5 octubre 2024
CRÓNICAS

Torpeza nao ten fin

Estaba mirando en Facebook una columna o no sé cómo le llaman, porque los neologismos no me entran muy fácilmente y cuando los publica la Real Academia Española ya están pasados de moda, porque incluir una palabra nueva a la Monárquica Academia le cuesta más que beatificar o santificar a la madre Teresa de Calcuta o a Juan XXIII al Vaticano.

Esos prelados tienen una burocracia para esas cosas de la gran siete y la academia de los que se creen dueños del idioma español, o castellano, una versión más refinada que la jeringonza o que el lunfardo o la voz del “rioba” y se creen que el idioma es de ellos, por el nombre que lleva y en el mundo es la segunda lengua más hablada y resulta que en la península ibérica hay unos 47 millones de habitantes, mudos incluidos.

Estando a su creencia, si más de medio mundo fuera por el habla una monarquía de los Borbones que dejarían para cuando Carlos V o Carlos I (depende del lado que lo miraran porque era el mismo) en cuyo imperio jamás se ponía el sol era de los Habsburgo.
En Estados Unidos hay casi 35 millones de hispanoparlantes y en el mundo 500 millones y ellos tienen el “toupet” de creerse los dueños del idioma.

Pero lo mío no era en este artículo hablar del idioma español, ni del lunfardo, pero de puro caliente, les digo que hay un diccionario de la Academia Nacional de Letras Uruguaya de la lengua que usamos para hablar o sea el Español del Uruguay (como bien lo dice el libro en la tapa) y tiene una tropa de palabras que dejaríamos a los gallegos calladitos, porque no entenderían nada, y eso que ese diccionario no contiene el lunfardo que lo compartimos con los vecinos de enfrente, aunque lo compartimos parcialmente, porque para nosotros unas palabras quieren decir una cosa y para ellos otra.

Para nosotros una turra es una persona que no entiende la o por redonda y en la argentina es otra cosa, una mujer casquivana, que ejerce el meretricio, esas que nuestros padres nos decían que eran las mujeres que fumaban de noche por la calle y ni muy lejos ni muy cerca de un farol.

En nuestro país un choto es un embutido hecho con chinchulín de cordero, en la Argentina no lo conocen y un choto, para ellos, viene a ser otra cosa, con cierto parecido, pero no es para comer a las brasas, algunos lo comerán de otra forma y lo sabrán apreciar y estos mexicanos que tienen sus cosas le dicen “la chota” a la policía, como acá le decimos cana, claro que para nosotros una chota puede ser una bobeta o cierta parte de la humana naturaleza.
Pero nada que ver con eso que Ud. se imagina.

Una vuelta estaba en Colonia, esa ciudad donde para el Buquebus marítimo del señor López y había una porteña que quería comprar un mate de calabaza, no el mate galleta (más económico en yerba), y mucho gregre porque no se animaba a decir Gregorio, no le daba para decir “un porongo”, claro que no sé para que lo quería si ellos lo toman en un vaso o algo similar, desde la pava (léase caldera) y los que se han civilizado desde la era del termo, eso que ellos por intermedio del gran Landriscina dicen que nosotros para tomar mate con termo tendríamos que tener un tercer bracito chico abajo del brazo normal para sujetar el termo y poder usar ambos brazos. Mucho gregre y no se animaba a decir Gregorio.

En España y en muchos lugares de habla hispana dicen agarrar de una forma distinta que acá y si uno lo utiliza en nuestro país lo miran como pato al arreador, porque piensan que uno se zafó, pero resulta que si uno se va a hacer el fino a México y dice como dicen en España “agarrar” lo miran mal, porque ellos lo usan con la misma acepción que nosotros.

Así que no se haga “el astuto y sagaz” porque lo van a mancillar en su honor cultural, sin perjuicio que el diccionario de la Real Academia Española por “astuto y sagar” entiende en una de sus acepciones “un animal cubierto de conchas como bien lo define y lo califica ese cuerpo de palabras y lo califica de “conchudo” y hay palabras que hay que tomarlas como de quien vienen.

En México, propiamente me consta a mí personalmente en Cancún las camareras o azafatas, en los lugares donde se desayuna, le sirven dulce de leche al igual que acá, pero lo llaman distinto y si uno no sabe cómo se llama en México empiezan los problemas, porque las mozas, a las cuales no hay que decirles mozas porque lo toman como si les quisiéramos decir mujeres de la vida y a los chamacos decirles mozos se creen que los estamos tratando de maricones y hay que decirles garçon, si con esa letra que no tenemos, porque ponerlo con c suena feo.

Pero resulta que las azafatas no son muy despiertas, y más que allá atienden gringos, yankys, que hablan inglés y algo de eso chamuyan porque es una forma de propinear, pero con los uruguayos y los argentinos, que son bastante cicateros, cazan muy pocos pesos y si a usted se le antoja dulce de leche y no puede señalar ningún envase o platito, lo más probable que se quede con las ganas de comer dulce de leche, porque no se animará a decirle a la azafata que quiere “dulce de cajeta”.

Pero para no meterse en líos, hay que aclarar de entrada que uno no habla el idioma del lugar, que es extranjero y no hacerse “el canchero” con el brasileño, porque hay muchas palabras parecidas que no quieren decir lo mismo que acá.

En “la borracharía” no van los mamados a tomarse una, sino que es donde reparan las cubiertas de los vehículos, un gomería.
No se haga el entendido porque le va a ir mal.

