18 abril 2024
CRÓNICAS

El tiempo

Sustantivo que le dio nombre a varios diarios en Colombia, en Venezuela, en provincias argentinas.

El que me dejó intrigado fue el venezolano que tiene la leyenda abajo del nombre de “El periódico del pueblo oriental” y pensar que yo creía que los uruguayos teníamos el monopolio del nombre de orientales.

De la noción del tiempo adolecen los haraganes, porque siempre dicen que “no tuvieron tiempo”, cuando para ellos es sinónimo de “voluntad de hacer”.
Lo que algunos llaman “mal tiempo” es bueno para otros, qué sería de la vida si no hubiera mal tiempo producido por las lluvias bienhechoras de las cosechas o de los animales.

No soy puntual, porque no llego a la hora señalada, sino que lo hago por educación 15 minutos antes.

Puntual es llegar en punto y al llegar antes tengo que esperar 15’, pero si el otro llega 15’ tarde, yo llevé esperando media hora y para la misma cosa perdí media hora de un precioso tiempo.

Nadie puede ni debe hacer perder el precioso tiempo al otro, el tiempo siempre es precioso, porque desde que nacemos hasta que morimos es un bien que perece con nosotros, podemos gastarlo pateando tarritos, papando moscas o lo que fuere, pero es nuestra opción y no la de otro.

Los ingleses son famosos por su puntualidad británica, valga la redundancia, porque al no ser latinos, no usan ni abusan de los tiempos ajenos, sino que no contraen obligaciones previas para poder cumplir puntualmente con las obligaciones contraídas.

Nosotros y me meto yo también dentro de la misma bolsa, usamos de nuestros tiempos teniendo en cuenta o capitalizando la informalidad del otro que llegará tarde y economizando nuestro tiempo, lo usaremos para otra actividad y si se nos complica llegaremos más tarde que el que llegó tarde y ahí tenemos la cadena de atrasos.

Los ingleses ponen en hora sus relojes cuando ven pasar el ferrocarril, acá era así con los ferrocarriles ingleses, pero con AFE teníamos que calcular más o menos que día era, si llegaba, como el convinieron Mujica y Cristina K, que no llegó a cruzar la frontera, chatarra con ruedas.

Un amigo confeccionaba prendas de ropa, que vendía a Inglaterra, EE.UU. y Alemania y cuando iba de nuestro país para las entrevistas y ver como estaba el mercado y la última moda futura, concertaba las reuniones desde 15.000 kmts como distancia que estamos de esos clientes, y si llegaba 10 minutos tarde no lo recibían.

Si todos respetáramos los tiempos de los demás y los propios, no se cancelarían la entrevistas, porque las mismas significaban ventas y compras y en definitiva negocios para ambas partes que generaban importantes utilidades y de no tenerlas cero peso o dólar o rupias o yenes o lo que fuere, pérdidas de dinero y tiempo para ambas partes.

Claro que también la entrevista genera un antecedente, sobre la persona y sobre lo que podrá ser la llegada de la mercadería en tiempo y forma, porque las mercaderías pueden sufrir las mismas demoras o falta de consideración del vendedor e incumplimientos varios.

De niño, 6 año de escuela, mi vieja logró que fuera en horario vespertino con ella a la UTU, por amistad con el maestro de encuadernación y aprendí a descoser y coser libros, ponerles las tapas, y no llegué al dorado (poner el título y autor en el lomo del libro) porque tenían miedo que me lastimara con la prensa y el calor de se necesitaba para dicha tarea, siendo un estudiante menos y clandestino.

Aprendí a cuidar mis libros y de paso adquirí un oficio que no tuve necesidad de usar por tener otras fuentes laborales, pero oficio al fin.

Mi padre me hizo sacar libreta de chofer profesional, a los 19 días de haber cumplido 18 años, podría haber trabajado en eso también, pero no tuve necesidad.

Se preguntarán que se encuaderna hoy, en un mundo en que la gente ya casi no lee y se encuadernan los protocolos de los escribanos, los libros de las bibliotecas públicas y los incunables, de los cuales yo tengo 7 libros de 1780, son libros de colección que en Uruguay debe de haber muy pocos y los compré en un remate de la ciudad vieja y nadie los conocía, pero yo sí y los conseguí muy baratos.

