12 diciembre 2024
CRÓNICAS

Sin aviso previo

Fue un viernes como hoy, todo piola, nos llamamos los íntimos de siempre, está lindo para unas birras, no te parece, claro que si siempre listo como la burbujita Esso, claro que lo de la burbujita Esso no lo entiende ni Google.

Calculo porque era un aviso de cuando yo era niño, y decía “siempre listo como la burbujita Esso, y tuve que buscar haciéndole trampa al buscador de google y lo hice, como un viejo logo de la Esso, y la encontré, con Uds. la “burbujita Esso”.

Nos juntamos los de siempre, alguno menos, y nos fuimos al lugar de siempre donde atienden bien, de una forma cortés, como que el cliente no molesta, sino que adorna el local.

No sé cómo viene el tema de las ventas, pero si un local está lleno, va más gente que a un espacio vacío y por el bendito por algo será va más gente.

Esa es una ley primera, pero hay locales, que parece que los clientes fueran a molestar, los que el dueño no se da cuenta que las personas en un bar, café, restaurante, actúan como un llamador, el pajarito en la jaula, la gente va a donde hay gente, porque presumen que la otra gente va porque atienden bien, o es más barato o es mejor, o es lo que sea, pero que les conviene.

Viene a ser como ese dicho de las solteronas, que cuando ven que una se casa en segundas, terceras o enésimas nupcias, y dicen: “pero ché, siempre se casan las mismas”.

Pero lo mío fue mi último couplet, sí señor, fuimos a la cervecería de siempre, y nos sentamos en otra mesa muy bien ubicada y yo sentía como una corriente fría en el cuello, más precisamente sobre la nuca, me paré, puse la mano para ver que había abierto por donde entraba esa corriente de aire y nada, pero me volvía a sentar y tenía el chorrito de aire frío en el cogote.

La cervecería hace mucho se llamaba como esta hormiga tan expropiadora de campo, conocida como “tacurú”.

Ella arma su hormiguero con materia que saca de la tierra y algún pegamento de su producción que le agrega, que los hace duros a los tacuruses, que en algunos campos con el tractor no los pueden romper.

Me han comentado que han tenido que volarlos con explosivos a algunos para liquidarlos y recuperar el campo como campo y no como tierra de tacuruses.

Es muy parecido al termitero, pero los que uno ve en Montevideo, son chicos, por el contrario el tacurú, cuando infesta un campo es tal cual como se ve en la ilustración.

Muchas veces se arman costeando los humedales de las arroceras cuando se les deja el descanso, un par de años, para evitar el capín, que es un yuyo que compite con la planta del arroz y pasado el segundo año se cosecha más capín que arroz.

El tacurú grande que se pone como ilustración es por un abandono total del productor y no combatirlo a tiempo, en que a las hormigas les faltó un poco de imaginación para construir la iglesia de Notre Dame en pleno campo, porque tiempo le dieron de sobra los encargados del campo.

Volviendo al chorrito de aire frío en la nuca, terminé a la mañana siguiente, sábado como dios manda, a mucha mucosidad en la nariz, tos con mucha flema y algún quinto de fiebre.

No es mi costumbre ir al médico por gusto, bastante me complica la vida ir cuando tengo algo en serio y en definitiva si él me quiere ver que venga, yo me hago valer, que venga él, por qué voy a tener que ir yo siempre, y de yapa de m encuentra siempre algo.

Me automediqué durante una semana, seguía la tos, la moquera y poquitisima fiebre.
Así me pasé dos semanas enteras, una le falté al Reporte, porque no estaba como para escribir, pero no me entregué con la cama, sino que tengo un sillón muy confortable, y puedo leer perfectamente.

Cuando me sentí un poco mejor andaba por dentro de la casa, con un peludo gratis, sin haber tomado nada de pared a pared, recién hoy es el segundo día que no estoy mareado.

Es una especie de gripe cascarrienta, no gran fiebre, resfrío y tos, pero te demuele dejándote sin piernas.

Esta es nueva en el barrio yo no la tuve antes y espero que no vuelva-
No hice fiebre, tos y resfrío, y el haber estado incubando en un sillón me liquidó.
Creo que el peludo de garrón me lo agarré con las pastillas antigripales.

Me quedé sin piernas, para entrar y salir del auto una lucha.

Me pasé la película y según mis cálculos veinte días sin caminar y cada vez peor, lo que me había dejado sin piernas fue la cama y el sillón.

Hace tres días agarré la bicicleta fija durante diez minutos, dos veces por día, y desde ayer me siento como si fuera gente, si una persona normal, hasta empecé a escribir de vuelta.

Y bueno, me sirvió para pensar una nueva temática y seguir escribiendo después de esta licencia forzosa, que no me tomaba hace años, pero cuando la cabeza manda y el cuerpo no responde no es fácil salir adelante.

Escribí poco pero leí toneladas y de todo como en botica.

Que todo sea para bien…

3 comentarios en «Sin aviso previo»

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