18 abril 2024
PERSONALIDADES

Las pirámides de Bosnia 4

Los problemas con el equipo de arqueólogos.

El fin de excavar la Pirámide del Sol y el resto de monumentos, Osmanagic ha recurrido a unos pocos jóvenes profesionales con poca o nula experiencia.

El joven arqueólogo italiano Ricardo Brett parece ser que todavía era estudiante (sin título oficial) cuando estuvo a cargo de las excavaciones. En cambio, su compatriota Sara Acconci sí tendría esa titulación, así como el británico Andrew Lawler. También estuvo al cargo de las excavaciones un tal Mislav Hollós (un historiador del Arte por la Universidad de Zagreb), que en unos pocos meses apenas pudo redactar un informe, siendo luego descartado, supuestamente por no aportar el suficiente apoyo a la existencia de las pirámides. En efecto, ninguno de estos profesionales estuvo demasiado tiempo con Osmanagic. Para Lautre, la posibilidad de entrar en un proyecto de estas dimensiones y con cierta aura épica habría atraído a estas personas con ganas de hacer carrera. Ahora bien, una vez superado el influjo de Osmanagic, todos ellos acabaron por abandonar Visoko al ver lastimosamente cómo la arqueología real chocaba con las manipulaciones de su patrón.

Brett, no obstante, sigue trabajando en Bosnia, pero en proyectos de arqueología “convencional”.

La falsa regularidad de la Pirámide del Sol
Lautre no niega que algunas de las colinas de la zona presentan caras más o menos triangulares o trapezoidales, pero las únicas caras con un aspecto triangular “regular” son las caras norte y oeste de Visočica. No por casualidad, todas las fotos muestran estas caras a modo de prueba irrefutable, pero no las otras, que son completamente irregulares (o simplemente “no existen”). Además, el parecido del resto de colinas con auténticas pirámides es realmente muy forzado. Lo cierto es que los geólogos locales ya han explicado esas formas como fruto de procesos naturales. Asimismo, la perfecta orientación de las caras a los cuatro puntos cardinales no sería tal, básicamente por la dificultad de estimar sobre el terreno las alineaciones rectas de la colina, lo que haría que la medición fuese como mínimo discutible.
La interpretación “personal” de la geología y la arqueología locales

La gran mayoría de geólogos (tantos bosnios como de otros países) coinciden en señalar que Osmanagic ha interpretado de forma libre y errónea los rasgos típicos de la geología de las colinas de Visoko, como ya expusiera en su visita Robert Schoch. Así, las capas o estratos de “losas” de piedra caliza o de conglomerado que formarían el “revestimiento” son perfectamente naturales y su formación está bien explicada según fenómenos geológicos conocidos que se remontan al Mioceno (hace muchos millones de años) cuando la zona de Visoko era un gran lago. La forma regular en que aparece el famoso “enlosado” en determinados puntos se debe a que los movimientos tectónicos rompieron en ángulos rectos las capas de arenisca, dándoles una falsa apariencia de pavimento artificial. Por otro lado, Lautre acusa a Osmanagic de haber excavado de forma torticera para crear un falso aspecto de pirámide escalonada a base de terraplenes, es decir, que la propia excavación daría una forma de escalones regulares al terreno montañoso.

En el ámbito arqueológico, cabe señalar que alguna ocasión se ha llegado a interpretar libremente toda una estructura, como cuando se anunció que se había encontrado una supuesta entrada a la Pirámide de la Luna. Se trataba de una estructura rectangular de piedra, que tras ser excavada, cayó en el olvido, dejando de ser mencionada en el sitio web de la Fundación. En efecto, no se publicó nada sobre esta investigación ni se tiene ninguna datación de los restos. En la práctica, pudo haber sido un refugio para ganado, o una cabaña de leñador o una estructura de finalidad militar, pero todo son especulaciones.