Conocí a un tipo, “el loco Navarro” que a medida que iba leyendo las hojas en vez de pasarlas las arrancaba y tiraba donde fuera.

En lo que me es personal si hiciera eso, dado que tengo la costumbre de volver para atrás para repasar lo leído, tendría que volver a comprar el libro o quedarme en ascuas con lo que no me había quedado en la cucuza.
El tiempo no es igual para todos, ni para lo qué.

Si estoy mirando por TV un partido de fútbol de Uruguay y es muy bueno el tiempo me pasa volando, si mi cuadro está apretado y va ganando por uno a cero, el final del partido demora horas en llegar.

Si vamos perdiendo, la pelota no entra en el arco adversario por el contrario el tiempo pasa en un santiamén y perdemos el partido.

Cuando estamos esperando a alguien el tiempo no pasa más y cuando estamos llegando apretados, por una eventual demora, el tiempo pasa velozmente.

Cuando vamos de viaje en automóvil, a la ida el viaje es mucho más lento que a la vuelta.

Algún autor ha dicho que: treinta segundos es el plazo máximo de atención que suele prestar el ser humano, porque después de ese instante “se distrae, empieza a pensar en otras cosas, pierde el hilo, pasa la página, cambia de emisora, bosteza o cierra la puerta”.

La teoría de los treinta segundos es tan sencilla que seguramente es falsa.
Podría ser valedera para un niño, pero para un adolescente en los liceos las clases duraban 40 o 45 minutos, con recreos de 15 minutos y hasta cuatro o cinco materias en un día.

Al cambiar de profesor o de materia y a veces de salón v.g. física, química, cosmografía, entraba aire a los pulmones y volvíamos a atender y entender.

Un profesor decía que bostezar en clase no era por aburrimiento, sino que al pensar consumíamos más oxígeno y de ahí el bostezo, lo dejo por esa plata, debo necesitar poco oxígeno o tal vez no pienso mucho, porque que me dé cuenta, nunca bostezo.

Otros lugares donde se cultiva el pensamiento, recomiendan no excederse de las dos horas en los debates, charlas o disertaciones.

Eso lo deben de tener muy en cuenta los largueros en las asambleas, que son como la salmonella que pudre ciertas cosas, por eso no se hace más la mayonesa casera.

En lo que me es personal si la cosa me interesa o no me interesa concita mi atención o no.

Si no me interesa, hago como Duvimioso Terra, que era sordo en la época que los aparatos para sordos eran unas cornetas con unas pilas grandes y como era fronterizo falaba chapurreado, para pasarla bien, y preguntaba en el parlamento, “quien está falando”, y cuando le contestaban un nombre que no le interesaba, apagaba el aparato y decía “eu no gasto pila”.

Cuando me interesa el tema puedo seguir escuchando y conversando largo y tendido y no pierdo la atención en ningún momento.

Se que racionalmente no es correcto no atender lo que no me interesa, pero es más fuerte que yo.

Tengamos claro que el tiempo y la sensación del tiempo es relativa a las circunstancias, los lugares y las personas, entre otras cosas.

Que todo sea para bien…

P.S. equivale a Post data y para el que no le quedó V.G. del latín “verbi gratia” o sea en criollo, por ejemplo. Vale.

3 comentarios en «El tiempo»

  • Antes se derrochaba el tiempo y se cuidaba mucho menos porque estaba la tradicion de la siesta y la mayoria de los negocios cerraban a las 12 y abrian recien a las 4. La gente dormia…y dormia…..era todo tan lento, trabajaba solo el jefe de la familia… cuado vos te quedabas para encontrar con una amiga nunca deciamos la hora de encuentro deciamos de mañana o detarde…daba igual a que hora era,….
    Pero ahora todo es superrapido , hay solo 30 min para comer y trabajan todos en lafamilia de recorrido…nunca te sobra tiempo ni para los amigos.

  • antes no habia ni face ni twiter ni tanto chorro que te roban el sueño se vivia mas tranqui que hoy

  • jajajajaa es sieto yo tenia una amiga en la escuela que la madre le obligaba todos los día a dormir la siesta….que atraso….

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