4 mayo 2024
MUNDO

Radioactividad nuclear

Una vez condensado, vuelve al reactor nuclear para empezar el proceso de nuevo.

Las centrales nucleares siempre están cercanas a un suministro de agua fría, como un río, un lago o el mar, para el circuito de refrigeración, ya sea utilizando torres de refrigeración o no.

Todo esto teóricamente es muy lindo, pero si tratáramos con otros Pérez, pero sabemos que todo se arregla entre amigotes y nosotros no nos podemos mudar de barrio.

En Argentina están sobre el río Paraná y es una actividad que conlleva ciertos peligros como es valor conocido y a nosotros nadie nos pidió permiso para instalar esos monstruos que pueden producir una catástrofe total.

Cualquier actividad humana, una central nuclear de fisión conlleva riesgos y beneficios.

Los riesgos deben preverse y analizarse para poder ser mitigados.
A todos aquellos sistemas diseñados para eliminar o al menos minimizar esos riesgos se les llama sistemas de protección y control.

En una central nuclear de uso civil se utiliza una aproximación llamada defensa en profundidad.

Esta aproximación sigue un diseño de múltiples barreras para alcanzar ese propósito.

Una primera aproximación a las distintas barreras utilizadas (cada una de ellas múltiple), de a fuera adentro podría ser:

Un organismo encargado de controlar y hacer que el resto de barreras se encuentren en perfecto funcionamiento.

Dicho organismo no debe estar vinculado a intereses políticos ni empresariales, siendo sus decisiones vinculantes.

Normas y procedimientos: todas las actuaciones deben regirse por procedimientos y normas escritas.

Además se debe llevar a cabo un control de calidad y deben estar supervisadas por la autoridad reguladora.

Primera barrera física (sistemas pasivos): sistemas de protección intrínsecos basados en las leyes de la física que dificultan la aparición de fallos en el sistema del reactor.

Por ejemplo el uso de sistemas diseñados con reactividad negativa o el uso de edificios de contención.

Segunda barrera física (sistemas activos): Reducción de la frecuencia con la que pueden suceder los fallos.

Se basa en la redundancia, separación o diversidad de sistemas de seguridad destinados a un mismo fin.

Por ejemplo las válvulas de control que sellan los circuitos.
Tercera barrera física: sistemas que minimizan los efectos debidos a sucesos externos a la propia central.

Como los amortiguadores que impiden una ruptura en caso de sismo.
Barrera técnica: todas las instalaciones se instalan en ubicaciones consideradas muy seguras (baja probabilidad de sismo o vulcanismo) y altamente despobladas.

Además debe estar previsto qué hacer en caso de que todos o varios de esos niveles fallaran por cualquier circunstancia.

Todos, los trabajadores u otras personas que vivan en las cercanías, deben poseer la información y formación necesaria.

Deben existir planes de emergencia que estén plenamente operativos.
Todo escrito en la forma que antecede está muy bonito, claro que nosotros para cierta gente somos nabos y con otros somos nabos lisa y llanamente.
Estos pasos se escriben y ¿Se cumplen luego?

No estoy tan seguro desde el principio hasta el fin.

Para ello es necesario que sean periódicamente probados mediante simulacros.

Alguno de Uds. estimados lectores participó en algún momento de un simulacro???

Ni siquiera de un incendio, mucho menos de una alarma nuclear, ni siquiera funciona la sirena de El Día como cuando ganamos en Maracaná y cuando ganó el NO a la reforma constitucional.

Las Atuchas están en Buenos Aires y de la zona que abarcaría un desastre hablaremos más adelante.

Claro que por su parte, los diseños de los futuros reactores de cuarta generación se están centrando en que todas las barreras de seguridad sean infalibles, basándose tanto como sea posible en sistemas pasivos y minimizando los activos, pero la Atucha I tiene más de 40 años y en ese entonces lo de cuarta generación ni se pensaba.

