25 abril 2024
PERSONALIDADES

Imponentes mezquitas

En la frontera y en países vecinos millonaria inversión de la comunidad árabe del Chui; será de las más grandes de la región.

Mezquita: las obras empezaron en 2007 pero estuvieron unos años detenidas.

Una millonaria inversión de la comunidad árabe en la frontera de Chui (Brasil), permitirá la construcción de la mayor mezquita situada en los límites con Uruguay y una de las más grandes de los países del Mercosur.

En esta frontera de Uruguay y Brasil reside una populosa colectividad musulmana.

Las obras, cuyo monto estimado se acerca a los 4 millones de dólares, comenzaron en el año 2007 y están a punto de culminar.

El presidente del Club Árabe, Basa Hwaiati, dijo a El País que tienen una comisión de miembros de la comunidad árabe, compuesta por unas 20 personas, que “son quienes toman decisiones y han hecho colectas de $ 50.000, de $ 5.000 y de hasta $ 500 para ayudar a construir la mezquita”.

“El número de fieles que puede cobijar en su interior es de unas 150 personas”, sostuvo Hwaiati. Tiene 10 dormitorios para el uso de la comunidad árabe y están en plena construcción la cúpula, los minaretes y las salas para orar.

“Sus instalaciones no solamente serán lugar de oración, sino también de encuentro para enseñar el Islam y vincular a otros creyentes”, remarcó, “incluso católicos o de otras congregaciones religiosas. Va a ser una mezquita abierta”, aseguró.

Aunque la construcción se inició hace 10 años, estuvo detenida un largo período debido a la crisis económica.

Una de las principales particularidades de la mezquita es la cúpula en forma de medio huevo que sobresale en su techo y que tiene una altura de 19 metros. Consta además de una sala de oración en la que se halla el mihrab (nicho u hornacina orientado hacia La Meca), un minarete (torreón desde el cual se llama a los fieles a la oración) y de una fuente para realizar las abluciones o purificaciones.

Nadie pregunta mucho.

La construcción de este centro religioso ha llamado la atención de quienes vienen observando el minucioso trabajo que llevan a cabo obreros especializados, y el importante movimiento de maquinaria de alta tecnología y camiones que llegan con materiales desde la ciudad brasileña de Pelotas (Rio Grande do Sul).

Si bien la mezquita llama mucho la atención desde el punto de vista arquitectónico y por sus imponentes dimensiones, “nadie pregunta mucho sobre la obra”, dijo a El País el principal de un restaurante del lado uruguayo.

El salón principal de la mezquita tiene un área de 520 metros cuadrados y el edificio cuenta con decenas de puertas, cada una de 4.5 metros de alto y 250 kilos de peso, y está enclavado en un predio de una manzana entera, con plazas de estacionamiento para vehículos.

Contará con dos pisos: la planta baja para los hombres y la planta alta para las mujeres, como lo establece la ley musulmana.

Chuy (o Chui) es una ciudad de menos de 17.000 habitantes cuyo trazado abarca uno y otro lado de la frontera. Una ancha calle, conocida como “Avenida Internacional” recorre las dos poblaciones.

En la localidad uruguaya (Chuy) viven unas 10.000 personas, según el último censo de 2011, mientras que del lado brasileño (Chui) residen unas 6.200, en su mayoría pertenecientes a la colectividad árabe palestina, dedicadas al comercio en centenares de tiendas libre de impuestos. Desde hace más de sesenta años la economía se basa en el comercio y más del 70% de las tiendas son propiedad de árabes.

Los residentes hablan en árabe, aunque también pronuncian palabras con una suerte de mezcla de español y portugués. La mayoría proviene de Cisjordania y Jerusalén, y hoy constituyen la tercera generación de inmigrantes asentados en la zona.

Mustafá Salim, que tiene un puesto de antojos de sol, destaca “el intercambio cultural” como una de las señas de identidad de la localidad.

