4 diciembre 2024
ESPECTÁCULOS

Charly García antes de tocar en el Conrad

Desde los últimos días de diciembre el astro del rock argentino estuvo en un balneario de Maldonado. Pero; ¿Qué estuvo haciendo el músico tantos días allí? Luego de declarar en el juzgado por una causa del 2006, se quedo tranquilo para disfrutar de la paz, el sol, el agua y esperando el 10 de enero donde dio el esperado recital en Hotel de Punta del Este.

La llegada de Charly a Maldonado
Según el informe de la pagina Cinema Verite, Charly llegó acompañado por su manager Fernando Szereszevsky al aeropuerto Laguna del Sauce el 29 de diciembre, después de la medianoche y enseguida se trasladó a una casa de la zona de Manantiales que le consiguió su amigo, Gaby Álvarez.

Trámite ineludible apenas pisara tierra uruguaya, al día siguiente, a las 8 de la mañana fue a declarar al juzgado de Maldonado, por una causa que tenía pendiente desde enero de 2006, por agresión a un fotógrafo uruguayo. Su exposición fue breve, y la causa quedó archivada por falta de mérito. Recién allí comenzaron las verdaderas vacaciones de Charly en el Este.

Con García renovado y varios kilos de más, ni los propios paparazzi dan crédito a lo que ven. De la fractura del tabique y la destrucción de la cámara que sufrió Carlos Martínez hace cuatro años, hay un abismo hasta este Charly totalmente relajado que, ante los flashes que lo siguen en su paso por las calles de Manantiales, atina a consultar amablemente: “¿Es necesario, chicos?”

Disfrutando del sol y del mar
“Fue un año muy especial, quería pasar las Fiestas tranquilo y con poca gente. Fue todo muy familiar”, explica su manager, Szereszevsky –quien descansó junto a Charly en Manantiales, acompañado por su esposa Mariela y sus dos hijos – mientras el músico hace su pedido del día: una chocolatada y una Coca Cola (su bebida predilecta) para merendar en la hamaca paraguaya de la casa. “No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve vacaciones así, tan tranquilas”, asegura García.
Ver para creer, Charly hizo playa con la familia del manager, rodeado de niños y algunos amigos; paseó; comió en el clásico No me olvides y en el nuevo Fish Market, visitó el local de ropa Hija única, y se dedicó a leer las biografías de Stanley Kubrick y Woody Allen.

Año nuevo, vida nueva
Con el look que adoptó desde su regreso a los escenarios, de camisa, jean negro, saco gris y hasta el detalle de un pañuelo de seda en el bolsillo, el 31 a la noche brindó en la casa de Marcelo Cabral (amigo de Álvarez) con amigos. Después de las doce, quiso ir a saludar a Shakira, quien lo había invitado a la fiesta que dio el día anterior en su casa. Cansado por haber madrugado, otra vez contrariando sus viejos hábitos, esa noche prefirió acostarse temprano y cumplir con la visita un día después. Definitivamente es otro Charly.

Se llevó una sorpresa cuando, al llegar a la chacra La Colorada, todos estaban mirando el DVD del Concierto Subacuático, el show que el músico dio en Vélez, en octubre. La colombiana elogió su elegancia y Charly no ahorró halagos para ella: “Fue muy simpática, amable, súper humilde… me cayó muy bien”. Como siempre, la presencia de García revolucionó el ambiente: hasta el ex presidente Fernando de la Rúa y su esposa, Inés Pertiné, alertados por Antonio, se levantaron de la cama para saludarlo y sacarse fotos con él. Después de hablar de música con la estrella colombiana y brindar con los pocos presentes (entre ellos el ex sushi Darío Lopérfido y su novia, Esmeralda Mitre), antes de las 5 de la mañana, volvieron hacia Manantiales.

Alta fidelidad
Si una mujer puede con Charly, esa es Mercedes Mecha Iñigo (22), su compañera inseparable desde hace más de dos años. A ella la esperó pacientemente, hasta que llegó, finalmente, el 2 de enero. Juntos se mudaron a la tranquilidad de Casa Suaya, en José Ignacio. “Cuando está con Mecha se cierra un poco. Le gusta estar tranquilo, solo con ella. No lo van a encontrar paseando, ni socializando tanto”, anunció su manager. Dicho y hecho, desde que llegó la VJ al Este, apenas salió para comer en La Huella con amigos, pero se recluyó la mayor parte del tiempo en el resort, aprovechando la compañía de Mecha y la pileta de natación. Allí se cruzó con su amiga y vecina también en Buenos Aires, Julieta Ortega.

Así, sin teléfonos que molesten, relajado, haciendo vida sana, rodeado de afecto, y en paz, espera Charly otra ovación: el 10 de enero, en el estacionamiento del hotel Conrad, habrá mucho más Say No More.

Diego Revuelta

Crítico de cine

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