Anok Yai, Modelo del Año 2025: el fulgor de una mujer que cambió la moda
La alfombra roja de los Oscar brilla como un mar de luces, pero ninguna destella con la intensidad de Anok Yai.
Es domingo dos de marzo de 2025 y, cuando ella atraviesa la entrada del Dolby Theatre de Los Ángeles, parece que el mundo entero contiene el aliento. No es solo una modelo: es una historia hecha carne. Una victoria caminando.
De los pasos inciertos de una niña refugiada a ser la figura que abre los desfiles más influyentes del planeta, su ascenso no es una anécdota: es un símbolo. Su nombre ya quedará grabado en la historia después de que el British Fashion Council la haya coronado como Modelo del Año 2025, un reconocimiento que celebra su impacto global, su poder para redefinir la belleza y su voz firme que amplifica la representación en una industria que durante décadas le dio la espalda a mujeres como ella.
Este año, el BFC incluso rompió su propio protocolo: anunció su nombre con un mes de antelación, sin listas, sin suspense, como si dijeran al mundo: no hay dudas, no hay competencia; este año es suyo.
El jurado —figuras esenciales de la moda como Emma Davidson, Laura Weir, Carlos Nazario, Campbell Addy y otros referentes del sector— lo tuvo claro: Anok Yai no es solo una modelo; es una fuerza cultural. Su premio será entregado en The Fashion Awards 2025, el 1 de diciembre, en un Royal Albert Hall que ya anticipa el estruendo de los aplausos.
Pero para entender su grandeza, hay que volver al origen
Nació en El Cairo, hija de una familia refugiada que escapó del genocidio en Sudán. Después, Estados Unidos. Manchester. Nuevas tierras, nuevos sueños. En 2018, su vida dio un vuelco: se convirtió en la segunda mujer negra en abrir un desfile de Prada y en la primera sudanesa en lograrlo. El peso de aquel momento lo contó a Vogue con la serenidad de quien conoce su lugar en la historia: “Fue un honor, sí, pero es más grande que yo. Es un mensaje para las mujeres negras: su belleza merece ser celebrada”.
Y ese mensaje no ha dejado de amplificarse
Solo en 2025 ha abierto desfiles para Coperni, Ferragamo y Hugo Boss. Ha cerrado para Fendi, Ralph Lauren, Messikia y Vetements. Ha caminado para Mugler, Yves Saint Laurent, Victoria’s Secret, Calvin Klein, Tom Ford, Bottega Veneta y el esperado debut de Matthieu Blazy en Chanel. Su presencia es sello, es sentencia, es impacto.
En campañas, su mirada comanda imágenes de Gap y del mítico perfume Alien de Mugler. Sus facciones han conquistado las portadas de Vogue France, Perfect y Allure. Pero su brillo no termina en la pasarela.
Anok Yai entiende la moda como una plataforma para algo más grande: la inclusión. Ha usado su voz para derribar los viejos estándares, para denunciar el colorismo, para exponer las microagresiones que enfrentó, para hablar del racismo sin temor. Y lo hace con un objetivo que late en cada frase: “Convertir la belleza de piel oscura en algo cotidiano”.
Además, nadie imagina la pasarela sin saber que, detrás de cada pose precisa, hay también una mente curiosa formada en bioquímica. Con la misma energía con la que desafía los prejuicios en la moda, impulsa a niñas y adolescentes a estudiar carreras STEM, convencida de que la belleza también nace del conocimiento.
Hoy, cuando Anok Yai menciona sus metas, lo hace con un fuego que no se extingue: inspirar, abrir puertas, transformar lo que parecía inamovible. Ser prueba viviente de que el origen no define el destino.
Anok no camina las pasarelas: las reescribe.

