Karl Krause
Muchos en estos momentos, estarán pensando qué tiene que ver este personaje con esta columna.
Pero, gracias a las ideas de este señor, la democracia uruguaya tiene ese sabor especial, que tanto aprecian los extranjeros o nosotros cuando la perdimos, momentáneamente, pero como las ideas no se matan, la recuperamos.
Cuánto tuvo que ver el pensamiento de Krause en el plebiscito del NO, a pesar de ser un alemán que murió el 27 de setiembre de 1832, cuando la primera presidencia de Rivera en nuestro país.
Es un autor y filósofo conocido por ser creador del panenteísmo.
Su filosofía con el nombre de krausismo dio lugar a una doctrina formada en España, en el siglo XIX, con gran importancia en dicho país y en Hispanoamérica por la divulgación que le dio un discípulo suyo Francisco Giner de los Ríos.
Krause en la Universidad de Jena fue discípulo de Fichte y Schelling.
Fue docente, particular, en las universidades de Jena, Berlín y Gotinga, donde nunca obtuvo una cátedra, por no ser un hombre de un sí fácil y con ideas propias.
En 1830, su posición política, le valió un proceso ante el tribunal de Gotinga.
Inventó el término panenteísmo, para eludir las acusaciones de panteísmo, que le hacían a su pensamiento en la Universidad de Gotinga.
El panenteísmo consiste en una estructura metafísica que pretende conjugar la inmanencia y la trascendencia de Dios sobre el mundo.
Dicha teoría social se destaca por defender la autonomía de las distintas esferas de lo humano, como en la ciencia y la educación y fue pionero en reivindicar la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, los derechos de los niños y los derechos de la naturaleza “la ecología”.
Para Krause Dios acaba de reabsorber los tres términos del mundo o sea la naturaleza, el espíritu y la humanidad.
Su historicismo culmina en un retorno del género humano a Dios como culminación del progreso.
Para Krause se llega a Dios no por un proceso crítico e inductivo que la llama “analítica” y “subjetiva”, sino que se llega por otro modo superior que denomina “sintético” u “objetivo”, que parte de Dios mismo le da lugar al mundo.
Sus obras fueron Proyecto de un sistema de filosofía, La idea de la humanidad, Sistema de ética y Lecciones acerca de las verdades fundamentales de la ciencia y otras obras sobre masonería, música y lenguaje.
Claro que en el mundo lo importante no son las personas, sino las ideas.
Los hombres mueren, pero las ideas recogidas por otros hombres fermentan y se multiplican.
El krausismo es una doctrina que defiende la tolerancia académica y la libertad de cátedra frente al dogmatismo.
Esta doctrina concilia el teísmo y el panteísmo, según la cual Dios, sin ser el mundo ni estar fuera de él, lo contiene en sí y de él trasciende, esto es el pananteísmo.
En España esta idea hizo carne y tuvo fuerte influencia entre 1868 y 1936.
En 1936 el franquismo y el clero falangista le dieron cristiana sepultura.
Pero en el lapso de vigencia muchos hispanoamericanos fueron exiliados a España y bebieron de esa fuente como ser José Martí.
Más tarde figuras como Hipólito Irigoyen, José Batlle y Ordóñez, Alfonso Reyes, José Enrique Rodó, Arturo Illa, participaron de dicha corriente de pensamiento.
En el Ateneo de Montevideo Prudencio Vázquez y Vega, José Batlle y Ordóñez entre otros libran una fuerte batalla en defensa de la laicidad, en contra del dogmatismo.
El gran transmisor del krausismo fue Prudencio Vázquez y Vega por medio de sus conferencias en dicho centro cultural.
Se lucha por el concepto de la personalidad humana.
Ahrens, un discípulo de Krause en su obra “Curso de derecho natural” exaltaba la personalidad humana y propugnaba reformas de la sociedad fundadas en la dignidad humana.
“El hombre es por su personalidad, fin en sí mismo y no puede ser tratado como cosa, como medio…”