19 abril 2024
CRÓNICAS

No hay que ser perfecto

Tuve un jefe que cuando le caía algún plomazo, el muy amablemente lo iba acompañando hasta la puerta y de paso le iba diciendo, “estimado amigo, no lo quiero hacer perder tiempo, a Ud. que está tan ocupado, cuando sea el momento menos pensado lo llamaré y tomaremos un cafecito”.

Y como quien no quiere la cosa se lo iba sacando de encima y le daba puerta al pelmazo, que no se daba cuenta que estaba amolando y lo estaba echando impúdicamente.

Como bien dijo Einstein: “Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre”.

Su intención era sacarse al pesado y sin decirlo lo sacaba y sin demostrarle nada ni que si ni que no.

Una vuelta, viene un conocido suyo Lamas de apellido, con el cual se llevaban a las patadas.
Entonces me dice, el Sr. Lamas, “¿está el tarado de Rodríguez?” y yo voy al escritorio de Rodríguez y le digo: “Está Lamas que quiere hablar con Ud.”

-“Otra vez vino ese tarado de Lamas, y que dice que yo soy un tarado”, (él lo intuía yo no había sido indiscreto) y me decía: “Digo que Lamas es un tarado y él dice que yo soy un tarado y con seguridad ambos tenemos razón.”

Y se daba lo que él decía, porque hoy estamos con Einstein, “El azar no existe; porque Dios no juega a los dados.”

Era una persona con modales y costumbres de París 1890, cosa que en nuestro Montevideo de los 80 era muy traída de los pelos, pero él era así.

Por ejemplo tenía terror a que le dieran una inyección, pero era un terror patológico.
Yo tenía una viejita, doña María, enfermera jubilada, que dando inyectables solamente una vez la vi complicársele la vida.

Fue con las hijas del Pocho, eran chiquitas pero diablas y cuando la tenía inyectada la niña no sé qué maniobra realizó que le dobló la aguja con ella puesta.

Rodríguez aprendió a dejarse dar inyectables solamente con doña María a la cual adoraba y le decía que cuando el fuera viejito, ella tenía que ir a atenderlo al sanatorio hasta el momento de cerrarle los ojos.

El padre de las niñas un ejemplar no común, el Pocho se había ido a EE.UU. a trabajar en su oficio en el cual él era muy pero muy bueno y en Norteamérica le pagaban muy bien.
La esposa, o sea la madre de las niñas, tenía el mismo oficio que el marido e insistía en que quería emigrar también para Nueva York con su marido.

El marido le pasaba buenos dólares para que estuvieran bien y cómodas, madre e hijas.
Un día al tiempo, ante tanta insistencia, le mandó los tres pasajes y ella ya tenía toda la documentación para viajar.

Cuando llegaron a Nueva York, la llevó hasta un automóvil nuevo, como se estilaba allá en aquella época y fueron todos al apartamento, que lo había puesto a nombre de su esposa, al igual que el auto, la llevó a una empresa del giro que ambos trabajaban y le presentó, donde ya tenía su empleo, así como los colegios de las niñas, y le dejó las llaves del apartamento amueblado y las del automóvil y le comunicó que hasta ahí él llegaba, pero que se iba a su otro apartamento donde vivía con una venezolana.

Como en aquella película de Melina Mercouri, Nunca en Domingo y todos felices se fueron a la playa.

Siguiendo la huella del amigo Einstein: “No intente convertirse en un hombre de éxito, sino más bien intente convertirse en un hombre de principios”.

Tal cual no desamparó materialmente a la familia, les dejó todo para que pudieran enfrentar al imperio y el se fue a hacer su nueva vida con la latinoamericana que había tenido durante su instalación solitaria en la tierra del Tío Sam.

Ahora que digo Tío Sam, una cosa que todo el mundo repite y no sabe de dónde viene ese nombre que simboliza a EE.UU.

Resulta que durante la guerra de secesión, que en definitiva fue una guerra de los no esclavistas, contra los partidarios de la esclavitud, por supuesto con sus zonas grises.
Y había un carnicero que decía que su tío Sam (Uncle Sam), era el que le mandaba la carne para las tropas carne que venía marcada con las iniciales de su tío “U.S.” (United States).
Un chiste tonto de una persona común y corriente llevó a que todo el país tuviera un nombre con las mismas iniciales.

Pensar que en esa guerra tuvimos a Abraham Lincoln y al General Lee, uno en cada bando, el primero como presidente de los EE.UU. y no dejaron su nombre nada más que en la historia, sino que Lincoln también dejó la vida, por un hecho de un actor fanático.

Volviendo al Pocho, de afuera todos podemos opinar y convertirnos en esa enfermedad que está tan de moda, ser opinólogos, pero sin estar en la ropa del otro.

No sé si hizo lo mejor, pero dadas las circunstancias y la situación no hizo como un gran porcentaje de tipos que dejan a la mujer en banda y no solamente con dos niñas, por cierto, en una situación mucho más precaria, me faltó decir que la casa de Montevideo era propiedad del matrimonio.

El quemó las naves, como le fue a la mujer y a las hijas y a él mismo, no lo sé, porque él vivía enfrente de doña María, la que daba inyecciones y no tengo la más pálida idea de cómo era la relación del matrimonio, como sobrevivió el solo en USA sin tener a la familia al lado y como le fue con ese punto de apoyo que la latinoamericana que le apareció allá lejos, solo en su soledad.

