18 abril 2024
PERSONALIDADES

¿Qué es un monje gris?

Tuve un jefe que participaba fervientemente en la actividad gremial, en la época en que no se dividían por grupos políticos, sino por afinidades, en los logros gremiales.

Él era un hábil confeccionador de listas y siempre se ubicaba en un lugar discreto, no apetecido, pero salidor.

Por ejemplo, si era lista única se ubicaba en el último puesto. Si era una elección disputada se colocaba de la mitad para arriba y salía, claro que no salía por casualidad, sino porque sabía calcular las posibilidades de los unos y de los otros.

Los que lo querían lo adoraban, los que no lo querían, lo odiaban en forma visceral y hasta irracional.

Había un señor con cierta cultura que lo llamaba Fouché, nombre que me quedó grabado y luego lo estudié en historia.

Recuerdo que en nuestro país hubo varios políticos que tenían sus monjes grises atrás, personas que no se hacían notar, pero eran las que en definitiva llevaban las riendas del pesado carro del gobierno y los aplausos o insultos, eran para quien ejercía el cargo, en forma visible.

Que persiguen los monjes grises, el poder por el poder mismo, claro que es un vicio íntimo dado que lo pueden compartir con pocos. Se puede dar el caso que lo consideren como un deber patriótico y el premio esté en el deber cumplido.

Joseph Fouché nació cerca de Nantes, en 1759 y falleció en Trieste, el 26 de diciembre de 1820, hábil político que supo ejercer su poder durante, nada más ni nada menos, que la Revolución Francesa y el imperio napoleónico. Época en la que sobrevivir ya era mucho y mantenerse a flote en esos maremotos era prácticamente imposible.

La carrera política de Fouché se caracteriza, por su habilidad para asegurarse su propia supervivencia y mantenerse en el poder, independientemente de quien ocupe el cargo principal.

Como buen monje gris, pasaba desapercibido en la vida pública, lo suyo era como el titiritero que actúa moviendo los hilos de la política discretamente y con un perfil bien bajo. Pasaba rápidamente de ser la mano derecha a ser el ejecutor de su padrino y darle la mano al nuevo.

Al estallar la Revolución la apoyó con ardor, entrando en la Asamblea Nacional, primero adhiere a los girondinos, que casualmente, para las aspiraciones de Fouché, son mayoritarios.

Cuando el partido de los girondinos empieza a hacer agua, por la entrada de Robespierre en la Convención, Fouché como quien no quiere la cosa, va desplazando sus preferencias hacia el lado jacobino y así pasa de ser un monárquico moderado a un jacobino radical, convirtiéndose en uno de los que llevó adelante la ejecución de Luis XVI.

Durante la implantación del régimen del Terror, se distinguió por su campaña anticristiana y en la represión de Lyon 1793, donde se mata a miles de burgueses y adinerados, su actuación le valdrá el mote del carnicero de Lyon.

Participa en el golpe de estado de Thermidor que puso fin al gobierno de Robespierre y los suyos enviando a su ex amigo a la guillotina.

Según el propio Robespierre, Fourche fue el “cocinero del conspiración”, pero a pesar de eso, no estuvo en la Asamblea ni se lo vio públicamente en los días de la caída de Robespierre, era un hombre que le gustaba tejer su tela en la oscuridad.

Con la llegada del Directorio, Fouché es encarcelado y perseguido. Tiene que estar en la clandestinidad tres años viviendo en una pobreza extrema.

Pero comienza a trabajar políticamente y a ganarse la confianza de Barras, al que ayuda a acabar con la “conspiración de los iguales”, un intento de derrocar el Directorio y establecer un nuevo régimen, promovido por Babeuf.

Esto le vale ser amnistiado y empleado como agente diplomático del gobierno. En 1799 fue nombrado Ministro de la Policía.

Desde este cargo tejió por toda Francia una eficaz red de agentes, lo que le valió ser visto como uno de los fundadores del espionaje moderno, que puso al servicio del golpe de Estado, que llevó al poder a Napoleón Bonaparte.

Este formó un gobierno provisional con Fouché al frente de la policía, ministerio que ocupó en los periodos de 1799- 1802 y 1804- 1811.

Entre sus iniciativas destaca la implantación de una oficina de censura de prensa (el Gabinete negro), pretendidamente poco eficaz, si bien en realidad era manejada por Fouché para, influir en la opinión pública de acuerdo a sus necesidades y circunstancialmente según le conviniera al gobierno de Napoleón: pero también la utilizaba como arma a su favor por si el Corso cambiaba de idea con respecto a su persona. Cosa que no les gustaba a los bonapartistas; pero, intervenía Fouché destapando la trama, y volvía a ganarse la confianza del primer cónsul.

