20 abril 2024
CRÓNICAS

LUIS “PETA” UBIÑA

Nació en la Villa del Cerro, barrio montevideano.

Muchacho del barrio, de ese barrio, que he tenido conocidos que tenían casas muy viejas, que las daban en arrendamiento a precios que ojalá la gente pagara la tercera parte del arrendamiento por casas similares en el Cordón, o en otro barrio menos popular de Montevideo, por lo menos en aquella época, el tipo nacía en el Cerro, trabajaba en el Cerro, y moría en el Cerro, no había quien los moviera.

Recuerdo que el Prof. Raúl Estrada fue el primer director del Liceo 11 del Cerro, quien fue el encargado de hacer funcionar el primer liceo del barrio.

No soy del Cerro, ni nada que se parezca, sino que soy hincha de Rampla por herencia de mi padre, que tampoco era del cerro, sino que era de los fundadores de Rampla en la Aguada, de ahí tal vez, los colores de la camiseta de Rampla.

Pero vayamos al “Peta” nació en 1940 en la Villa del Cerro, barrio muy característico de Montevideo, con la industria frigorífica, y una población de origen europeo, pero de la parte central de Europa.

Empecemos hablando del escenario para luego hablar del principal actor de este artículo.

El barrio fue fundado como Villa Cosmópolis, el 30 de diciembre de 1834 —apenas cuatro años después de adquirida la Independencia de Uruguay— un terrateniente y empresario saladeril de nombre Damián Montero decidió adquirir los terrenos de la zona para fundar un establecimiento agropecuario, más precisamente una estancia.

El valor de la tierra por la zona prácticamente carecía de valor, y según las crónicas de la época, llegando al Cerro desde la ciudad —actual Ciudad Vieja— había algunas viviendas, una pulpería cerca del arroyo Pantanoso y después de él, un “desierto”.

En ese contexto, decidió fundar una población en la ladera Este del Cerro de Montevideo, con el objeto de revalorizar sus tierras y ofrecerles viviendas para sus peones —quienes ya se habían instalado en la zona—.

Con este cometido, fue donde las nuevas autoridades del novel Estado uruguayo para plantearles su iniciativa, que fue fríamente acogida.

El expediente que creó Montero ofrecía detalles de interés, pero la resolución del gobierno no llegaba, pese a las presiones.

En los primeros días de diciembre de aquel año, el Ministerio de Hacienda se expide, y apoya la idea de crear una Villa en el Cerro.

La propuesta fue minuciosa, y Montero, para estimular aún más la decisión gubernamental, donó importantes áreas destinadas para la construcción del núcleo urbano, entre las que se destinaban para la construcción de viviendas, edificios públicos y una iglesia.

El poblamiento de la Villa se haría, según Montero en su expediente, con “colonos del África”, —esclavos— que al llegar serían enviados a la zona, alojados en locales a construir, se les enseñaría el laboreo agrícola que se suponía ignoraban y se los pondría a trabajar en los campos.

En cuanto al nombre, Montero expresaba que: “Es razonable llamarle Cosmópolis a la nueva población a crear en el Cerro, los llanos al mismo y en la costa de la bahía en aquél paraje”.

Así las cosas, el 9 de septiembre de 1834 se dictó el decreto —signado por Lucas J. Obes y el Vicepresidente Carlos Anaya— que autorizaba la creación de la entonces Villa Cosmópolis.

Dicho decreto, entre otras cosas, mencionaba que se creaba la nueva villa: Con el objeto de dar a la industria doméstica todos los ensanches que están al alcance del Gobierno y sus recursos; con el de ofrecer a la inmigración extranjera un asilo dotado de todas las proporciones que por el momento puede prometerse a la feracidad de nuestro suelo y su inmediación al primer mercado de la República.

El 12 de diciembre de 1867, el gobierno de Flores aprobó un nuevo nomenclátor para las calles del pueblo, “Para mejor inteligencia” de sus habitantes. Estas calles eran identificadas anteriormente según los números que, a modo de nombre, se les había colocado durante el diseño del poblado en 1835 por parte del Departamento Topográfico. Las 24 arterias fueron bautizadas con los lugares de origen de sus pobladores, como Italia, Portugal, Egipto, Prusia, Venezuela, Nueva Granada, Norte América y Vizcaya.