Hay una especie de hombre que dice conti¬nuadamente “usted a mí nunca me verá hacer macanas’’ y cree que, siendo así, es el ideal de hombre y pregúntele al que se fue e hizo nido en USA.

Nuestro amigo Rodríguez, el de las inyecciones, tuvo un problema en una muela y de dentistas, era más o menos igual que con las inyecciones, con el IVA del torno.

Lo llevé a un excelentísimo cirujano dentista, profesor de muchos de los dentistas viejos de hoy, un gran investigador además, que llegó a inventar una prótesis bucal para las vacas lecheras, para que el capital que cuesta llevarlas a una buena producción lechera, no se perdiera en poco tiempo por el desgaste de la dentición y vaca que no come y no toma agua, no da leche y lograr que una vaca de 15 litros de leche, lleva mucho tiempo, en pedigrí, dinero en animal, en campo, en medicación, mano de obra y más trabajo.

Todos decían que estaba loco, pero lo suyo caminó, el no ganó dinero con su investigación, ganaron los tamberos y los mecánicos dentales que hicieron y hacen las prótesis para tener los animales dos o tres años más en el máximo de producción y no tener que secarlas y mandarlas al frigorífico.

Llevé a mi amigo al dentista y cuando le ponían el torno hacía temblar todo los equipos del consultorio.

Le solucionó el problema pero me pidió que no lo llevara más porque él había atendido a pacientes sicópatas salidos del lugar de internación para ser tratados por él y no le dieron ningún problema y a este que era millonario no lo quería más.

Este amigo tan aterrorizado con una jeringa o con el torno, un día alguien puso en duda su honradez, su honor, su hombría de bien y esperó que estuvieran reunidos los que lo ensuciaban y pidió un balance de sus bienes a un equipo importante de contadores y lo mandó a la reunión en que estaban ensuciándolo a él.

Cuando lo vi raro, le dije Ud está por hacer un disparate y me dijo: “No viejito, yo me voy a ir a la bohardilla de Punta del Este a leer L’Ilustration que Ud me compró en el remate, vaya tranquilo, que mañana iremos a tomar unos gin fizz al Jauja.

Y se encerró en su pieza y se dio un tiro en la boca.

Los temores patológicos a un inyectable o a un insignificante torno, fueron mayores a un revolver calibre 32.

El organizador del equipo que ensuciaba a este hombre, tuvo algunos deslices sexuales equívocos y le costaron una fortuna a él y a su familia y no sé qué enfermedad se lo llevó rápidamente.

Esto me hace acordar George Bush padre cuando le dijo al presidente brasileño Fernando Cardoso el 28 de abril de 2002, una frase bien absurda cuando le preguntó:
“¿ Ustedes también tienen negros?

Que todo sea para bien.

4 comentarios en «No hay que ser perfecto»

  • Muy oportuno este artículo. Lo que pasa es que Socrates y todos esos filósofos de antes vivieron en un mundo que no es el nuestro. Imaginemos por un minuto a Socrates en la actualidad; ¿Tendría un celular con internet? Yo creo que sí. Tendría Facebook, Tweeter, Whasapp, Google+, etc..yo creo que sí porque a Socrates le gustaba comunicar sus ideas. La pregunta entonces si alguien me la puede contestar es la siguiente…¿quienes son los Socrates de hoy? esta buena no?
    Saludos

  • _____hola****te contesto yo gustavo____la mayoria de los escritores y cientificos de la actualidad no utilizan tanto redes sociales_______y los que tieenen 20 y 50 millones de segidores en redes sociales escriben peor que yo y tienen entre 15 y 20 años de edad__________y no leen mucho___jajaja_____yo nunca podria comentarle una nota a socrates________y vos?

  • Que las bestias me lleven! Si Menem leía al filosofo Sócrates, pobre de Sócrates. Pero no hay que ser tan discriminador, hay muchos jóvenes muy cultos en las redes sociales por ejemplo los artistas. Los actuales actores y cantantes adolescentes, todos escriben a la perfeccion en las redes sociales. Y mas de uno le escribe a sus fans frases de aliento y apoyo de las cosas que han leído porque se preocupan por sus seguidores, si tu Chacho te hicieras seguidor de alguno de ellos vas a ver qué es lo que les dicen a sus seguidores y los buenos consejos que les dan. Las estrellas no se mantienen arriba por ser boludas.

  • La gracia de la desgracia Argentina fue haber tenido un ejemplar comoMenem de presidente que dejó su religión islámica y se convirtió al cristianismo para poder ser Presidente y jurar por la religión oficial y ser tan bestia que afirmó tener las obras completas cuando Socrates no escribió absolutamente nada, el que escribió sobre Socrates fue su alumno Platón y la otra afirmación que hizo Menem fue confundir al naufragó Robinson Crusoe, con el ladrón Robin Hood, que robaba a los ricos para darle a los pobres. Menem entre muchas cosas que hizo fue mandarse un aeropuerto tipo internacional (con plata de los argentinos) al lado de su estancia. Que traten de tener un fin de semana a cubierto porque la cosa viene pálida, ya can 4 muertos en Dolores y más de 200 heridos, sería bueno que los que puedan colaboren en casa de Soriano en Tacuarembo y 18. Gracias Orientales.

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