Napoleón Bonaparte

En definitiva dominaba el sector que hoy se denominaría información e inteligencia del régimen, para un uso bastante propio, lo que le daba un poder muy importante.

Desde un comienzo, la relación con Napoleón fue tirante, es evidente que el ego de Napoleón no podía tolerar el ego de Fouché. Napoleón reconocía en Fouché a uno de los pocos políticos de habilidad igual a la suya misma; otros marcaban la independencia de Fouché de obedecer incondicionalmente a Napoleón; y otros, su rivalidad con Talleyrand (otro tigre), quien no perdía ocasión para tratar de desacreditarlo; otros, que Napoleón no olvidaba el papel de Fouché como carnicero de Lyon.

En general se reconoce que Fouché no solía mostrarse muy dócil, y que su actitud, un tanto orgullosa y poco sumisa y su estrategia de retener y jugar con la información para sus propios fines le valieron la animosidad de Bonaparte, sin perjuicio de saber que Fouché sabía demasiado de todos, el gran Corso incluido.

Los servicios de Fouché eran valiosos, y se mantuvo en el cargo hasta 1802.
En ese tiempo, descubre la conspiración de Pichegru: Napoleón sufre un atentado con una bomba que había de estallar al paso de su carruaje.

Aunque sobrevive, el atentado mata a 40 personas, y Napoleón acusa públicamente a Fouché de no haberlo sabido evitar; a continuación, afirmando, por estar mal informado, que los conspiradores son jacobinos, lo cual coloca en mala posición a Fouché, ordena detener a unos cuantos de ellos.

Sin embargo, Fouché rechaza esa teoría, y contradice a Napoleón al afirmar que sospecha de una conspiración legitimista, algo que Napoleón le prohíbe investigar.

Fouché trabaja en secreto, y destapa toda la conspiración. Ridiculizado, Napoleón debe reconocer públicamente la valía de Fouché, de quien decide, no obstante, desembarazarse. Ese mismo año, sintiendo que su posición política en Europa se afianzaba, Napoleón decidió prescindir de los servicios de Fouché, y suprimió el Ministerio de la Policía. Tras nombrarlo a Fouché senador, le regaló unos dos millones de francos y santas pascuas.

En el período que va de 1802 a 1804, Fouché vivió discretamente. En 1804 Napoleón se corona emperador, lo cual causa un gran estupor en Francia y en Europa; temiendo por posibles conspiraciones, Napoleón recurre a los servicios de Fouché, que vuelve al ministerio de policía, o sea nuevamente el servicio secreto.

En 1808 Napoleón decide invadir España, cosa que no goza del apoyo de sus seguidores y al temerse conspiraciones, Fouché se demuestra valioso, descubriendo algunas de ellas.

En diciembre de 1808 Napoléon recibe la inquietante noticia de que sus más hábiles ministros, Talleyrand y Fouché, que hasta entonces se habían comportado como enemigos políticos, han sido vistos en público en los términos más cordiales, cosa que afecta la técnica tan manida del divide y triunfarás.

Temiendo una gran conspiración, el 23 de diciembre llega a París, donde decide anular políticamente a Talleyrand: lo convoca a una audiencia pública en la que, en los términos más airados, le reprocha su ingratitud y su deslealtad. Acto continuo, cesa a Talleyrand, pero mantiene en su cargo a Fouché.

En 1809 Fouché, sintiéndose seguro en su cargo, despliega todo su genio. Napoleón se encuentra en Austria junto con todo su ejército, y la posición defensiva de Francia es precaria.

Le llegan noticias a Fouché de que Inglaterra planea un desembarco en Bélgica y Holanda, con el que pretende invadir Francia y acabar de una vez por todas con Napoleón. Fouché traslada la noticia al Emperador pero no hace nada más a la espera de instrucciones. Sabiendo que la situación apremia, Fouché y organiza la defensa de Francia por su cuenta. Llama a filas a los miembros licenciados de la Guardia Imperial y recluta nuevas tropas. La maniobra tiene éxito, y los ingleses sufren un descalabro militar muy importante.

Cuando las noticias de sus acciones llegan a Napoleón, éste se ve forzado a reconocer la audacia de Fouché y lo recompensa, pero el ego de Napoleón no podía soportar a su lado a un ser de las condiciones mentales y militares de Fouché, que a esta altura se podrían calificar de peligrosas.

Su caída definitiva del poder se produce en 1811. Según parece, el rey de Holanda, hermano de Napoleón, había sugerido a éste que Inglaterra, agotada por el conflicto, estaba dispuesta a negociar la paz. Se entablaron relaciones diplomáticas secretas para sondear al gobierno inglés, pero pronto Napoleón decidió no continuar con ellas. Sin embargo, Fouché, desobedeciendo, decidió continuarlas en secreto. Cuando el agente secreto holandés usado por Fouché, un banquero con familia en Inglaterra, se encuentra con el Rey de Holanda en Gante, se descubre el asunto, y Napoleón, lleno de ira, expulsa a Fouché del gobierno.