Veintisiete naciones, una confederación y una provincia de España

Hacia comienzos del siglo XX la Villa del Cerro maduró su destino cárnico con la irrupción de una moderna tecnología que desplazaría a los saladeros: los frigoríficos.

En 1902 se instaló el primer emprendimiento frigorífico de Montevideo y el segundo de Uruguay —después de la efímera River Plate Fresh Meat Company de Colonia, la cual funcionó entre 1884 y 1886—, iniciando una era que marcaría el destino del barrio.

Se trataba de la Frigorífica Uruguaya, empresa de capitales uruguayos surgida bajo el amparo de políticas proteccionistas Hacia 1912 las compañías estadounidenses Swift y Armour —pertenecientes al mismo trust con base en Chicago— instalaron cerca de la Punta de Lobos —extremo meridional de la Villa del Cerro— el Frigorífico Montevideo, que en 1916 pasó a denominarse Frigorífico Swift de Montevideo.
Un año después adquirieron el recién inaugurado Frigorífico Artigas, ubicado al borde del arroyo Pantanoso.

Sólo la primera planta logró faenar 187.000 reses en 1914.

Los inversores estadounidenses también inauguraron hacia 1920 el actual Club de Golf del Cerro.

El proceso de inversión frigorífica cesó cuando por ley del 6 de septiembre de 1928 el Estado batllista de aquél entonces creó el Frigorífico Nacional, comprando las instalaciones del Frigorífico Sansinena.

Su propósito era el de actuar como un frigorífico “testigo”, con el cometido de “industrializar, exportar, guardar en depósito y vender productos y subproductos de las industrias agropecuarias”, y se le adjudicó “el monopolio de la faena para el abasto de Montevideo”.

El Peta comenzó su carrera futbolística en las divisiones juveniles del Club Atlético Cerro para luego pasar al Rampla Juniors Fútbol Club, club del mismo barrio, con el cual hizo sus primeras apariciones en la Primera división uruguaya.

En 1964 fue subcampeón uruguayo con Rampla y dos años después integró la Selección uruguaya que disputó la Copa Mundial de Inglaterra.

En 1967 fichó por el Club Nacional de Football, club en el cual vivió el auge de su carrera.

Fue pieza clave del seleccionado uruguayo que consiguió el cuarto puesto en el Mundial de 1970 disputado en México.

Al año siguiente ganó la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental con Nacional a sus 31 años, siendo el capitán de dicho equipo.

En 1974, poco después de haber disputado con Uruguay las Eliminatorias para el Mundial de 1974 y haberse clasificado, decidió retirarse del fútbol profesional.

Falleció en la madrugada del 17 de julio de 2013 a los setenta y tres años, en Montevideo.

El viaje sin retorno de Luis Ubiña, con el cajón cubierto por las banderas de Nacional y su Rampla Juniors.

Luis “Peta” Ubiña vivía en una casa grande, confortable, cálida, cargada de recuerdos familiares y de sus viajes.

Había recuerdos pequeños o más importandes,de los distintos lugares en que fue con Nacional y con la Selección.

Las paredes y otros lugares de estilo en las no pocas piezas de esa casa grande.

Peta era cerrense de alma y vida y él no quiso nunca mudarse de barrio, perder el lugar donde encontrarse con sus compañeros de la vida Juan Mujica, con el Cabeza Puente, con Ramón Cantou, con William Martínez, con Sabatell, Durán y Cajías, con el muelle del SOYP donde empezó a jugar al fútbol y con la fundición…

Cuando fue al Mundial de Inglaterra trabajaba ocho horas en una fundición; el trabajo pesado para los ascensores OTIS.

De ahí a la cancha de Rampla con Hugo Bagnulo.

¿Los cracks de ahora no hacen ocho horas de laburo pesado y después un entrenador duro?

En Rampla pasaban largo tiempo sin cobrar.

Después del Mundial pasó a Nacional, 100% sin trabajo pesado extra.
Añón, que era un dueño de CUTCSA, dirigente de negoció el pase con el Presidente de Rampla Carrere Sapriza y él arreglaba el sueldo con el jugador pero luego fue a pedirle la parte del pase a Sapriza, porque estaba afiliado a la Mutual y no le querían cantar la justa.

Lo arreglaron que no pidiera el porcentaje no salía el pase”.

Se calentó y cijo “que no salga el pase, me quedo en Rampla”.