La lectura sesgada de las pruebas científicas
A pesar de que la Fundación muestra en su sitio web pruebas de diversas personalidades o instituciones científicas, un estudio detallado de tales documentos prueba que Osmanagic ha sacado de contexto los resultados y los ha presentado de forma tendenciosa. Por ejemplo, las pruebas sobre el “cemento artificial” realizadas por instituciones bosnias confirman que se trata de un material de gran dureza, pero en ningún momento se hace referencia a su origen (natural o artificial). Y en cuanto al estudio del Politécnico de Turín sobre este tema, pese a ser citado en la web oficial de la Fundación, parece que nadie ha tenido acceso directo a él [17]. En otro caso, las investigaciones implementadas con geo-radar fueron presentadas como clara prueba de que existían estructuras (artificiales) bajo Visočica, pero lo que estos análisis realmente resaltaron es que había ciertas anomalías subterráneas. Esto puede suponer que haya cavidades, pero también cambios de densidad en el terreno, fallas, etc. Por tanto, es muy aventurado afirmar con esos datos que existen redes de estructuras o cámaras por debajo del terreno.

La confusa excavación de los túneles
Osmanagic ha estado excavando extensamente una supuesta red de túneles que conectarían las pirámides por el subsuelo, pero en realidad no parece que haya una relación directa entre los túneles y las colinas (el túnel Ravne, por ejemplo, está situado a 3 km. de Visočica). Dicho esto, se reconoce que los túneles –abandonados y rellenados desde hace tiempo– podrían ser antiguas minas (posiblemente de oro) pero sin que ello suponga que la intervención de una civilización antediluviana. Y sobre los raros monolitos, supuestamente cerámicos, que se han hallado en los túneles, no hay estudios que confirmen su composición ni propiedades. Por otro lado, Lautre carga contra Osmanagic por querer excavar obstinadamente en dirección a las pirámides, con poco o nulo método, modificando los túneles para hacerlos accesibles al público, sin un registro estratigráfico adecuado y sin cribar los sedimentos para extraer pequeños objetos.

Los extraños artefactos de la civilización perdida
A lo largo de varios años se han ido encontrando muchos artefactos tanto en las colinas como en los túneles, pero tales objetos no pertenecerían a ninguna civilización perdida sino a antiguas culturas locales, y lo que es más, algunos de ellos ni siquiera serían artefactos sino objetos de claro origen natural. Es más, en algún caso se ha demostrado que la propia fundación habría “inventado” pruebas, como una especie de rueda o base de columna formada a partir de la unión de diversas piedras. Como contrapunto, cabría esperar que se hubiese hallado algún rastro de las herramientas (cinceles, martillos, aparatos de medición…) con las que se construyeron las pirámides, pero no se ha podido aportar ningún objeto de estas características. Por lo demás, el propio Osmanagic reconoció en 2007 que se habían hallado utensilios neolíticos, fragmentos de cerámica medieval, clavos de hierro, inscripciones medievales, etc., todo lo cual casa perfectamente con el contexto arqueológico de la zona. Finalmente, Lautre argumenta que las famosas esferas de piedra tienen todos los visos de ser naturales (bien megaesferulitas de origen volcánico, bien concreciones), muy similares a otras muchas que pueden verse en distintas partes del mundo.

Las dataciones de C-14 no datan nada en concreto
La geóloga francesa reconoce que se han llevado a cabo dataciones metodológicamente correctas mediante C-14, que han arrojado fechas de entre 3.000 AP y 35.000 AP (Antes del Presente). Sin embargo, la paradoja es que tales dataciones, obtenidas a partir de muestras orgánicas recogidas al azar, no datan las “pirámides”, ni ningún estrato ni objeto arqueológico. Y lo que es más: son menos representativas por cuanto se han obtenido de restos en superficie, más propensos a estar contaminados por aportaciones de carbono modernas. En el mejor de los casos, las cronologías obtenidas de las muestras (raíces, hojas o fragmentos de madera) sólo indicarían aproximadamente la edad del terreno natural formado sobre la colina. En suma, desde el punto de vista arqueológico, estas dataciones prácticamente no tienen valor.
Sobre todo el argumentario de Irna Lautre se puede decir que tal vez se ha excedido en algunas de sus críticas, rozando incluso consideraciones ad hominem y lanzando acusaciones muy duras contra personas e instituciones, lo que a veces da una imagen más de persecución inquisitorial que de estudio científico. De hecho, la propia geóloga se ha visto forzada a rectificar en más de una ocasión, quizá llevada por algunos prejuicios. Sin embargo, a su favor cabe decir que ha analizado con lupa todos los datos y que ha destapado las mil y una incongruencias del proyecto de Osmanagic. Asimismo, Lautre ha intentado construir puentes de diálogo con algunos ex colaboradores del empresario bosnio, limando previas asperezas y buscando complicidades a favor de una visión imparcial del tema. Por supuesto, ello no quiere decir que haya dado respuestas satisfactorias a todas las dudas o puntos oscuros, por lo menos desde mi modesto punto de vista.