Tras el fracaso de la invasión contra Rusia y la posterior Batalla de Leipzig, en la que es derrotado, cae el régimen napoleónico. Fouché corre a París, pero llega tarde, porque otro perro había agarrado el hueso, pues Talleyrand se ha hecho del nuevo gobierno y ha instalado a los Borbones en el trono francés.

El nuevo régimen no es indulgente con Fouché, que se tiene que retirar.

Sin embargo, en 1814 Napoleón abandona su exilio en la Isla de Elba y desembarca en Francia.

El régimen Borbón se ríe de la maniobra, creyendo que, con los 400 soldados que lo acompañan, Napoleón pronto será apresado. Pero conforme avanza por Francia, en cada pueblo y ciudad se le van sumando fuerzas, de manera que Luis XVIII, impotente, trata de convencer a Fouché de que asuma el puesto de ministro de Policía. Viendo que los Borbones están perdidos, Fouché sugiere a Luis XVIII que huya a Gante, mientras él se quedará en París para hacerse cargo de la situación y conspirar contra Napoleón.

A finales de 1814 llega Napoleón a París, y comienza el “Imperio de los Cien Días”.

Fouché se convierte de nuevo en ministro de policía. La alianza internacional derrota a Napoleón en Waterloo, en 1815.

Napoleón se retira a Francia, donde planea organizar la defensa. Sin embargo, Fouché se ha hecho fuerte, y la oposición al régimen napoleónico es grande. Antes de su partida, Napoleón había tenido que aceptar una constitución que confería amplios poderes a un nuevo parlamento y Fouché lo domina.

Cuando Napoleón llega derrotado a París, solicita reclutar más tropas, pero el parlamento se lo niega. Su situación es tremendamente débil, y Fouché conspira contra él para que sea depuesto.

Finalmente, se alcanza un compromiso, y Napoleón abdica a favor de su hijo, y el parlamento lo depone.

Fouché se hace con las riendas del poder, y conspira para entregar el poder a Luis XVIII a cambio de un ministerio.

Con la entrada de las tropas aliadas en París, hace entrega del gobierno a los Borbones.

Tras la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo; negoció el traspaso de poderes con los aliados y contribuyó al retorno de la monarquía.

Comienza a mantener relaciones con Luis XVIII y le ofrece el trono a cambio de un puesto en su reino como ministro. Luis XVIII al principio se negó, ya que Fouché había sido uno de los partidarios de que su hermano Luis XVI fuera ejecutado.

Tras una serie de procesos diplomáticos consigue la vuelta de los Borbones a Francia.

Inicialmente se mantuvo como jefe de la policía en el gobierno de la monarquía restaurada.

Pero el rey de la intriga por su pasado hubo de refugiarse en el Imperio Austriaco.

Durante un tiempo residió en Linz y posteriormente se trasladó a Trieste, donde falleció en 1820.

Por lo que he leído Fouché cambió de situación política por lo menos una docena de veces, como ser revolucionario cuando la revolución, pro girondino, pro Robespierre, pro jacobino, jacobino radical, regicida, carnicero de Lyon, anti Robespierre, anti Directorio, pro Babeuf, pro Napoleón, pro Luis XVIII y todo así nomás sin entrar en detalles.

No cualquiera es un monje gris, creo que hay que nacer con tales condiciones.

3 comentarios en «¿Qué es un monje gris?»

  • Ja….Asesores de imagen les dicen ahora…No? Le escriben los discursos, les dicen como tienen que pararse, como tienen que lookearse, a quien traicionar, a cuantos niños tienen que besar. Cuidado con los asesores de imagen!!!!!!
    Saludos

  • No tan asesor de imagen. Manejaba lo que actualmente es Inteligencia y Enlace, era el espía número uno, del que lo designara. Tanto le daban los reyes como los republicanos o un emperador. Estaba para los mangos y para él mismo. Como dice el artículo andaba entre los maremotos y no se ahogaba, que habilidad para acomodarse con los que mandaban.

  • Cuando veo gente que siempre cae bien parada yo tomo mis recaudos. Dijeran los ingleses nothing personal business is business y esa gente es asi, les importa ellos y los demas que revienten. Y hay que recordar, que antes de Fouché, que aqui no lo dice, estaba la iglesia asesorando a los reyes, el cardenal de Richelieu 1585-1642 era el asesor de Henrique IV y promotor del absolutismo. Gran sabandija!
    Buen articulo

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