27 julio 2024
INSÓLITOS

Camino de la discordia

La presión social ha surtido efecto y las movilizaciones ciudadanas de los últimos cuatro días han hecho cambiar de opinión al Ayuntamiento de Burgos, cuyo alcalde se había negado a dar marcha atrás en unas obras que habían generado gran rechazo entre vecinos, políticos y colectivos sociales.

Durante los últimos cinco días, los vecinos de este barrio de Burgos han logrado impedir el inicio de las obras del bulevar que el Ayuntamiento burgalés había proyectado para esta zona de la ciudad.

Las diversas manifestaciones pacíficas han concluido con incidentes entre antidisturbios y manifestantes.

Entre el viernes y el sábado fueron detenidas 16 personas, que quedaron en libertad provisional; y entre el sábado y el domingo, otras 13, dos de las cuales ingresaron en prisión bajo fianza de 3.000 euros.

El problema, según los vecinos, es que se eliminan 300 plazas de estacionamiento, que serán sustituidas por un parking donde cada plaza costará 19.800 euros.

Además, los trabajos costarán entre 8 y 13 millones de euros.

Todo esto en España en Burgos, pero nosotros tenemos un problema similar con una obra que costó un montón de dinero y lo conocemos como corredor Agraciada Garzón.

El corredor Agraciada/Garzón es uno de los corredores de la ciudad de Montevideo creados a partir del STM.

El Corredor se estructuró sobre la base de un carril exclusivo para líneas troncales del STM que unirán el centro con la zona noroeste de la ciudad.
La primera etapa ya está concluida.

La cabecera de este corredor se ubicará en el Intercambiador Central — Guatemala, Rondeau, Paraguay y Panamá — y culminará su recorrido en la Terminal Colón — Av. Garzón, Cno. Colman, Vía férrea y Cno. Durán —, donde descansarán las unidades afectadas a ese servicio.

Este corredor estará compuesto por el par Paraguay Rondeau, la Av. Agraciada en su totalidad, San Quintín desde Av. Agraciada a Av. Garzón y la Av. Garzón desde San Quintín a Cno. Colman, y tendrá una extensión total de 11.6 km.

De forma complementaria, desde la zona de Paso Molino se está construyendo un corredor hacia la Terminal de Paso de la Arena, recorriendo con carril exclusivo el par Santa Lucía Llupes.

La Av. Carlos María Ramírez se señalizará con carril preferencial para el STM hasta la Terminal del Cerro.

Esta vía no tendrá una solución uniforme para todo el recorrido sino que el perfil irá variando en los distintos tramos para adaptarse a cada situación urbana, con la premisa de minimizar los costos y el impacto al entorno.

La línea troncal del Corredor Agraciada/Garzón es la G que une la terminal con Playa Malvín, Portones Shopping y la Ciudad Vieja, es una reformulación de las líneas 130 y 468.

Además circulan por el corredor las alimentadoras de la G, las Línea G1, G3, G4, G5, G6, G8, G10 y G11, todas estas son reformulaciones de líneas ya existentes.

También circularán otras líneas sin reformular.

Ante los errores admitidos: ¿Qué hacer ahora con el Corredor Garzón?
La Intendencia de Montevideo viene adoptando las medidas necesarias para corregir las deficiencias del Corredor Garzón.

Esta vez la intendenta Ana Olivera afirmó que el plazo para lograr un óptimo funcionamiento será diciembre de este año.

En tanto, los usuarios del sistema de transporte capitalino en su mayoría están disconformes con algunas de las finalidades de este corredor, principalmente el relacionado con la sincronización de los semáforos.

Esta situación está generando un efecto contrario al buscado, es decir que el tránsito se hace más lento, y los usuarios demoran más tiempo en realizar el trayecto entre Colón y el Centro de Montevideo.

Desde fines de 2012, cuando fue inaugurado el Corredor Garzón, hubo reiteradas críticas a su funcionamiento por parte de los vecinos. Incluso, este malestar de la población se vio reflejado en varias de las letras de murgas y humoristas en la pasada edición del concurso de Carnaval.

La no resolución de los problemas surgidos llevó al relevo del ex director de Movilidad Urbana, Gerardo Urse y al reciente reconocimiento de la intendenta Olivera que en este proceso se habían registrado una serie de errores.

No obstante, la jefa comunal, aclaró que la Intendencia está trabajando para subsanarlos en un plazo no mayor a 6 meses.

Desde hoy, la empresa encargada de elaborar el sofware de coordinación de los semáforos estará implementando un plan B, con la utilización de un nuevo programa informático.

Incluso, está en proceso el remate de los locales de la terminal de Colón para ser utilizado en un centro comercial.