Cuando una parte de cualquiera de esos niveles, compuestos a su vez por múltiples sistemas y barreras, falla (por defecto de fabricación, desgaste, o cualquier otro motivo), se produce un aviso a los controladores que a su vez se lo comunican a los inspectores residentes en la central nuclear.

Si los inspectores consideran que el fallo puede comprometer el nivel de seguridad en cuestión elevan el aviso al organismo regulador.

A estos avisos se les denomina sucesos notificables y en ese supuesto espero que no actúen con la velocidad con la que actuaron para comunicarnos la epidemia de aftosa o muchas otras cosas que se han olvidado de comunicar, o no lo comunican porque sí como los análisis de contaminación del Río Uruguay.

En algunos casos, cuando el fallo puede hacer que algún parámetro de funcionamiento de la central supere las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento definidas en el diseño de la central (con unos márgenes de seguridad), se produce un paro automático de la reacción en cadena llamado SCRAM.

En otros casos la reparación de esa parte en cuestión (una válvula, un aspersor, una compuerta,…) puede llevarse a cabo sin detener el funcionamiento de la central.

Si cualquiera de las barreras falla aumenta la probabilidad de que suceda un accidente. Si varias barreras fallan en cualquiera de los niveles, puede finalmente producirse la ruptura de ese nivel. Si varios de los niveles fallan puede producirse un accidente, que puede alcanzar diferentes grados de gravedad.

Esos grados de gravedad se organizaron en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares por el OIEA y la AEN, iniciándose la escala en el 0 (sin significación para la seguridad) y acabando en el 7 (accidente grave) y ahí si estimado lector que fuimos.

La ruptura de varias de estas barreras (no existía independencia con el gobierno, el diseño del reactor era de reactividad positiva, la planta no poseía edificio de contención, no existían planes de emergencia, etc.) causó el accidente nuclear más grave ocurrido: el accidente de Chernóbil, de nivel 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.
Centrales nucleares en Argentina

Atucha I.
Situada en la ciudad de Lima, partido de Zarate, distante a 100 km de la ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires. Tipo PHWR. Potencia 335 MWe.
Inaugurada en 1974.
Fue la primera central nuclear de Latinoamérica destinada a la producción de energía eléctrica de forma comercial.
Atucha II.
Situada en la ciudad de Lima, partido de Zarate, distante a 115 km de la ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires. Tipo PHWR. Potencia: 745 MWe. Inaugurada en 2011.
Embalse.
Situada en Embalse, Provincia de Córdoba. Tipo PHWR. Potencia 648 MWe. Inaugurada en 1984.
Centros Atómicos:
Centro Atómico Bariloche
Centro Atómico Constituyentes
Centro Atómico Ezeiza
Complejo Tecnológico Pilcaniyeu
Centrales nucleares en Brasil.
Central nuclear Almirante Álvaro Alberto: se ubica en la Praia de Itaorna en Angra dos Reis, Río de Janeiro, está formada por dos reactores de agua presurizada (PWR):
Angra I, con una potencia de salida neta de 626 MWe, que fue el primero que se conectó a la red en 1982, y Angra II, con una potencia de salida de 1275 MWe, conectado en 2000.

Historia del uso civil de la energía nuclear
Centrales nucleares: presente y pasado
Analizando la evolución del número de centrales nucleares en el mundo durante las últimas décadas, podemos hacer un análisis del cambio de mentalidad de los países ante este tipo de energía.

