12 diciembre 2024
CRÓNICAS

Viejo pero digno

Había un hermano de una tía política mía, que como está dicho no era pariente mío, pero lo trataba como tal.
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Recuerdo que vivía por la calle Soriano a la altura de Convención, por ahí, claro que mis recuerdos son vagos, no por lo haraganes, sino porque, en estos hechos, tienen como un manto de niebla arriba que se lo da el tiempo transcurrido, mi corta edad en aquel entonces y que en este país, tenemos miles de calles que se llaman Oficial Primero, o Avenida de 17 metros, por los siglos de los siglos amen y no les ponen un nombre, como para nortearnos para donde tenemos que arrancar cuando vamos para algún lado.

Pero eso sí, las calles que tienen nombre se lo cambian, por las dudas, será para que la gente no se acostumbre, y ahí empiezan nuestros problemas a los que vivimos esos períodos de transición entre un nombre y el otro.

Convención, se llamaba así por la Convención Preliminar de Paz, no por la canción esa de Jaime Ross, sino que fue al revés, Ross le puso Durazno y Convención, por el barrio a su música.

Pero en la dictadura, que para ablandarla le dicen régimen de facto, se enteraron que Latorre, Lorenzo, el Coronel, había nacido o vivido en la calle Convención y hete aquí, que para homenajear a aquel dictador, colega de los que estaban en ese momento, le pusieron su nombre a la calle.

Por qué será que los regímenes de facto y similares, siempre quieren reescribir la historia.

No sé si recuerdan que cuando Latorre renunció a la dictadura, en aquella época se estilaba renunciar e irse lejos, porque el otro camino era que te limpiaran, claro que en nuestro país, los dejaban irse, y cuando este señor se fue, dijo que “se iba porque los uruguayos eran ingobernables” y en cierto sentido tenía razón el hombre, ingobernables de prepotencia, porque a las buenas somos bastante llevaderos y hasta se puede decir mansos.
Y bueh… Convención fue Latorre un tiempito, lo que duraron aquellos años aciagos (suena bien la palabra ¿no? ) y después vuelta otra vez a ser Convención.

Convención fue el pacto por el cual, los buenos oficios de John Ponsonby, primer Vizconde Ponsonby, Caballero de la Gran Cruz de la Orden del Baño (si es así, no estoy embromando, vaya uno a saber por qué le pusieron la Orden del Baño, tal vez, serían medios espesos para la higiene), a partir de 1826, a pedido de Jorge IV de Inglaterra fue enviado en sucesivas misiones diplomáticas, debido a que pretendía a la amante del Rey.

Por esos escarceos le tocó venir al Río de la Plata, como ministro Plenipotenciario del Reino Unido al Río de la Plata, durante la Guerra de las Provincias Unidas del Río homónimo y el Imperio del Brasil, proponiendo como solución definitiva la independencia de la Provincia Oriental, creándose el Estado Oriental del Uruguay, eso fue por el 28 de agosto de 1828 en que se firmó y santas pascuas.

Como la amante del Rey, seguía en estado de merecer, a este amigo lo mandaron, por su experiencia a Bélgica y también fabricó otro estado tapón ahí, para evitar ulterioridades entre los Países Bajos del Norte y los otros pretendientes de esas tierras consolidó, mediante acuerdos como los que hizo acá, a Bélgica con Leopoldo I a la cabeza, en 1831 y un problema menos de pretendidos tronos.

No sé en qué terminó la amante de Jorge IV, que si fuéramos bien nacidos la hubiéramos nombrado madrina del país.

Claro que un estudio pormenorizado que hice sobre los amores de este Rey, tenía por hábito, cuando conquistaba una dama, le cortaba un mechón de cabello y lo guardaba en un sobre, pero como el ADN en aquellos tiempos existía, pero no sabían que existía, porque no tenía nombre, ni para que pudiera servir, nos consta que hubo a su muerte siete hijos ilegítimos y los ilegítimos que no se supo de su existencia, así que lo de los madrinazgos, dejémoslos para otros menesteres, como ser embarcaciones de algún transportista naviero actual de buena fortuna.

