26 abril 2024
CRÓNICAS

Ya no se ve, gente feliz

Por COMOUSTÉ
El otro día decía una bisabuela: “…no entiendo por qué hoy la gente no se ríe y no se ve feliz, cuando en mi época teníamos que lavar de rodillas , hacer la comida desde cero porque no existía nada preparado ni en conservas, lavar pañales, encender la estufa con carbón, andar a pie o en ómnibus, etc. etc…”

Mi madre se levantaba a las 5 de la mañana, verano e invierno, estaciones intermedias también, por supuesto, y lavaba los pisos con jabón Bao y los escalones con sapolio (hoy es marca antes no lo sé) una especie de piedra de pulir los mármoles de los escalones, tres en el zaguán y dos del zaguán a la calle.

La vereda con agua con jabón se lavaba, después de haberla barrido.
Lo hacía mi madre, pero también lo hacía la esposa del presidente Gestido como consta en publicaciones varias, era la primera dama, aunque no lo hacía notar como otras mediocres o emberretinadas, era la primera dama en dar el buen ejemplo.

Hoy tengo un presupuesto de la gran siete, entre detergentes espesos, colágenos según la etiqueta, otros más livianos, para vidrios, otros para pisos con amoníaco, hipoclorito de sodio, desodorantes de ambientes varios, uno que se activa cada tanto tiempo y otro que con el movimiento soplan, el aparato tiene un sensor de movimientos o algo por el estilo, ese es más prudente, porque el otro, que actúa con el tiempo, esté o no esté uno en la pieza funciona larga el chijete de gas con olores indeterminados, porque algunos tiene olor a flores pero otros dicen tener olor a cosas que no se caracterizan por ser olorosas.
Por ejemplo lavanda, es una flor, pero aire fresco qué es?, me están vendiendo aire, comprimido?
En cualquier momento me venden uno que tenga olor a pie dormido…

De las ceras es difícil hablar porque como las praderas son antiinsectos para evitar que se las coman otros bichos que no sean vacas o caballos, no señor no me olvidé de las ovejas, las ovejas no comen en la pradera porque comen el pasto corto y la pelan rápido y terminan con la pradera y hay que volver a plantarla.
La cera provenía de las abejas, pero con los repelentes las abejas han caído en desgracia, antes se las ponía para que polinizaran las praderas y duraran más, ahora no las ponen porque no tienen nada que comer porque las rechaza o tienen un antiabejas y otros insectos producido por Monsanto, que parece que no tiene nada de santo, y como había que seguir produciendo cera, las nuevas son sintéticas, las hay en pasta para determinados sectores del piso, las hay líquidas para los pisos con monolíticos, piedras, baldosas y la mar en coche y hay otras en spray para los muebles, que les quita las manchas y los deja limpitos, brillantes y perfumados.

Antes entraba una barra de jabón Bao que lo usaban para el latón y la tabla de lavar, y luego se colgaba la ropa al sol y quedaba piola.
Hoy hay jabón en polvo para lavar a mano, otro distinto para lavar con la lavadora, y jabón en barra para cuando la mano viene más complicada y suavizante, y un apresto para planchar, que sustituye el almidón que antes se sacaba con una hervidita al arroz, si mal no recuerdo o me informaron.

Mi viejo con un primus, calentador a gas de kerosene, con boquilla ruidosa, derretía la grasa de pella y le agregaba soda y hacía el jabón, una gran pasta que la cortaba con una cuchilla, porque quedaba bastante durengue y pico.
Las ollas brillaban, también a tracción a sangre, con esponja de lana de aluminio o de acero, las esponjas eran marinas o vegetales.
Las vegetales eran una enredadera que daba un fruto, con forma de pepino que había que pelarlo después que se secaba y se sacaban las semillas para la próxima cosecha.
Hoy las esponjas son de metal o de polyfom más o menos duro, según el gusto del consumidor.
Las cosas se dejaban en remojo y después pulidor en polvo o piedra pomex, si la que se obtenía de la lava volcánica.

Todo era a tracción a sangre.
La plancha originaria era hueca y con agujeritos para que entrara el aire y se llenaba de brasas para que calentara, claro que no tenía termostato en las brasas y si se distraía la planchadoras con la comedia o con alguna vecina que venía a darle a la lengua sobre otras vecinas, o las hijas de los vecinos que hacían zaguán mondos y lirondos y alguna la quedó y el barrio después murmuraba, bah… murmurar es un decir, más bien era un secreto a gritos, que a los nueve meses lo paseaban en cochecito.
Pero después de ese intermedio de conversación la ropa se agujereaba por la quemadura, ella y tal vez la mesa o la tabla de planchar.
Me acuerdo que había uno que lo apretaron y lo hicieron casar y el muy jetón andaba diciendo que los médicos habían dicho que lo que tenía su flamante esposa en la panza, iba a ser sietemesino y los médicos no le erran y menos en este caso que nació pentamesino, sí señor, de cinco meses.
La comida era toda hecha en casa, hasta la salsa de tomate para el tuco o la pizza.
Para cuando no había tomates, se había hecho cuando había en abundancia y baratos, una salsa que se dejaba secar.

Cuando no había salsa conservada en aceite o se terminaba la provisión de salsa de tomate seca, se usaba el pomidoro, que era una versión castellanizada del pomodoro italiano, manzana de oro, del Frigonal, si Frigorífico Nacional.
Se cocinaba para el almuerzo y para la cena, y había desayuno y merienda.
No había bizcochos porque eran caros, el pan con manteca según la versión materna, era más sano que los bizcochos, aunque el panadero andaba en la vuelta, con un carro a mano, haciendo el reparto de pan, de bizcochos, todo era a tracción a sangre humana.
Hoy hasta el clásico asado lo trae un señor con la moto, claro que viene un poco frío, y crudo o pasado, en forma inversa al gusto del consumidor, pero viene, y el punto del asado es el que le salió al parrillero y no el que le gusta a uno.
Primero, descubrió que existe ‘un culto o respeto’ al mal genio.
Es decir, la gente respeta y considera ‘importante’ a la gente que anda con el ceño fruncido o que no se ríe.
Es relativamente cierto lo afirmado.
Entré a trabajar a una oficina en que eran todos veteranos y se trataban de “usté a secas” aunque habían sido compañeros de estudios.

Todos muy circunspectos, la cosa la empezamos a mejorar los nuevos.
Había un veterano que será objeto de un cuento especialmente dedicado a él, que estaba desesperado por encontrar un grupo fraterno y se integró con nosotros los jóvenes y solteros y hasta hacía chistes y embromaba.
Un día el capo máximo, me llamó aparte y me dijo “Ud. que es un tipo serio a ver si pone un poco de orden a sus compañeros”, creo que fue una indirecta directa, porque se había dado cuenta que yo era el peor y me quiso trabajar por el lado de que confiaba en mí, para que frenara a los otros, sujetándome yo.
El veterano era un crack, bah… todos los viejos eran unos cracks y nosotros también.
Cuando se jubiló el mandamás, nos invitaba a la casa a tomar grappa con él, nos extrañaba, que gran señor.
Hoy la falta de autoridad la sustituyen con la prepotencia, y andan con cara de estreñidos.
“En una revista aparecieron las fotos de los 10 Gerentes Generales de empresas que se ganaron el mejor lugar para trabajar: a lo sumo 3 sonreían….”

Pareciera que hoy, el que se ríe es el que tiene que ir al psicólogo (“hazte ver”).
La persona sonriente tiene que entrar a explicar por qué está así.
Pareciera que la sonrisa es un síntoma de bobera.
Sin embargo, a la amargada no se le pregunta porque ‘eso es normal’.
Nosotros nunca trabajábamos menos de 10 horas, porque después de horario existía la industria de las horas extraordinarias de labor.
Se pagaban cada 15 días, y eso nos ayudaba a llegar mejor a fin de mes.
Otro dicho que no se daba en nuestra oficina porque éramos muy pocos o los veteranos con el Ud. disimulaban bien, aquello de donde se labura no se manipula.
Las relaciones actualmente son más promiscuas, usando un anacronismo, porque la gente no se esconde, usan ese dicho tan desagradable de “tener un muerto en el ropero” o en el placar tanto da.
No tengo por qué saber los tejes y manejes del otro, pero si los sé me los cayo, claro que se bocina lo del otro y se tapa lo propio.

Me importa un rábano los tejes y manejes dl otro, viva la cara de él, siempre que no me perjudique a mí.
Pero por qué hay que andar con cara de tuges, si la vida es bella.
Lo de que el sueldo no alcanza en un verso, nunca alcanzó.
Nada más cierto del dicho de “la desgracia de tener un buen sueldo es que no alcanza”, porque uno va gastando en la medida que entra y se acostumbra al ingreso y la plata quema en el bolsillo, los monedas son redondas para que rueden y los billetes de papel para que vuelen.
Imaginen el ejemplo a nuestros niños, no aprenden a sonreír.
La sociedad será cada vez más seria.
Mi nieto es un tipo que desde muy chiquito y lo sigue siendo, con apenas cinco añitos, saluda y le da un beso a todo el mundo, conocido o no, pide permiso, pide por favor, antes de pedir algo pide perdón, no pega a nadie, es un rara avis.

La hermana con dos años, prepotea, se hace entender y habla cuando se le canta, sonríe se compra a todo el mundo y se lleva al mundo por delante, empezando por la madre y el hermano, se largó a hablar y parece una cotorra que le dieron pan con vino, no para nunca.
Esa es como Luis Suárez, hasta muerde llegada la circunstancia.
Segundo, existe el fenómeno de la “invisibilidad”: no vemos a las personas de nuestro entorno.
No se ‘personifica’, nadie es llamado por su apellido sino simplemente por su nombre de pila aunque no esté bautizado -ya nadie sabe que nombre de pila es el que le ponen al sujeto en el acto del bautizo, en la pila bautismal-, se saluda entre hombres con un abrazo y un beso, cuando muchacho si llegaba a darle un beso a otro muchacho me podía llevar una trompada o sacar patente de rarito, hemos adquirido la costumbre porteña de tutear a todo el mundo menos a la doméstica, a la que hay que llamar empleada, especialmente a personas que otorgan servicios a nuestro alrededor como las que hacen el aseo, guardias de seguridad, el jardinero, etc.

También la gente es conocida por lo que hace y no por lo que es.
Si el ‘coso ese’ que corta el pasto, en vez de Fulano.
El mecánico lo llamamos por el nombre, y tratamos de hacernos amigos para que no nos faje y que no nos venda gato por liebre.
Bicho que es cuatro veces animal, porque es gato y araña y cuando lo pasan por liebre mula.
Lo cierto es que cuando se le pregunta el nombre a alguien, éste se queda a la expectativa, porque normalmente es para rezongarlo, pararle el carro o bocinarle al jefe.
Un simple saludo puede ‘cambiar’ el ciclo de la sociedad,
La gente que saluda, que es amable, que mira y respeta a los demás no se nota en el día a día, pasa ‘piolita’, aunque un tipo piola lo era el que le batía a la cana, el alcahuete de la autoridad, han cambiado hasta el lunfardo.

Los que sí se notan son las personas agresivas, los que gritan y atropellan, para ellos no existe aquello de que “la fuerza es la razón de las bestias”.
Es decir, la sociedad fomenta este tipo de personas, transformándose en modelos a seguir por los jóvenes.
Hay cosas raras, ayer vi la fotografía de un ex ministro, en una manifestación de los gremios, contra el gobierno, del partido de él, no se sabe cómo puede estar ‘en misa y repicando’.
Si lo dudan les pego la fotografía y lo escracho.
Un árabe se desnudó en la casa del último ex presidente porque quería ser hijo de él y de la ex primera dama y si estará desternillado el mundo que lo internaron en el Vilardebó.
No era de la oposición, quería ser hijo adoptivo, y el ministro que es del mismo pelo que el ex presidente, lo mandó a internar al manicomio o sea que consideran ser loco al que quiere ser hijo de Mujica y en Bosnia lo quieren condecorar, para ser consecuentes y siguiendo el mismo criterio tendríamos que romper relaciones con Bosnia, 65.000 kmts cuadrados y 4 millones de habitantes.

Era árabe y loco, pero no tenía ningún cinturón con bombas, ni nada parecido, aunque de esto de los cinturones asesinos, mejor no hablar, porque capaz que estamos llamando a la desgracia.
Bueno, ya me gané el jornal, hasta acá llego y que todo sea para bien…

Un comentario en «Ya no se ve, gente feliz»

  • que jabon bueno ese bao antes con ese jabon se hacia todo jejejeje y que mujeres buenas las de antes antes con una sola se hacia todo…lo de antes era mejor…jejeje

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