6 diciembre 2024
CRÓNICAS

Chauchito

Las cosas en la vida tienen un principio y un fin, Comousté en El Reporte, en la columna de Entretiempo, marcó una etapa bastante larga, apolítica, aunque siempre me han buscado la boca.

Las despedidas siempre tienen gusto a necrológicas, y en cierto sentido irse es morir un poco.

Cuando comencé esta aventura semanal, cero falta, desde el año 2009, no pensé que iba a durar tanto ni mi vinculación con el medio, ni el medio ni yo.

Todos los personajes que la adornaron o afearon, fueron reales y conocidos por el suscripto, y fueron seres tan pero tan pintorescos que nunca tuve que agregarles gran cosa y hay anécdotas que si pongo la localidad donde ocurrieron, algún viejo, por conocimiento propio o algún joven por transmisión oral, dirá pero si ese era fulano.

El seudónimo COMOUSTÉ, era el nombre de un perro de Guichón, no tanto del pueblo, sino del paraje Guayabo, si donde fue la batalla, que gracias a uno de los muertos en la misma, armé un artículo, el que en su anécdota fue en el boliche, una especie de Rotary Club de la nada, me encontré con un paisano, un peón de campo, que había encontrado una doble águila de oro, moneda de curso en nuestro país en las épocas mozas de la patria, en que se utilizaban las libras esterlinas, y las águilas de oro como monedas, como alguna otra moneda de oro más o menos aparente.

El paisano que cortaba por el campo, a pie, porque ni caballo tenía, había encontrado la doble águila rayada y gastada por la acción de los elementos, por los tantos años que llevaba en el campo, al que había llegado casi con seguridad en un cinto de algún finado de la batalla de Guayabos enero de 1815 y estaba escanciando una caña, como festejo de su hallazgo, era época de caña y grappa, no como ahora, que adonde me descuide hasta mi perro toma whisky.

Somos el país que se encuentra en el primer lugar en el ranking de consumo de whisky escocés per cápita en el mundo, pienso que éramos porque con este tornado maldito, y tanta agua, que liquidó las cosechas, de arroz se levantó un tercio, la soja anda por ahí, el pasto bajo agua y sin sol, las vacas que no se ahogaron, les va a costar comer un pastito, o alguna achicoria, que crezcan.

Pero el peón cuando le pregunté cuanto valía esa moneda me dijo ochocientos pesos de aquel entonces, claro, me cantó el valor de una moneda de colección inclusive con flor de cuño, pero esta estaba muy rayada y gastada, su valor histórico sería para un museo, yo me quedé en el mazo sin ofertar nada, porque el hombre se sentía millonario y un cajetilla de Montevideo, no podía tallar a la baja, que era la verdadera.

Pasaron unos quince días y caí el boliche y le pregunté a la agencia de informes que era el propio bolichero, y este me contestó que el paisano había cerrado el negocio de la moneda.

Como al forastero, por más conocido que sea, siempre le tiran una cáscara de banana para hacerlo patinar, me hizo el cuento.

Cayó al boliche otro paisano, con un reloj viejo y el de la moneda le preguntó cuánto costaba y el paisano ligero, como mano de novia, le dijo que ochocientos pesos y ahí nomás arreglaron, en vez de venta fue trueque, claro que el reloj no valía más de cincuenta pesos, pero negocios son negocios y entre gente de ley no hay reclamos.

Comousté era un nombre puesto con picardía por el dueño del perro, porque cuando caía un feligrés y le preguntaba cómo se llamaba el perro le decían Comousté.

“-Ah se llama Rudecindo”. “-No señor se llama Comousté”.
Y ahí se pasaban un rato llevando y trayendo las palabras, una forma entretenida y económica de pasar el tiempo, caña de por medio.
Caía otro paisano y preguntaba y decía: “–Ah… Froilán se llama”. “ – No señor se llama Comousté”.

Y ahí empezaba de vuelta la cosa.

Este tipo de chanza rural la disfrutan los conocedores del tema y los que no están en la cosa no entienden y pasan el rato tratando de adivinarle el nombre a Comousté, caña va, caña viene, porque la peonada era cañera, los grapperos son los del Sur.

Las cosas en la vida tienen un principio y un fin, Comousté en El Reporte, en la columna de Entretiempo, marcó una etapa bastante larga, apolítica, aunque siempre me buscaron la boca, no me la pudieron encontrar, y como buen oriental, soy un hombre político, pero no un hombre de ir a las asambleas, a perder el tiempo y las horas, simplemente, soy un hombre que le gusta la política, desde el lado de afuera, y cuando hay que votar voto, pero no tengo, ni tuve, ni tendré un empleo público ni me interesa y le deseo lo mejor a nuestra patria.

Mis artículos eran de vida y costumbres y todos los personajes que aparecieron en este largo tiempo como el Loco Ramón, el barrendero de Mar de Fondo, existieron, los conocí y viví las vicisitudes que narré con los personajes, algunos de avería, pero no se me pegó ningún problema y con los personajes cuyas historias conté, aprendí mucho más que en la universidad de la República.

Alguno se ofendió por lo de los “fanintes”(del italiano “fare niente”• no hacer nada) que vivían en los ranchos de la caza y de la pesca, la caza de algún mango y la pesca a la caña y el ofendido salió a defender la memoria de su padre que había sido faninte y acotó que el viejo había sido flor de laburante.

