Corrupción española III

Hubiera preferido escribir sobre el gran Mandela, pero en el junio pasado escribimos sobre el gran negro africano y también lo habíamos hecho hace un par de años (véase en el buscador de El Reporte) y que podemos escribir sobre el libertador de dos siglos, que no hayamos escrito nosotros y por supuesto los ríos de tinta que se volcaron sobre papel estos días con motivo de su fallecimiento.

Simplemente diremos descansa Mandela que te lo mereces después de tantos años de lucha y que los encuentros que se celebren con motivo de tu sepelio sirvan para traer un poco de paz a este mundo.

Vamos a nuestro tema. Como republicanos que somos de cuna, crianza y hasta la muerte, la monarquía no nos cae simpática.

Asimismo vemos que tanta pompa y abolengo y adolecen de los mismos defectos y virtudes que cualquier ciudadano común y corriente.

Juan Carlos de Borbón gozaba de cierta simpatía cuando le paró los pies a la sublevación de la guardia civil a los comienzos de su reinado y cuando hizo callar a Chávez, en lo demás tiene una cuenta pendiente bastante larga, como ser el padrinazgo de Francisco Franco, la muerte de su hermano, y de este trabajo que me llevó mucho juntar tanto material fui descubriendo para mi conocimiento, el cual lo comparto con Uds., que en todos lados se cuecen habas y el buena pinta de Igñaki, metió la mano en las arcas usando y abusando de su casamiento con la poco agraciada infanta y todo lo hizo rodeado de unos testaferros, claro que la cosa ha llevado bastante en aclararse y todavía llevará más tiempo, por ser pura y exclusivamente el yerno del Rey, entre otras cosas.

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