Nadie sabe con certeza cómo se fundó la comunidad palestina de Chuy, pero algunos datan la llegada de los primeros inmigrantes en 1955. Llegaron huyendo del conflicto árabe-israelí y formaron una colectividad bastante reservada.

Algunos habitantes de la zona sostienen que emigraron luego de la guerra de 1948, tras la partición de Palestina en dos estados.

Muchos árabes tuvieron que irse por haber estado involucrados activamente en el conflicto o por la situación de precariedad que pasaron a tener los pueblos árabes en esa zona a partir de su derrota. La situación se agravó en 1967 con la Guerra de los Seis Días.

Muchos de los emigrantes árabes que llegaron al continente se instalaron en aquellos lugares donde el intercambio de productos, servicios y dinero era más intenso: zonas portuarias y ciudades fronterizas. La mayoría de los palestinos, sirios y libaneses que se instalaron en el Chui y sólo unos pocos lo hicieron en el lado uruguayo.
Musulmanes en la región.

No hay una cifra exacta sobre la comunidad musulmana en el país, pero se estima que el número no supera el medio millar.

La mayor parte de la población islámica se concentra en las ciudades de Rivera y Chuy. Según la Organización Islámica para América Latina, en Brasil viven un millón y medio de musulmanes y en Argentina 600.000.

Islam: La guerra es inevitable, sólo falta saber cuándo tendrá lugar

El mundo se ve confrontado a la probabilidad de un conflicto planetario que podríamos llamar la Tercera Guerra Mundial, apelativo que bien merecería, tanto por su más que previsible extensión como por la brutalidad de ese hipótetico enfrentamiento de dimensiones colosales.

Esta Tercera Guerra Mundial, de una envergadura igual o superior a las dos precedentes se está gestando y puede explotar en pocos años más. Algunos se atreven a señalar la fecha aproximada hacia el ecuador de este siglo. En todo el mundo, el islam no deja de cobrar fuerza y radicalizarse. Éste será un elemento decisivo de la explosión mundial inevitable.

Esta contienda se desarrollará (se está desarrollando ya) en distintos países en los cuatro continentes, con distintas intensidades según los diferentes escenarios donde se están fogueando los actores de este drama en camino.

Prácticamente todas las tierras emergidas del planeta están implicada en lo que debemos considerar los prolegómenos de la deflagración por venir. Todo Occidente, el mundo árabe-musulmán (desde Marruecos a los confines asiáticos, desde el corazón de África a las islas Filipinas), Rusia, China, la India… se encaminan resueltamente a las trincheras.

En efecto, nadie medianamente lúcido e informado puede negar ya el carácter belicoso que está tomando la agresividad islámica a través el mundo. El islam está implicado en la inmensa mayoria de los frentes de combate actualmente abiertos en el mundo. Igualmente el terrorismo es un fenómeno casi únicamente islámico a día de hoy. Después de siglos de letargo, el islam ha despertado y ese despertar coincide con la decadencia de un Occidente que ha perdido tanto el orgullo de ser como la voluntad de permanecer.

Esta situación de un islam en plena expansión mundial encierra dentro de sí una novedad: Por primera vez el islam se ha hecho un hueco en Occidente no a punta de su victoriosa cimitarra, pagando con sangre su conquista, sino gracias a la negación de los occidentales de ver en esos actuales invasores sus enemigos de siempre. La Historia registra otros episodios de penetración islámica en territorio europeo, pero siempre fue combatida y finalmente rechazada: España, sur de Francia e Italia, los Balcanes, Rusia…

Nunca desde la caída del Imperio Romano, Europa había experimentado una situación tan dramática. Europa afronta la mayor amenaza de su historia sin saberlo o más bien sin querer darse cuenta de ello. Los europeos son invadidos, ocupados y colonizados por los pueblos del sur y por el islam de forma rápida y masiva. Las sociedades europeas se sumergen hoy en un caos étnico incontrolable.

