CIENCIA

Un exoesqueleto que cuida la espalda y devuelve la esperanza

Durante siglos, el ser humano ha tenido que cargar todo el peso del trabajo sobre la espalda

Columnas vertebrales dobladas, vértebras tensas, músculos que resisten jornadas interminables. Pero desde un laboratorio en la Universidad Nacional de Seúl, un grupo de investigadores decidió mirar esa realidad con otros ojos. No querían solo aliviar el dolor: querían liberar a las personas de él.

Así nació el Exoesqueleto Extensor de Espalda Bilateral, o BBEX, una creación que parece salida del futuro pero que late con una inspiración profundamente humana: la columna vertebral. Este dispositivo se adapta a la espalda como una segunda piel mecánica, una armadura silenciosa que imita los movimientos naturales del cuerpo y los refuerza con precisión quirúrgica.

Cada articulación, cada curva del diseño, está pensada para acompañar los gestos cotidianos: agacharse, levantar, girar. Gracias a su sistema de actuadores lineales y sensores inteligentes, el BBEX entiende el esfuerzo del usuario y ajusta su ayuda en tiempo real. No impone su fuerza: la comparte. El resultado es una reducción notable de la fatiga muscular y de la presión sobre las articulaciones, especialmente en quienes trabajan en entornos donde el levantamiento de peso es parte de la rutina.

En las pruebas iniciales, once voluntarios sanos experimentaron algo más que comodidad. Sintieron cómo la tecnología podía escuchar sus cuerpos. Menos tensión, menos compresión, menos miedo a una lesión. Para muchos trabajadores, ese simple alivio podría marcar la diferencia entre llegar a casa con dolor o con energía para abrazar a sus hijos.

Los investigadores reconocen que aún hay desafíos. Cada cuerpo es distinto, y el futuro del BBEX dependerá de su capacidad para adaptarse a diferentes estaturas y complexiones. Pero el camino está abierto: un camino hacia entornos laborales más humanos, donde la seguridad no dependa solo de la fuerza, sino de la inteligencia de la tecnología.

Más allá del trabajo: volver a ponerse de pie

Y mientras en Corea del Sur diseñan exoesqueletos que cuidan, en Francia hay quienes los utilizan para sanar. Durante los Juegos Olímpicos de París, el público contuvo el aliento cuando Kevin Piette, un tenista paralímpico, avanzó paso a paso con la antorcha olímpica entre las manos. A los once años había perdido la movilidad de las piernas. Ese día, gracias a un exoesqueleto llamado Atalante, volvió a caminar.

Atalante no solo sostiene, también impulsa. Se ajusta a las piernas, se alimenta con baterías que el usuario lleva en la espalda como una mochila, y responde a las órdenes de un control remoto que traduce la voluntad en movimiento. Para muchos pacientes en rehabilitación, esta tecnología es mucho más que un aparato: es una segunda oportunidad, una promesa tangible de independencia.

Quizás esa sea la verdadera esencia de los exoesqueletos: no solo levantar pesos, sino levantar personas. Devolverles la confianza en su propio cuerpo, hacer posible lo que parecía imposible.

Desde los laboratorios chinos ya está listo también el exoesqueleto Hypershell que está revolucionando la producción industrial, en la rehabilitación de prótesis, como también en el campo militar.

La ciencia, en su mejor versión, no reemplaza al ser humano. Lo acompaña, lo entiende y lo sostiene, vértebra a vértebra, paso a paso.

Para quienes visitan la Muralla china, existen locales donde se pueden alquilar exoesqueletos que les facilitan subir las difíciles escaleras de esa travesía turística.

Un comentario en «Un exoesqueleto que cuida la espalda y devuelve la esperanza»

  • Los avances de la ciencia se usan siempre para la guerra en Ucrania hay efectivos rusos usando los exoesqueletos con armadura blindada, etc. etc.

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