23 abril 2024
CRÓNICAS

Mi velorio

Y lo de los santísimos sacramentos y el resto, eso no es para mí, si ni siquiera sé persignarme y me bautizaron a los 9 años porque una vieja de plata se le antojó que fuera el ahijado.

Cuando tuve un poco de uso de razón opté por no darle más pelota a la vieja, porque en el fondo pensaba que todo el mundo que se le arrimaba era por la plata.

Y a esa edad la plata a mí, plín…

Era una vieja ignorante, viuda de un hombre muy culto en arte, un día para hacerme un chiste, y que me asustara mi hermano, me mandó una serpiente de bronce y la talla de un gaucho de a caballo de madera.

Ambas piezas están ahí en la repisa, valen una fortunita, la serpiente es una fundición japonesa de la época de no sé qué Ming y está tan pero tan bien hecha que se le ven hasta las escamas.

Abajo está escrita, con esos arbolitos que dibujan los japoneses para poner sus ideogramas que significan nombres o firmas, no la hice pasar a cobre por miedo que me pasaran para la cueva.

En una palabra no la disfrutaron ni ella ni yo.

El gaucho de a caballo, es nada más ni nada menos que un Molina Campos, tallado por él, firmado y con la fecha de 1936, era el que hacía los dibujos de los almanaques de Alpargatas.

Gaucho y caballo caricaturescos con grandes dientes, pura boca y el chapeu requintado.

Mis hijas se pondrán de acuerdo y uno para cada una, sin ningún problema.
La vieja pensaba que se le arrimaban por la plata, y yo soy como el Malevo, de la “Leyenda del Malevo” de Osiris Rodríguez Castillo, que el bicho lo mira, cuando le arrima un hueso de una chuleta, y sin decirlo porque los perros no hablan con la boca, pero con los ojos son muy elocuentes para se hacerse entender, le dijo peyorativamente, “no te das cuenta que no vine por eso, sino que lo hice por cariño y no por hambre”.

Bien como hacen todas las cosas los perros al revés que los gatos, los aristócratas de la casa.

Por como están las cosas veo que me he muerto por problema de las cañerías, pero de hambre no.

Lástima que así boca arriba, con las manos cruzadas a la altura de la boca del estómago, no puedo hacerle señas a nadie, ni echar un real de prosa, a guisa de despedida, con uno de mis queridos amigotes.

Esos si que son de los buenos y en las malas te rodean.

Si hemos churrasqueado lindo y parejo y tomado el líquido ambarino juntos, pero no entreverados.

Los que no podían no y los que manejaban tampoco.

Volviendo al aviso fúnebre, hice igual que mi viejo y entre los que no banco, dejé dicho que no les avisen y en el aviso poner fulano (ausente).

También puse como mis fieles amigas, a Mónica y las dos Adrianas, la gorda y la flaca, ambas puro corazón.

Espero que no se le ocurra a alguno a venir a escupirme el cajón.

Tenía pensado para la hora en que aflojan los dolientes y algunos no tan dolientes, hacer correr entre los amigos una botella de grappa, por el pico nomás.
La bronca es que Vázquez, con ese decreto de miércoles no deja fumar, yo hace unos cuantos años que por el problema de las cañerías dejé de fumar, pero ahora que soy fiambre, el olorcito a unos cigarrillos no me vendría mal.

Fumé 40 años y dejé hace como 16.

Es cierto nomás que las mortajas no tienen bolsillos, y a mí que no me gusta andar sin plata, por alguna propina, alguna coima o por algún imprevisto, pero a donde voy, para que quiero la plata, si ahí no debe ser de curso legal.

La propina a los que meten el cajón y ponen la lápida, se la darán alguno de los que quedan sobre la superficie de la tierra.

Aquel podrido no vino, y yo que quería verle la cara de circunstancias al muy basura.

Uno se siente defraudado porque le tocó llevar de la manija a seres muy queridos y a mí me van a llevar, por lo que veo, algunos de cuarta.

La bronca sería que algunos con tal de no ir a trabajar fueran al entierro y son de esos bichicomes que dejan el automóvil en la funeraria y tenés que pagarle al del remise para ir y venir al cementerio.

No tuve le precaución de decirle a mi sobrino que le echara flit a más de cuatro.

La doña vino arrastrando la pata pero vino, calculo que vino para cerciorarse de que me había pelado y pensar que esta mano la perdí, porque no quería darle el lujo de verme echado para atrás, no por tener una posición cómoda, sino que no estamos en condiciones de levantar la cabeza, nada más de lo que permite este chorizo de aserrín que me metieron en la nuca, posición en la que vamos todos al pago de donde no se vuelve.

Me da lástima, mucha lástima a los que les doy lástima y a los que les tengo bronca, mucha bronca, porque el dicho de muerto el perro se acabó la rabia en este caso no corre, claro que igual no podré morder a ninguno.

Pedí que al gurí no lo trajeran y mis hijas fieles cumplidoras no lo trajeron.
Taba lindón el guacho.

¿Pero qué me hace esta mujer?

¡Dejame quieto che!!!

¡Ya ni en la paz de los sepulcros creo!!!

¿¡¿¡ Qué no me digas….!?!?.

¡Mirá si voy a estar roncando!!!

¿Por qué me sacaron del cajón y me metieron en la cama???
¿Y dónde se metió toda la gente que estaba…???

El televisor está pasando lo de las citas, que fulana quiere hacer aquello, que está sola y sin compromiso.

Que hace como no sé cuánto que no le ve la cara a dios.

Viene a ser algo así como los avisos económicos clasificados, más o menos, de las prostitutas y algún viado colado.

Bueno… vieja… aflojá, ya me levanto.

No tengo que cenar huevos fritos porque después me caen pesados y me vienen pesadillas pesadas, aunque ésta estaba bastante entretenida.

No estaba tan mal la cosa…. y que todo sea para bien…

2 comentarios en «Mi velorio»

  • esta bien buena la historia por eso hay que empastillarse de noche cosa que si te agarran las pesadillas ni te acordas..

  • Me encanta la frase al principio de la nota.

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