“Perto” es cerca, “pirú” es pavo, pero cuando uno es medio “bobeta” también le dicen “pirú”, como acá le dicen pavo o si es más lento de entendederas le dicen “portugués”, que viene a ser bruto, torpe, como “polaco” en EEUU, “asturiano” en España o “gallego” en el Río de la Plata.

No se le ocurra pedir “linguiça doporco”, porque no le van a traer lengua de chancho, sino un vulgar chorizo y lo de “porco”, cerdo está por verse, habría que llevarlo a un laboratorio para saber con qué está hecho, sin perjuicio de ser unos chorizos totalmente esmirriaditos.

Otra cosa que impresiona es el “cachorro quente”, que si bien ciertamente no es un perro caliente el color de la parte de adentro es gris y para tapar eso le ponen todo lo que encuentran a mano arriba para tapar.

No le ponga entonación brasileña a lo que Ud. diga porque le puede traer problemas.

Si está refrescando diga en criollo nomás porque si dice “frescandu”, para hacerse el lusitano va a tener problema, porque alguno puede darse por aludido y pensar que lo está tratando de afeminado, y bicha (bisha) quiere decir mujer de la calle.

Enshuto rumbea para el mismo lado o sea para el otro cuadro.

Ya no se usan, más pero cuando Ud. iba a un comercio y compraba varias cosas, no era correcto decir que le hicieran un “pacochi” porque no quiere decir paquete, sino paños higiénicos.

Un ticholo es un ladrillo y no una raspadura de guayaba con mucha suerte de banana, tiene que decir “tisholinho”.

Si Ud. agarra para el lado de Chile, diga la hora exacta y no se le ocurra decir la una y pico, porque “pico” quiere decir otra cosa que nosotros tenemos y ellas no y lo mismo ellas se dicen entre ellas potona, no se haga el gracioso porque el “poto” no es una planta como acá, sino que es la zona donde la espalda pierde su respetable nombre y no queda muy distinguido andar hablando de esos atributos femeninos a veces bellos y otras veces descartables.

Cuando Ud. en Brasil quiera ir al baño, diga clarito que quiere ir al baño y no se haga el brazuca diciendo “banheiro”, porque eso es una bañera de bañarse y no de ir a orinar o cumplir otra función fisiológica.

Si quiere comer pizza pronuncie bien las dos zz, porque será mal entendido.

Una vez estaba en el Chuy pasando para el Chuí, haciendo “alfándega” (aduana) y había un funcionario con su “caneta” (birome) escribiendo los datos de los vehículos que entraban, poniendo “carimbos” (sellos) en los comprobantes y cayó un porteño con su rutilante remera roja, bien roja, sangre de toro y su short, cremita, bien cremita, y justo llegó antes que él un ómnibus (“un micro, viste”, para el porteño) y en la aduana estaban tomándole los datos a todos los pasajeros, a un ritmo bien brasileño y no a escola do samba por cierto.

El porteño, apurado como andan siempre ellos, aunque en vacaciones estén “boludeando viste” como suelen decir, le pidió una birome al funcionario y este le contestó en portunhol que tenía una sola “caneta” y que la estaba usando.

El hombre tontamente pensó que por la mera línea divisoria que tiene una calle Brasil del lado uruguayo y una calle Uruguay del lado los brasileños, por cruzar el cantero del medio, los que trabajan o viven en cualquiera de los dos lados de la línea no entienden el idioma de los del otro lado de la línea, cuando la mayoría, inclusive están empadronados en ambos lados, como ejemplo bien clarito en Rivera hubo un Diputado uruguayo, que se postuló como Prefeito de Santa Anda do Livramento, el mismo caso de línea por medio y doble empadronamiento.

Y como tonto que resultó pensó que los que viven en el Chui brasileño son estúpidos y que no hablan español ni lo entienden perfectamente y la realidad es que hablan portugués para sacarnos alguna ventaja porque son rápidos como mano de novia y buscarán jopearnos alguna cosa para pasarla mejor.

El hombre, con su mujer y toda su familia, que eran unos cuantos, dijo “este macaco” no tiene otra birome para prestarme”.

“Macaco” es mono en portugués y es sumamente ofensivo decirle macaco a un brasileño, y el funcionario aduanero, le dijo “muy cortésmente” que le prestara la “documentaçao” y el porteño inocentemente se la entregó.

Acto continuo el aduanero sacó del cajón una pistola de 9 mm la puso sobre la mesa y arriba de los documentos y le dijo, en perfecto español, que estaba detenido y tenía que esperar que viniera la policía para llevarlo detenido con toda su familia, al destacamento.

Era verano, hacía calor, pero no tanto como para que el porteño sudara tanto y el apurto le iba a cosatar unas cuantas horas y alguna multa.

Cuando en Brasil alguien viene excedido de velocidad, lo para la policía rodoviaria y lo deja detenido media hora o una hora al sol y afuera de la carretera, donde uno aprenderá a administrar mejor sus tiempos y sus dineros.

Por eso estimado amigo cuando vaya al extranjero, haga lo que vea y como lo vea y aclare permanentemente que es extranjero y no se haga el “boludo” porque se le pueden complicar las cosas y más quedar en cana en otro país, con toda la familia.

El apuro no justifica quedar un día en cana por faltarle el respeto a un funcionario público.

Que todo sea para bien…

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