Pero Rampla necesitaba el vento del pase por los eternos problemas de los cuadros de fútbol. Le plantean el canje del porcentaje por materiales para casa que se estaba construyendo y se hizo.

El frente de la casa y le dieron veintiséis bolsas de portland por un lado y unos pesos locos por el otro.

Tardó nueve años en terminar de construir esta casa.

Pero se hizo profesional cosa que en Rampla era imposible.

Ubiña era un jugador recio y pico pero, bien intencionado, en un equipo de grandes jugadores.

Ubiña jugó con William Martínez, con Leonidas Brazionis, con Pedro Rodríguez…

Incluso cuando fue a practicar a la cuarta de Rampla –llevado por el Coco Sánchez–, Ubiña era centrodelantero y debutó en ese puesto en Primera, dirigido por Bagnulo, en 1962.

La línea de “forwars” era Domingo Pérez, el argentino Ángel Labruna, Ubiña, Oscar Omar Míguez y Félix Pérez.

Pero en ese equipo, el Peta llegó a jugar de golero y en un partido decisivo.
En 1964 Rampla salió Vicecampeón.

La última fecha le tocó con Defensor en el Franzini.

Iban dos a dos y William Martínez erró un penal y expulsaron a Navarro, el golero de Rampla.

Entonces Hugo Bagnulo le dijo a Ubiña.

“Pedile el buzo al trastornado ese” (le había dado un piñazo a Ronald Langón ante la mirada del juez Julio Paterlini).

El Peta fue, le pidió el buzo a Navarro y se lo llevó a Bagnulo. “Poneteló y andá al arco” le dijo Bagnulo a Peta.

Ubiña pasó de golero a los dos minutos del segundo tiempo, un segundo tiempo que se hizo eterno.

Pero terminaron ganando cuatro a dos.

Esa misma tarde Cerro jugó con Fénix en el Capurro y perdió.

La caravana de Rampla era de unas veinte cuadras, ómnibus, camiones, autos, camionetas, bicicletas, motos.

Cuando va la mitad de la caravana doblando la curva de Tabárez, se apagaron todas las luces y no quedó un vidrio sano de los autos, los camiones… rompieron todo a pedradas.

Los de Cerro, al igual que en el Centenario de Rampla, estaban doloridos porque salió el Viejo Rampla vicecampeón.

Faltra un tramo largo pero cuando el Peta ya no era jugador sino que estaba en otra parte de Nacional.

Falta espacio y mucho para decir, que lo haremos en un próximo artículo, pero hay una cosa, que no debe perderse en el olvido de los tiempos.

Cuando el Peta veía que en Rampla la cosa andaba mal de plata y los jugadores pasándola peor, el cuándo trabajaba en Nacional no como jugador, traía dinero y le hacía préstamos a Rampla no reintegrables, eso solo recuerdo haber leído que el Presidente Santiago Vázquez, le había hecho un empréstito al país y cuando se lo fueron a reintegrar dijo que un hijo no le lleva cuantas a su madre.

Peta murió rico en amigos, pero con muy poca liquidez.

3 comentarios en «LUIS “PETA” UBIÑA»

  • Jugo realmente poco en Rampla tengo entendido que el peta es mas conocido y gano mas cosas con la camiseta tricolor.

  • el peta tenia un piza en los pies era el gran sosten del fondo tricolor y habia que lidiar con los jugadores que tenia en la epoca peñarol con joya y spenser, pero era tricolor porque con nacional logro titulos y glorias.

  • El Peta Ubiña era el espíritu del Cerro barrio, el cerro pueblo, era el que cuando no había un mango en Rampla, ponía los pesos para que los jugadores pucherearan, cosa que mucha gente con buena posición económica, son como calzón de gorda, pura boca y no aportaban nada. El PETA ERA BARRIO, ERA PUEBLO. Se dio el lujo de jugar en Cerro y Rampla. A la memoria del Peta, de la Bordadora, de Brazionis, del Willam, de Pato, de Cajigas, esto está lindo. Gracias Sres del Reporte por este rincón de glorias de antes. Ninguno se quejó en el número anterior por haberse escrito sobre otra gloria nuestra el Cococho. Pensar que ambos jugaron como leones y hicieron ganar millones a los del fútbol y murieron millonarios de amigos y Pobres de solemnidad

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