Conclusiones
Comparando lo que ofrece Osmanagic con lo que argumentan sus críticos, podemos ver que su posición resulta ya prácticamente indefendible ante el peso de los hechos y datos sobre el terreno. Dentro de poco se cumplirán diez años de trabajos en la zona y Osmanagic no ha sido capaz de aportar nada sólido o creíble sobre sus pirámides pese a todos sus informes, vídeos, congresos internacionales o ruedas de prensa. Además, sus malas prácticas, tergiversaciones y falta de rigor científico no sólo le han puesto en la picota académica sino que le han alejado de gran parte de la comunidad alternativa. Así, a estas alturas, casi todo el mundo reconoce que lo que está haciendo en realidad es excavar (mal) restos de las culturas locales y que –en vez de escribir una nueva historia– está destrozando el patrimonio arqueológico bosnio.
Lo cierto es que si hubiera una pirámide debajo de la tierra y vegetación, habría salido a la luz tarde o temprano en las labores de desbroce y excavación, como ocurrió con las pirámides de Teotihuacan (México). Pero la realidad es que tras miles de horas de trabajo no se ha podido acceder a nada inequívocamente artificial, si es que los diversos expertos que han realizado esta valoración no están todos equivocados al respecto del famoso revestimiento [19]. Sólo los túneles (o al menos parte de ellos) parecen ser un hallazgo genuino, aunque luego hayan sido mal excavados o mal interpretados. En suma, hay demasiados vacíos y conjeturas para tantas y tan altas expectativas. Por lo tanto, todo apunta –con una probabilidad cercana al 100%– a que hay un pasado por estudiar en Visoko, pero no el que Osmanagic ha querido crear desde su visión de una civilización desaparecida.

Desde luego, no cabe duda de que el envite era muy fuerte: proponer la existencia de un complejo de grandes pirámides de una civilización antediluviana en pleno corazón de Europa era un desafío tan fuerte a la ortodoxia que requería del máximo esfuerzo y rigor, porque nadie iba a aceptar fácilmente tales propuestas. Sin embargo, Osmanagic desoyó cualquier opinión que no coincidiese con la suya, incluso las que le ofrecían el beneficio de la duda, y siguió en una especie de huida hacia delante que nadie sabe muy bien cómo va a terminar. Quizá la historia se ha hecho tan grande a estas alturas que se ha convertido en un monstruo con vida propia que ni siquiera el propio Osmanagic se ve capaz de controlar, al estilo de lo que pasó con el doctor Javier Cabrera y sus célebres piedras de Ica.

Aquí podríamos cerrar el caso de las pirámides bosnias como un triste episodio en que la arqueología alternativa ni es “arqueología” ni es “alternativa”; es simplemente un circo o un espectáculo. Con todo, a modo de contrapunto, quisiera resaltar algunos elementos que me han llamado la atención y que quizá merecerían algunas reflexiones posteriores.
En primer lugar, me sigue pareciendo muy singular la presencia de una montaña natural con dos caras triangulares tan marcadas y con una orientación evidente (aunque no exacta) a los cuatro puntos cardinales. Los expertos opinan que tal formación es totalmente explicable en términos geológicos, y de hecho existen otras montañas de formas similares, pero la gran regularidad de Visočica no deja de ser muy llamativa. Otra cosa sería determinar de qué manera una civilización antigua hubiera podido “piramidalizar” una colina ya existente (la tesis Barakat/Swelim), si descartamos el uso del famoso cemento, la única explicación a la que se ha podido aferrar Osmanagic.

