16 abril 2024
CRÓNICAS

Ni Halloween, ni de los muertos

No pienso hablar ni escribir sobre Halloween, ni del día de los muertos.

Cuando iba a la escuela pública, como íbamos casi todos en aquella época, al 12 de octubre se le llamaba el Día de la Raza.

Íbamos con la moña de ocasiones especiales, no la azul, que es esmeraban nuestras madres que fuera lo más ancha posible y la traíamos hecha un gnocchi, lo viernes, para que se esmeraran con la plancha y el lunes volviera a ser la regia moñota, en que se reflejaba todo el amor materno y su conexa prolijidad.

La moña a cuadritos, así la llamaremos porque que yo lo recuerde, era un cuadrillé blanco y azul, para mí algo sin gracia.

Pero había que llevarla, además ese día no iba a haber fútbol ni nada parecido, sino palabras alusivas al evento por la directora o alguna maestra representativa o alguna maestra nueva que le metían el paquete la cual no tenía confianza para negarse o enfermarse y de paso pagara derecho de piso.

Arrancábamos con el himno patrio en el piano vertical que castigaba la directora.

También podía darse la lectura de una poesía o texto alusivo al día por parte de alguna de las víctimas que lucíamos la moña.

Nos subían a una silla, que hacía las veces de levanta enanos, nada que ver con el podio de los políticos y de ahí en más, ser el hazme reír de los compañeritos que esta vez se habían salvado y estos nos hacían morisquetas, nos tentábamos y teníamos lío con la maestra, que nos tironeaba la túnica de atrás.

Si nos trancábamos en nuestros dichos, nuestra maestra que estaba al lado siguiendo la lectura, nos daba el pie, haciéndose la sota, para seguir adelante como si no hubiera pasado nada.

La juventud

Para hacer boca nos habían mandado una redacción sobre el tema, claro que esas no terminaban diciendo: “cuando yo sea grande quiero ser Colón”, o “descubridor de América” o “carabela” porque no venía al caso, como en la mayoría de las redacciones corrientes hechas durante el año.

En aquella época, no sé si porque teníamos la sangre más joven, más caliente, pero el 12 de octubre ya era primavera y no solíamos andar muy cargados de ropa de abrigo.

El por qué de la conmemoración lo tengo claro, lo que no me queda totalmente claro es el por qué de la “Raza”.

El autor de la idea dicen que fue un ministro español Faustino Rodríguez – San Pedro, como Presidente de la Unión – Íbero Americana, que en 1913 pensó que esa celebración uniese a España e Íbero América y se eligió el 12 de octubre en conmemoración del descubrimiento del año 1492.

La palabra raza en su momento y a un español le pudo haber caído bien, porque tal vez pensó en una raza española.

Nada más alejado de la realidad, pueblo integrado por castellanos, gallegos, catalanes, aragoneses, vascos, andaluces, y muchos más, cada cual con su idioma o dialecto, y tratando de independizarse del reino y agregándoles a los moros que fueron los que pigmentaron la mezcla.

De ahí salimos muchos trigueños, que los propios españoles se encargan de distinguir bien hasta por los apellidos como Moreno, Morás, Mouro, Moruno, etc.

Pero el término raza hoy, salvo en los animales no humanos de pedigrí, es un término agresivo y no bien recibido.

Volviendo a la escuela teníamos la raza blanca, la negra, amarilla y cobriza.
El término raza no une como pretendió don Faustino Rodríguez, sino por el contrario, es un elemento separatista.

Idea de la raza

Los animales no lo toman a mal el término raza porque no pueden opinar, en consecuencia no da lugar a líos y por el contrario los valoriza a ellos y a sus crías, sobre todo, en la Rural del Prado.

Si entramos a hilar fino en la historia dio para muchas cosas lo de las benditas razas, los negros con la esclavitud, los cobrizos a las reservas indígenas, pero en la raza blanca, también se cocinaba la cosa en gran forma y estilo.

La raza aria, la raza semita, no son razas, sino simplemente grupos étnicos y el sector semita, abarca tanto a judíos como a palestinos.
Dio para mucho en la historia y hasta el día de hoy andan, atentados mediante, en el cercano oriente.