Ayer, un equipo de LA REPÚBLICA, hizo un recorrido por el Corredor Garzón y la terminal de Colón dialogando con los vecinos.

En varias de las paradas de ómnibus se podía observar a obreros trabajando en los refugios, efectuando las terminaciones respectivas.

Si bien hubo un mayoritario descontento por el funcionamiento del Corredor, mencionando problemas en la demora de los viajes y de seguridad para el cruce de los peatones, hubo quienes destacaron la importancia que tiene la terminal de ómnibus, tanto como un espacio de protección ante las inclemencias del tiempo, como de seguridad personal.

Alba Rodríguez, una señora que aguardaba la línea G8 afirmó que en su caso “le servía” este cambio por la utilización de la terminal, pero sabía que a muchos los perjudicaba porque demoraban para ir a trabajar.

Raquel, una joven que aguardaba el ómnibus, al lado de Alba, discrepó con esta, al sostener que el Corredor Garzón es muy inseguro, y que existe una falta de coordinación en los semáforos.

“Un peatón tiene 25 segundos para cruzar la avenida Garzón.

¿Un anciano puede hacerlo en ese tiempo?”, se preguntó.

Leticia estaba a punto de ascender a un ómnibus, quien se quejó que debe de salir antes para llegar a tiempo a su trabajo.

Jorge, dijo que los cambios del Corredor Garzón implicó modificaciones en las frecuencias de ómnibus.

“En lo personal no me siento afectado”, acotó, y dijo que si se quieren implementar nuevos proyectos, “se debe de poner un poco de uno para que las cosas funcionen”.

El ex director de Movilidad Urbana de la Intendencia de Montevideo, Gerardo Urse, defendió el corredor Garzón, aunque reconoció que el tiempo de los desplazamientos no es el esperado.

Urse dijo no compartir la decisión de la intendenta Ana Olivera cuando lo destituyó.

El ex director de Movilidad Urbana, Gerardo Urse, reconoció que en el corredor Garzón no se alcanzó el objetivo en cuanto a la reducción de tiempos del transporte público: “Entendemos que no era esperable el tiempo que tienen al día de hoy.

Tendríamos que haber tenido una mejora importante ya a esta altura.

Ahí hubo un problema muy grande en cuanto a la tecnología incorporada en el corredor, con los magnetómetros, con la tecnología de semáforos y con el proceso que se dio de los giros a la izquierda, los nuevos giros que se introdujeron y la nueva cantidad de semáforos”, afirmó en declaraciones realizadas al periodista Diego Barbosa en el programa de Tevé Ciudad Montevideo al Día.

Para Urse no se trata de que el corredor no estaba pronto en diciembre de 2012, sino que cuando se probó la tecnología en funcionamiento, falló.

“La empresa que se debió encargar de los magnetómetros y la semaforización tuvo deficiencias en el trabajo”.

Urse hizo hincapié en que se trata de un proceso de largo plazo, en el que se hicieron consultas permanentes con los vecinos, señalando que se concretaron más de 200 asambleas.

“Con el carril exclusivo Garzón, un objetivo claro era reducir el tiempo de desplazamiento público, nunca hablamos del transporte privado (…) porque habíamos detectado que el transporte privado desarrollaba una velocidad mayor a la permitida.

Lo que pasó fue que al incorporarse más de 20 semáforos se logró que desarrolle esa velocidad permitida, 60 kilómetros por hora, pero es lo correcto.

”El transporte público debió mejorar su velocidad, desde la casa al trabajo tendría que demorar menos y eso no se logró, ese objetivo no se cumplió”, agregó.

“Creo que trabajé y puse todo el esfuerzo para que este trabajo saliera bien.
La reforma de las líneas fue el primer reconocimiento que hicimos ante la intendenta, ´compañera esto no resultó como nosotros esperábamos´, la población no entendió la reforma que nosotros planteamos y quizás no la transmitimos como necesitábamos, no le llegamos a la población al vecino, de decirle ´voy a cortar la línea 2, no va a ser más desde el Saint Bois hasta Portones vas a bajar en la terminal Colón y vas a tomar otro ómnibus, señaló asegurando que la reforma de las líneas fue un trabajo que se realizó en conjunto con las empresas de transporte.

En cuanto a su salida de la intendencia, Urse descartó haber sido víctima de una maniobra políticia: “Creo que la intendenta llegado el momento tuvo que tomar una decisión y la tomó.

Yo no la comparto, me siento como cualquier persona que cuando está desarrollando un trabajo y cree que lo está haciendo bien le avisan que se terminó su participación en el proyecto, sigo creyendo en el proyecto, sigo creyendo que la propuesta de mejorar el transporte público es la solución de aquí al futuro”.

