19 abril 2024
PERSONALIDADES

Cábala

Las tres barreras del Árbol de la Vida

En el ascenso evolutivo del hombre hacia su Origen, representado en el Arbol por Kether, se presentan tres barreras que simbolizan obstáculos a superar, y que se asocian a tres sefirot: Yesod,Tiferet y Daat.

Estas barreras son:

Queshet : el Arco Iris . A la altura de la esfera de Yesod.

El arco iris es una ilusión óptica, no existe en realidad, del mismo modo que el “yo personal” o ego, representado por Yesod.

Cualquier tradición iniciática o mística, oriental u occidental, considera que es imposible proseguir una evolución sin superar el ego.

La identificación con el personaje impide ver ni siquiera los aspectos mentales y emocionales que lo rigen, representados en las esferas de Hod y Netzaj, la mente concreta y las emociones, respectivamente.

Para poder ver esto debemos situarnos en Tiferet, y ahí se encuentra la siguiente barrera:

Parojet: El Velo del Templo.

A la altura de la esfera de Tiferet, que es el Centro de la Individualidad o Yo Superior o también el Centro Crístico.

A partir de esta frontera comienza el mundo supramental y retirar este velo requiere superar la “prueba del Amor”, entendido éste no como un sentimiento, sino como un estado del ser.

Integrar por completo que todos somos iguales en nuestro corazón.
NisargadattaMaharaj, desde una tradición tan distinta como el vedantaadvaita, lo define a la perfección: “La naturaleza del Amor es no ver la diferencia”.

La consecuencia es superar la propia individualidad, del mismo modo que en la primera barrera superábamos el ego.

El Velo del Templo separa pues el nivel personal del transpersonal.
Teham : El Abismo. A la altura de la “no esfera” de Daat, o esfera del Conocimiento.

Esta es la frontera que separa la Unidad, representada por la Triada de las Raíces, del resto del Arbol, en el que reina la dualidad, representada en su nivel más elevado por la dualidad de las esferas de Jesed y Geburáh, Misericordia o Rigor, Expansión o Limitación, y en definitiva: “Bien” o “Mal”, tal y como nosotros lo interpretamos.

Esta es la frontera que, en definitiva, nos separa del Paraíso, del que caímos por probar la fruta del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Metafóricamente, un abismo hace referencia a una separación muy difícil de traspasar, prácticamente imposible.

Es lógico porque hay que superar la dualidad, y la última y más grande dualidad a superar es la separación sujeto-objeto.

Por encima del Abismo se encuentra el Único Sujeto: la Divinidad, o, si se prefiere, la Consciencia.

Muy pocos hombres consiguen traspasar esta frontera, y los que lo hacen y comen el fruto de Daat: el Conocimiento, ciertamente se convierten en la Divinidad.

Para ellos el juego ha terminado, y no obstante muchos de estos verdaderos Maestros se plantean mostrar este Conocimiento a los demás.

Dar este Conocimiento plantea serios problemas, pues algo inefable de por sí resulta muy difícil de transmitir, y no todo el mundo está preparado para recibirlo, ni, por supuesto, está motivado para ello.

Por lo general se ha transmitido de forma oral y a unos pocos iniciados y, con el fin de protegerlo, se ha hecho hermético.

Pero, sea como sea, el “iluminado” solo puede señalar con sus palabras un camino que cada hombre debe recorrer por sí mismo.

Los Ejes del Árbol de la Vida

El Árbol de la Vida se extiende desde lo alto y hacia lo bajo y el sol lo ilumina enteramente”El Zohar

En el simbolismo hindú existen 7 regiones espaciales: los 4 puntos cardinales más el Cénit (punto más alto) y el Nadir (punto más bajo), y como séptima región el Centro, es decir; una cruz tridimensional con un punto central.

El Arbol representaría el Axis Mundi, presente en casi todas las Tradiciones, y la polaridad Cénit-Nadir equivaldría al espíritu y la materia.

El hinduismo lo expresa como Purusha y Prakritti, el Budismo como vacuidad y fenómenos, el taoismo como Cielo y Tierra, dos polos entre los cuales se extiende todo el cosmos.

Este eje básico Arriba (Cielo) Abajo (Tierra) estaría representado en el Arbol de la Vida por las sefirot de Kethery Malkut, unidas por el llamado Sendero de la Flecha en el Pilar Central del Arbol.

En todas las tradiciones se considera este eje Cielo Tierra, y en muchas se representa como un árbol.

Desde el árbol Yggdrasil de la mitología escandinava, hasta el árbol navideño, pasando por el “Arbol de la Iluminación” bajo el que Siddartha se convirtió en Buda, la simbología no se agota con el eje vertical que conecta cénit y nadir.

Pues además los árboles celestes o míticos aparecen invertidos.
En los Upanishads da cuenta de un árbol cósmico llamadoAshvattha cuyas raíces están en el cielo y cuya copa frota la tierra.

En el Arbol de la Vida existen los siguientes ejes:

Ejes horizontalesEje Jokmah-Binah: Polaridad Yin-Yang, Pasado-Futuro, Espacio-Tiempo, Energía-Materia.

Eje Jesed-Gevurah: Polaridad Bien-Mal, Expansión-Restricción.
Eje Netzaj-Hod: Polaridad aspecto emocional-aspecto mental.
Ejes verticalesEje Kether-Malkut: Cielo-Tierra, Espíritu-Materia.
Eje Tiferet-Yesod: Individualidad-Personalidad, Yo Superior-Ego.

Mandala de Vajrayoguini

El Centro del Arbol corresponde a la sefirá de Tiferet, el “sol de 8 rayos”, por los 8 senderos que confluyen en ella.

El simbolismo del Centro es también común a todas las tradiciones.
Por ser el punto de equilibrio, el Centro tiende a permanecer estable, equilibrado e inmutable, representando realidades tanto internas como externas, macrocósmicas y microcósmicas a la vez.

El Centro aparece entonces como el punto donde los pares de opuestos son trascendidos y surge la armonía del equilibrio.

No en vano Tiferet significa Belleza, y los conceptos de belleza y armonía van estrechamente ligados.

Así, y en virtud de su universalidad, el simbolismo del Centro es de vasta profusión y aparece necesariamente en las alegorías iniciáticas de todas las épocas y culturas.

Símbolos del Centro son la Rueda –los radios confluyendo en un eje fijo-, el propio Sol, la Rosa, el Laberinto y, por supuesto, el Corazón.

Y en muy diversas corrientes espirituales se halla reflejado este axioma:

Si encuentras tu centro, encuentras el Centro

¿A qué si no se refería Jesús cuando decía que no buscáramos el Reino de los Cielos aquí o allí,“porque el Reino de los Cielos está dentro de vosotros”.

Necesidad de las polaridades

El mundo emanado de la sefirá Kether principia con una dualidad básica: Yin (Binah) y Yang (Jokmah), constituyendo un eje de polaridad de importancia fundamental pues manifiesta el género en todo lo creado, no únicamente en los seres vivos.

Dios Padre (Jokmáh) y Dios Madre (Bináh) están más allá del Bien y del Mal, la siguiente polaridad del Arbol: las sefirot de Jesed como “bien” y Gevurahcomo “mal”.

La identificación de estos principios opuestos con Dios y Diablo es frecuente en no pocas tradiciones y adolece de un maniqueísmo que ignora la Unidad como principio fundamental de la divinidad.

El mismo Jung había hablado, en “Psicología y religión”, de la actualidad del gnósticoCarpócrates, que sostenía que “bien y mal son solamente opiniones, no son más que aspectos éticos de estas antítesis naturales”.

Para conciliar estos opuestos y restaurar la Unidad original Jung yHerman Hesse introducen a Abraxas como un dios que une simbólicamente lo divino con lo demoníaco, lo bueno con lo malo, la vida con la muerte.

Pero ya el monoteísmo judaico e islámico presentaba como declaración de fe que Dios es Uno.

La polaridad manifestada en cada eje es necesaria para que exista cualquier manifestación fenoménica, comenzando por la vida, que requiere macho y hembra.

En “El Kybalión” hermético se representa como Mandala de Vajrayoguini la Ley de Polaridad: “Todo en la Creación es dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par opuesto”.

Los opuestos no son sino la cara y la cruz de una misma moneda, y la diferencia entre ambos es solo degrado.

El movimiento de ascenso en el eje vertical Cielo-Tierra vendría representado porkundalini Shakti subiendo por el canal central Sushuma hasta alcanzar el “Loto de los Mil Pétalos”, para fundirse con Shiva.

ientras que el movimiento de descenso sería llevar el Cielo a la Tierra, o Kether a Malkuth, como todas las utopías sacras y profanas han anhelado para un futuro, quizás recordando una antigua Edad de Oro perdida.

En el Arbol de la Vida la sefirá de Malkut es la morada de la Shekináh, la Presencia Divina de Dios en su aspecto femenino.

El paralelismo incluso lingüístico con la Shakti hindú es evidente.
La Shekináh, también conocida como “La Divina Princesa”, sufre el exilio en la materia, y duerme esperando ser rescatada igual que kundalini duerme enrollada en el chakraMuladhara.

En el eje horizontal Bien-Mal el movimiento entre ambos polos requiere un Centro en el cual pivotar y que sirva como punto de referencia.

La imagen de un balancín es aquí adecuada, y una excesiva inclinación hacia un extremo se traduciría en una pérdida de equilibrio.

Y del mismo modo que en matemáticas nos enseñan que + x + = – , resulta que un exceso de bueno es malo.

Y no por bueno, sino por exceso.

En el Arbol de la Vida el “balancín” entre las sefirot deJesed o Misericordia y Gevurah o Rigor es el sendero VIII “La Justicia”.

Y esta Justicia es Divina pues se rige por las Leyes Universales, las 7 Leyes recogidas en “El Kybalión”.

El centro sobre el que pivota este eje es naturalmenteTiferet, y el pie del balancín es el sendero XIV “La Templanza”, cuyo nombre ya sugiere el evitar los extremos.

La necesidad de polaridades para que exista manifestación fenoménica se encuentra también en el hinduísmo.

El Pralaya o “Noche Cósmica” es el tiempo fuera del tiempo en que existe un perfecto equilibrio, y por tanto, ninguna manifestación, porque ésta requiere siempre de dos fuerzas opuestas.

El crecimiento y la evolución se producen por la dinámica de estas fuerzas opuestas, que funciona siempre siguiendo como vimos la Ley del Pendulo o Ley de Polaridad.

Cuando hay una inclinación excesiva hacia un polo, en el Arbol de la Vida una sefirá de un eje determinado, se producirá un desequilibrio que liberará el aspecto negativo de esa sefirá.

A este aspecto negativo DionFortune lo denomina Qlifot o Qliphoth.
Los qlifot son los lados sombríos de los sefirot y manifiestan estados de caos y desorden.

Más adelante se estudiarán, pues representan en la Cábala aquello que conocemos como mal.

CONTINUARÁ EN EL PRÓXIMO NÚMERO

2 comentarios en «Cábala»

  • Muy bueno hay , tengo entendido que hay varios artistas con esa movida del Cabala.

  • muy bueno alguien podria explicar mejor

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