Lo mío lo escribí con propiedad, porque mis tíos no querían que sus hijos rumbearan para los ranchos, que no fueran fanintes y lo sé muy bien porque un primo mío, era dueño del rancho de los fanintes y era laburante porque no estaba para la caza y la pesca, sino que tenía tres laburos, pero a este hombre cuyo apellido no me sonaba del barrio no le iba a cambiar su concepto de la paternidad y lo dejé con su afirmación válida.

Pero a los fanintes no les faltaba ni el vino, ni las comilonas ni las cantarolas, y los mangos los hacían cuando pescaban la lisa, con el robador en la punta del caño de Cuareim y las vendían sobre la rambla.

Paraban los judíos de entonces que tenían acento cuando hablaban y se llevaban las lisas que las pescaban cuando venían a comer lo que salía por el caño maestro.

Nunca en mi vida probé una lisa, ni siquiera pescada en Rocha.
Fui a una escuela pública del barrio, muy humilde, me junté con lo peorcito que había en la vuelta, pero me quedaron materias pendientes, el borocotó chas chas del repique de los tambores, nunca me salió y en clase cualquier negrito chico, con el lápiz y la mesa de madera gruesa del pupitre asiento, sacaban una candombe.

Yo no pude nunca sacar más que un redoble monótono.

A pescar en “La chupadora” en Vázquez y la Rambla, de la usina del tranvía, como le llamaban a las bombas que refrigeraban la usina que producía electricidad quemando maíz, y se refrigeraba con agua que tomaba del río y la devolvía caliente, no en mi época, porque no viví esa parte de la segunda guerra mundial, pero si aprendí, a pescar las roncaderas contra el bloque o los pejerreyes, que hoy no salen, no existen por la contaminación de las aguas, no hay mejillones ni cangrejos y nosotros los comíamos crudos en aquel entonces, pero si aprendí a nadar con Juancito López, el director técnico de Maracaná, que tenía un mellizo idéntico, que los distinguíamos porque uno tenía un diente de oro.

Claro que conforme no me puedo ir a tirar a la chupadora a nadar, hay muchas cosas que hice y que ya fueron y entre ellos se encuentra mi pasaje por El Reporte, donde nos iremos con los recuerdos de Comousté a otra parte.

Un recuerdo a la mujer, porque el próximo domingo dicen que es el día de la mujer y como hijo de mujer que soy, sé perfectamente que el día de la mujer son los 365 días del año, las 24 horas del día y el de mi vieja empezaba a las cinco de la mañana y terminaba cuando no tenía más nada que hacer a las 10 u 11 de la noche, la que lavaba con latón y tabla de lavar, que no las ven ni en fotografía el día de hoy, colgaba la ropa en la azotea y la planchaba, a la tintorería iban solamente los trajes y los sobretodos, todo los demás se lavaba en casa y se cocinaba todo fato in casa y también la doña iba a trabajar afuera a la escuela.

Corregía los deberes y nos sacó a todos derechitos.

Descansaba los sábados de tarde viendo 4 o 5 películas en la matinée y vermouth del cine del rioba.

No le voy a llevar flores porque las flores, los besos y las satisfacciones se las di en vida, siempre que pude, y los primeros jazmines o las violetas, que ya no se ven vendedores de violetas, debe ser que hay que agacharse mucho para plantarlas o cosecharlas y los jazmines se injertan en los citrus, por eso la mayoría vienen de Salto y Paysandú, en mi casa he prohibido por decreto mío totalmente despótico y arbitrario cortar los jazmines, porque estropean el arbolito, cortando gajos por donde les cae la mano, para que la flor se seque aburrida en un florero.

Bueno gente…, si a alguien le contesté mal, no fue mi intención ofenderlo, si alguno se aburrió, era fácil lo suyo, con no leer a Comousté se arreglaba fácil porque siempre fue gratis.

Sé que tengo un humor ácido y a algunos les divierte y a otros no les gusta, pero ahora se libraron de este Comousté y les deseo que les vaya bien con el que venga a ocupar este rincón y festejaré el ascenso del viejo Rampla y peludo a primera, por esta campaña comparable a la de 1942.

Lo mío lo hice porque me gusta y lo hice con mucho cariño con lo que hacía y espero que TODO SEA PARA BIEN …

3 comentarios en «Chauchito»

  • Todos tenemos seudonimos, y en internet son muy pocos los que usan su nombre y contraseña original. Por eso las olvidamos al rato que nos registramos en algo nuevo.
    Lo que escribes a mi me parece bueno a diferencia de otros. No veo destratos tampoco en tus articulos, asi que solo te puedo decir, que el gran Beethoven componía su musica solo para él, Borges escribía lo que a él sentía de la vida en todo y ni sordos ni ciegos permitieron que otros les robaran lo que a ellos le gustaba hacer.

  • NO PUEDO CREER_____EL DE HUMOR ACIDO TIPO NEGRO SOY YO___JAJAJA_____HAGO FURSA PARA NO HACER CALENTAR A NADIE——–PERO NO ME SALE-________JAJAJAJAJA______POR ESO OPINO POCO______PARA QUE NO SE ENOJEN____A MI ME GUSTA LEER LAS HISTORIAS SERIAS QUE ESCRIBE

  • Ups. se me desbarranca un ídolo..que paso? Hay que pagar algo? Haremos una colecta entre los que a menudo te comentamos.yo siempre que puedo leo El Reporte y hay muchas cosas que están buenas..no siempre puedo acompañar con mi comentario porque algunos temas no los conozco y capaz que stoy en falta por eso pero eso no quiere decir que no lea tus artículos…hasta chachito anda por alli mucho mejor que antes…jeje..si hubo lios fueron puntuales con alguien no con todos…es una pena si nos abandonas…
    Bss Rita.

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