Los choferes de ómnibus que transitan por el Corredor Garzón deben realizar maniobras riesgosas, exponerse a infracciones de los peatones y ser pacientes a pesar de los horarios que los apremian.

Por el estrés, algunos piensan jubilarse.

Raymundo Cousillas trabaja en la línea diferencial D5 de Cutcsa, que circula por dentro del Corredor Garzón, y también en un interdepartamental, el 230, que va por el carril de autos, camiones y otros vehículos.

“Con el Corredor, la D5 deja de ser una línea diferencial, porque el pasajero paga un boleto de $ 30 para ir más rápido y al marchar atrás de los urbanos todo se enlentece; no se puede pasar a nadie por supuesto.

Además, nosotros tenemos que doblar en Ariel, pero sin autorización porque no hay semáforo, nos tiene que permitir girar a la izquierda el que viene por el Corredor.

Eso pasa en otros cruces.

Los ómnibus que van adentro del Corredor no tienen flecha habilitante.
Con la 230, que voy por afuera del Corredor, tengo que agarrar por el medio hacia la izquierda, porque los autos estacionados no dejan circular.

Es una cosa tan mal hecha…; ensancharon bien pero lo demás es un desastre. Las paradas son chicas.

No le preguntaron a la gente idónea, a los trabajadores de Cutcsa, por ejemplo, que es una de las empresas más grandes de Sudamérica”, dijo Cousillas a El País.

Anabel Rodríguez, la esposa de Cousillas, hace cuatro años que adquirió una parte de un ómnibus de la línea 148, que transita por dentro del Corredor.

Para ella, también las paradas son chicas, “la de Colón, en horarios pico, es un peligro, aunque la agrandaron; hay trasbordos ahí, y se llena de gente y de criaturas.

Se empujan y alguien puede caer debajo de los coches sin que los choferes lo vean.

En realidad, no se conoce la mitad de los accidentes que hay, porque no se difunden.

Hay que estar para verlos”.

Si bien el estrés es sufrido por otros transportistas que cumplen su función en cualquier parte de Montevideo, en Garzón los más afectados están siendo los choferes de líneas diferenciales (D) porque les cuesta cumplir con los horarios impuestos.

Cousillas confirmó que algunos colegas que tienen causal jubilatoria, hace ya un tiempo que comenzaron a juntar los papeles para hacer los trámites ante el BPS.

Otros pretenden cambiar de líneas.

“Los urbanos tienen otro ritmo en el Corredor, pero en el servicio diferencial se nos complica, por ejemplo si quedamos detrás de otros ómnibus.

Después, está el tema de por dónde se cruza.

Yo veo más gente cruzar por el medio de la calle que en los semáforos”, sostuvo Cousillas.

“Hay pasajeros de 80 años que me han dicho que no van a caminar lo que exigen los semáforos”, agregó Rodríguez.

Los semáforos de Millán y Ariel, en el cruce con Garzón, demoran más de cuatro minutos.

Y los de Batlle y Ordóñez (ex Propios), un poco más.

Eso sigue provocando retraso en los servicios, sobre todo en los de la línea D, a la que pertenecen los ómnibus que desde la inauguración de la obra, el 8 de diciembre de 2012, viajan identificados con la letra G y un número, algo que terminó mareando a los usuarios a tal punto que las compañías optaron por agregar un cartel pegado a los parabrisas con los viejas cifras, por ejemplo 130, en el caso de Cutcsa.

Entre otras líneas que corren contra reloj, se encuentra el 230 que conduce Cousillas.

Según contó a El País, desde Nuevo París se demora de diez a quince minutos más para llegar a Las Piedras.

“Ese tiempo lo perdemos en el Corredor, aunque no levantamos a más de dos personas, salvo en la plaza Vidiella, porque ahora en la Terminal Colón entramos a dar la vuelta al santo botón.

Se baja a muy poca gente.

Por la D5, cuando comenzó a funcionar el Corredor perdíamos los viajes, no llegábamos para salir de vuelta.

Teníamos que estar en La Paz y estábamos en la Terminal.

Ahora nos dieron más plazos, la D5 tiene cinco minutos más desde Sayago a la Terminal, y es poco.

La 230 tiene siete más desde Nuevo París, pero se pierden en el trayecto”.
Además de quejarse por los autos estacionados no solo en zonas permitidas, los trabajadores indican que es habitual la detención de camiones frente a distintos comercios.

Tenemos dos problemas similares, el pueblo español se enteró e hizo saber su opinión antes de hacerse la obra.

En nuestro país se hizo la obra y hoy no se sabe cómo arreglarla.
Cosas veredes Sancho…

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