Incluso, se puede decir que a través del número de centrales nucleares podemos leer los acontecimientos que han marcado estos últimos 60 años.
1º Periodo: La primera central nuclear que se construyo fue en la extinta URSS en 1954, siendo el único país con una central de estas características, hasta que en 1957 Reino Unido construyo dos centrales.
En estos primeros años de funcionamiento de las centrales nucleares, los países toman con cautela su implantación, debido en gran medida a la asociación de la energía nuclear con el uso militar que se le dio durante la 2º Guerra Mundial.
Ya en este primer periodo se produjeron accidentes como los de Mayac (Rusia), que produjo la muerte de más de 200 personas, y Windscale (Reino Unido), que contamino una zona de 500 km2, los cuales no salieron a la luz hasta años más tarde, favoreciendo la proliferación de estas centrales.
2º Periodo: Se abre una segunda época, donde la crisis del petróleo hizo que muchos países industrializados apostaran por este tipo de tecnología dentro de sus planes de desarrollo energético, los gobiernos vieron en la energía nuclear un sistema de producir energía eléctrica a un coste menor, y que en principio, era menos agresivo para el medio que otros sistemas.
Ello explica, que desde el año 1960, donde el total de centrales era de 16 en todo el mundo, se pasara a 416 en 1988.

Esto supuso un crecimiento exponencial en estos 28 años, que arroja una media de apertura de 15 centrales al año en todo el mundo.
Estos datos se distancian muchos del último periodo.
3º Periodo: Hechos como el de Three Mile Island (EEUU) en 1979, donde se emitió una gran cantidad de gases radioactivos, y sobre todo del mayor desastre nuclear y medioambiental de la historia, Chernóbil, hizo que la confianza que se le tenía hasta entonces no se recuperara jamás.
En el accidente de Chernóbil (Ucrania) El 26 de abril de 1986, se expulsaron materiales radiactivos y tóxicos 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de 116.000 personas provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en, al menos, 13 países de Europa central y oriental.
Según estudios realizados, se habla de más de 200.000 muertes por cáncer relacionadas con el accidente, y de una zona donde la radioactividad no desaparecerá hasta pasado 300.000 años.

Los gobiernos y, sobre todo, el pueblo perdieron gran parte de la confianza depositada en el uso de esta energía, veían el uso de la energía nuclear un verdadero peligro para su salud, y se abría el debate sobre si su uso es necesario.

Los efectos en el número de apertura de centrales no tardaron en llegar, y desde ese año de 1986 ese número fue mucho menor respecto al periodo anterior.
A esto se le añade que se endurecieron las medidas de seguridad para las centrales, haciendo que el coste final de la producción eléctrica se multiplicara.
Así, desde 1988 a 2011 el número centrales nuevas es de 27, dando como media por año de poco más de una central por año.
Llamativo es el hecho de que las grandes potencias, salvo Japón, a partir de este accidente abandonaron la creación de nuevas centrales, o incluso redujeron su número, y solo en países de una menor entidad mundial han seguido con la práctica nuclear.
Hoy día hay 443 centrales nucleares en el mundo que suponen el 17% de la producción eléctrica mundial.

De esas el país que más tiene en la actualidad es EEUU con 104, pero más sorprendente son las 58 centrales de Francia, más de la mitad que EEUU con casi 15 veces menos superficie.
Aunque Japón no se queda nada lejos con 54 (aunque actualmente no están en funcionamiento por el cese decretado por el gobierno como consecuencia del accidente de Fukushima), o Corea del Sur con 21 en menos de 100.000 Km cuadrados.
El accidente en la central de Fukushima ha recordado fantasmas del pasado, otorgándole al debate nuclear una candente actualidad.
La central nuclear argentina Atucha I permanece en estado de alerta, luego de confirmarse que sus vasijas fueron provistas por la misma empresa que distribuyó material a otra central atómica, que presentó fisuras en Bélgica y fue cerrada en junio.
El director Nacional de Energia, Ramón Méndez, dijo que “no hay ninguna situación de riesgo, ninguna situación de alarma para Uruguay”.
La confirmación oficial llegó a través de la Agencia de Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, que advirtió que la central nuclear a apenas 75 kmts. de Uruguay, es uno de los 19 reactores en operación con vasijas provistas por la empresa holandesa RDM.
“Lo que sucedió fue que un reactor nuclear en Bélgica tuvo una fisura en sus vasijas y como suele suceder con las empresas de esta industria, se comunicó a todas las plantas del mundo que tienen el mismo tipo de vasija y el mismo tipo de recipiente para que inspeccionen sus estados y comprobar si aparecen problemas similares o no” explicó Méndez a una emisora nacional.

El especialista reconoció que al tratarse de una planta nuclear se vive una situación compleja y de potencial peligro, pero aclaró que “el único inconveniente que se detectó
hasta el momento fue en Bélgica lo que ocasionó un llamado de atención en Argentina”.
Méndez aseguró además que Atucha I, que “tiene unos 40 años y fue la primera planta nuclear de América Latina”, está manejada y controlada por las autoridades argentinas en materia nuclear a quienes calificó como “muy reconocidas a nivel mundial”.
Me complace la calificación de nuestro técnico pero no me convence nada la situación.
“Son un orgullo para la región sin lugar a dudas”, agregó.
Estaría en mi caso más orgulloso si no hubiera dos centrales atómicas a tan poca distancia de nuestro país y una con cuarenta años de edad.
El director de energía aseguró que desde el país se está “simplemente observando” pero sin “alerta ni riesgo alguno” a la vista. Asimismo, expresó que las comunicaciones con las autoridades nucleares en Argentina son permanentes.
Atucha I está ubicada a poco más de 100 kmts. de Buenos Aires, a 75 de Colonia y a 290 de Montevideo. Se encuentra emplazada sobre el margen derecho del Río Paraná. Se inauguró en 1974.

“Atucha I emplea uranio levemente enriquecido al 0.85%.
Es refrigerada y moderada con agua pesada (D20). Pertenece al tipo de reactores PHWR (reactor de agua pesada presurizado)”, señala la página web de Nucleoeléctrica Argentina S. A. Y añade que la central “ha permitido un importante ahorro de recursos naturales”.
En noviembre de 2011 se inauguró en el mismo emplazamiento donde está Atucha I, Atucha II.

Atucha III y el Carem, los próximos objetivos en energía nuclear.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner fijó como objetivos del Programa de Energía Nuclear Argentino la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, la construcción de Atucha III y del reactor Carem. Este último es de diseño y construcción 100% argentina y aportará 25 megavatios.
Claro que en ningún momento hizo referencia a consultar a Uruguay sobre su opinión de estar expuestos a estos riesgos.

Esto no me produce miedo sino pavor, porque nos corre por la cabeza como pudieron ser las licitaciones y los materiales empleados.
Si en la planta desulfurizadora que la Sra. K se atribuyó la propiedad y fue hecha por una empresa argentina, pero fue pagada un 100% por Uruguay, la cual ya le apareció una pieza averiada que la tendrá fuera de uso por un lapso prolongado, son socios que ponen nervioso a cualquier mortal.

De producirse un desastre en cualquier Atucha, la zona más castigada en Uruguay llegará hasta Castillos (Rocha) Treinta y Tres, gran parte de Rivera, todo Salto y parte de Artigas, partiendo de la base Río de la Plata y Río Uruguay y la zona de efectos secundarios llegará hasta el Brasil comprendiendo entre otras localidades las ciudades de Rio Grande, Bagé, Uruguaiana y todas las que están en gran parte del estado de Rio Grande do Sul.
Claro que el Paraná en su desembocadura en el Río de la Plata se encargará de contaminar absolutamente todo el estuario.
Claro que no pidieron permiso para nada y estamos arriba del barco y ellos están amolando por 200 toneladas más de pasta de papel, nadie habrá pensado en plantear el tema ante la Corte de La Haya para tantear un poco el ambiente.

Un comentario en «Radioactividad nuclear»

  • Que pena de saber esto, pensar que hasta no hace mucho teniamos el acuario natural mas grande del mundo. No va a pasar mucho tiempo para que ni el agua de la canilla se pueda tomar..Limiten el consumo electrico, los cosmeticos y el combustible no sean giles!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *