13 diciembre 2024
PERSONALIDADES

Sandino, general de hombres libres

Augusto Nicolás Calderón Sandino (1895 – 1934), más conocido como Augusto César Sandino (por quienes no conocen el significado de la “C” en su nombre), fue un patriota y revolucionario nicaragüense.

Augusto Sandino fue un líder de la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua en la primera mitad del siglo XX. Su lucha guerrillera logró que las tropas de los Estados Unidos salieran del país, no sin antes crear la Guardia Nacional y poner al frente de la misma al general Anastasio Somoza García quien, a traición, se dice que mandó a asesinar a Sandino.


Es Héroe Nacional de Nicaragua y, junto con el poeta Rubén Darío, constituye la máxima expresión de la nacionalidad nicaragüense. Se le llama «General de Hombres Libres». Sus acciones y enseñanzas fueron la base ideológica para la fundación, años más tarde, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, por Carlos Fonseca Amador junto a otros compañeros.

Augusto Nicolás Calderón Sandino nació el 18 de mayo de 1895 en la ciudad de Niquinohomo (Departamento de Masaya, Nicaragua), hijo legítimo de Gregorio Sandino (un adinerado cultivador de café), y Margarita Calderón, una indígena sirvienta de la plantación de su padre. En 1904, a la edad de 9 años, es abandonado por su madre y enviado a vivir con su abuela materna. Más tarde es enviado a vivir con la familia de su padre, donde debe trabajar como peón de la plantación para ganar su hospedaje.

En julio de 1912, a los 17 años, presenció la primera intervención de las tropas estadounidenses en Nicaragua, frente a una sublevación liberal-conservadora en contra del presidente Adolfo Díaz, quien tenía el apoyo de Estados Unidos. El general liberal Benjamín Zeledón murió en combate el 4 de octubre al ser desalojadas sus fuerzas de la fortaleza de El Coyotepe luego de feroces combates en La Barranca, ambos sitios estratégicamente ubicados en la entrada de la ciudad de Masaya. El joven Sandino quedó impresionado con la imagen del patriota, cuyo cadáver era llevado en una carreta de bueyes por los Infantes de Marina para ser sepultado en el pueblo de Catarina.

En 1921 hirió de bala a Dagoberto Rivas, hijo de un destacado conservador del pueblo, a causa de unos comentarios que Rivas hizo sobre su madre. Huyendo de la ley y de una posible venganza de la familia de Rivas, Sandino viajó a la costa Caribe de Nicaragua y después a Honduras, donde trabajó como empleado en un ingenio de azúcar. En 1923 emprendió viaje nuevamente, esta vez hacia Guatemala, donde trabajó en las plantaciones de la United Fruit Company, y finalmente a Cerro Azul en Veracruz (México) donde fue empleado por empresas petroleras.
Durante su estadía en México comenzó a tomar parte en diversos grupos: francmasones, anti-imperialistas, anarquistas, y comunistas revolucionarios. Aunque recibió una fuerte influencia del anarcosindicalismo mexicano, Sandino se convirtió en un ferviente defensor del nacionalismo y sobre todo del antiimperialismo, en particular en la resistencia contra la ocupación estadounidense de Nicaragua.

Inicio de su lucha armada

Luego de retirarse las tropas estadounidenses de Nicaragua en agosto de 1925 y tras el vencimiento de su pena en 1926, Sandino regresó a Nicaragua el 10 de junio de ese mismo año. Se dirigió primero hacia su pueblo natal, Niquinohomo, con la intención de iniciar un negocio, pero su proyecto es frustrado por Dagoberto Rivas, entonces devenido en alcalde del pueblo. Sandino se ve forzado a abandonar nuevamente su pueblo natal, dirigiéndose hacia el Norte, a los departamentos de Nueva Segovia, Madriz y Estelí, llamados comúnmente «Las Segovias».

En ese contexto el caudillo conservador Emiliano Chamorro dio un golpe de estado al presidente Carlos José Solórzano (del Partido Conservador), quien entrega el poder a su vicepresidente constitucional, Juan Bautista Sacasa (quien era del Partido Liberal). Chamorro obliga a renunciar a Sacasa y asume el poder. A su vez EE. UU. no lo reconoce y lo obliga a renunciar, sustituyéndole por Adolfo Díaz. Los liberales no aceptan la violación flagrante de la Constitución por parte de los conservadores y los estadounidenses, y emprenden una nueva guerra civil fratricida, conocida como Guerra Constitucionalista (1926-1927), reclamando el regreso de Juan Bautista Sacasa al poder, usando como base de operaciones la ciudad de Puerto Cabezas (Bilwi) en el departamento de Zelaya.

En medio de esta situación, Sandino procuró incorporarse al Ejército Liberal Constitucionalista. En un primer momento acude donde José María Moncada, general en jefe del Ejército Liberal del Atlántico, pero éste, receloso de Sandino, le negó las armas. Entonces Sandino y sus hombres, ayudados por las prostitutas de Puerto Cabezas, recogieron del agua un buen lote de armas y municiones que habían sido quitadas a Sacasa (los marines no las habían destruido, sino que se habían limitado a arrojarlas al mar). Hecho esto, emprenden el viaje a Las Segovias (su zona de operaciones) viajando en pipante por las aguas del río Coco.

Sandino organiza su grupo de hombres que llegó a ser conocido como Los Montañeses, con el cual ataca el cuartel conservador en el poblado de El Jícaro el 2 de noviembre de 1926. Después de un exitoso bautismo de fuego, Sandino es reconocido en filas del Ejército Liberal Constitucionalista por los jefes militares liberales, designado general en jefe del Ejército Liberal de Las Segovias, convierte a Las Segovias en base de su zona de operaciones hasta llegar a controlar Jinotega.

Alcanzó varias victorias sobre las tropas conservadoras, lo que a su vez atrajo efectivos a su columna, la llamada Columna Segoviana, que en su momento llegó a contar con 800 hombres de caballería. En parte gracias a los triunfos de Sandino, los liberales tomaron la iniciativa en la guerra y empezaron el avance general hacia el Pacífico.

Tanto así que a mediados de enero de 1927, el Ejército Liberal de Occidente, bajo el mando de su general en jefe Francisco Parajón, entabla combate con las tropas confabularias del general Alfredo Noguera Gómez en la zona de León y Chinandega, en un claro intento de desgastarlas y desarticular la mayor concentración de tropas gubernamentales en el Occidente del país, lo cual logran tras encarnizadas batallas. Poco después, en un exitoso operativo de despliegue, los liberales toman el poblado de El Maniadero, y comprometen las posiciones gubernamentales en la ciudad de Chinandega.
Finalmente, el 6 de febrero, los liberales tienden un cerco alrededor de Chinandega con el objetivo de sitiarla. Durante la maniobra, las tropas gubernamentales son puestas en fuga luego de cruentos combates. Poco después, los liberales estrechan el cerco sobre Chinandega hasta romper sus defensas y tomarla, no sin antes librar una encarnizada batalla cuadra por cuadra, que deja innumerables muertos y heridos en ambos bandos. Ese mismo día, el presidente Nicaragüense autoriza al Mayor James J. Meade para que sus marines releven a las tropas Constabularias en la defensa de Managua, ya que con la caída de Chinandega, la capital quedaba seriamente amenazada.

Chinandega fue recuperada por los Constabularios luego de varios días de cruentos combates, y la destrucción casi total de la ciudad. El 19 de febrero, una compañía de marines ocupó la ciudad, trayendo con ellos gran cantidad de alimentos y medicinas.
Para entonces, el número de marinos estadounideneses en Nicaragua había ascendido a 5,000 y 464 Oficiales Norteamericanos se encontraban en el territorio participando activamente en los conflictos internos de Nicaragua.

Viendo que ahora el peligro de una intervención directa de EE. UU. contra los liberales es inminente, el jefe del ejército liberal, José María Moncada, decide pactar. Los estadounidenses envían un representante plenipotenciario, Henry L. Stimson (quien años después será Secretario de Estado del presidente Herbert Hoover) y Moncada, quien ya tenía control sobre casi todo el país, se rinde a la entrada de Managua (en Tipitapa). Aceptó la continuidad del gobierno conservador hasta las elecciones de 1928, en las que él (y no Sacasa) será el candidato liberal (lo cual era una flagrante traición a quien en teoría era su jefe). A este acuerdo firmado el 4 de mayo se le denominaría Pacto del Espino Negro.
Sandino no acepta esto, se opuso a la paz impuesta por las fuerzas de ocupación y se retira al inexpugnable cerro El Chipote, donde tenía su base principal y como respuesta a la acción tomada por Moncada, Sandino manifestó una de sus más célebres frases: «No me vendo, ni me rindo. Yo quiero patria libre o morir». Enarbolando ahora una bandera roja (liberal) a la que decidió agregarle una franja negra, simbolizando con esto que la lucha sería hasta conseguir la libertad o la muerte.

La bandera de general Sandino, capturada por Marines estadounidenses en el año 1932.
Con apenas veintinueve hombres (eran 30 con El) y 40 rifles, Sandino inicia una guerra nacional contra el invasor y los gobiernos entreguistas de Díaz y Moncada; animando primero a los campesinos neosegovianos y luego a todos los nicaragüenses a la lucha armada.

El 2 de septiembre de 1927 Sandino, a través de un manifiesto, le da un giro a su lucha: ya no se trata de una guerra civil, sino una lucha entre patriotas e invasores; pues tanto conservadores como liberales habían pedido la intervención de los marines estadounidenses. Como consecuencia de esto, en las calles, las personas solían decir: «Cinco liberales y cinco conservadores suman diez bandidos»

Poco a poco Sandino incrementó sus efectivos, hasta llegar a ser unos 6000, quienes conformaban el llamado Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN); esto debido en parte a los desmanes cometidos por los infantes de marina estadounidenses, quienes acostumbraban violar mujeres campesinas en los lugares que ocupaban.
En la histórica batalla de Ocotal acaecido el día 16 de julio de 1927, donde Sandino, después de tomar casi toda la ciudad y obligar a los marines y a los Guardias Nacionales a atrincherarse en las dos manzanas centrales, es forzado a la retirada luego de que sus tropas fueran diezmadas por aviones de la marina estadounidense que bombardean y ametrallan la ciudad. Sandino se retiró sin mayores problemas, mientras la población civil de Ocotal sufría el primer bombardeo aéreo por un escuadrón de aviones de la historia de la aviación militar; hacía tan solo seis meses antes que la ciudad de Chinandega había sufrido el primer bombardeo áereo de Centroamérica durante la batalla de Chinandega.

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La guerra de Sandino contra los ocupantes estadounidenses

En este primer combate, Sandino fue derrotado por el entrenamiento y poder de fuego de los marines. Esto fue aleccionador para él, decidió emplear a partir de ese momento la guerra de guerrillas.
El combate de “El Bramadero” (27 de febrero de 1928), donde las tropas de Sandino infligieron una terrible derrota a una patrulla de «machos» invasores, es memorable porque en la fase final del combate los sandinistas utilizaron los temibles machetes, herramientas de trabajo del campesino nicaragüense convertidas en eficaces armas blancas capaces de decapitar de un solo tajo a un hombre. A partir de ese momento los marines, quienes llamaban «bandidos o bandoleros» a los hombres de Sandino, empezaron a llamarlos «guerrilleros».
El combate duró 5 horas y media. Les avanzamos 400 rifles Lewis, 16 ametralladoras, 180 mulas, […] 60 pistolas 45…

Sandino

Realizó diversas incursiones como el atacar y destruir la mina La Luz, propiedad del ex secretario de Estado norteamericano Knox. Las acciones de Sandino le fueron dando fama por todo el país y por los países de Hispanoamérica. Esa fama producía que muchos hombres llegaran dispuestos a integrarse en sus filas. A mediados de 1928 el intelectual fránces Henri Barbusse le llamó «General de Hombres Libres».
Durante esta fase de la guerra Sandino contrajo matrimonio con Blanca Estela Aráuz Pineda, una confidente y estrecha colaboradora del EDSN como telegrafista desde San Rafael del Norte, Jinotega. De este matrimonio nacería, en 1932, la única hija de Sandino: Blanca Segovia, quien en 2008 aún seguía viva. Su madre falleció poco después de darla a luz por complicaciones del parto.
A finales del mes de noviembre de 1928 el contralmirante D. F. Sallers le invitaba a abandonar la lucha y obtener así los consiguientes beneficios. La respuesta de Sandino no se hizo esperar:
La soberanía de un pueblo no se discute, sino que se defiende con las armas en la mano. La resistencia armada traerá los beneficios a que usted alude, exactamente como toda intromisión extranjera en nuestros asuntos trae la pérdida de la paz y provoca la ira del pueblo.
Sandino.

La formación de la Guardia Nacional

Notando los oficiales estadounidenses que los marines no eran capaces de derrotar a los soldados de Sandino, decidieron emplear la táctica de enfrentar a nativos contra nativos. Por lo tanto, dieron comienzo a la conformación de un nuevo ejército nicaragüense, la llamada Guardia Nacional de Nicaragua, entrenado, equipado y financiado por EE. UU., y comandado por oficiales estadounidenses. Si bien esto significó un aumento considerable de las tropas que combatían a Sandino, no influyó en el curso de la guerra de forma significativa.

Lejos de ello, los sandinistas expandieron sus zonas de operaciones más allá de Las Segovias alcanzando zonas de Jinotega, Matagalpa, Chontales, Boaco, Chinandega, León, la costa Caribe e incluso la capital Managua, estuvieron dentro del radio de acción de las tropas de Sandino. Las propiedades de los estadounidenses eran destruidas en los numerosos ataques sandinistas (destino del que no se libraron las plantaciones de la United Fruit Company), y los colaboracionistas que eran capturados eran sumariamente ejecutados por considerarlos Sandino «traidores a la Patria».

La retirada estadounidense

Finalmente llega al poder en EE. UU. el presidente Franklin Delano Roosevelt. Obligado por problemas domésticos de mayor importancia (la Gran Depresión), proclama la «política de buena vecindad, lo que significaba la retirada de todas las fuerzas militares de EE. UU. de los países de la cuenca del Caribe, incluyendo Nicaragua. Sin embargo, conscientes de su derrota, ya desde hacía algún tiempo los marines preparaban su retirada: paulatinamente dejaron de participar en los combates, y no sólo entrenaban clases y soldados, sino también oficiales nativos.
En enero de 1933 las fuerzas estadounidenses oficialmente abandonaron el territorio nicaragüense, sin haber podido matar o capturar a su enemigo, y menos aún vencerlo.

La paz

Una vez habiéndose retirado los estadounidenses, Sandino envía al nuevo presidente liberal, Juan Bautista Sacasa, una propuesta de paz, que es aceptada. El 2 de febrero de 1933 termina oficialmente la guerra; el ejército de Sandino, exceptuando a un grupo de protección de 100 hombres, es oficialmente desarmado. La Guardia Nacional, quien aún no es autoridad militar reconocida como tal en la Constitución, se hace cargo de la seguridad en todo el país, lo que provoca abusos contra sus antiguos enemigos (los sandinistas) al estar estos desarmados.
Sandino efectúa algunos viajes a Managua para hacer notar el incumplimiento de los acuerdos por parte de la Guardia Nacional. En esos tiempos cuando Anastasio Somoza García era el Jefe Director de la Guardia.

El asesinato de Sandino

El 21 de febrero de 1934 Sandino en compañía de su padre, Gregorio Sandino, el escritor Sofonías Salvatierra (ministro de Agricultura de Sacasa) y sus lugartenientes generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor acudían a una cena en La Loma (Palacio Presidencial), invitados por Sacasa la salida de dicho evento el coche en el que viajaban fue detenido justo a la par del Campo de Marte, en un punto ubicado al sur de la Imprenta Nacional (donde se edita e imprime el diario oficial La Gaceta). El cabo de guardia que les detuvo era en realidad un mayor disfrazado, Lisandro Delgadillo, que les condujo a la cárcel de El Hormiguero (destruida por el terremoto que azotó a Managua en 1972). Los detenidos pidieron que llamaran a Somoza, pero les respondieron que no podían localizarlo, por otro lado la hija de Sacasa le comunicó a su padre la detención, ya que la había visto, y Sacasa se puso en contacto con la embajada de EE. UU. para intentar impedir el asesinato.

Sandino, Estrada y Umanzor fueron llevados al monte llamado La Calavera en el campo de Larreynaga y allí, a la señal de Delgadillo, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió fuego matando a los tres generales. Eso ocurría a las 11 de la noche. Según testimonio de Salvatierra, al oír los disparos, Gregorio Sandino dijo:

Ya los están matando. Siempre será verdad que el que se mete a redentor, muere crucificado.

En la misma noche el hermano menor de Sandino, Sócrates (quien era coronel del EDSN), muere en un enfrentamiento con efectivos de la Guardia Nacional que atacaron la casa del ministro Salvatierra, ubicada por el sector de la Iglesia El Calvario, en Managua. En este enfrentamiento resultó herido el coronel Santos López, quien logra abrirse pasos a balazos y tomar rumbo hacia Honduras.

Al día siguiente (22 de febrero de 1934) la Guardia Nacional destruyó la cooperativa que Sandino había establecido en el poblado de Wiwilí, matando o haciendo prisioneros a sus integrantes.

Dos años después, Anastasio Somoza García —quien llegó a afirmar que recibió las órdenes del asesinato de Sandino del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane—, se haría con el poder del país, derrocando para ello al presidente Sacasa, quien era su tío político.

Un comentario en «Sandino, general de hombres libres»

  • Cuando el fin es el poder, y solo el poder, los mecanismos para llegar son todos validos donde las traiciones son moneda corriente en la historia y lo que dice este articulo es una de las pruebas de esa locura o enfermedad.

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