El crecimiento de la oposición conflictiva entre el islam, cada vez más presente y en expansión numérica (realidad radical y atronadora en la historia de Europa, minimizado por una oligarquía a la vez asustada y ciega), y las sociedades europeas de origen es mucho más explosiva y potencialmente intensa que, por ejemplo, las guerras de religión entre católicos y protestantes del siglo XVI o que los conflictos ideológicos que han jalonado la historia reciente desde la Revolución Francesa. A esto viene a añadirse la dimensión étnica, muy agravante, resultado de la masiva inmigración africana y magrebí. Al antagonismo específicamente religioso, sociológico e ideológico, se suma la dimensión etnobiológica que tiene un enorme impacto en las mentalidades colectivas, por mucho que sea negada y reprimida por la censura de la ideología dominante.

Si nos centramos en nuestro continente asistimos actualmente en Europa a la puesta en marcha de todos los elementos de un conflicto interno violento prácticamente inevitable. Los ingredientes de la explosión están todos presentes. La cuestión ya no es de saber si va a ocurrir, sino cuando tendrá lugar.

Tenemos una población millones de jóvenes (y no tan jóvenes) magrebíes y africanos en Europa en crecimiento constante, muy mal escolarizados, en situación de paro, de asistencia, de la cual una buena parte se dedica a la economía subterránea y a una delincuencia polimorfa (drogas, tráfico de objetos robados, etc…), que constituye la mano de obra, los gruesos batallones de un levantamiento general posible.

Esta población joven es adepta de un islamismo reivindicativo e identiario extranjero. En el inconsciente (o el consciente) colectivo de una parte importante y muy activa de esa población, se trata de manera muy elemental de llevar la yihad a Francia, como acompañamiento de una estrategia de revuelta, de revancha y de conquista.

A esto se le suma el crecimiento de un racismo anti autóctonos objetivamente observable en todas partes, con su secuela de agresiones diarias contra los europeos. Esa violencia cotidiana corre en paralelo a las manifestaciones diarias de rechazo de la cultura y de la pertenencia occidental y europea. La multiplicación de mujeres con velo, como señal de provocación, es un medio de desafío étnico y de marcaje territorial, la arrogante voluntad de hacer sentir a los colonizados el peso de su conquista en marcha: una yihad todavía “soft” mientras llega la verdadera.

Cuando Europa conozca los desórdenes previsibles, con la violencia como realidad cotidiana, la numerosa inmigración, la musulmana sobre todo pero también las otras, poco o nada integradas, provenientes muchas veces de países históricamente resentidos contra Occidente y más particularmente contra ciertas naciones europeas, nos mostrarán su verdadera cara, y serán un elemento más de la crítica situación que viviremos, con un ejército de enemigos dentro de nuestra casa. La mayoría de los distintos colectivos de la inmigración se enrolarán de una manera u otra en el bando de nuestros enemigos, porque de hecho ya los son, aunque de manera latente de momento, o simplemente se posicionarán en una actitud de espera, atentos a los beneficios que pudiera significarles nuestra caída.

La inmigración actual es una colonización poblacional, con frecuencia consciente y vivida como una revancha contra la civilización europea. Ésta se pretende además definitiva. La colonización de las maternidades es mucho más importante que la de las fronteras porosas.

3 comentarios en «Imponentes mezquitas»

  • ¿Que raro?. Probablemente haya algun grupo inversor palestino instalado en el Uruguay yo calculo que debieron conseguir los permisos requeridos como las demas religiones lo hicieron para construir igleasias y colgar simbolos religiosos en espacios publicos.

  • Yo se por donde vienen todos los que van a una mesquita le enseñan a tirar bombas y eso no me parece que sea verdad porque inquisidores y asesinos hubieron siempre en todas las razas y religiones

  • Buenas tardes. Vivo en montevideo. Quiero conocer la mezquita. Queda cerca de la terminsl de buses? Colonpuedo llegar? Gracias. سلام

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