por contar con los medios idóneos que me permitió bajar el material en mi PC o en mi IPad y ese programa me lo facilitó gratuitamente, porque en el futuro seré un consumidor cautivo de sus productos.
También apelan a la opinión de la audiencia al efecto de controlar indirectamente el rating. Y luego durante todo el día cada tanto tiempo hacen una remake repetida con las noticias que fueron titulares.
Si hacemos zapping en el informativo podemos ver lo mismo tres veces y dicho por las mismas voces con acento español en off. No hay tiempo, ni gastos en invertir por lo menos en un locutor de cabina que por lo menos cambie el audio.
También tenemos como valor agregado programas pseudo periodísticos con un mediador y un grupo dispar y disparateador de ideas sobre un tema determinado.
En cuanto a los textos de estudio el problema es tanto o más grave. Como dicen los que saben “ir a las fuentes” no se va, ni a la biblioteca de la facultad.

Los apuntes mimeografiados corregidos por los profesores de versiones taquigráficas o grabaciones de las clases han muerto de tal muerte que hoy no hay en plaza a la venta ni siquiera papel para mimeógrafo.
A nivel universitario se estudia en fotocopias de apuntes manuscritos que ni siquiera saben quién los sacó ni de quién.
El EBook que podría contener todo el material descrito de cualquier carrera no a ingresado a ese lugar, porque por el momento choca con los intereses de otros grupos, los derechos de autor y de aquí a que los docentes se pongan de acuerdo en el material a ingresar a ese medio formidable que es el EBook pasará mucha agua por debajo de los puentes.
Ni el propio gobierno podría imponerlo con no pocas leyes.
Volviendo al virus que penetra a toda hora, todos los días del año, en nuestra casa, de la cual los adultos salimos a hora temprana y volvemos tarde en la noche, en vez de trasmitir los “behavior patterns”, no tenemos auditorio válido, porque el que no está mirando televisión, está navegando por internet o durmiendo.
Cómo hacemos para transmitir nuestros valores morales y éticos si durante todo el día estuvieron en otra cosa.

Cómo pueden formarse los niños y los adolescentes una opinión propia si ésta le ha sido machacada y vuelta a machacar por el virus.
El niño ve la violencia no sólo en las seriales o películas del género, aunque el género es de una elasticidad no común, porque llega hasta las novelitas rosas, sino también en los dibujos animados.

Todo ello sin perjuicio de la violencia emergente de los hechos que se divulgan por medio de los informativos, la violencia doméstica, o la violencia social que está en la calle, en la escuela, en el liceo y en todos los lugares públicos, inclusive en el transporte.
Como podemos tratar temas de conducta sexual cuando a cualquier hora se pasan películas donde la promiscuidad es permanente y hasta los avisos para prevenir el sida o fomentar los teléfonos celulares o inclusive algún helado proclaman la liberalidad en tal sentido que a nuestros padres los harían sonrojar.
Del vocabulario o uso del idioma se podría escribir un tratado. Desde la castellanización de palabras inglesas que va desde el vocabulario vulgar o al técnico del procesador de textos.

Se ha llegado al apostolado de la vulgarización en todos los niveles, del más encumbrado al más inferior.
En el sentido vulgar ya vamos a sentir “Fulano está aparcando la traca”(léase: “Fulano está estacionando la camioneta”) o “está vacunando la carpeta” (léase: “está pasando la aspiradora a la alfombra” o al más burdo porteñismo en el hablar que llegan al máximo cuando el mejor chiste “tinellizando” las cosas es una gruesa palabrota o un insulto.
El mal uso de los medios está vulgarizando la sociedad en una forma irreversible y a una velocidad meteórica.

Admiro la capacidad de resumen y la visión de futuro que tuvo Enrique Santos Discepolo (1901-1951) que hace mucho más de medio siglo escribió el actualísimo tango “Cambalache”.

Un comentario en «Progreso»

  • Hoy hay mas informacion de todo que antes capàz que hay que enseñar como clasificar a los menores como llegar a esa informacion…el Art. esta para un 6..

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *