28 abril 2024
PERSONALIDADES

Hitler: El remate de la carta con la traición

Se espera que el papel alcance un precio de unos 23 mil 120 dólares

Siete días antes de que Hitler y Eva Braun se dieran un disparo en la cabeza y el Tercer Reich terminará, el Führer recibió un telegrama enviado por el jefe de la Lufwaffe (la fuerza aérea alemana), Hermann Goering.

Aquella misiva, considerada por Hitler como un golpe de Estado, causó tanta conmoción al líder que le hizo estallar de ira.
Ahora, 70 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, dicho papel va a ser subastado por Alexander Historical Auctions, y se espera alcance un precio de unos 23 mil 120 dólares, de acuerdo con el portal de noticias ABC.

El telegrama de la discordia

La historia de este curioso “golpe de Estado” comenzó en abril de 1945, cuando Goering se percató de que Hitler se encontraba sitiado por los aliados en Berlín. Fue entonces que decidió aprovecharse de la situación y envió un telegrama al Führer en el que informaba que, en el caso de que hubiese perdido la capacidad de decisión, él tomaría el poder, basándose en un decreto que había hecho efectivo el mismo líder nazi hacía varios años.
Las palabras concretas fueron: “Mi ‘Führer’: En vista de la decisión que ha tomado de permanecer en Berlín, ¿está Usted de acuerdo en que yo asuma el liderazgo del Reich, con total libertad de acción, tanto interna como externamente, como vuestro sucesor en virtud del decreto del 29 de junio de 1941? Si no recibo respuesta antes de las 10 de la noche de hoy, daré por entendido que ha perdido la libertad de decisión y, por tanto, actuaré en beneficio de los intereses de la nación y de nuestro pueblo. Sabe cuáles son mis sentimientos hacia Usted en estos graves momentos. No tengo palabras suficientes para expresarlos.
Lealmente. Hermann Goering”.

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El secretario personal de Hitler, Martin Bormann, fue el encargado de darle el telegrama después de una reunión. Al parecer en un principio el Führer no se tomó en serio la situación.

El telegrama fue hallado por un soldado aliado en el Búnker de la Cancillería. AFP / ARCHIVO

Sin embargo los presentes lo convencieron de que se trataba de un golpe de Estado en toda regla, por lo que el líder nazi estalló en rabia y acusó a Goering de alta traición, delito que se castigaba con la muerte.

Sin embargo fue benévolo y, debido a los años de leal servicio, solo le quitó todo su poder y le mando arrestar.

Su respuesta fue: “Sus actos se pueden castigar con la muerte. No obstante, y teniendo en cuenta los valiosos servicios que ha prestado en el pasado, me abstendré de proceder contra Usted si renuncia a todos los cargos y títulos”.

El oficial, al darse cuenta de que había sido atrapado, aceptó el proceder del líder y abandonó sus intentos de tomar el poder.

Según información de Daily Mail, el telegrama fue hallado por un soldado aliado en el Búnker de la Cancillería. Este se lo regaló a su hijo que, a su vez, lo entregó a su profesor de historia como presente.

Así pues, y tras pasar por varias manos, el documento, original según la casa de apuestas, será subastado por un precio que podría rondar los 21 mil euros.

Se espera que el papel alcance un precio de unos 23 mil 120 dólares.

Siete días antes de que Hitler y Eva Braun se dieran un disparo en la cabeza y el Tercer Reich terminará, el Führer recibió un telegrama enviado por el jefe de la Lufwaffe (la fuerza aérea alemana), Hermann Goering.

Aquella misiva, considerada por Hitler como un golpe de Estado, causó tanta conmoción al líder que le hizo estallar de ira.
Ahora, 70 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, dicho papel va a ser subastado por Alexander Historical Auctions, y se espera alcance un precio de unos 23 mil 120 dólares, de acuerdo con el portal de noticias ABC.

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El telegrama de la discordia

La historia de este curioso “golpe de Estado” comenzó en abril de 1945, cuando Goering se percató de que Hitler se encontraba sitiado por los aliados en Berlín. Fue entonces que decidió aprovecharse de la situación y envió un telegrama al Führer en el que informaba que, en el caso de que hubiese perdido la capacidad de decisión, él tomaría el poder, basándose en un decreto que había hecho efectivo el mismo líder nazi hacía varios años.

Las palabras concretas fueron: “Mi ‘Führer’: En vista de la decisión que ha tomado de permanecer en Berlín, ¿está Usted de acuerdo en que yo asuma el liderazgo del Reich, con total libertad de acción, tanto interna como externamente, como vuestro sucesor en virtud del decreto del 29 de junio de 1941? Si no recibo respuesta antes de las 10 de la noche de hoy, daré por entendido que ha perdido la libertad de decisión y, por tanto, actuaré en beneficio de los intereses de la nación y de nuestro pueblo. Sabe cuáles son mis sentimientos hacia Usted en estos graves momentos. No tengo palabras suficientes para expresarlos.

Lealmente. Hermann Goering”.

El secretario personal de Hitler, Martin Bormann, fue el encargado de darle el telegrama después de una reunión. Al parecer en un principio el Führer no se tomó en serio la situación.

El telegrama fue hallado por un soldado aliado en el Búnker de la Cancillería.

Sin embargo los presentes lo convencieron de que se trataba de un golpe de Estado en toda regla, por lo que el líder nazi estalló en rabia y acusó a Goering de alta traición, delito que se castigaba con la muerte.

Sin embargo fue benévolo y, debido a los años de leal servicio, solo le quitó todo su poder y le mando arrestar.

Su respuesta fue: “Sus actos se pueden castigar con la muerte. No obstante, y teniendo en cuenta los valiosos servicios que ha prestado en el pasado, me abstendré de proceder contra Usted si renuncia a todos los cargos y títulos”.

El oficial, al darse cuenta de que había sido atrapado, aceptó el proceder del líder y abandonó sus intentos de tomar el poder.
Según información de Daily Mail, el telegrama fue hallado por un soldado aliado en el Búnker de la Cancillería. Este se lo regaló a su hijo que, a su vez, lo entregó a su profesor de historia como presente.

Así pues, y tras pasar por varias manos, el documento, original según la casa de apuestas, será subastado por un precio que podría rondar los 21 mil euros.

La muerte de Hermann Göring

En 1945, ante el inminente colapso de la Alemania nazi, el mariscal del Reich, Hermann Goering, sucesor oficial de Hitler, estaba claramente decidido a no morir en el “Fuhrerbunker” de Berlín.

El día 20 de abril, tras presentar sus respetos a Hitler con motivo de su 56 cumpleaños, Goering se retira discretamente a Obersalzberg donde quedaría a salvo de la avalancha soviética que se cernía sobre la capital germana.

Pronto supo la decisión de Hitler de permanecer en Berlín hasta el final y quitarse la vida, llegado el momento. Las noticias recibidas en Obersalzberg, no obstante, eran confusas. Nadie sabía, en realidad, si Berlín había caído ya, si el Führer seguía con vida… Supo por su jefe de Estado Mayor, el General Koller, del comentario realizado días antes por Hitler, de que llegado el caso, “el Reichsmarshall se apañará mejor que yo para negociar con los aliados”.

Ello le indujo a enviar un telegrama, preguntando si debía, en función del decreto del fúbrer de junio de 1941, asumir la jefatura del Reich en el caso de que Hitler “hubiese perdido su libertad de acción”.

La consecuencia, también conocida, fue la fulminante destitución de todos sus cargos, gracias a la intriga montada por Bormann.
El comandante de las SS en Obersalzberg, Hans Frank, recibió órdenes para detener inmediatamente a Goering.

Su chalet fue rodeado y tanto él como toda su familia fue puesta bajo arresto domiciliario.

A la mañana siguiente, el 2 de abril, Obersalzberg sufrió el mayor bombardeo que se registró en el área en toda la guerra. El 617º Escuadrón de la RAF arrojo sobre el complejo mas de 45.000 kilos de bombas, destruyendo casi todos los edificios. Aunque Goering y su familia no sufrieron daño alguno, se decidió que abandonaran el refugio de las montañas, para instalarse en el castillo de Mautendorf, al sur de Austria.
Quería entrevistarse con Eisenhower.

El 4 de mayo, tras conocer la noticia de la muerte de Hitler, Goering solicitó al mariscal de campo Kesselring, comandante en jefe de las fuerzas alemanas del Oeste, tropas para su protección. Al mismo tiempo se dirigía a Doenitz explicándole que era la persona indicada para llevar a cabo las negociaciones con los aliados.

El deseo de Goering no era otro, nada menos, que mantener un encuentro “hombre a hombre” con el comandante supremo aliado, el general Eisenhower. A tal efecto ordenó a Koller que requisara el castillo Fischhorn, para celebrar allí la entrevista.
El día 7, Goering envió al coronel Brauchitsch a las líneas aliadas, portando una carta dirigida a Eisenhower. La mañana siguiente, un destacamento de treinta hombres de la 36ª División de Infantería estadounidense, al mando del general Robert J. Stack, llegó al castillo de Fischhorn para tomar en custodia al mariscal del Reich. Sin embargo, a última hora Goering decidió no trasladarse a Fischhorn y se quedó en Mauterndorf.