Los judíos fueron los culpados de todas las calamidades habidas y por haber, claro que por sus defenestradores históricos.

Gran parte de la fábrica de culpas la tuvo una de las que colaboró en el descubrimiento de América, Isabel La Católica, la que empeñó las joyas, que probablemente lo haya hecho con un judío, porque los cristianos tenían prohibido, de la boca para afuera, porque era nada más que un pecado, por la Iglesia Católica traficar con el dinero y esos oficios bajos y viles (basos e viles) quedaban para los infieles, entre ellos los judíos.

Otro oficio bajo y vil indigno de un cristiano era trabajar la tierra y en consecuencia los que trabajaban la tierra y se beneficiaban con su producido eran los moros, que también eran infieles.

Los judíos fueron grandes proveedores de caballos, raciones, y otras cosas que los cristianos utilizaban para la guerra.

El error de fiar

El error de los judíos, que fue de siempre y sigue siéndolo, era y es fiarles a los cristianos, porque cuando no les podían pagar por haber perdido tal o cual guerra, o porque era mucho o simplemente no querían hacerlo.

Entonces sacaban un decreto, o simplemente una mera resolución, contra los judíos y les aplicaban la ley de los malos pagadores a los acreedores, los dejaban fuera de la ley, los expulsaban y de ser posible los mataban, porque presos comen y siguen costando dinero.

Un término más apropiado para designar a grupos similares en cuanto a su origen o su cultura es etnia.

Pero la venida de Colón a América creó el problema españoles o conquistadores e indígenas.

El tema de las mitas, sorteo que tenían que realizar para sacar los indios que tendrían que realizar trabajos públicos o tributo que debían pagar los indios del Perú- eran por origen los dueños despojados de las tierras, pero tenían que pagarle tributos en especie o en dinero a los conquistadores y las encomiendas (no, no es para mandar nada, sino dar indios en encomienda para que los explotaran a piaciere).

Pero para cerrar esta nota referente al Día de la Raza, tenemos que analizar al padre del borrego, o sea a don Cristóbal Colón.

El paquete es mucho más completo desde el punto de vista étnico, porque Cristóbal, en realidad se llamaba Cristoforo, nombre de origen genovés (italiano), como lo era él y de lengua materna catalana y de origen judío.

Claro que Isabel la Católica, había empeñado las joyas para posibilitar el viaje y no lo debe haber hecho con un cristiano.

Lo del origen judío de don Cristóbal tiene profundos estudios


A esta altura del partido pienso que día de la raza o de que raza o etnia conmemoramos el 12 de octubre.

A la única conclusión que llego claramente es una duda que me carcome: “¿sobre que hubieran versado las Venas abiertas de América Latina? o de que hubiera vivido Eduardo H(ughes) Galeano, si no hubiera sido por esta travesía de la Pinta, la Niña y la Santa María, que ésta última no era una carabela, sino una nao.
La inquisición de la cual fue pionera doña Isabel, no habrá sido para recuperar las joyas empeñadas, digo yo, ¿no?

Dejémosla ahí, porque el padre de nuestro padre nuestro Artigas, algo tuvo que ver con la Santa Inquisición y no está en nosotros tirarnos contra el padre de don Pepe.

Que todo sea para bien…

4 comentarios en «Ni Halloween, ni de los muertos»

  • Muy rebelde…muy rebelde….pero no se entiende la primera frase despues de las negritas-aparte comienza en minuscula….pueden arreglar el problema?

  • Creo que la negrita es un anticipo. El artículo empieza con I i mayúscula, que resulta igual que la l minúscula. Me parece no sé.

  • Que aburrido! te disfrazabas cuando eras chico?. que le daban a los chicos que golpeaban la puerta con la clasica -dulce o susto-? una patada ? yo me divierto pila todavía…jajajaja…
    bss Rita

  • Querida Rita: Cuando Comousté era chico, no existía el Halloween, sevdivertía con el ring raje y cuando lo chapaban, el padre le daba un boleo en el que te conté.

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