4 diciembre 2024
CRÓNICAS

De puño y letra

La escritura a mano, un arte perdido. Cuando ingresé a la escuela la maestra se esmeró en lograr que hiciera la “O” redonda. Porque mi habilidad con el lápiz era muy relativa.

Salimos con una letra infantil, pero letra al fin.

En mi casa, mi vieja me compró, unos cuadernos Vázquez Cores, porque era la época en que las madres se interesaban en la formación de los hijos, los cuales tenían unas rayas inclinadas y lográbamos siguiendo esas líneas, aproximaciones a lo que era la caligrafía inglesa.

Con el transcurso del tiempo y los años de enseñanza, en el liceo tuvimos que meter velocidad a la escritura, para poder sacar apuntes, todo ello además que habíamos pasado del lápiz a la pluma de mojar en el tintero, al bolígrafo, a la lapicera fuente, al floatingball (bolígrafo de tinta líquida), etc.

Lo que habíamos logrado gracias a los cuadernos Vázquez Cores, se fue al diablo, con el consabido logro de la velocidad de tomar nota de lo que decía el profesor.

Claro que la letra nos quedó algo fulera, de inglesa no le quedó mucho, salvo las notas en caligrafía en los carnets escolares, pero nos sirvió lo suficientemente clara para salvar el concurso que entre otras cosas incluía, dictado, caligrafía y redacción.

Asimismo, el dictado tenía dos partes, una normal y otra a velocidad, donde me lucí, porque la hice en taquigrafía (materia no incluida en el concurso, pero la hice valer), del sistema Marti, el que se utilizaba en las cámaras del Palacio Legislativo.

No era el sistema Greg, facilongo, que enseñaban en la Pitman.

Después de hacerlo sin consultar, hice el planteamiento al que dictaba y me dijo que le parecía muy bien y que le pasara la traducción en letra cursiva abajo.

Tanta lucha con la letra y con la ortografía, hasta que apareció el procesador de textos, luego el PC que avisaba subrayando en rojo la palabra en cuestión y luego la PC atrevida que corrige la palabra por su cuenta y hasta incluía las tildes (está bien escrito, es femenina la palabra), cosa que tuve que pedirle a un amigo que está en la cosa, para que desactivara la corrección automática, porque al hacerlo por su cuenta y en el idioma del que hizo el programa, me hizo escribir cosas que nunca escribí desvirtuando el texto y ni siquiera sabía que había querido poner por el tiempo transcurrido entre la escritura al vuelo y la lectura posterior.

Pero como decía aquella canción de Atahualpa Yupanqui, titulada “Tu que puedes vuélvete”:

“Soñé que el río me hablaba
“con voz de nieve cumbreña
“y dulce, me recordaba
“las cosas de mi querencia.

“Tú que puedes, vuélvete…
“me dijo el río llorando.
“Los cerros que tanto quieres,
“ –me dijo-
“Allá te están esperando…”

Razón tenía el hombre y tenemos que la letra cursiva nos lleva a ir pensado, en la medida que vamos escribiendo y no como ocurre en el PC en que se escribe a vuelo de nueve dedos en el teclado y ahí si que el río llora, porque sin pensamiento no hay palabras, ni existimos, por aquello de pienso luego existo.

En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía.

En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.

Aunque el mundo adulto, no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva implica trastornos del aprendizaje, que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.

En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel.

Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras.

Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.

La gente ignora que escribir todo con mayúsculas equivale a gritar o pelear, es una grafía agresiva.

Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual, y nos diferencia a unos de otros.

Habría que educar a los niños desde la infancia, primero a razonar y luego a en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable.

Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas.

Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo.

Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen, y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita el recurrir a la letra de imprenta, sin perjuicio que es más simple y fácil que la cursiva.
En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.

Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo.

La escritura a mano, un arte perdido, que los chicos lo aprenden como etapa previa a lo otro, un simple rito de pasaje, y su objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible.

Se pierde la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia. La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino de una letra muerta que dentro de un tiempo, no la podremos leer.

Por ahora sobrevive la firma manuscrita, aunque hoy le están dando cierto valor a la voz grabada, el cual lo resisto, pero todos los avances negativos de la ciencia en tal sentido.

Con la voz grabada se pueden hacer miles de maravillas con las nuevas técnicas, lo que el valor de dicho medio sería muy aleatorio.
Cuando estos chicos quieran escribir una carta de amor a su pretendida, tendrán que hacer como los analfabetos, en aquella magnífica película brasileña “Estación Central”, donde había una mujer, que por unos cruzeiros, les escribía las cartas a los que no se sabían valer del arte escrito, le daban el tema y la señora le ponía la música al lenguaje escrito.

Cuando esa mujer desapareció es como si se hubiera roto definitivamente el PC, todo un mundo quedó incomunicado irreversiblemente.

Cartas de amor por computadora, válgame dios, no pueden ser, ni deben existir, un amor cibernético.

El día en que entren en huelga, por cualquier motivo los PC, no podremos pensar, ni saber dónde estamos ubicados, porque no funcionará el aparatito que tenemos en el automóvil (GPS) que nos indica por qué calles ir para llegar a tal lado o el que le comunica al satélite, dónde está el automóvil que nos robaron.

Sin ir más lejos si se nos rompe la calculadora y el celular, que también tiene una, está descargado o nos lo robaron, tal vez sumar y restar lo logremos, pero dividir entre tres cifras o multiplicar con decimales?, la veo brava.

Dejemos la raíz cuadrada para los peritos matemáticos.

Si viene un apagón en serio, quedaremos desnudos luchando contra un gliptodonte en celo de la ignorancia, armados con un cepillo de dientes.

Que todo sea para bien…

2 comentarios en «De puño y letra»

  • ——–YO POR AOHRA HABLO——-ASI QUE LA LUCHA SE LAS DEJO PA UDS LOS QUE ESCRIBEN———-EL DIA QUE FALTEN LAS CALCULADORAS———-ES MAS KILOMBO—————EL LAPIZ NO TIENEN +———-X———Y——%———–JEJEJEJE——

  • Terrible! A mi me pasa. Los chicos no escriben ‘silencio’ porque no saben si al principio va con C o la S y van quitando de sus vocabularios palabras. Lo peor es que usan otras, que son mas fáciles de escribir. No pidas protocolos y no existe lo coloquial. Antes cuando alguien te preguntaba; ¿querés que te pase a buscar?. Vos le respondía de una forma, sincera que compensara la molestia que la otra persona se iba a tomar. Hoy la respuesta a esa pregunta es ‘DALE’. , ‘Dale’., dale, todo es ‘dale’. Hasta el teléfono contaminaron con ‘DALE’. ¿que carajo quiere decir DALE?

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