Cansado de esperar, Stack se puso en camino a Mauterndorf, en el mismo instante en que, cómicamente, Goering y su comitiva partían hacia Fishhorn. En Radstadt, ambos grupos se encontraron en medio de un formidable atasco de vehículos militares.
El general Stack, sorprendentemente, estrechó de forma amigable la mano de Goering, escoltándole hasta Fischhorn. Cuando Eisenhower conoció la actitud de Stack, le reprendió severamente.

Es muy interesante lo que años más tarde escribió Emmy Goering, esposa del mariscal en sus Memorias, sobre aquellos momentos: “Stack telefoneó a Eisenhower y le leyó la carta de Hermann. El comandante en jefe aliado dijo que estaba dispuesto a recibir a Hermann al día siguiente, acompañado por el general Stack. Todos nosotros, según el, estábamos desde ese momento bajo la protección personal de Eisenhower”.

El día 9 de mayo Goering fue separado de su familia y trasladado al cuartel general de la 36 División, creyendo todavía que iba a entrevistarse con Eisenhower. A su llegada se encontró con el general Dahlquist y, más tarde, con su homónimo estadounidense, el general Spaatz, jefe de la USAAF (Fuerza Aérea Norteamericana).

Prisionero de guerra “Goering”.

Acto seguido se convocó una rueda de Prensa con los periodistas del Ejército norteamericano, que se convirtió en una auténtica sesión fotográfica, digna de las mejores estrellas de Hollywood.

Tanta cordialidad colmó la paciencia de Eisenhower, que desde su cuartel general en Reims ordenó que se le trasladara al centro de interrogatorios del 8º Ejército en Augsburgo, donde seria internado como prisionero de guerra ordinario. Al ser conducido al aeródromo, Goering se veía ya hablando con “Ike”. Sin embargo, al pie del avión le confió a su ayudante: “Algo va mal, no hay ni escolta norteamericana, ni oficial alguno para acompañarme”.

Robert Kropp, ayudante personal y valido de Goering durante muchos años, fue separado de su jefe y llevado a Augsburgo en otro avión. Cuando se reunió nuevamente con Goering, este había sido despojado de todas sus medallas y del bastón de mariscal. Tampoco lucía su uniforme especialmente escogido para la deseada entrevista con Eisenhower.

Ante el Tribunal de Nuremberg.

Desde el día 10 hasta el 20 de mayo Goering fue interrogado intensamente por los norteamericanos. El día 21 era trasladado al hotel Palace, de Mondorf, donde se hallaba el centro de interrogatorios para jerarcas nazis.

Durante los cuatro meses siguientes, las autoridades judiciales del Ejército estadounidense prepararon las pruebas que serian presentadas como cargos contra los criminales de guerra.

Su ayudante, Kropp, fue pronto separado definitivamente de Goering, siendo sustituido por un civil alemán. Durante este periodo, Goering fue sometido a una severa dieta, y el doctor Kelley, psiquiatra del Ejército norteamericano, logro que abandonara su adicción a la morfina (Goering era morfinómano desde 1923, cuando resultó herido en el fallido “pustch de Munich”). Al ser trasladado a Nuremberg para ser juzgado, había perdido más de treinta kilos, pesaba 160 cuando fue hecho prisionero.

La primera sesión pública del juicio comenzó el 18 de octubre de 1945 en Berlín, aunque al poco tiempo el Tribunal se trasladó a Nuremberg, para poder acomodar a todos sus miembros.

El 20 de noviembre se inicia la vista definitiva, en la que Goering será acusado de los cuatro cargos que solicitó el fiscal: conspiración contra la paz, iniciar una guerra de agresión, violar las leyes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Sentenciado a morir en la horca el 1 de octubre de 1946, más de un año después de abrirse la causa, Goering se adelantó al verdugo quitándose la vida, al ingerir el contenido de una capsula de cianuro, el día 15 del mismo mes, pocas horas antes de la ejecución.

Un comentario en «Hitler: El remate de la carta con la traición»

  • Aquí dice que Hitler no se se tomo muy en serio lo que decía el telegrama, ja, porque no lo tuvo en frente al traidor sino lo hacia cortar en pedacito.

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