En segundo lugar, tenemos el fenómeno “energético” de carácter electromagnético observado y medido por varios científicos en la cima de la colina, que si bien suele ser objeto de burlas por parte de la ciencia ortodoxa, plantea algunas relaciones directas con fenómenos similares observados en las puntas de pirámides “de verdad” de Centroamérica y Egipto. Esto no implicaría que la colina fuese una verdadera pirámide, pero tal vez podría indicar que ciertas energías cósmicas y/o telúricas pueden concentrarse y canalizarse a través de las formas piramidales. Lamentablemente, a ojos ortodoxos, este tipo de estudios todavía reside en el campo de la pseudociencia (y a veces mezclado inadecuadamente con la New Age y movimientos similares) y no ha avanzado lo suficiente como para poder traspasar la frontera piramidológica.
Por último, una reflexión no poco importante sobre el affaire de Visoko y que aparentemente ha sido pasada por alto por la gran mayoría de las opiniones. Y es que sumando todas las piezas y viendo cómo se han desarrollado los hechos, podemos decir que algo extraño pasa con este proyecto. A pesar de que la Piramidología no es tema precisamente nuevo, resulta que nadie había reparado en la forma sospechosamente piramidal de Visočica hasta que en 2005 apareció por allí Osmanagic, que conocía bien la región por ser nativo de allá. Y acto seguido, todos los grandes medios internacionales se hacen eco de las noticias espectaculares que trae el empresario bosnio-americano. Y pese a que la comunidad académica, en línea con el poder político, tiene un peso decisivo para decidir qué se investiga y qué no en todos los países del mundo, aquí se da la vuelta a la tortilla y toda la atención se centra en las proclamas de Osmanagic. Y por si fuera poco, no sólo las autoridades bosnias bendicen y financian el proyecto de las pirámides; incluso en 2006 el Alto Representante de la Comunidad Internacional en Bosnia, el Sr. Christian Schwarz-Schilling ofreció a Osmanagic su apoyo (tras considerarlo todo un “visionario”), yendo más allá de sus estrictas atribuciones.
Visto este panorama, algunos aseguran que detrás de la excavación de las supuestas pirámides habría un fuerte componente político nacionalista. De este modo, el hallazgo de las pirámides vendría a ser la recuperación de un orgullo bosnio perdido tras una pavorosa guerra étnica y política en la antigua Yugoslavia, lo cual justificaría la creación de un falso –pero épico– pasado. Por otro lado, no faltan los que han visto una clara maniobra de tipo económico, a fin de atraer el turismo internacional a la zona y por extensión a todo el país. Sin embargo, la ya citada Irna Lautre en una reciente entrevista (2013) reconocía que el entusiasmo inicial ha decaído mucho y que el impacto social y económico en la zona de Visoko no ha sido ni mucho menos el esperado. En sus propias palabras:
“Según mis contactos en el área, las “pirámides” no han traído la bonanza esperada, el desempleo en Visoko no ha descendido y muchas personas ya no creen en las promesas del Sr. Osmanagic.”

Para tratar de explicar estas paradojas, se ha sugerido que Osmanagic tiene en Bosnia mucho más poder e influencia de lo que parece (su padre había sido ministro de gobierno) y que de este modo puede llevar a cabo una empresa tan compleja y heterodoxa sin tener que dar demasiadas explicaciones ni preocuparse de las amenazas de los académicos. Aun así, cuesta entender cómo esta aventura se ha podido sostener durante tantos años sin que tenga visos de acabar a corto plazo pese a las claras dificultades económicas que todavía afronta el país. Ahora cabría preguntarse a quién sirve un proyecto de este tamaño que no da rendimientos científicos, ni culturales, ni económicos. Pretender que sólo sigue en pie para satisfacer el ego de una persona me parece una salida demasiado simplista, pero no tengo mejores respuestas.

Un comentario en «Las pirámides de Bosnia 4»

  • Estas historias son muy interesantes y abren muchos signos de interrogacion sobre todo para para los que dieron respuestas sobre el principio de la humanidad-porque lo mas seguro es que se tenga que empezar denuevo

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