Volviendo a mi tío, que fue el culpable de toda la vuelta que dimos, este no tuvo hijos, vivía con su esposa, ambos de sus empleos y con el decurso del tiempo ambos de sus jubilaciones, fueron pasando de un cognac, a una cañufla y un vermouth con moderación.

Sabemos lo difícil que es vivir de un sueldo, pero los dos sueldos se juntan, cuando se jubilan, tenemos los sueldos jubilatorios que son bastante más escasos, pero juntándolos se puede ir tirando, con lo que se tiene.

A mi tío, se le murió la esposa y me decía, mirá antes con dos jubilaciones más o menos vivíamos, pero con una sola jubilación, es muy bravo, porque los viudos no perciben pensión por la cónyuge muerta y los gastos son más o menos los mismos, más los remedios y las órdenes de la mutualista.
El viejo, que tenía sus años, una vez por mes, cuando cobraba la jubilación se daba una vuelta por Br. Artigas, por ahí por Palmar y se conversaba alguna dama, de esas que fuman y hacía como en los tiempos mozos, un touch and go, pero corto.

Una vuelta, subió a una dama de esas a un taxímetro y cuando fue a tantear la mercadería se encontró con una herramienta que no correspondía, en el lugar de la herramienta que él buscaba.

Como buen viejo de los de antes, se calentó y agarró a las trompadas al señor que estaba usurpando las funciones de dama.

El viejo en sus años mozos había calzado los guantes y metió unas manos bien metidas, pero intervino la autoridad y la pretendida mujer de la vida, lo denunció por lesiones.

Si no tenía vergüenza de estar ejerciendo el meretricio siendo hombre, menos le iba a dar pudor, que un viejo de casi ochenta años lo tapara.

Al viejo lo procesaron sin prisión y el otro, por tentativa de estafa por venta de mercadería cambiada, no existe delito, aunque es ofrecer una mentira.
Pasó el tiempo y la jubilación cada vez le alcanzaba menos, a esa altura no daba para las mujeres que fuman, a gatas si le daba para pagar una pieza compartida con otro viejo y churrasquerar.

Ya el veterano vivía en el te acordás y no tenía futuro para vislumbrar una esperanza.

Se fue para “la chupadora”, ahí donde los muchachos del barrio le han puesto, como eufemismo, sin saber el significado de dicha palabra “ Palermo Country Club”, donde del bloque para abajo hay, dicen, unos ocho metros de profundidad y si uno se tira medio chanfleado se da de cabeza contra las rocas.

A mí me pasó por no hacer caso y casi me mato, le pasé zumbando a las piedras.

Es profundo porque cuando se hizo la rambla las playas Patricios y Santana, fueron rellenadas y se robó mucho terreno al río, por lo menos dos o tres cuadras.

El viejo terminó tirándose para suicidarse con lo que tenía a su alcance, las piedras de punta y el agua, en la Rambla y Vázquez (hoy, Martínez Trueba), se partió la cabeza contra las piedras y se ahogó.

Vivió como un hombre, fue un caballero, pero la vejez y una jubilación de hambre, lograron que este viejo laburante que había vivido de primera muriera de cuarta.

Vi que el BPS ha puesto cámaras de seguridad todo en la vuelta de la Caja de Jubilaciones y pienso, que los chorros han perdido la poca vergüenza que les quedaba, porque robar a los pobres jubilados es peor que pedir limosna, es pegarle a los caídos.

Es duro cuando el hombre encara su vida en base a todo lo pasado y no tiene ni un pucho de esperanza en el futuro… la cosa termina tristona, el muchachito en este artículo, no termina casándose con la muchachita, pero es real, absolutamente real, la muerte del viejo Testa…,que todo sea para bien…

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